Contactando con una casada a través de esta web (2

Tras el sexo on-line quedo por fin con Laura y.... dedicado a Beni y a su chica

Hola, disculpad una vez más el retraso en escribir… retomo ahora mi experiencia de cybersexo con la casada que me contactó a través de esta web,  cuya primera parte conté aquí hace una semana - imprescindible leer la primera parte aquellos que no lo hayan hecho- y que tuvo su colofón este pasado viernes…

Leer la primera parte en https://www.todorelatos.com/relato/145833/

… No había pasado aún una hora cuando, calculando que el relajante ya habría hecho su efecto en el cornudo, contacté de nuevo con Julia

-          Hola de nuevo, perrita, ¿qué tal vas por ahí? ¿cómo ha ido la cena?

-          Buenas noches de nuevo amo. Estaba en el salón viendo la tele y esperándole a usted… mi marido  se ha ido a la cama hace unos quince minutos, y creo que ya duerme: ¿quiere que vaya a comprobarlo?

-          No putita, quiero que te desnudes toda, te despatarres sobre el sofá y mientras te tocas suavemente el coño sin meterte los dedos me detalles cómo fue la cena

-          ¿Y si no está dormido aún y por cualquier motivo se levanta? ¿no sería mejor comprobarlo primero?

-          No putita, quiero que tengas la duda de que pueda sorprenderte, por pequeña que sea, puesto que así el riesgo aumentará el morbo… ahora deja de cuestionarme, obedéceme y comienza a contarme qué tal te fue…

-          Ha sido la experiencia más morbosa de mi vida, amo. Lo cierto es que meterme las salchichas por el coño fue más fácil de lo que pensaba, porque desde que he contactado con usted ando mojada a todas horas… las dejé bien untadas de  jugos vaginales y directamente las pasé por la sartén y se las freí con unas patatas. Luego puse todo en una bandeja y volviendo a mostrarle mis tetas colgando con los pezones empitonados le puse la bandeja en el sofá y me senté enfrente a él cruzando mis piernas y dejando que mi camisón se subiera casi hasta mis caderas, mientras me frotaba discretamente y me excitaba más y más mientras lo veía cenar, esperando a que acabase de una vez, el Valium le hiciese efecto y pudiese mandarlo para cama y contactar con usted, amo

-          ¿Y no intentó nada el cornudo al verte así de cachonda, puta? inquirí

-          Apenas un amago al acabar la cena  y volver a meterle las tetas en la cara al recoger los cubiertos,  echándome la mano al culo y diciéndome lo guapa que estaba esta noche… pero le dije que me dolía la cabeza, que él tenía que madrugar mañana y que no podía ser. No debió verse tampoco con fuerzas como para empalmar su ridícula pollita porque no se hizo de rogar y se fue directo a la cama, como un corderito, ja ja ja

-          Muy  bien hecho puta, le contesté. Ahora quiero que coloques tu teléfono frente a ti, sobre la mesita del centro del salón, y te grabes con él mientras te masturbas para mí… cuando te hayas corrido mándame el vídeo y yo te diré donde vernos  el próximo viernes para conocernos en persona. Si no recibo el video entenderé que no quieres jugar, aceptaré tu negativa y no volverás a saber de mí. Tú misma

Pasados cinco minutos recibí el video en cuestión. Ver a Laura  de cuerpo entero, la cara grana de puro gozo, las ubres colgando, el coño rosado y brillante machacado una y otra vez sin piedad por sus dedos mientras gemía “joder amo, como me pone; soy su putita,  quiero que me folle,  me corro, me corro….”   y otras lindezas similares me la puso como un cañón pensando en el viernes. Pero para mantenerla nerviosa y dispuesta me limité a contestarle

-          Bien hecho putita. El viernes te espero a las cinco de la tarde en la chocolatería “X”. Ven exactamente vestida así: vestido sin mangas y con buen escote, con falda por encima de las rodillas. Ropa interior compuesta por tanga y sujetador de encaje negros, pintada discretamente – eres una puta, pero no queremos que nadie más lo sepa, ¿verdad cerdita?- y ya veré qué hacer contigo… hasta el viernes

