Contacto en la playa nudista
Fingíamos no conocernos con mi marido y nos sentábamos separados a ver quién recibía la primera propuesta.
Con mi marido constituimos una pareja liberal y hemos metido más de una vez a un tercero en nuestra cama, pero siempre con gente conocida o amiga de los clubes que solemos frecuentar en nuestro país. Nos gusta concurrir a playas nudistas y esta es una de esas ocasiones.
Decidimos viajar a un lugar muy lindo del Caribe para pasar nuestras vacaciones. Llegamos al hotel y apenas dejamos nuestro equipaje en la habitación bajamos a la piscina, donde tomamos nuestros primeros baños de sol, si bien por poco tiempo, ya que faltaba poco para que anocheciera.
Esa noche, después de cenar fuimos a la habitación y dormimos como dos hermanitos porque estábamos un poco cansados del viaje, ya que habíamos tenido que transbordar de avión y veníamos algo demorados.
Al día siguiente, a media mañana ya estábamos en la playa nudista ubicada delante del hotel. Estando tumbados en la arena se nos ocurrió la idea de darle un toque erótico y sensual a nuestra estadía.
Teníamos que estar un poco separados para que alguno de los hombres del club me invitara a tener sexo con él. Sería la primera vez que lo haría con un desconocido. Elegiría al que fuera más de mi agrado e iríamos primero a comer y luego a la habitación, donde estaría escondido mi marido observando y filmando la situación, sin que el ocasional amante se diera cuenta.
Fue entonces que mi esposo tomó su toalla y se retiró hacia la piscina dejándome sola en la playa, pero vigilándome discretamente desde lejos para ver el momento en que me conquistaban.
No pasó mucho tiempo sin que se acercara un muchacho de unos 30 años, de buen físico y con un miembro de considerables dimensiones, que tenía una prematura erección.
Después de intercambiar unas palabras de rutina se sentó junto a mí y comenzamos a charlar de todo un poco. Nos dimos unos baños de mar y nos proporcionamos alguna que otra caricia y luego nos fuimos a almorzar al restaurante del hotel.
Después de comer tomamos una copa en el hall y lo invité a mi habitación, donde sabía que estaba esperándonos escondidos mi marido. Le aclaré que la relación sería circunstancial y que no volvería a repetirse. Que lo aceptara o lo dejara, optando por lo primero.
Estaba bastante excitado con la idea de poseerme y lo noté de inmediato al sentir su gran erección contra mi culo cuando estaba abriendo la puerta.
Apenamos entramos me hizo girar y besándome en la boca me hizo sentir ahora su pija contra mi pubis.
Lo dejé actuar y me fue llevando despaciosamente hacia la cama.
Mientras me besaba me recorría con sus manos por todo el cuerpo, deteniéndose en mis tetas y mi concha. Era habilidoso y sabía cómo acariciar a una mujer. Me empecé a excitar.
Me abrí de piernas porque ya estaba algo humecida y tomé su verga situándola a la entrada de mi vagina.
El, que no podía aguantarse más, me penetró lenta pero profundamente, haciéndome pegar mi primer grito de placer.
Me gustaba sentirlo dentro y me calentaba el pensar que mi marido estaba viéndolo y filmando todo.
El muchacho me subió las piernas por encima de los hombros para poder penetrarme mejor y estando en esa posición, además de sentirla toda, podía adivinar la calentura de mi esposo al verme así y esperaba, en forma morbosa, que estuviera haciendo buenos primeros planos, ya que nos calienta mucho vernos filmados cuando cogemos y más si se trataba de otro hombre el que lo hacía.
Como notaba que estaba al borde del orgasmo lo incité a acelerar sus embestidas y así lo hizo, corriéndose rápidamente y derramando su semen caliente dentro de mi en tal cantidad que empezó a salir fuera de mi vagina. Lo sentía correr fuera de mí hasta humedecerme el agujero del culo y no aguantaba más.
Estallé en un orgasmo fenomenal y no pude más que exhalar un nuevo grito de placer.
Luego descansamos los dos tumbados en la cama.
Cuando sentí nuevamente necesidades de ser cogida me incorporé y como su pija todavía no estaba repuesta del todo empecé a acariciársela con ambas manos para que fuera endureciéndose.
