Consolando a Rosario
Rosario era una mujer acosada por los celos de su esposo, por lo que despues de una fiesta de su cumpleaños, le di el mejor regalo que pudo haber recibido.
Rosario es una mujer casada de 37 años y tiene dos hijos. A Rosario la conocí en un colegio de Saltillo donde impartíamos clases a nivel bachillerato y es una mujer delgada y de cabello castaño claro y rizado, mide aproximadamente 1.65 de altura, sus piernas son torneadas es poseedora de una bonitas nalgas. Si cintura es delgada y sus senos son hermosos. Otra bellaza de Rosario son sus ojos claros y su linda sonrisa que embrujan a cualquiera.
Rosario por motivos de trabajo, casi siempre tiene que usar ropa de vestir y por lo regular usa faldas a la rodilla y blusas de diferentes modelos, siempre usa medias y zapatilla de tacón las cuales hacen ver su trasero más rico; hablando de su lencería casi siempre es de encaje y la luce muy bien con ese lindo cuerpo, pero que en esos tiempos estaba embarazada. Por consecuencia no me llamó la atención la figura que tenia.
Paso el tiempo y ella tuvo a su bebe y se integro al trabajo después de varios meses al trabajo. Al volverla a ver no creí que fuera la misma, pues su figura se había recuperado rápidamente. Paso el tiempo y nuestra amistad creció, ella me platicaba sus cosa y yo las mías. Ella tenía problemas con su marido, pues es casi 10 años más grande que ella y era muy celoso. Esa situación me preocupaba pues no quería meterme o meterla en líos. Sin embargo las cosas tomaron otro rumbo, pues los problemas de ella se acrecentaron y se fue a vivir a otra casa sin divorciarse. Su marido la seguía vigilando, era un enfermo de celos siendo Rosario una mujer muy común, para que más que la verdad, pero tiene la simpatía y el buen trato.
Ella se sentía sola a pesar de tener a sus hijos con ella y continuamente se deprimía. Me di a la tarea de sacarla de ese estado. Bromeaba con ella, le contaba chistes, la invitaba salir a comer, al cine etc. Y poco a poco fue perdiendo esa preocupación de ser vigilada pues se dio cuenta que podía escaparse de el acoso y vigilancia de su marido. Yo la verdad no me llamaba la atención físicamente, pues a mi me gustan las mujeres con prominentes nalgas y caderas y ella era todo lo contrario, pero tuvo algo que me atrajo quizás por puro morbo y era el saber si aquella condición de vello en el cuerpo se acentuaba en su partes intimas.
En un cumpleaños de ella, nos invito a varios compañeros a su casa a festejarla. Todo estaba bien hasta que llegó su marido pero para sorpresa de todos los que estábamos ahí, se integró con buen humor a la reunión. Acto seguido y después de estar como 2 horas, se retiró llevándose a sus hijos con él. La fiesta terminó y nos empezamos a retirar. Yo a propósito me fui quedando al final y cuando ya me iba a despedir sonó el teléfono y me dijo que esperara un poco. Nos volvimos a meter y despidió rápido a quien telefoneo.
Era mi marido para preguntar si podían quedarse mis hijos hasta el Domingo le dije que si, no es la primera vez que lo hacen.
¿Por lo visto quieren mucho a su papa?
Si son un poco interesados, pues les compra lo que le piden, bueno olvidémoslo.
Me encamine a la salida cuando de repente me abrazó por la espalda susurrándome al oído: no te vayas, quédate un rato más. Me di vuelta y le dije que si. Tomo dos vasos y puso una generosa cantidad de tequila al tiempo que me decía: vamos a ver cuanto aguantas. Yo me considero muy aguantador en lo que a beber vino se refiere, pero tequila si que era un reto.
Nos sentamos en sillón para dos y empezamos a brindar. Yo daba pequeños sorbos, pero ella casi se bebió la mitad del vaso que sirvió.
Tómale más, o tienes miedo, me dijo.
Si tengo miedo de no poder caminar después
Dada la cantidad de tequila que estábamos bebiendo, ella perdió toda vergüenza y empezó a bailar, a cantar al ritmo de la música de un CD. Yo estaba sentado viendo aquel gracioso espectáculo, cuando de repente tropieza y cae encima de mí. Sin querer nuestros rostros quedaron frente a frente y no resistí la oportunidad de besar sus labios. Ella no se molesto con la acción pero se levantó rápidamente diciéndome:
Perdón creo que ya estoy embriagada.
No hay problema siéntate un ratito aquí a mi lado, le conteste.
No, mejor baila conmigo esta canción que está calmadita.
Me incorpore y la tomé con mis dos manos de su breve cintura, ella rodeo mi cuello con sus manos y empezamos a bailar. Sus olores eran exquisitos le gustaban los perfumes finos. Empecé a bajar una de mis manos para tocar sus nalgas y ella no dijo nada. Estaban duras, parecían nalgas de una adolescente. Baje la otra mano y ella no decía nada solo suspiraba. No quise perder esa oportunidad y en instantes ya estaba acariciando todo su cuerpo. Le empecé a subir la breve falda que traía y ella me detuvo, se apartó un poco y para mi sorpresa ella misma se despojó de falda, blusa y pantimedias quedando solo en ropa interior y zapatillas. Su ropa satinada de color negra la hacían verse espectacular. Me acerque nos besamos y le fui quitando el pequeño fondo que llevaba y desabroche su sujetador, cayendo ambos al piso. Traía una breve tanga de hilo dental y al seguir acariciando su cuerpo pude sentir la textura de su piel cubierta de vello muy fino, era una sensación muy especial. Me empezó a desabrochar la camisa y el pantalón y en un instante ya esta en mismas condiciones.
