Construyéndonos. I

Ahí estaba ella, un lunes pasadas las 5 de la tarde, en posición flor de loto, leyendo un libro en voz baja...

Ahí estaba ella, un lunes pasadas las 5 de la tarde, en posición flor de loto, leyendo un libro en voz baja, como si quien fue sepultado en ese lugar pudiera oírla, tal vez lo hacía, ¿quién dice que no?

A pesar de haberme convertido por casualidad en una espía de su rutina de lunes no me había atrevido a ir a ver el nombre de quien allí se encontraba bajo tierra y menos atreverme a ir a saludar ¿qué diría? ―Hola, te he estado observando y no pude contener las ganas de venir a saludarte. Cualquiera en su sano juicio correría por su vida o me echaría a patadas, ciertamente había un mejor lugar para intentar un saludo sin ser indiscreta e interrumpir un ritual que parecía tan íntimo y reservado solo para ella y quien estuviese allí sepultado.

Ese lugar era el centro administrativo de la ciudad, mejor conocido como alcaldía, no propiamente trabajábamos juntas, por ahora, pero de alguna forma trabajábamos por la misma causa, según me habían contado estaba de regreso en su ciudad y el alcalde había aprovechado la amistad que los unía y su reputación de excelente abogada para solicitarle asesorar a la administración en la licitación para la construcción de una hidroeléctrica.

Debo confesar que la primera vez que la vi no causo gran impresión en mi por su atractivo físico, sino por la manera afectuosa con la que saludó a muchas personas en el mercado; parecía feliz, sonreía mucho y ellos parecían muy complacidos, felices y ávidos de su atención, atención que ella brindó a cuanta persona quiso acercarse a saludar. La segunda vez que la vi fue en el edificio donde funciona la administración de la alcaldía de la ciudad, y ahí si se me fueron los ojos, seguro no solo a mi se me fueron, estaba bellísima le calculé un 1.70 cm de estatura, llevaba zapatos tacón de aguja de 12 centímetros, sus piernas lucían estilizadas y largas, hacían juego perfecto con esa falda floral en seda negra que se ajustaba muy bien a su figura, complementaba con una camisa manga ¾ impecablemente blanca, collar, aretes y pelo recogido en un moño alto que dejaba al descubierto su cuello, maquillaje suave casi imperceptible a la distancia, ni demasiado elegante ni demasiado informal, perfecta me dije.

Me imagino que es nuestra chica del cementerio, es linda, pero si la sigues mirando así seguro te pilla y te demanda por acoso, mira que es buena para las leyes.

Me sentí atrapada en ese instante, era Maximiliano Rivas, para mi Maxi, compañero de trabajo y amigo al tanto de mi preferencia por buscar el amor en mis congéneres, me había pillado analizando profundamente a mi nuevo amor platónico.

— Que yo sepa mirar no es ningún delito. — Digo algo nerviosa .

— No, pero si lo haces constante y sistemáticamente con la misma persona sí puede serlo, — dice él en un tono burlón.

— No importa, igual no estaría mal meterme con ella aunque sea en un lio. — Sonrío triunfante.

— El martes de la próxima semana vas a tener esa oportunidad, sino es que te adelantas y te metes en líos antes de ese día, el alcalde quiere que estés en la reunión de secretarios, es a las 9:00 A.M.

— ¿Estás bromeando, cierto? No voy nunca a eso, no hace parte de mi labor y ellos ya se han reunido mil veces para tratar ese tema sin mi.

— No bromeo cariño, eres la jefa de prensa de ésta administración y al parecer tu nueva presa quiere hablar sobre la publicación del pliego de peticiones.

— ¿”nueva presa”? suena como si me atrajeran todas la mujeres y las persiguiera a todas.

— Vaya uno a saber pero…

Mientras él soltaba su diatriba  y me decía detalles de la reunión yo ya me había ido al profundo mundo de mis pensamientos, no sé porqué me ponía nerviosa solo era una mujer  atractiva más en el camino, además debía ser una heterosexual, casada, con hijos y toda esa parafernalia de lo que se supone una mujer de su estilo debería ser y mas aún criada en el contexto de está ciudad-pueblo.

— ¿Escuchaste? Salón Elite 9:00 A.M.

— Si te escuché, gracias.