Como no lo lograba del todo me la metí en la boca sintiendo el sabor salado de su semen mezclado con los jugos de mi vagina. Después de mamársela un rato se la puse bien dura y me senté encima de él metiéndomela suavemente.
El muchacho comenzó a chuparme los pezones y yo a moverme para que su pija entrara y saliera de mi concha, sabiendo que esa postura de espaldas permitiría una mejor visión a mi marido.
Me volví a correr entre gritos de placer, tanto por el gusto que sentía como para que los disfrutara (o sufriera) mi marido, pues como no podía verme la cara de satisfacción por lo menos escuchara mis exclamaciones.
Luego, me tumbó sobre la cama y se puso encima de mí penetrándome violentamente buscando su propio placer, derramando nuevamente su leche en mi vapuleada conchita.
Después de descansar un poco le dije que me dejar sola, que quería descansar, reiterándole que lo nuestro había sido una relación del momento y que no insistiera para hacerlo otra vez.
Cuando se cerró la puerta de la habitación, mi esposo salió de su escondite con su pija erecta y me penetró rápidamente aprovechando la lubricación que todavía tenía mi sexo.
El sentir su verga, que tanto me gusta, dentro de mi, hizo que volviera a excitarme y aunque él acabó antes que yo, quizá por la calentura de haberme visto con otro, este orgasmo me hizo estremecer más que nunca y dar también gritos de placer.
Al día siguiente pasamos la mañana en la piscina del hotel y después de comer me fui sola a la playa para seguir con el juego. Mi marido me había propuesto que me contactara con dos o más hombres a la vez y fue como una apuesta para mí. Quería tener una película especial y no lo iba a defraudar.
Lamentablemente, en la playa no tuve la ocasión de hacerlo porque todos venían en forma individual y yo sistemáticamente los rechazaba.
Pero a la noche todo cambió. Mientras estábamos bailando en una discoteca cercana al hotel dos jóvenes se acercaron a mi mientras mi marido había ido en busca de un trago.
Empezaron a bailar alrededor de mí mientras decían una que otra pavada. Me querían conquistar, de eso no cabían dudas.
Cuando mi marido regresaba los vio y se mantuvo a distancia y yo dejé que ellos actuaran. Como no terminaban de decidirse fui yo la que los encaré y les dije que tenía una fantasía de hacerlo con dos a la vez y esta era la ocasión propicia. Los chicos no lo podían creer y me miraban sorprendidos.
Mi marido al ver la situación se retiró hacia nuestro cuarto a preparar todo.
Yo me demoré un par de minutos y después encaré rumbo a la habitación. Como era norma les dije que sería una sesión ocasional porque era casada y mi marido volvería al día siguiente y no quería tener ningún disgusto. Lo aceptaron sin problemas.
Mientras íbamos hacia el hotel los dos me abrazaban y acariciaban y cuando arribamos empezaron a desvestirme.
Cuando me quedé desnuda y mientras uno de ellos me acariciaba y besaba el culo empecé a desvestirlo al otro.
Después me dí vuelta y lo hice con el otro mientras el anterior era quien ahora me acariciaba por detrás.
Al estar los tres desnudos nos tumbamos en la cama y me subí encima de uno, metiéndome su pija, que ya está erecta y a punto de estallar, hasta el fondo de mi vagina.
El otro para no quedarse atrás me la acercó a la boca tímidamente y sin dudarlo se la empecé a chupar.
El que estaba bajo mío sabía como moverse y me produce un orgasmo al mismo tiempo que se corre dentro de mi.
El otro, se desesperó al dejarlo un momento de mamársela y haciéndome girar me sacó de mi cómoda posición y me penetró raudamente, acabando en un par de movimientos.
Quedamos los tres dormitando un rato y cuando abrí los ojos los tenía a los dos a mi lado masturbándose. Los incité a continuar y casi de inmediato y simultáneamente acabaron derramando su leche por toda mi cara. Cuando me recompuse me introduje sus vergas, de a una por vez en la boca y se las dejé bien limpitas. Los dos no lo podían creer y supongo que el cameram estaría excitadísimo.
Después se vistieron y se fueron y cuando mi marido apareció en escena, tal como lo suponía, se repitió la situación del día anterior. Tuvimos sexo como nunca y terminamos extenuados.
Supongo que mañana continuará el jueguito. En otro relato se los cuento ya que todavía tenemos película para rato y queremos tener una filmación de primera.
Piru