Y sin esperar a su contestación corté la comunicación, apagué el teléfono y me fui a la cama. A la mañana siguiente nada más despertar comprobé que había leído mi whatsApp pero que no lo había contestado, lo cual era un buen augurio – de haberse querido negar ese hubiese sido el momento, si bien aún era posible que finalmente le faltase valor para llegar hasta el final -. Trabajé  durante la semana  sin perder de vista mis planes para el viernes, y llegado el día viajé a Madrid temprano por trabajo, me inventé reuniones vespertinas y una cena de trabajocon mi mujer para justificar mi ausencia hasta el sábado, y tras comer en el hotel me eché una pequeña siesta para estar en forma por la tarde. Me desperté con el tiempo justo para ducharme, afeitarme, mudarme de ropa e ir en busca de Julia. Lo cierto es que las cinco de la tarde es una hora un tanto anómala para tener una aventura,pero Julia es el tipo de casada que carece de vida social fuera del matrimonio y a la que de repente le resultaría difícil explicar una salida nocturna. Llegué a la chocolatería deliberadamente tarde – apenas unos minutos, pero los suficientes para aumentar su ansiedad- y nada más entrar la vi al fondo del local, en un rincón más o menos apartado del mismo, mirando hacia la puerta con evidente nerviosismo; nerviosismo que se acrecentó nada más verme acercarme a su mesa sonriente, inclinarme sobre ella para besarla en la mejilla y susurrarle al oído

-          Buenas tardes putita, has venido. No esperaba menos de ti. Tranquila, relájate y disfruta, que vamos a pasarlo muuuuyyyyy bien los dos

Laura, sofocada, la respiración agitada, debatiéndose aún entre la excitación y la vergüenza, no respondió, pero se estremeció perceptiblemente al sentir la punta de mi lengua rozar el lóbulo de su oreja y mi mano sopesar rápidamente sus tetas buscando sus pezones aprovechando que mi cuerpo hacía de pantalla situado como estaba inclinado y delante de ella… me senté al otro lado de la mesa y tras echarle un vistazo detallado – la verdad es que la muy puta tiene un cuerpo  muy apetecible, que más de una jovencita quisiera para sí, resaltado aún más si cabe por su vestido, sin mangas, de falda estampada a medio muslo por debajo y corpiño malva por arriba- le dije

-          Has venido vestida cómo te ordené, al menos lo que puedo ver, ¿pero y tú ropa interior?

-          Negra y de encaje como me ordenó amo. De hecho la estreno para usted, espero que le guste, me respondió ella cabizbaja, mirándose las manos entrelazadas nerviosamente sobre la mesa

-          - Seguro que sí, guarra, seguro que sí… pero para salir de dudas mejor verla cuanto antes , así es que vete al lavabo de minusválidos y espérame en él  con el vestido sobre las caderas, el culo en pompa, la cabeza baja y   las tetas colgando fuera del sostén

-          Pero… intentó replicarme Laura

-          ¿Acaso estás sorda? Me dijiste cuando chateábamos que querías jugar,  experimentar el morbo de lo prohibido y el sentimiento de sumisión… ¿acaso estabas mintiéndome guarra?

-          No amo, es sólo que aquí, en un lugar público, me da reparo…

-          Tú decides, no voy a forzarte a hacer lo que no quieras, pero si no estás dispuesta a obedecer perdemos el tiempo, y a mí ni me sobra tiempo ni me faltan putitas, le dije, iniciando el gesto de levantarme para irme

Apenas me levanté, ella se inclinó hacia mí – tuve así una fugaz vista de su impresionante canalillo- agarrándome del antebrazo y susurrándome

-          No se vaya amo, haré lo que me mande

-          Pues ya estás tardando puta, le dije, acomodándome de nuevo en la silla. Al baño ya, que en un par de minutos te seguiré yo: cuando oigas que llaman  a la puerta con un toque fuerte y dos suaves descorre el cerrojo y colócate como te he indicado … si por cualquier motivo no abrieses o no te encontrase como te he ordenado me marcharé y no volverás a saber de mí jamás, guarra

Tras apenas un instante de duda, Laura se levantó sin contestar hacia el lavabo. Mientras esperaba para seguirla aproveché para acomodarme la polla morcillona, contestar un par de whatsApps y pedir la cuenta al camarero. Apenas la aboné me dirigí hacia la parte trasera del local y llamé a la puerta de la manera acordada. Tras un instante que me hizo temer lo peor oí descorrerse el pestillo, y tras girar la cabeza para comprobar que nadie me veía me introduje rápidamente en el tocador: nada más entrar la vi, de espaldas a la puerta, apoyados las manos en la pileta, cabizbaja – el pelo, que le colgaba suelto, me impedían verle apenas el rostro, reflejado sobre el espejo… su culo se veía realzado por los zapatos de medio tacón y la postura de monta en la que se exponía – al ser la pileta del baño de minusválidos más baja de las habituales, su cabeza estaba a la par que sus caderas, y esa, junto al menos uso de ese tipo de aseos, había sido la principal razón de mi elección-, y la blancura de las nalgas contrastaba con el tanga negro que se introducía entre ellas, como queriendo desaparecer. Las tetas le colgaban grandes y rotundas, con los pezones claramente endurecidos… verla no más así, entregada, me la puso en el acto dura como el acero. Pese a la premura de tiempo me recreé un momento en contemplarla, y le dije