Muy bien ya estoy hecha un ocho por una mujer que apenas conozco, que digo “conozco” que apenas he visto, muy maduro y serio de mi parte.

Después de ese día estuve bastante ocupada como para ocuparme de mis pensamientos autocríticos en el amor, tampoco la vi lo cual ayudo bastante a alejarlos de mí.

El lunes nuevamente estaba reunida con los administradores del cementerio ajustando detalles de su propuesta al alcalde para la compra de un terreno, no preste mucha atención porque quería que fueran ya las 5 para ver si ella aparecía. Llegó mi turno de hablar en la reunión y me extendí, creo, porque vi la hora y eran las 5:36 p.m. me asomé por la amplia ventana y ahí estaba, me invadió una profunda angustia, estaba en la misma posición flor de loto, pero estaba encorvada, con la cabeza agachada, no leía su libro solo era un punto perdido en su mirada, sentí profundas ganas de ir a abrazarla. Pensé en qué le pasaría, si estaba triste o solo pensaba en algo.

— Disculpe, doctora ¿se encuentra bien? — Pregunta a mis espaldas el administrador del cementerio.

— Sí, me encuentro bien ¿podemos terminar ya la reunión y continuar luego?

— Por supuesto, solo quedamos pendientes de la corrección del departamento jurídico y firmas posteriores.

— ¿Necesita algo?

— ¿La conoce? — Le pregunto señalando hacía donde está ella.

— Si. — Cambia un poco su expresión, es incomoda y creo leyó mis intenciones porque seguidamente dijo. — Por favor, no se acerque en éste momento a saludarla o lo que sea que pretenda, no sería una buena charla. — expresó amablemente y se retiró.

Solo “si”, no podía decir se llama “Cleopatra María, viene regularmente, es asesina en serie, esta atormentada por ello, visita a una de sus víctimas…etc.”. Medito eso un rato.

— Que necedad, me digo, disponiéndome a salir.

Una voz a mis espaldas dice.

— Buenas tardes. — Volteo bruscamente y la veo ahí está, rápidamente mi cerebro me envía un descripción de ella…  tez canela, ojos verdes o café claro no puedo decidirme en ese momento, cejas un poco arqueadas, nariz fina, labios carnosos, boca pequeña, mentón recto, rostro en forma de diamante, contextura delgada... Creo que yo tenía una expresión mala.

— No soy un fantasma, lo juro. — dice sonriendo . — Discúlpame si te he asustado, busco a Jerónimo… el administrador, supuse que estaría aquí, tenía entendido que estaba en una reunión.

Estoy muy nerviosa espero no se me note, pero me resulta difícil armar una frase abrir mi boca y hablar.

— Supongo que todos los fantasmas dicen eso, —Digo esto intentando sonreír.Y sí, estábamos en una reunión, ya hace un momento terminamos, no sé hacía donde se fue, — veo la hora y ha pasado alrededor de 20 minutos. ¡Wow!

— Doctora Cisneros. — Aparece Jerónimo Palau, el administrador, saludándola efusivamente, creo que se sorprende un poco de verme ahí, se supone que ya debería haberme ido.

Él es un hombre de unos 57 años, alto 1.85 cm tal vez, bastante conservado, elegante, facciones amables y gestos suaves pero firmes.

—Basta Jerónimo, no me digas doctora ¿acaso no soy tu ahijada favorita, para que me llames así? — dice eso mientras se acerca y lo abraza.

—Él responde.— ¿Acaso no soy tu padrino favorito para que me llames Jerónimo? — La abraza con efusividad y ternura mientras besa su frente . Él se percata de mi presencia y se dirige hacía mi.

Me siento bástate fuera de lugar y quiero huir de ahí inmediatamente.

— Quería presentarte hacía un tiempo a la doctora María Alejandra Sotomayor, quien hace parte del equipo de la alcaldía en la negociación para la compra del nuevo terreno, pero como no te apareces en las reuniones. — dice eso último viéndola con gesto desaprobador gracioso.

—Pero ya me la estas presentando, — sonriendo se acerca me extiende la mano . — Encantada de conocerte María Alejandra, soy Aurora Cisneros, para servirte. — Mientras dice esto está estrechando mi mano y estoy absolutamente ida, su calidez yfragancia a flores  me tiene ahí alucinando e incapaz de decir algo, no sé como pongo  en orden mis ideas y replico.

