Consuelo y Federico

Nuevo encuentro, aunque por separado, con esta genial pareja,

Nos llamaron previamente para salir una tarde noche y aceptamos su propuesta. En principio íbamos a ir de fiesta, a tomar unas copas y a bailar, sin embargo el día acordado, Consuelo no se encontraba demasiado bien.

Mi esposa estaba ilusionada por la salida, pasó varios días antes comentando de esto o aquello, de tal o cual lugar para las copas, de aquel o quizás el otro para luego ir a bailar.

A la vista de la situación, siendo los cuatro conscientes de que al finalizar la velada y una vez de vuelta en casa, procederíamos a un intercambio de parejas, al final optamos por tomar dos rumbos diferentes. Federico y mi esposa saldrían, un poco mas tarde de la hora prevista, mientras que Consuelo y yo permaneceríamos en casa, debido al cansancio físico de ella.

Tomamos una copa en la sala mientras Maijo terminaba de prepararse para salir, charlando amistosamente los tres. Cuando, por fin, mi esposa regresó, vestía un traje de fiesta rojo, llamativo, abierto a la espalda, ajustado en su cintura, apenas a medio muslo, con zapatos de tacón rojos igual.

Noté la mirada de deseo que le enviara Federico, sintiendo como mi polla crecía bajo la tela del pantalón. Algunos minutos después, ni esposa se despidió besándome para salir con Federico.

Retomé mi asiento junto a Consuelo tras servir una nueva copa a ambos. Se había descalzado y subido ambos pies al sillón donde estaba sentada.

-“¿Te encuentras algo mejor?”.- le pregunté.

-“Oh, si... en realidad no es tanto el cansancio... es mas bien otra cosa”.

-“Cuéntame, a ver”.

-“Estoy algo cansada, si, pero.... puede mas el deseo que el propio cansancio”.

-“¿Qué es lo que tanto deseas?”.

-Pues... tomarme esta copa... mientras me metes mano.... luego... desnudarme y que me lleves a la cama directamente.... no precisamente a..... descansar”.

-“Sospecho que todo esto.... lo tenías planeado de alguna manera entonces”.

-“Si... se lo comenté a Fede... que procuraría quedarme a solas contigo.... porque deseo pasar toda la noche... en tu cama”.

Subió sus piernas sobre mis muslos mientras sorbía de su vaso, comencé a acariciarla sobre el pantalón que llevaba puesto. Sus ojos entornados mientras recibía mis caricias en sus muslos.

-“¿Acordaron también donde pasarán la noche tu marido y mi esposa?”.-pregunté.

-“Si, tiene un apartamento a su disposición cerca de la sala de fiestas a donde piensa llevarla... allí acabarán ambos”.

-“Entonces disponemos de toda la noche para nosotros a solas aquí en casa”.

-“Esa es la idea... toda la noche a solas... en la cama... como recién casados”.

-“La verdad es que llevo varios días sin follar y..... ando bien cargadito”.

-“Delicioso entonces.... me la darás toda esta noche.... que me apetece muchísimo”.-respondió Consuelo.

Mi polla, a punto de explotar, palpitaba bajo el pantalón, ardía en deseos de tenerla en mi cama, de poseerla, de escuchar sus gemidos y sentirla disfrutar, pero, me contuve sin forzar la situación.

Bebió por completo el licor que quedaba en su vaso y se levantó para servirse otra copa. El licor suave entraba fácil y tampoco era en exceso elevada su graduación de alcohol. Después de dejar la botella en su lugar, sin tomar el vaso, mirándome desde donde estaba, se despojó de los pantalones que llevaba puesto.

Cubierta con la blusa y con la pequeña braguita que cubría su entrepierna, se aproximó y tomó asiento de nuevo en el sofá. Sus piernas volvieron a subir sobre mis muslos. Mis manos volvieron a recorrer la cálida piel que me ofrecía.

-“¿Te gustan mis piernas?.

-“Me encantan”.

-“Pronto me tendrás con ellas totalmente abiertas en tu cama”.

-“La verdad, es que lo estoy deseando impaciente”.

Noté como apretaba con una de sus piernas sobre mi abultado miembro aun bajo la tela de mi pantalón.

-“Quedé con mi marido, para que me llamase cuando llegaran a la sala de fiestas a donde van.... ¿Te gustaría estar sobre mí cuando lo haga?”.

-“Sería algo genial, que así fuera”.

Mis manos acariciaban sobre la tela de su braguita mientras charlábamos. La humedad era mas que evidente y palpable.

-“Llevemos el licor y los vasos a la habitación y.... méteme en tu cama ya”.

Tras levantarnos del sofá, caminamos el pasillo hasta la alcoba principal, tal como pidiera, con la botella de licor y los vasos.

La vi desnudarse por completo, mostrando un cuerpo mas que apetecible, incluso después de su último alumbramiento apenas un año antes. Sus pechos habían crecido algo, pero mantenían su turgencia, coronados por aquellos mas que apetitosos pezones oscuros, su vientre aunque presentaba una pequeña tripilla, era atractivo y desde luego sus piernas mantenían el contorno que recordaba de las anteriores ocasiones. Entre sus piernas, apenas un pequeño monte de pelo justo sobre el inicio del agradable y acogedor corte de su propiedad.