-          Así me gusta, Laurita, que seas obediente… las zorras obedientes siempre tienen premio…

Y apartando el tanga hacia un lado comencé a hurgar en su coño con la mano izquierda mientras con la derecha me desabotonaba el pantalón y me abría la bragueta para liberar mi polla. Nada más comenzar a tocarla noté su alto grado de excitación: su coño estaba completamente empapado, y no más sintió mi mano sobre sus labios abrió instintivamente las piernas mientras un gemido escapaba involuntariamente de sus labios. Girando su rostro hacía atrás – la excitación lo hacía más bello aún, viéndola  morderse los labios y entrecerrar de gusto los ojos al contacto de mis dedos con su clítoris- me susurró con voz ronca

-          Por favor amo empáleme, que estoy más salida que una mona y no tenemos tiempo que perder

Pero yo contesté a sus requerimientos con una sonora nalgada – que dejó la marca de mi mano rojiza sobre su piel trémula- y agarrándola del pelo con la zurda tiré de ella hacia atrás, mientras con la derecha comencé a pasar mi glande sobre su excitado coño lentamente, arriba y abajo, y le contesté

-          Putita, yo decido cuándo y cómo te la poseo, por qué agujero, incluso si quiero o no hacerlo; y de querer me importa un bledo que haya nadie fuera esperando para usar el baño, que te llame tu marido al móvil o incluso que alguien nos estuviera espiando y viendo cómo te la meto, ¿entendido?

Julia, tan cachonda como estaba claudicó rápidamente

-          Sííííí… usted manda, pero por favor, fóllese ya a su perra, amo

Yo, que para entonces tenía un calentón del quince, con el glande completamente lubricados de líquidos vaginales, no me hize de rogar más y de un seco golpe de caderas se la metí hasta el fondo… Laura consiguió reprimir un grito, pero jadeó de gusto con voz queda

-Diosssss, qué gusto….. joderrrr…..

Apurados por el tiempo como estábamos, y sabiendo que habiéndose rendido a mí la primera vez no faltarían ocasiones futuras para coitos más elaborados ,  no me anduve con rodeos: le solté el pelo, e inclinándome sobre su espalda le agarré ambas tetas amasándoselas  y pellizcándole los pezones mientras mis caderas aumentaban el ritmo y le susurraba a su nuca

-          ¿te gusta puta, cómo te monto? Mírate en el espejo, una madre de familia seria y formal dejándose follar como una vulgar perra en celo… mírate y dime qué eres

Laura, fuera de sí, comenzó a orgasmar nada más levantar la vista y verse reflejada, sometida y follada como tantas veces había fantaseado pero nunca hasta entonces se había atrevido a dejarse… con los ojos en blanco, el bajo vientre y el culo retumbando como si tuviesen vida propia, abierta la boca como si buscase aire desesperadamente y agarrándose al lavabo para evitar perder pie – para evitarlo dejé de sobarle las tetas y pasé a agarrarla por las caderas- jadeó

-          Diosssss, soy una puta, sííí… que gusto……. Agggggghhhhhhhh

Tapándole la boca con una mano para evitar que sus gritos advirtiesen a toda la gente del local, aproveché para retirar mi polla del coño – la saqué pringosa por completo- y dejarla caer desmadejada sobre el suelo, apoyada sobre la pared, abiertas las piernas, sudorosa y semidesnuda. A continuación me arrodillé frente a ella y comencé a meneármela furiosamente mientras le ordenaba

-          Ahora abre la boca, saca la lengua y mírame a la cara, zorra

No bien lo hizo – medio grogui por el reciente orgasmo, lo cual acentuaba el morbo para mí- me corrí furiosamente sobre su cara y sus tetas, ahogando en gruñidos mi clímax… tras varios lecharazos de lo más copiosos, chorros de semen corrían por su pelo, la comisura de sus labios, su canalillo… apenas acabé eché mano a sus caderas, le quité el tanga, y tras limpiarme la polla con él se lo arrojé encima mientras me incorporaba, adecentaba mi ropa y me dirigía a la puerta. Al llegar a ella me volví a mirarla – todavía semiinconsciente por su potente orgasmo, me seguía con la vista sin articular palabra- y ya con la mano en el pomo de la puerta me despedí

-          Ha sido un placer, Laura. Si quieres más, ya sabes dónde contactarme….

Continuará?

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