—El gusto es mío, doctora.

Ella pone su mano izquierda sobre nuestras manos diciendo. — De ninguna manera vas a llamarme “doctora” ya te he llamado “María Alejandra” o ¿debo llamarte doctora? — Pregunta sin salirse de su pose calmada y amable.

Necesito un espejo para ver mi expresión, no sé que estoy proyectando que ella me ha dicho eso.

Intento sonreír y poner mi mejor cara para responder. — Prefiero ser llamada por mi nombre, solo me pareció correcto llamarla así. Encantada de conocerla Aurora.

— Mujer difícil, expresa ella . Suelta mi mano, me guiña un ojo y dice casi en un susurro . — Háblame de tu.

Dios, te debo muchas plegarias por no haberme desmayado ahí mismo, habría sido desastroso para mi autoestima dar ese espectáculo. Después de presentarnos no tengo idea de cómo salí de esa sala de juntas, cuando reaccioné estaba en mi auto aferrada al volante. ¿Qué me pasa? ¿Qué nunca habías visto de cerca una mujer que te gustara? Concluí que soy una ridícula insufrible y que la próxima vez que la viera estaría calmada y disfrutaría su presencia, no la sufriría, como ahora mismo, porque no tenía sentido y porque seguro le parecí patética, así que la primera impresión ya está echada a perder.

Al día siguiente me despierto con un ánimo inmejorable, mientras me veo en el espejo y me examino físicamente concluyo que no estoy nada mal 1.68cm, pelo castaño oscuro, frente ancha, ojos café oscuro, rostro ovalado, nariz pequeña, labio inferior fino el superior más grueso, cuello corto, 34B, contextura delgada sin llegar a ser muy flaca, con mi cola creo que estoy en competencia con J.Lo, piernas atléticas me encanta la bici, se las debo a ella, concluyó que necesito broncearme un poco estoy muy blanca.

Llego a la oficina a eso de las 7:50 A.M. reviso mi correo, imprimo algunos documentos, hago unas llamadas, no tengo novedades, me voy a la sala de juntas cuando estoy llegando veo a Maxi saludar a Aurora con un abrazo y beso en la mejilla  ella le corresponde y hay cariño o simpatía, no sé, en su mirada hacía él, musito para mí misma traidor. Me acerco y saludo.

— Aurora buenos días, extiendo la mano y nos saludamos estrechándolas y mirándonos a los ojos, dura un segundo el contacto pero fue mágico, un escalofrió recorrió mi espalda. Seguidamente saludo a Maxi con un beso en la mejilla, quien no se muestra sorprendido por mi saludo a Aurora, y susurro en su oído traidor, sonrió para ambos y continúo mi camino hacia adentro, detrás mío vienen ellos dos.

Ella se sienta en la cabecera de la mesa, junto al alcalde, Maxi se sienta junto a mí y en tono bajo me dice  — Relájate mi tormenta tropical, sí la conozco pero tú no me preguntaste eso, si quieres respuestas necesitas las preguntas correctas.

— OK. Musito molesta . — ¿De qué la conoces? Continuamos nuestra charla en tono bajo.

— Somos primos.

Ahora si ya mátenme que me muero ,pienso. — ¿No te pareció un detallito importante que has debido mencionar? Espero que no le hayas contado que la he observado en el cementerio y cuando ha venido aquí.

— No Ale, entiendo que no sería justo hablarle de que la “observas” eso te pondría en una desventaja táctica insuperable con ella, no soy tan malo como crees. Y si quieres conocerla date las mañas tú sola para hacerlo, aunque ya lo estás haciendo bien. — Diciendo esto me sonríe con suficiencia se pone de pie y anuncia el inicio de la reunión dándole la palabra a uno de los secretarios.

Un momento… dijo ¿“ desventaja táctica , lo estoy haciendo bien ”? en cuanto termine la reunión lo torturare con algunas preguntas.

La volteo a ver y está concentrada escuchando a quien habla de cifras, conceptos y condiciones, escribe de vez en cuando en una libreta, de repente voltea a verme, creo que se sintió observada; si ya sé soy el ejemplo de la discreción,  y  no tuve tiempo de desviar mi mirada hicimos contacto visual, no hubo ninguna expresión en su mirada ni de reproche ni de agrado, pero vi un amago de sonrisa en sus labios, o tal vez mi imaginación está a mil.

