Construyendo la historia
Angelica deja en cada experiencia partes de cimientos de un futuro indeleble.
El río baja por las montañas morenas hincando sus pequeños dientes suavemente , desgarrando la piel de la tierra .
Por siglos ha hecho su curso dibujando mil curvas y cascadas ahora en varias partes seco , contenido en diques deja ver sus heridas como alma de pecador que confiesa culpas ante otros, haciendo de ellas un diccionario de morales percibidas en muchas actitudes de la vida.
No estaba seca de ganas de vivir, se sentía a gusto con su amante con el cual recorría el ahora curso lleno de aguas blancas , al mirarlo la metáfora de su vida con el río le llevaban a recordar a Mariela su amiga de noches de caricias y orgasmos yermos, las rocas defendían el avance de las rocas, como sus pruritos lo hicieron la primer vez con ella, infructuosamente , sus goces y deseos se parecían a esa roca ahora un canto rodado que río abajo descansaría en el lecho.
Esa noche su amante esmero sus caricias, la sangre bullía como colegiala, ambos en la ducha disfrutaron nuevamente del roce húmedo y juego de sus manos, sus senos firmes eran aprisionados en esas manos fuertes , produciendo en su friega el inicio del sexo deseado , disfruto su penetración el borde de la cama, su vagina absorbió esa barra de carne con ansias de mando sobre un cuerpo sumiso,
la eyaculación dentro de su vagina corto ese momento al cual reemplazo con gemidos teatralizados, el orgasmo ausente la dejo pensando en ella, quiso la noche que las caricias sobre su miembro surtieran el efecto deseado , mamándolo la nueva erección le permitió jinetearlo y lograr ahora si el orgasmo , en lugar de emitir gemidos falsos su mente se lleno de recuerdo de los orgasmos en manos de su amada despertó de su climax con las caricias recordadas que rápidamente se transformaron a la del amante extenuado tomado de sus senos, con su cara llena de satisfacción.
El día los despertó abrazados, la recorrida del valle camino a San Juan la cortaron bajando por los caracoles de Villavicencio , el camino representaba en su mente las sinuosidades entre lo homo y heterosexual de su vida, no sabía no quería definirse, hasta esa noche había disfrutado lo mejor de ambos caminos, ahora su mente deseaba a ambos pero no podía definirse ,!¿ no quería definirse?!, esa misma noche recibió a Mariela, no puede esconder su Alfa sobre ella, el beso de inicio la sorprendió contrario a otras veces su lengua le exigía cortar el camino a la cama, el maletín abierto al pie de la mesa de luz estaba lleno de aparatos conocidos, cremas en las manos hicieron el al desnudarse un contacto suave , agradable mientras los besos y caricias iniciaban una sesión de placer ambas disfrutaban, un sesenta y nueve las unió por varios minutos, los dedos de Mariela empezaron sus movimientos de penetración, lubricando con flujos su vagina recibió ese consolador , plenamente lleno su canal al mismo tiempo el segundo y flexible segmento acariciaba el clítoris, deliciosamente satisfecha, cerrando los ojos no podía retorcer su cuerpo de gozo, acabar con repetición lo hacía solamente con ella y el instante de hacerlo estaba llegando, los gemidos no eran fingidos las caricias sobre sus senos le decían quién era la dueña de su goce, extenuada recibía los besos de su amante y ama de su cuerpo, no quería abrir los ojos ante el placer del momento, sentir nuevamente el falo sobre su vagina la obligo a ello ahora Mariela tenia un arnés sobre su vagina del cual salía un erecto miembro que era el que pretendía entrar, abrió bien las piernas ahora ese cuerpo sobre el suyo teta sobre teta unidas no despejaban sus dudas , cumplieron el rito de ducharse al salir Mariela le acerco un falo con la indisimulada intención de ser ella la pasiva, el poder que sintió al hacerlo mientras acariciaba su clítoris le dio una pista más sobre definir sus preferencias, ya bisexual entraba en la etapa de definición de completar el goce ahora activa amante de esa mujer.
Recordó su primera experiencia con su ahora suegra, cuando en una siesta directamente la beso haciéndole sentir casi como Mariela la primer vez, siendo perdedora sobre el falo de su hijo, padre de sus nietos, para tomar la actitud celosa negando su existencia pese a ser la culpable de las explosiones que produjeron en su vida un goce distinto , el orgasmo soñado y realizado de una repetición de indisimulablemente satisfacción de homosexualidad plena.
Su amante masculino le recuerda su papel de mujer, mientras ella quiere esconder lo que le sucede , sin darse cuenta que ya está imbuida del sexo diferente.