Me desnudé igualmente y totalmente erecto me tumbé a su lado en la cama.

-“Hummmm.... se nota que estas bien cargadito.... me gusta”.-dijo Consuelo.

-“Tú si que estás sabrosa.... de hecho.... fíjate como me tienes”.

Brindamos por una mas que agradable velada y tras un sorbo, nuestras bocas se unieron en un ardiente beso. Las lenguas jugaron reconociéndose mutuamente.

Sobaba sus tetas mientras nos besábamos sintiendo como una de sus manos se apoderaba de mi erección, masajeándola dulcemente. Apretaba mi polla entre sus dedos haciendo que sintiera un enorme placer con ello.

-“Dame unos minutos para llamar a mi cuñada, que se está ocupando del pequeño”.- me dijo.

Inmediatamente tomo su teléfono móvil y realizó una llamada. La escuché conversar con alguien en referencia a su hijo menor, con apenas un año. Tras conocer la situación, colgó y sin mas preámbulos, se deslizó sobre la cama, bajando hasta que sus labios se apoderaron de mi tieso nabo, comenzando a lamer, besar y mordisquear.

Me comenzó a chupar la polla golosamente, usaba sus labios, su lengua y sus dientes mientras la dejaba entrar y salir de su boca, en ocasiones lentamente, en otras con mayor rapidez. Una mano acariciando mis huevos, la otra manteniendo erguida la polla para poder chupar bien.

La hice girar y subir sobre mi cara. Abierta de piernas me ofreció aquel húmedo coño suyo, que lamí con fervor, chupando sus labios, buscando con mi lengua sus mas escondidos lugares hasta abrirme paso en el interior.

La sorbí con deleite sintiendo su agradable boca chupar mi polla. Insistí con mi lengua mientras mis manos mantenían separadas sus nalgas para comerle mejor el chocho.

A veces se detenía para tomar aire y gemir entrecortadamente sintiendo mi lengua que entraba y salía de su sabroso conejo. Me apretaba en ocasiones con sus muslos, sobre todo cuando con mi barbilla presionaba sobre su abultado clítoris. Después de varios minutos de estimulación oral mutua, se retiró y volvió a tumbarse en la cama.

Sus piernas abiertas, totalmente ofrecida.

-“Ven... móntame.... mete toda esa hermosa polla en mi coño.... fóllame ya”.- me pidió.

No tuvo que repetir su solicitud, de inmediato me colé entre sus muslos, pasé en reiteradas ocasiones mi rabo por encima de su delicioso chocho antes de buscar su entrada. Lo guié y, con la cabezona, abrí la entrada a su gruta, lentamente la deslicé en su humedad, hundiéndome poco a poco en su sexo. Una vez totalmente dentro de ella me recosté sobre su cuerpo, para enroscar nuestras lenguas, mientras comenzaba a ir y venir por el interior de su placentero túnel.

Follábamos a buen ritmo, aunque sin prisa, disfrutando del íntimo contacto, entremezclando nuestra respiración, gozando de nuestros cuerpos. Me aruñaba la espalda al tiempo que gemía de placer, con sus piernas enroscadas a las mías, recibiendo mis empujes. La notaba terriblemente excitada y entregada por completo. Con un gemido profundo, mientras trataba de decirme que continuara dándole, llegó a su primer clímax. Aflojé un poco el ritmo, para permitir que tomara aire y descansara tras ese primer orgasmo y, para controlar mis impulsos de depositar mi semen dentro del acogedor conejo en que estaba. Sin salirme de ella, pero sin moverme demasiado también, esperé su calma.

-“Uffff... cabrón... que buena polla tienes.... joder.... me corrí.... me corrí toda... como una perra”.- me dijo.

-“Estás tremendamente excitada... y a mi me pones a mil”.- respondí.

-“Si... pero... joder.... es que la manejas.... deliciosamente”.

-“A una hembra como tú.... hay que darle placer.... que disfrute”.

-“Sigue... dame gusto.... fóllame fuerte... que quiero correrme.... otra vez... dame polla como tú sabes”.

Retomé paulatinamente el ritmo, hundiendo y extrayendo mi estaca de su cuerpo, de manera que regresara a su anterior estado de entrega en la misma manera. Acompasadas las respiraciones de nuevo y los movimientos pélvicos para sentirnos mejor aun que antes. Consuelo ascendía poco a poco en su gozo al tiempo que aceleraba en la misma media mi posesión.

Mientras retozábamos sonó su móvil, aunque no le escuchamos a tiempo entre los gemidos, jadeos y rebufos que teníamos en aquel preciso momento. Nuestros bajo vientres chocaban con fuerza en el momento que entraba totalmente en el coño de mi amante. Le daba polla con la celeridad suficiente como para que ella subiera cada vez mas en busca de su segundo orgasmo, pero con la cautela de aguantar sin correrme para así poder seguir disfrutando de la hembra que tenía debajo, en mi cama.