Después de eso, Maxi me anuncio a mí para presentar mi propuesta. Hable alrededor de 20 minutos acerca de los plazos y medios que íbamos a utilizar para que la convocatoria a la licitación fuera pública y abierta a cualquiera que reuniera los requisitos y que llegara efectivamente a la mayor cantidad de empresas con capacidad para licitar, terminé mi presentación y deje abierta la oportunidad para formular preguntas o dudas.

— María Alejandra, dice Aurora. — Ya nos explicaste que el pliego se publicará en los diarios de mayor circulación del país, también sería útil hacerlo en algunos diarios regionales, luego te diré cuales, eso si nuestro jefe está de acuerdo con ello, — volteando a ver al alcalde , él solo dice , — si no está contra la ley háganlo. — Y además utilizaremos la clausula del último minuto, así aunque estemos recibiendo propuestas podremos tener la publicación vigente hasta el último día.

— Muy bien, eso haremos, estaré esperando a que me hagan llegar el texto que publicaremos y los medios regionales en los cuales debo hacerlo. Ya intercambiaremos correos y demás para recibir la información. Si, “información” pienso maliciosamente. —Digo esto último mirando a Aurora. Finalizo mi presentación y me siento.

La reunión termina y todos nos disponemos a salir de la sala de juntas, antes de que me vaya Aurora se acerca y me dice . — Ésta es mi tarjeta, extendiéndomela . —veo la tarjeta, saco una de las mías y se la entrego, levanta su mirada, sus ojos son miel el día de hoy, creo que le cambian de color seguido. — ¿Te sientes mejor? Ayer no te veías bien, y saliste muy deprisa, explica.

Creo que un tomate lucía pálido al lado mío, sentí como mis orejas y mejillas se calentaban señal de que estaba roja.

— Solo me asustan un poco los cementerios, —mentí— he ido mucho a ese en éstas últimas semanas y me pone un poco nerviosa, tal vez se me subió la presión. Pinocho te crecerá la nariz, pensé.

— ¿No sé a quien se le ocurre reunirse en un cementerio, así sea bonito, para hablar de negocios? ¡Ah si! ya sé a quien se le ocurre. —se responde a sí misma, en clara referencia a Jerónimo. — En todo caso me alegra que no sea nada grave, completa ella sonriendo.

— No, no lo es gracias por preguntar.

— No es nada, lo importante es que estés bien, dice amablemente .

De la nada aparece Maxi, diciendo — Quiten esa cara de idiota las dos. — ¿Qué? — Decimos las dos al tiempo , — Nada, que si vamos a almorzar, dice mirándonos a las dos , moriré de inanición.

Aurora responde. — Raro sería que no tuvieras hambre, dale vamos, también tengo mucha hambre. No estarás pensando decir que no vienes, lo dice dirigiéndose a mí.

— Hago parte del club que necesita alimentarse ya, voy por mi cartera. Digo animada .

Llegamos al restaurante donde almorzaríamos, parece que ya tenían reservación porque a pesar del la fila nos hicieron seguir y nos sentaron enseguida, el restaurante era uno de mis favoritos en la ciudad, preparan un bife de escándalo acompañado con coles de Bruselas en una salsa de vino deliciosas y eso ordené, Aurora al ver mi entusiasmo por el plato decidió ordenar lo mismo, Maxi no sé que ordenó, yo estaba brindándole mi atención a ella. Luego de ordenar ella preguntó. — ¿De dónde eres María Alejandra? Lo digo por tu acento, no es muy local.

— En efecto, no soy de acá soy de ciudad Bonita.

— Ya decía yo, tienes el acento de los originarios de esa ciudad, sonríe.

La charla tomó camino a hablar del trabajo, nada destacable. Sonó su teléfono móvil y ella contestó.

Hola amor, almorzando, con Max y una amiga, no me interrogues, sí la próxima semana estaré allá, no lo sé aún… te aviso mañana, ¿Qué puedo hacer si soy la nuera ideal?Ríe— perfecto, besos, y yo a ti.