La lleve al sillón, la senté casi acostada quedo y la empecé a besar sus senos y a succionar sus grandes pezones. Besando todo su cuerpo fui bajándome hasta llegar a su vientre que tenia una delgada línea de vello que terminaba en su ombligo y no era muy prominente a pesar de sus embarazos y gracias al ejercicio que hacia. Al llegar a su pubis vi como el pequeño triangulo de su tanga no podía contener una gran cantidad de negro vello púbico casi lacio que tenia y que se salían por todos lados de aquel pequeño triangulo. Seguí besándola y con una de mis manos fui bajando muy despacio aquella tanga, me moría de ganas de ver su cosita que estaba ya muy mojada y habían mojado la tela de su ropa. Yo ya tenía mi pene bien duro y había mojado mis calzones de líquido lubricante. Al terminar de bajarle la tanga me quede atónito al ver la que estaba depilada, dejándo solamente una delgada línea de vello.
Ella tenía los ojos cerrados y sudaba a cantaros. Con ambas fui abriendo sus labios vaginales. Tenía un pequeño clitoris y sus labios vaginales eran rosados y pequeños apenas alcanzarían el centímetro de longitud. Empecé a besarlos y succionarlos hasta que tuvo su primer orgasmo y digo el primero porque seguirían muchos más. Me tomaba la cabeza y no quería que me quitara, pero yo tenía que salir a respirar. Seguí mi labor y en menos de 10 minutos consiguió un orgasmo más, pero esta vez acompañado de una discreta cantidad de líquido lubricante que mojo parte de mi cara y escurrió hasta sus nalgas y ano.
Me quitó la cabeza de entre sus piernas y cambiamos de posición. Me bajó los calzoncillos y se quedo viendo mi pene que estaba super duro y dijo:
Lo tienes muy grueso.
¿Te gusta? Le respondí
Claro, creo que me llenara bien, sobre todo a lo ancho, ¿donde escondes tanta
carne? creo que me va a gustar pues nunca he visto uno tan grueso y sobre todo sentirlo dentro de mí
Se dispuso a besarlo y chuparlo cosa que hacía muy bien. Me estaba excitando demasiado, no podía aguantar más y de repente se detuvo. Se dio cuenta que estaba a punto de venirme. Se puso de pie y trajo un condón para colocarlo en mi pene, que había perdido un poco de rigidez. Lo colocó, y lo empezó a frotar para que se pusiera duro de nuevo, pero para nuestra sorpresa el condón se rompió no resistió lo grueso de mi aparato aunado a estaba muy viejo y ya había caducado. Se quedo quieta y dijo:
Pinché condón corriente. No importa ese garrote lo quiero dentro de mí
Se coloco encima de mí y tomo mi verga con una mano y con la otra hizo a un lado sus largos vellos púbicos; puso entre sus carnosos labios vaginales la punta de mí pene y empezó a tratar de meterlo dejando caer su peso sobre él, al principio fue difícil pero poco a poco se llenaba su vagina con mi verga. Ella estaba sudando y tenia una cara de placer por sentirse plenamente llena. Inicio sus movimientos de sube y baja y en cada uno de ellos salía de su vagina una gran cantidad de lubricación. Bombeó y bombeó hasta que se volvió a venir con un pequeño grito, pero en vez de detenerse para recuperarse siguió con su movimiento una y otra vez hasta venirse tres veces más.
Se detuvo un momento para ahora si descansar, pero no espero ni 2 minutos cuando cambió de posición. Se volvió a sentar sobre mí pero ahora dándome la espalda. Así pude admirar sus duras y blancas nalgas y pude ver que su ano con diminutos pelos que se distribuían a lo largo de su hendidura. Siguió con su movimiento de sube y baja, yo trataba de estar lo mas relajado posible para no correrme. Sus movimientos eran ya tan rápidos que ya no pude aguantar más y estalle dentro de ella. Al sentir que llenaba su vagina de mi leche se quedó quieta y paso algo fantástico, su vagina empezó a apretar rítmicamente mi pene como si se tratara de una mano y lo hacía cada vez más fuerte, llego a apretar tanto que aunque mi pene estaba perdiendo rigidez no permitió que saliera. Después de un par de minutos me soltó, escapando un peculiar sonido de su vagina. Le pregunté:
¿Cómo lo haces, como aprendiste a apretar tanto?
Después de los partos tenia incontinencia y me enseñaron a fortalecer mis músculos vaginales, pero me gusto tanto el resultado que se me paso la mano ¿no crees?.
Para nada eres fantástica.
Me vestí y me retiré, mi esposa Yolanda me esperaba en casa.