Se corrió gritando entre gemidos de placer. Detuve el ritmo acelerado que llevaba y me salí de ella. Ambos perlados de sudor tras el delicioso polvo que había protagonizado.

Fue después de unos minutos de descanso, cuando ella comprobó en el móvil que su marido la había llamado, sin embargo, no le devolvió la llamada.

Serví algo de licor en los vasos y los saboreamos con tranquilidad charlando de lo rico que había sido el polvazo, ella acariciaba mi trozo, ahora medio fláccido por el esfuerzo continuo, aunque sin haber descargado nada de lo que estaba mas que dispuesto a darle.

-“Fue mi marido quien llamó antes.... supongo que se daría cuenta de que estábamos ocupados.... al no responderle.... llamará de nuevo”.- me dijo.

-“No te pregunte antes por el pequeño”.- comenté.

-“Está tranquilo, duerme ya, la verdad es que es genial, descansa toda la noche sin molestar en absoluto... mi cuñada le atiende”.

-“Es tranquilo entonces”.- comenté

-“Si... la verdad es que deberíais probar a tener algo así”.

-“Cuando Maijo lo decida, lo buscaremos”.

-“De todas formas, también hay mas opciones”.-me dijo Consuelo.

-“Supongo que preferirá la manera natural”.-indiqué.

-“Opciones naturales”.-fue su respuesta.

El masajeo de su mano en mi polla había cumplido de nuevo su cometido y mostraba una buena erección en ese preciso momento.

-“Esta ricura.... mmmmm..... me tiene alocada”.-comentó.

-“Sabes perfectamente que esta noche.... es toda tuya”.-

-“Voy a lavarme el chocho, que lo tengo todo pringoso”.- me informó

Se levantó de la cama y se dirigió al baño interior de la habitación, la seguí con la mirada deleitándome con aquel cuerpo desnudo que me mostraba. Sus nalgas apretadas, sus muslos y piernas apetecibles, la espalda, mas que llamativa, su pelo que caía sobre ella cubriendo apenas su nuca y parte de sus hombros. Se contoneó a sabiendas de que la miraba. Mi polla tiesa se agitaba sin tocarla tras las señales que le enviaba mi cerebro al recibir el mensaje que entraba por mis ojos.

La escuché con el agua en el baño y algunos minutos después regresó secando sus manos y su entrepierna con una de las toallitas pequeñas. Sus tetas estaban deliciosas y sus erectos pezones mostraban que seguía excitada y dispuesta a continuar disfrutando en la cama.

Nuevamente tumbada a mi lado, sus pies comenzaron a jugar con los míos. De nuevo las caricias con las manos sobre nuestros cuerpos, mirándonos con silenciosa complicidad. Se lanzó de nuevo hacia mi boca y, una vez mas nuestras lenguas se encontraron, jugando la una con la otra.

Sin palabra alguna, bajé por su cuello y me apoderé de aquellos dos globos deliciosos para lamerlos con delicadeza. Mis labios besaron sus pezones endurecidos como piedrecillas, alternando entre uno y otro continuamente, mientras ella se agitaba ante mis caricias.

Mis manos sobre sus caderas mientras le comía los pezones, luego la hice girar para que su cintura se apoyara sobre una de las almohadas mullidas. En esa posición acaricié sus nalgas, separándolas con mis manos e introduciendo mi lengua por el canal entre ambas, recorriéndolo en toda su extensión. Titilé con mi lengua sobre aquel punto mas oscuro, lo besé y humedecí, para luego horadarlo haciendo presión con la lengua. Saboreé su culito mientras gemía de placer al sentirme allí. Me entretuve un rato en aquél agujerito estrecho y luego continué mi recorrido hasta el túnel principal, donde metí nuevamente mi lengua, para arrancar algunos gritos a su propietaria. Se retorcía de placer mientras la exploraba con mi lengua, mi barbilla presionando su clítoris, mi nariz de cuando en cuando pulsando sobre su ano.

Con voz entrecortada me invitó a que la poseyera una vez mas. Tal como estaba subí sobre su cuerpo, manteniendo presión sobre sus nalgas, arrastrándome por ellas mientras avanzaba con mis manos por el colchón haciendo flexión. Sus piernas hacia los laterales de la cama invitaban al tiempo que ofrecía su mojado hueco principal.

Llegué a su nuca y la besé mientras mi polla comenzó a abrirse paso nuevamente en su dilatado coño, que me acogió de nuevo. Empujé lentamente y se la metí entera.

-“Ahhhhh.... cabrón... que gusto.... que gusto me das”.-dijo Consuelo.

-“Tienes un coño delicioso, cariño”.-respondí.

-“Uffff... como me gusta.... esa polla tuya”.

-“Te estaría follando toda la noche... entera”.-le dije.

-“Eso, espero.... al menos.... una buena parte.... de la noche”.-contestó ella.