Maxi notó mi cara de desilusión y me tocó por debajo de la mesa, me recompuse, a pesar de que en mi mente ya había una historia de una posible novia. ¿Novia?, Ni siquiera sé en que equipo juega, en fin.

Él dijo — ¿Ya tienes todo listo para el viernes? — Sí todo listo, los niños votaron por hamburguesas, no era tan difícil saberlo, dice y se ríe . —Me gusta celebrar cumpleaños y algunas fechas festivas con mis primos y hermanos, dice mirándome a mí, el viernes es halloween así que celebraremos… iremos a las casas vecinas a pedir dulces, haremos hamburguesas, bailaremos, cantaremos y nos embriaguemos con refrescos, jugo y agua, sí ya sé, somos muy rebeldes ¿pero que podemos hacer? Eres bienvenida, ¿qué dices, vienes? — dice esto último moviendo sus cejas de forma graciosa. Max vendrá también, apunta.

No sé que responder me ha tomado por sorpresa y mi ánimo esta por el subsuelo luego de su conversación telefónica, pero igual ser su amiga tampoco es mala idea, pienso , así que me animo y digo. — Me encantaría ir, suena muy divertido sobre todo la parte de embriagarse, ¿dónde y a qué hora será?

— En mi casa, responde ella. Mas tarde te envío la dirección vía email.

— No te preocupes, yo te recojo y llegamos juntos, dice Maxi.

— Me parece bien, digo, ya resignada a que seguramente está en una relación.

Almorzamos y salimos del lugar no sin antes tener una batalla por quien pagaba la cuenta, al final ganó Aurora como era de esperarse. Nos despedimos pero esta vez lo hicimos con beso en la mejilla y la promesa de vernos el viernes.

Al llegar a la oficina Maxi intuyendo que sería interrogado o torturado, dijo. — Vale, responderé tres preguntas sobre Aurora, TRES.

— Quiero que respondas cinco.

— Tres, dijo.

— Cinco, insistí.

— ¿Dos? Dice desafiante

— CINCO.

— ¿Una? Repone, levantando una ceja.

— Ok tres, dije vencida. Entonces va la primera ¿tiene novio o novia?

— No, que yo sepa. Pero tiene un par de interesadas rondándola.

— InteresaDAS, lo digo haciendo énfasis en la última silaba , Eso responde la pregunta que seguía pero ¿Crees que tengo alguna oportunidad con ella?

— No lo sé, pero creo haber visto algo de interés en ella por ti hace algún tiempo. Ya dije demasiado, acota.

Mi sonrisa fue enorme, casi se me disloca la mandíbula. — ¿Interesada en mi? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Te había hablado de mí? ¿Por qué yo no la vi? expreso emocionada.

— Mi tormenta tropical, esas son muchas preguntas y solo te queda una.

— Eres un sujeto demasiado cruel conmigo, digo en broma , pero bueno eso lo averiguaré yo solita, mi tercera pregunta es ¿A quién visita en el cementerio?

— Buena pregunta, visita a su madre, murió cuando ella era una niña, ya te di datos extras soy muy bueno. Sonríe, se pone de pie dispuesto a irse y dice, no te desanimes… te invitó a su casa y eso es bueno. Finalmente sale y se va.

Una buena cantidad de información me había sido entregada, una sensación de desprotección se albergó en mi pecho pensando en cómo sería vivir sin mi madre. ¿Cómo lo habría hecho ella? Es muy fuerte, pienso . A la vez una curiosidad infinita por conocerla mas y mejor se apoderó de mi, porque aunque ya había visto su personalidad calmada, atenta, prudente, su seriedad cuando habla de trabajo, su inteligencia, la seguridad en si misma que proyecta; seguro hay mucho más que descubrir.

Al final de la semana me encontraba ansiosa esperando a Maxi para ir a casa de Aurora, habíamos acordado que no nos disfrazaríamos, sería un lujo solo de los niños, nosotros los acompañaríamos y seríamos sus supervisores adultos. Compre unas rosas blancas para Aurora y dulces para los niños.

Me estaba evaluando otra vez en el espejo, había elegido un atuendo muy informal para la ocasión, un pantalón beige en lino, baletas rosa pálido, una camisa sin mangas blanca, pelo recogido en un moño alto, maquillaje suave solo base, un poco de rubor en las mejillas y brillo labial, algo muy fresco por el calor de esos días. Mi auto evaluación termino porque llegó Maxi por mí, halagó mi atuendo y partimos con rumbo a casa de su prima.