El ritmo era intenso, pero a la vez, estable, sin apuro, entraba y salía dos o tres veces por completo para una vez al ir saliendo, volver de repente dentro de ella, lo que le proporcionaba una satisfacción extra cada vez que sucedía, en ocasiones presionaba hacia la derecha y en la siguiente lo hacía al lado contrario. Gemía de continuo y doblaba sus piernas hacia atrás, de manera que me golpeaba las nalgas con sus talones, como queriendo indicarme que entrase aún mas en su riquísimo coño.

Con mis manos bajo sus axilas, sujetándola y a la vez apoyándome para poder deslizarme mejor, hacía que mi pene se deslizara continuamente dentro de su agradable cuerpo. A veces brincaba un poco sobre ella, metiendo profundamente mi miembro, haciendo que mi cuerpo chocara con sus nalgas en un sonoro concierto de sexuales golpeteos.

Mordisqueaba su oreja mientras ella jadeaba bajo mi peso, llena de mi polla. A ratos pedía mas fuerza en mi empuje y durante algunos segundos la cabalgaba con intensidad.

El móvil volvió a sonar y contestó.

-“Sí..... hola..... cielo..... perfectamente..... mi vida..... aaaaaah..... si mi amor..... en la cama..... si...... si..... mmmmm..... claro vida..... espera que te lo paso”.

Me entregó el teléfono y contesté.

-“Dime”.

-“¿Estas follando a mi señora bien?”.-sonó la pregunta de Federico al otro lado.

-“¿No la escuchas?... aparenta que si”.-contesté.

-“Estaba como una perra salida esta tarde mientras se preparaba para ir a tu casa”.

-“Se le nota... una deliciosa perrita”.

-“La tuya antes, mientras bailábamos, me decía que ya tiene ganas de que se la meta”.

-“Espero que la hagas disfrutar bien rico esta noche”.-le dije.

-“¿Quieres hablar con ella?”.

Sin esperar a que le contestara le pasó el teléfono a mi mujer.

-“Hola, cari”.-me saludó.

-“Hola, amor”.

-“¿Estás en la cama ya?”.-preguntó.

-“Si, mi vida”.

-“Mmmmm... que rico... nosotros ya salimos en nada para el apartamentito de Fede”.

-“Espero que lo pases genial, mi cielo”.

-“Procuraremos hacer de todo, amorcito, que ando caliente como una mona”.-me indicó.

-“Mañana te como el chocho según llegues a casa... todo folladito... como a mi me gusta”.

-“Y yo a ti la churra... sabiendo que se la has metido a Consuelo... pásale el teléfono a ella que quiere hablar Fede”.

Le devolví el móvil a mi amante y retomó su conversación, mientras que yo continué dándole polla.

-“¿Dime... amor?..... si mi vida..... mmmmm si..... dos veces ya..... perfecto cielo..... aaaahhh..... uffff ni te imaginas..... ayyyy que rica la tieneeeee..... ahora mismo, todita..... te lo dedicaré, amor..... si, llamé.... aaaaahhhh..... está dormidito ya..... folla a gusto..... ciao cielo”.- después colgó.

La embolé con fuerza varias veces consecutivas, apretándola con ganas, hundiéndome bien dentro de ella. Gemía con deleite sintiéndome, cabalgándola, penetrándola todo lo que podía. Me separé de ella al tiempo que hacía además de girarla de nuevo boca arriba.

-“Ven... gírate cariño... y abre las piernas... que continuo dándote polla”.-le dije.

-“Ayyyy... si... quiero que me mates de gusto esta noche”.-contestó mientras retiraba la almohada y se giraba en la cama.

-“Mmmmmm... que jugoso conejito tienes”.-le comenté mientras me metía de nuevo entre sus piernas.

-“Para que me metas toda esa deliciosa pinga que te gastas, amor”.

Se la coloqué de nuevo en la entrada, mirándola a los ojos, empujé y entré en ella de una sola vez.

-“Aaaaaaahhhh”.-guimió gustosa recibiéndome.

-“Espero que estés tomando algo, porque con todo lo que tengo acumulado, si no es así, acabarás preñada esta noche, porque pienso dártelo todo aquí dentro”.-le dije.

-“No te preocupes, con Julito ha sido suficiente... Fede lo ha aceptado de buen grado... pero no creo que me deje hacerlo de nuevo”.-contestó.

Recordé lo que nos comentara Carmen al respecto del embarazo de Consuelo.

-“Si, Carmen, nos dijo algo, aunque no nos aclaró gran cosa”.-le dije.

-“Luego te cuento.... ahora.... dame polla... fóllame bien... que me corra de nuevo y.... esta vez no te cortes... la quiero toda... todita... toda tu leche”.

Besándonos, mordisqueándonos los labios, mientras nos entregábamos el uno al otro, sin reparos, moviéndonos al unísono, haciendo sonar nuestros cuerpos al chocar, gimiendo y suspirando, jadeando mientras sudábamos en plena follada.

-“Asíiii... así..... dame así… joder que buena… ayyyy cariño…. ayyy que me voy a correr... así... sigue... sigue... así”.-pedía insistentemente.

Se retorció de gusto bajo mi cuerpo mientras su boca permanecía abierta emitiendo un gutural gemido de placer. Su orgasmo intenso la hizo aruñar con fuerza mi espalda, sus piernas recogidas hacia arriba y atrás permitían que entrase profundamente en su cueva.

-“Ahhhhh... dame leche... dame esa leche rica.... córrete... quiero sentir como te corres... la quiero”.-pidió.

No hizo falta mucho mas, agarrado a ella, notando sus pezones duros contra mi pecho, sus uñas en mi espalda, su respiración agitada, me hundí profundamente en ella y comencé a eyacular dentro de su mojadísimo higo.

-“Siiiiiiiiii... siiiiiii.... ahhhhhh que rica.... asíiiii... uffff cuanta leche.... mmmmm”.- susurraba.

La toalla que había traído del baño sirvió para cuando me retiré de ella. La leche escurría de su coño, a borbotones.

Exhausto me tendí a su lado. Ella se limpió con la toalla y luego también secó mi polla. Mas tarde, ya tumbada a mi lado, acurrucada junto a mi, nos besamos de nuevo.

-“Quizás deberías de permitir a tu mujer tener un bebe”.-me dijo

-“Si, ya te dije que cuando ella lo decida”.-contesté.

-“No me has entendido.... lo que te quiero decir.... es que deberías de permitirle que alguien te la deje preñada”.

La miré extrañado ante aquella frase, sonrió y luego continuó.

-“Mira mi marido.... lo ha aceptado de forma totalmente natural.... le ha dado su apellido y lo considera hijo suyo totalmente”.

-“¿Acaso no lo es?”.-le pregunté haciéndome el completo ignorante.

-“Bueno... el considera que es suyo... aunque no es su hijo biológico”.

-“Oh, vaya... ¿y eso?”.

-“Lo planeamos hace tiempo y lo llevamos a la práctica el verano del pasado año”.

-“Bueno, Carmen, nos comentó algo, ya te digo, pero desconocía que fuera así”.-indiqué.

-“Si... es de un universitario holandés que tuvimos en casa... de esos que vienen de vacaciones en intercambios.... y que alojamos con nosotros desde hace algunos años”.

-“Interesante”.

-“El primer año no pasó nada, estuvo en casa el mes y medio que disponía y recorrimos todos los lugares de interés... fueron una espléndidas vacaciones para él”.

-“Pues... no conocía que acogierais estudiantes en vuestra casa”.

-“Si... es por un contacto de Fede... ya sabes... ministerios... esas cosas... además como él está bien relacionado por su profesión...”.-me dijo.

-“Entiendo lo que me dices, si”.

-“Fue el segundo año cuando comenzamos a planear todo... le dije a Fede que me apetecía acostarme con el muchacho y... bueno... me dejó... los dos últimos días antes de su vuelta... nos acostamos juntos un par de veces”.-confesó.

-“Bueno... eso no es malo... vosotros sois como Mai y yo... sin tabúes”.

-“El caso es que a lo largo de ese año... sabíamos que regresaría de nuevo... siempre tienen tres años consecutivos con la misma familia... Fede y yo estuvimos charlando al respecto de dejarme preñar de él”.

-“Uffff... eso es verdadera libertad de mente”.-le dije

-“Pués ese verano concreto que regresó... durante cuarenta de los días que estuvo en casa... me folló cada noche.... y en ocasiones también algunas veces durante el día”.

-“¿Y tu marido?”.-le pregunté.

-“Nos dejaba con la excusa de que tenía problemas en el apartamento y que prefería pasar las noches allí.... todo para que nosotros... aprovecháramos en casa”.

-“Joder.... ¿y las niñas?”.

-“Las enviamos a casa de mis suegros esos mismos días”.

-“Pero... ¿acaso no tuviste relaciones con tu marido en todo ese tiempo?”.-la interrogué.

-“Oh, claro que sí, claro que las tuvimos... pero se ciñeron al plan preestablecido... Fede durante ese tiempo... o se la chupaba hasta que se corría, o le hacía una paja explicándole lo que hacía con el chico, o bien, le dejaba que me la metiera en el culo.... nunca durante ese periodo me folló vaginalmente, ni nadie se corrió dentro de mí, salvo el chico en cuestión”.-me explicó.

-“Por tanto, no tienes duda de que el padre es él”.

-“Por supuesto... cuando llegó a casa... yo estaba con la regla... ya había dejado de tomar la píldora desde hacía tres meses... ovulaba con normalidad y... en cuanto estuve preparada de nuevo, cinco días después de que llegara a casa... comencé a tener relaciones con él.... de hecho.... cuando se marchó de regreso.... ya llevaba doce días de falta de regla”.

-“Vamos, que estabas preñada”.-le dije.

-“Si... bien preñada”.

Cuando me di cuenta, tenía la polla totalmente erguida de nuevo con lo que me comentaba Consuelo.