Al llegar, nos recibieron unos adolescentes que estaban en el jardín delantero, Maxi me presentó con ellos, dos de ellos eran hermanos de Aurora, su casa estaba ubicada en una zona junto a la rivera del río muy exclusiva y muy linda,  parece que le gustan las plantas porque en la entrada habían muchas macetas y plantas adornándola, ellos nos hicieron pasar, llegamos a una sala amplia con un sofá tejido en bambú natural con cojines blanco en ele muy lindo, una mesa de centro en bambú donde estaban unos tulipanes amarillos, un televisor empotrado en la pared en el medio de lo que parecía un armario en madera, algunos cuadros de paisajes en las paredes un ambiente muy acogedor, seguimos entrando y la sala estaba divida por una especie de barrotes en madera que hacían transición hacía la cocina y el comedor que estaban en el mismo ambiente, la cocina tenía unos mesones en cuarzo blanco preciosos  resaltaban con los electrodomésticos en aluminio. Por fin apareció Aurora venía bajando unas escaleras que había pasado por alto y traía en sus brazos a una niña de unos 6 años que estaba disfraza de abejita, morí de ternura y reviví para contemplar a Aurora que estaba sencillamente hermosa maquillaje suave, labios rojos, su pelo castaño claro suelto y un poco desordenado, camisa de botones delanteros en seda azul clara, pantalones cortos blancos que dejaban ver sus lindas piernas bronceadas e hidratadas perfectas, creo no se me dislocó la mandíbula por que la tengo bien puesta. Sonríe al vernos y se acerca a saludarnos. — Hola, besa mi mejilla y me dice, — Estas preciosa, gracias por venir. — Hola babe, saluda a Maxi, tú también estas lindo. —  Ella es manuela, me dice mirando a la niña . — Saluda mi amor le dice. La niña dice muy bajito — Hola. Maxi la toma en brazos y comienza a darle besos y halagar su disfraz alejandose de nosotras, de repente un perro ladra a mis espaldas y me asusta, Aurora se ríe y dice. —  Ah, si y ella es Kia, no le gusta que la ignoren, comenta acariciando la cabeza de la husky siberiana manto gris que tiene unos ojazos azules. — Kia no ladres dentro de la casa te he dicho, le habla como si fuera un humano. Lo que me causa gracia.

— Hermosa tu casa, digo.

— Está a la orden visítame cuando quieras, dice ella, más tarde te doy un tour si quieres y sonríe.  —se ve feliz, relajada, en su elemento a pesar de que había un poco de desorden en la casa por los niños y los adolescente que estaban algo eufóricos.

— No pensé que tuvieras tantos primos y hermanos, digo.

— Mis primos y hermanos pueden tener un invitado, así que la mitad son amigos y la otra familia. — Que buena idea, digo. — Ella sonríe, me repite que estoy preciosa y me agradece por las flores y los dulces.

Al cabo de por lo menos dos horas estábamos caminando despacio rumbo a su casa, los niños iban adelante revisando su botín de dulces. — Creo que se van a enfermar si comen todos esos dulces, digo. — No te preocupes, no los comerán todos, tienen la misión de compartir con quienes quedaron en casa y algún compañerito en la escuela.

— ¡Vaya! Si que piensas en los detalles, apunto. — Pequeños grandes detalles, quiero que sean niños felices y buenos. Explica — ¿Fuiste tú una niña feliz y buena? Pregunto. — Muy feliz… y buena… si, también, aunque yo si me comía todos los dulces sola. Y se ríe. — Niña mala, le digo señalándola. — Valga decir que no salí impune, fui cruelmente castigada por ello. Lo dice fingiendo sufrimiento .