-“Y no le comentaste nada al muchacho, supongo”.

-“No tiene por qué saber nada, él tiene que labrarse un futuro y... no le iba a cargar con preocupaciones que nada bien le iban a hacer”.

-“Y tu marido... consciente de todo”.

-“Por supuesto, ya te digo que el plan le urdimos entre los dos... se lo pedí... me dejó... y lo hice... Fede lo ha aceptado por completo”.

-“Si, bueno, me he dado cuenta de ello”.

-”Deberíais plantearlo vosotros... sois una pareja liberal... como nosotros... y la experiencia es... bueno... diferente.... ver como le crece la barriguita... como se la abultan los pechos... todo sabiendo que lo que viene... es de otro hombre.... otro macho que se montó a tu mujer... y la preñó con su lechita”.

-“Maduraremos la idea, Consuelo, veremos lo que hacer... dependerá en gran medida de Maijo... ella al fin y al cabo será quien deba traerlo”.-le comenté.

-“Tu esposa es una putita.. igual que yo... seguramente se lo planteará... ya hablaremos las dos... de zorra a zorra”.- me dijo entre risas.

-“Fíjate como me has puesto de nuevo... zorrona... que eres una zorrona”.-le indiqué.

No dijo nada mas, simplemente se agachó enroscándose aun mas en la cama y comenzó a chupar de nuevo mi tieso garrote, sin dejar de mirarme desde allí abajo. Pasaba su lengua por mi glande, bordeándolo golosa, relamiendo sus labios con la lengua tras pasarla por mi cabezote. Sus ojos mostraban deseo y vicio a la vez. Engolosinada comenzó a chupar el capullo y mas tarde la dejó entrar en su boca. Jalaba gustosa de todo lo que podía y al mismo tiempo, sopesaba mis huevos con una mano. Me tenía en el paraíso con su boca.

Minutos mas tarde, se acercó a mi boca y me besó, sabía a polla, metió su lengua enroscándola a la mía, sin dejar de tocarme la pinga con una de sus manos.

-“¿Tienes conexión del teléfono aquí?”.-me preguntó.

-“Si, claro que si, junto a la mesilla”.-respondí.

-“Tráelo al dormitorio, para llamarles.... a ver que hacen ahora”.-me dijo.

-“Quizás aun no hayan llegado al apartamento”.-le comenté.

-“Ya están allí, no es tan lejos de donde estaban.... llamemos para ver si ya se está montando a tu mujer.... y que nos escuchen también a nosotros... Fede tiene el teléfono allí en la habitación”.

Me acerqué a la sala y traje el que estaba allí. Tras conectarlo en su lugar, permití a Consuelo que marcara el número del apartamento, con el manos libres en uso. Mientras comenzaba a dar tonos de llamada, tendida en la cama, me solicitó que me preparara para montarla. Hasta la sexta o séptima señal no contestó Federico.

-“Dime”.

-“Hola, cariñito”.-le dijo su esposa.

-“Hola, amor”.

-“¿Qué haces?”.

-“Pues... justo lo que veníamos a hacer aquí”.-respondió Federico, mientras que de fondo se escuchaban los gemidos de Maijo.

-“Mmmm... que rico... ¿a que no adivinas lo que le van a hacer ahora mismito a tu mujercita?”.-insistió Consuelo.

-“¿Vas a repetir?”.

-“Si, mi vida... estoy aquí... abierta de piernas... esperando que Edu le meta toda su salchichota en el chocho.... que se la acabo de comer todita.... y la tiene... riquísima”.

-“Que estupendo”.-dijo Federico.

Los gemidos de mi esposa eran cada vez mas evidentes, lo que demostraba que Federico estaba follándola en esos mismos momentos. Fue entonces cuando intervine en la conversación también.

-“A ver, Consuelo, déjame que te meta todo esto”.

-“Ayyyy si... enchúfame esa ricura... ponme a gemir como tu mujer hace”.

-“¿Hola... cariño... que tal... todo?”.-escuché preguntar a mi esposa con voz entrecortada.

-“Muy bien, amor... ¿qué te pasa que andas agitada?”.-interrogué aun sabiendo.

-“Nada... amor... es por... Federico... que... me... anda... aaahhhhhh.... cogiendo”.-respondió.

-“Mmmmmm... que rico.... mi zorrita anda ensartadita, disfrutando... me gusta... ahora se la meteré yo a Consuelo también... tu cornudito quiere correrse de nuevo”.-le dije.

Deslicé mi polla dentro del coño de Consuelo, que me esperaba ansiosa y me recibió con un gemido profundo al penetrarla.

-“Aaaaaaahhhhhh.... me la metieeeeeron.... mmmmmm..... mi amor.... me acaban de meter.... una polla.... en el chocho”.-comentó Consuelo.

-“Disfrútala... zorra mía... disfruta de esa polla”.-le contestó su marido.

Empecé a bombearla con fuerza, arrancando continuos gemidos de su garganta, que de alguna manera se compaginaron con los que se escuchaban de mi mujer, al otro lado de la línea.

-“Joder... Federico... que coño mas rico... tiene tu mujer”.-comenté en voz alta sin aflojar mi ritmo de follada.

-“Algo larguita... para mi... ha parido tres veces y..... bueno... a veces se nota”.-me respondió.

-“Yo... noto... todo... el trozo... de Edu.... todito... en todo el.... coño.... me encaja.... muy bien”.-explicó Consuelo.

-“Es que... la tiene mas... gorda que... tu marido”.-dijo Maijo.-añadiendo “pero... la de... tu marido... me va al pelo.... a mi”.

Los bufidos de los machos eran mas que audibles, a ambos lados. Mientras las hembras gritaban de placer o jadeaban intensamente mientras se escuchaba la alegre sinfonía de cuerpos al chocar. Consuelo se colocaba de manera que me permitía poseerla con fuerza en cada embestida que le daba y, eso me hacía imaginar a Maijo, debajo de Federico con sus piernas también recogidas hacia atrás, para ofrecerse mejor a su cabalgada.

-“Así... cabrona... muévete así... que me harás correr... en nada”.-comentó Federico.

-“Yo... llevo... dos ya.... quiero... tu leche”.-le contestó Mai.

-“Préñala... cariño... déjala preñadita”.-dijo Consuelo.

-“Quien te va... a preñar... a ti... seré yo.... como sigas.... así”.-añadí al comentario de Consuelo.

-“Joder.... me voy a correr.... ya... lo noto.... sigue.... sigue”.-me dijo mi amante.

Lo hizo, entre gritos de placer y respiración tremendamente agitada por el momento, la noté agitarse debajo de mi, su boca se apoderó de la mía y mordisqueo mis labios con algo de presión mientras su orgasmo la recorría. Continuó recibiéndome, totalmente entregada a mis penetraciones veloces, mis empujones continuos tratando de prolongar al máximo la satisfacción que sentía en esos momentos.

-“Toma leche... toma... leche... es lo que... querías.... pues... toma.... leche”.-exclamó Federico al otro lado.

-“Mmmmmm siiiiii... que calentita.... mmmmm.... aaaaahhhh.... que rica se nooota”.-escuché a mi mujer.

-“Tu mujer... me acaba de ordeñar... completamente... Eduardo”.-comentó Federico tras correrse.

-“¿Toda... dentro... de su coño... se la diste?”.-le pregunté.

-“Hasta la última gota... me dejó dentro”.-escuché a mi mujer.

-“Aaaahhhhhh.... así.... así.... que te noto en el fondo.... que gustoooo”.-exclamó Consuelo.

-“Toda te la... encajo... hasta lo mas... profundo”.-respondí.

-“Siiii... quiero... sentirla toda.... ahí bien adentro.... ahora cuando te corras... que no se salga nada”.-me dijo.

Nuestros cuerpos continuaban chocando con fuerza a cada embestida que le daba con mi ariete y, en cada entrada le arrancaba un gemido placentero a la propietaria del chocho donde me incrustaba. Mientras al otro lado de la línea, tanto mi mujer como Federico estaban relajados tras la cópula que habían protagonizado, aunque atentos a lo que sucedía a este lado. El sudor corría por mi rostro, mojando la cara de mi amante, que lo recibía de forma natural, sin apartarse. Sus manos en mi espalda, sus piernas cruzadas detrás de mis muslos, impulsándome para que la siguiera haciendo mía, ofrecida por completo.

-“Sigue... sigue... así.... dame así y.... me corro otro vez.... cabrón que me... tienes como una perra.... una perra salida.... dame polla... así... sigue... dame”.-me instigaba.

-“Aaaaahhhhh... tú si... que me tienes.... a punto a mí”.-le contesté.

-“Aguanta.... un poquito.... para.... volver a.... a darte.... mi juguito”.-dijo.

Arremetí con fuerza, aunque tratando de mantener la mente en otro lado, no obstante sus continuos gemidos me retornaban al acto que realizaba. Sus uñas se fueron clavando poco a poco en mi espalda, lo que me indicaba que estaba casi en su clímax. Insistí profundamente en su cuerpo, clavando mi polla a fondo y tratando de mantenerme allí un par de segundos antes de retirarme de nuevo. Estaba casi sin control cuando ya no aguanté mas y hundiéndome todo lo que pude, me envaré sobre el cuerpo de Consuelo, comenzando a verter mi simiente en su interior. A la segunda escupida de leche por mi polla, totalmente encajada en el conejo de mi amante, ella también explotó sintiendo como me derramaba en su interior.

-“Ahhhhh.... siiiiii.... siiiii.... asiiiiii.... me quema.... que rica.... aaaahhhhhh.... toma el mío.... para ti.... aaaaaaahhhhh.... que buena corrida..... aaaaahhhh... que buena”.-aulló.

-“Toma leche... tómala toda.... aaaahhhhhhh.... joder.... que me voy todo”.-exclamé a su vez, resoplando mientras le dejaba toda la leche dentro.