Llegamos a la casa y fuimos directo al jardín trasero muy lindo y extenso, está todo cubierto con césped natural,  en el centro hay una piscina con agua en un tono azul profundo, con luces a su alrededor, hay una cerca viva de unos dos metros de alta que separa una propiedad de otra, al fondo hay una pérgola donde hay sillas en madera y un sofá largo con cojines. A la derecha pero ubicado en vertical hay una parrilla y lavamanos de allí sobre sale una especie de tabla unida a la piedra que soporta todo y hace sus veces de barra para comer, a su alrededor hay sillas, completa todo esto una serie de implementos para hacer asados, su hermano Antonio está ahí, un chico de unos 15 años asando las hamburguesas a pesar de que ella nunca le encargó que lo hiciera, me sorprendió lo diligente del chico pensé que se echaría a la piscina o a jugar con sus amigos, pero no, está ahí siendo responsable y se lo comento a ella. — Que observadora, apunta, mérito de mi padre, ha sido bueno enseñándonos  a ser solidarios y voluntariosos. — ¿Tu padre vive aquí en la ciudad? interrogo. — Entre su hacienda y la ciudad, va y viene, siempre ha sido así.

— ¿Y tu vives con tus padres, sola, con un gato etc...? Pregunta ella. — Vivo con mis padres, respondo. — ¿Eres la bebé de la casa? — No, digo riendo, — tengo un hermano menor él es el bebé de la casa.

— ¿Qué edad tiene la no bebé de la casa? — La no bebé de la casa tiene 28, respondo.

— Y la señorita educada para ser solidaria y voluntariosa ¿cuántos años tiene? — Todo éste manojo de virtudes tiene 30, responde señalándose así misma y riendo .

De repente llega Maxi disculpándose por haberse quedado charlando con su amigo, le decimos que no hay problema y que llegó justo para cenar, los 4 niños en edad entre 5 y 8 ya estaban alrededor de la barra algo ansiosos, Aurora les armó sus hamburguesas con los ingredientes que cada uno quiso, los adolescentes armaron las suyas y ella armó la mía, nada inusual, solo sin cebolla, así cenamos en un ambiente un poco agitado, pero nada fuera de lugar, los adolescentes molestaban a los niños con el coco por no comerse la comida y ellos a su vez quejándose con Aurora por eso, típico.

Me sentí muy bien, a gusto, reconfortada, nada incomoda un ambiente muy agradable, me encantó verla tan consentidora, cariñosa, simpática, tierna, cálida y dispuesta a hacernos pasar a todos un rato feliz y ameno.

Pasada una hora más o menos de la cena Maxi dijo que iría a llevar a los niños a sus casas lo había prometido, los adolescentes se quedarían en casa de Aurora, él se fue con los niños y dijo que estaría de regreso pronto para llevarme a casa.

Los chicos estaban jugando en la piscina y le pregunté a ella por qué no se unía a ellos, dijo. — No, tengo cosas mejores que hacer como darte un tour por mi casa. En otra ocasión te invito a nadar.

Y así lo hicimos recorrimos las 4 habitaciones que tenía la casa, la suya estaba en la segunda planta, era amplia muy amplia casi como un apartamento sin cocina, tenía una cama enorme, King calculé, todo con colores claros, nada oscuro, un balcón con vista hacía el jardín trasero y el río, ahí había una de mesa de desayuno y un sofá. Nos sentamos  muy cerca ella con su pierna derecha debajo de su cuerpo para quedar de frente a mí, desde ahí no se veía la piscina por lo tanto tampoco  éramos visibles para quienes estuviesen abajo. Ella dijo — Tu jefe a veces tiene unas ideas muy poco convencionales. No entiendo por dónde va la charla, pero lo menos que quiero hacer en ese momento es hablar de mi jefe.

— Si, y con mucha frecuencia, digo.

— Irse a organizar juegos autóctonos y entregar obras en lugares alejados de la ciudad no es usual y poco común en alguien con su cargo.

— Su equipo de seguridad estaba al borde de colapso nervioso. Digo riendo, en parte por eso y en parte porque ya entendí lo que me dijo Maxi acerca de que ella ya se había “interesado en mi”. — Es decir, que estuve en la hacienda de tus abuelos y no te vi ¿por qué no te vi?

— Estas cieguita, es mi teoría. Dice riendo . — ¿Quién pasaría por alto mi presencia? Expresa claramente en burla de sí misma . — Pero tal vez una persona muy ocupada si me pasaría por alto a mí y a cualquiera que no hiciera parte de su trabajo en ese día.

— Fue un día duro, mucho trabajo para mi oficina de cultura y prensa, además que tus abuelos han hecho un trabajo increíble con la escuela indígena y ayudándoles a la integración con la comunidad, valía y valió mucho la pena documentar todo lo que pudimos. Digo sinceramente .