Me quedé tumbado sobre ella, descansando ambos unos segundos, mi pene aún incrustado dentro de su cuerpo. Besándonos con ternura tras el maravilloso polvo.

Lentamente me retiré de ella, tumbándome a su lado.

-“Tenemos que hablar nosotras dos, Mai... que le he comentado a tu marido... a ver si te buscamos un macho... para que te preñe, cariño”.-dijo Consuelo.

-“Uyyy, ¿y eso?”.-preguntó Mai

-“Ya hablaremos las dos solitas... como buenas zorras que somos”.-le comentó

-“Cuando quieras... claro”.-escuché a mi mujer.

-“Bueno, me voy a la ducha, ciao cari”.-dijo Consuelo.

-“Hasta mañana”.-contestaron al otro lado. Luego cortó la comunicación.

Ambos en la ducha juntos, bajo el agua tibia que nos relajaba. Enjabonándonos mutuamente.

-“Verás como convenceré a tu mujer”.-me dijo.

-“Bueno... si ella quiere... quizás la deje”.-comenté yo.

-“Quizás la dejes, no, si acaso ella quiere... se dejará preñar sin mas”.

-“Eso, lo se, pero... deberíamos estar ambos de acuerdo, para que funcione bien”.

-“Si, claro está... los dos tenéis que poneros de acuerdo y conocer ambos al macho que le haga la barriga... es lo morboso de esto... que los dos sepan quien, como y cuando... aunque él... no tiene por que enterarse de nada... sería incluso conveniente de que ni supiera cual es el plan”.

-“Vamos, que me convertiré en una especie de padrastro”.-dije

-“Si... es como si te hubieras casado con una mujer que ya tuviera un hijo... aunque.... se lo hayan hecho después”.

-“Háblalo con ella... a ver que te dice”.-asentí.

Acurrucados en la cama tras la ducha, nos venció el sueño y el resto de la noche dormimos plácidamente hasta que me despertó el olor a café recién hecho y ruidos en la cocina. Consuelo seguía dormida a mi lado. Con la bata por encima, me levanté para encontrar a Laura, que había llegado y estaba sirviendo café.

-“Buenos días”.-me dijo al verme.

-“Hola, buenos días, primor”.-le contesté.

-“Ya vi que tuviste faena, anoche”

-“Si, es una amiga de Mai, si”

Me acerqué a ella y girándose nos besamos, mientras ella buscaba bajo la tela de la bata para saludar a la que tantas veces probase antes.

-“Uyy... te la dejaron... flojita, flojita”.-comentó riendo.

-“Es que la verdad... es una fiera en la cama”.-le contesté.

-“Ya se nota, ya”.

-“Ahora.... si tú quieres... puedo hacer un esfuerzo”.-le dije.

-“Hoy no... que también tuve jaleo anoche... con un amigo”.

-“Mmmmm... me encanta vivir rodeado de... zorritas apetecibles”.-comenté.

-“Tres polvos me dio anoche mi amigo”.

-“Ufff.. que rico entonces”.

-“¿Y tu mujer?”.-me preguntó

-“Con el marido de ella... en su piso”.

-“Ah.. entonces queda como en casa todo”.

Nuestras risas terminaron por despertar a Consuelo, que se unió a nosotros en la cocina tal como su madre la trajera al mundo, en busca de una taza de café. Iba a volver a la alcoba, pero viendo como me tocaban la polla en la cocina, entró sin rubor alguno.

Tras las presentaciones de rigor y servida, sentada una de las sillas de la mesa de cocina saboreó su café, observando como me magreaban la polla.

-“Veo que hay muchísima confianza”.-comentó.

-“Oh, si... mucha, mucha... me la ha metido ya no se ni cuentas veces”.-le dijo Laura.

-“A mi me la enchufó anoche unas cuantas veces... la verdad que la tiene... riquísima”.

-“Demasiado rica... es de vicio”.

-“Supongo que en nada deben de llegar tu marido y mi mujer”.-le comenté a Consuelo.

-“Si, ya no deben de tardar mucho, supongo... salvo que... hayan pasado gran parte de la noche follando”.

Tras el café, mientras Laura se ocupaba de algunas de sus labores de casa, observé como se vestía Consuelo en la alcoba principal de la casa. Posteriormente en la sala, sentados en el sofá, mientras charlábamos, por fin, llegaron Maijo y Federico.

Mi esposa pronto se acercó a mi lado, besándonos tiernamente, al par que Federico y Consuelo.

-“¿Qué tal la noche, cariño?”.-pregunté a mi mujer.

-“Estupenda amor, muy intensa”.

-“¿Y ese coñito... que tal lo traes... mi vida?”.

-“Bien folladito, mi amor... que me la metió dos veces anoche y otra esta mañana temprano.... ¿y tú que tal?”.

-“Me ordeñó bastante bien tu amiga, cielo... pero... siempre hay mas para ti”.

Quedaron para reunirse las dos algunos días mas tarde y charlar entre ellas de sus cosas, pero esto será para un próximo relato.