— Si es genial, puedes volver cuando quieras; tengo contactos, dice en broma , y no creas que es nuevo, lo hacen desde hace mucho tiempo, antes de que cualquier entidad lo hubiese siquiera pensado. Pero bueno, lo importante fue que te vi y lucias algo estresada y demasiado hermosa.

— Es mi encanto natural, el estrés me hace ver así. Digo en broma y nerviosa por el cumplido.

Ella no responde nada y solo se queda mirándome, hacemos contacto visual, su mirada es profunda, hay tensión, deseo, timidez, su pecho sube y baja, es claro que está agitada; nuestros rostros se van acercando lentamente en un momento siento que ella se detiene, claramente esperando que yo sea quien cierre la distancia estoy muy nerviosa pero quiero, deseo y necesito besarla ahora mismo sino voy  a hacer combustión espontánea, finalmente cierro la distancia y nuestros labios hacen contacto, son los labios más suaves, deliciosos y cálidos que había tocado nunca, siento como mi cara está caliente, ella acerca más su cuerpo a mí, empezamos moviendo nuestros labios lentamente mordiéndonos con los labios, su aliento sabe y huele a lima, se detiene un instante sin apartar su mirada de mi,  acaricia mi mentón y mis labios con sus dedos y susurrándome dice — Eres hermosa, un ángel con un par de ojos capaz de llevar a cualquiera al lugar que quieras, finaliza . —toma mi nuca con su mano, nos besamos nuevamente esta vez un con mas intensidad, sus palabras me han embriagado de pasión, gimo un poco, nuestros labios ya no son suficiente y abro mi boca un poco para que introduzca su lengua, cosa que hace inmediatamente hurga en mi boca como si buscara un tesoro en ella en cada rincón de ella, estoy totalmente entregada a ese beso a su pasión, mis sentidos están todos puestos en ello, pero es mi turno y quiero apoderarme de su boca muerdo su labio inferior con un poco de rudeza, ella se deja hacer, su mano acaricia mi nuca, continuo mi exploración bucal, acaricio su paladar con la punta de mi lengua el control se está yendo al demonio, parece que ella es un poco más consciente de eso y empieza a bajar el ritmo hasta que ya solo estamos con nuestros labios y frentes unidas, respirando como si el oxigeno se hubiese agotado, nos quedamos así un rato sin decir nada, luego inicia a darme besos dibujando mi mentón con sus labios subiendo hasta mi frente y bajando por mi nariz hasta llegar nuevamente  a mis labios, si esto no es ternura ¿qué es esto? Pienso,  — Es maravilloso, digo. — Eres maravillosa dice ella , que bueno que viniste, apunta. — Que bueno que vine, afirmo.

— ¿Podemos tener una cita real, tu y yo cuando regrese? quiero saber cosas de ti. Expresa.

— Me encantaría tener esa cita contigo porque también quiero saber cosas de ti, contesto evidentemente feliz . — ¿Para dónde te vas, cuándo te vas y cuándo regresas? interrogo algo decepcionada . — Voy a la capital, tengo trabajo que hacer, me voy mañana y estaré de regreso el próximo domingo.

— ¿Qué dices si te llevo al aeropuerto?

—  Mi padre se ofreció a llevarme y ya acepté, no quiero cancelarle y piense que no lo necesito. Dice como disculpandose .

— Entiendo, no te preocupes.

— ¿Irías por mi cuando regrese?, interroga.

— Por supuesto que sí, digo sonriente , aunque creo que la sonrisa no se me había borrado nunca desde que nos separamos.

Me acerco y la beso otra vez, lento ahora tengo mis brazos sobre sus hombros es un beso pausado, suave solo con los labios, saboreando sus labios, embriagándome de su aroma, no parece incómoda solo me sigue el ritmo con sus labios mientras con sus manos acaricia mi espalda… de pronto alguien toca la puerta, y seguidamente dice — Sea lo que sea que están haciendo déjenlo ya que hay menores de edad en la casa, es Maxi, claramente bromeando intuyendo que algo de ésta índole está pasando. — Muérete Max, le grita Aurora . — Nunca aprenderá nada sobre la prudencia, dice para mí .

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De antemano gracias por su tiempo.