Consolando a Mi Madre (05)

Mamá y yo terminamos en un motel que es un verdadero cuchitril, a dónde solo las putas más corrientes van. Y sentirse como la puta más corriente y vulgar resultó ser un poderoso afrodisíaco para mi mami.

Consolando a Mi Madre 05

Quedé tirado encima del cuerpo de mi madre, empapados en sudor, jadeantes. Sentía como ella besaba mi cuello y lamía mis oídos. Yo respiraba con la cara metida entre su cuello, besándoselo y lamiéndoselo, hasta que ella me devolvió a la realidad.

Mijo, ya va a terminar la novela de Julita, mejor nos arreglamos.

Mamá tenía razón, así que me levanté de ella trabajosamente y me senté sobre la cama. Quedé embelezado mirando su morena desnudez tendida en el frío piso de su habitación. Estaba boca arriba, mojadísima, tanto de sudor como de "otras cosas". Su rostro me veía con los ojos semiabiertos con un rictus de claro placer y satisfacción; su pecho se inflaba cada vez que su respiración agitada llenaba sus pulmones de aire, meciendo suavemente esas 2 grandes esferas de carne que parecían verme con los pezones bien paraditos. Más abajo, pasando por su vientre, sus piernas abiertas y flexionadas abrían la visión para un matorral de vellos púbicos que daba paso a unos labios hinchados repletos de sangre que rodeaban la entrada de una vulva inflamada. Estaba muy dilatada aun, abierta e inundada, de ella salían gotas de mi semen mezclado con sus propios jugos.

¡Me quedé con la boca abierta y estupefacto, aquello era lo más increíble que había visto hasta ese día… además de lo más morbosos, pervertido y sucio! ¡Y para como, mi madre se enderezó un poco y atrapó mi pene con sus labios, mi pene rebosante de todos los fluidos que anegaban su sexo! Y no hizo ni caras, más bien parecía que disfrutaba intensamente del sabor, pues me sonreía maliciosamente mientras lamías hasta el último resto de mi verga, que ya se estaba despertando.

Bueno nene… mejor paramos ya. Vamos a arreglarnos

Si, la novela de Julita no tarda en acabar.

Se puso de pié y se dio la vuelta, dirigiéndose hacia su baño. Por detrás me pude dar cuenta como trataba de cerrar las piernas a cada paso pues largas líneas de semen resbalaban por sus muslos. Aquella visión se unía a la anterior como lo más morboso, sucio y pervertido que había visto hasta entonces. Yo hice lo propio, me dirigí a mi habitación y me puse una playera y un pantalón corto. Luego, tres revisar que no hubieran moros en la costa, me metí al baño del pasillo solo para pasarme agua y quitarme el sudor.

Después de aquella tarde, no volvimos a tener sexo por 2 días, pues el día siguiente (jueves) Majitos, mi hermana, invitó a sus amigas a llegar a la casa y el viernes llegaron a hacer un trabajo sus amiguitas y mamás se puso a ayudarlas. Tratar de hacer algo era demasiado arriesgado en esas circunstancias, y se imaginarán como estaba yo, con una enorme y perenne calentura que no podía ser saciada.

Claro, por las mañanas mi caliente madre me despertaba con una deliciosa mamada, y así rápidamente pude darme cuenta de la refinada técnica mamatoria que había desarrollado, el cabrón de mi viejo definitivamente la hacía mamársela hasta la saciedad. Empezaba pasando sus manos con suavidad por encima de mí paquete antes de bajarme el bóxer o sacarme la verga por la abertura. Una vez hecho esto, me la comenzaba a pajear, frotándola con firmeza, despacio pero sin detenerse. Poco a poco iba bajando la cara para darle suaves lamidas y pequeños besitos en la punta, que despacio se iban convirtiendo en largos lametones y succiones más profundas hasta que acababa por meterse mi falo completo entre su boca.

Mientras hacía todo eso, ella jugaba con mis testículos con sus manos, mientras la otra seguía masajeándome vigorosamente la verga. A veces sentía la punta de unos de sus dedos tocando mi sensible anillo anal, acariciándomelo muy brevemente antes de continuar de nuevo con mis gónadas. Incluso, una vez llegó incluso a lamérmelo. Fue la mañana del viernes, cuando ella me lamía el tronco del pene bajaba hasta chupar mis bolas, metiéndose una a la vez. Pues ese día bajó más aun y logró pasar varias veces la lengua sobre mi ano. ¡Les juro que casi acabo en ese momento, el morbo y el placer se conjugaron de tal forma como no creía posible!

¡Vaya manera de darle la bienvenida al día, de comenzar una nueva jornada! Esas sesiones de sexo oral me elevaban a altura inimaginables y luego terminaban en largos y abundantes chorros de mi leche que iban a dar de lleno contra su rostro, lengua, cuello y pechos. Y luego se iba por el armario, relamiéndose morbosamente y contoneando las caderotas.

Pero llegó el fin de semana y con el la gran oportunidad de hacer con mamá lo que se nos diera la gana. Julita se iba los sábados al medio día a su pueblo y regresaba hasta el lunes al medio día también. Y Majitos pidió permiso para irse a dormir a la casa de una vecina pues esta celebraba su cumpleaños e iba a hacer un "repaso". Para quienes no estén familiarizados con los guatemaltequismos, les diré que un "repaso" es una fiesta organizada por niñas pre-adolescentes, de entre 12 a 14 años, en donde a veces no invitan muchachos y que no puede ser considerado una "fiesta" en toda la regla.

Más o menos luego del medio día, la encontré en la cocina haciendo no sé qué de comer. Julita ya no estaba, ella se iba los sábados por la mañana a su casa, en su pueblo, y no regresaba sino hasta el lunes pasado el medio día, una razón más de por qué el sábado resultaba ser tan perfecto para nuestros juegos lúdicos. Me le acerqué por detrás y le agarré las tetas sorprendiéndola. Pero poco le duró la impresión, pues de inmediato empezó a mover las caderas en círculos y de atrás para adelante, restregándola sobre mi paquete.

¡Ah, qué rico mijo! – me dijo, empujando más con las caderas.

Pero inmediatamente apareció mi hermana por la puerta, apenas si nos dio tiempo de separarnos y disimular, habría sido terrible que ella nos sorprendiera en esas faenas.

Mami, ¿será que me llevo el vestido morado o el celeste? ¿O mejor voy con pantalón? – nos preguntó, visiblemente emocionada pues aquel iba a ser uno de sus primeros repasos.

Mmmm… pues creo que mejor el violeta, te queda más bonito.

Si, yo también creo.

Majitos se dio la vuelta, me sacó la lengua juguetonamente y luego desapareció por donde había entrado. Mamá y yo nos quedamos respirando profundo, agitados, nos asustamos bastante la verdad.

¡Casi nos pesca nene! – me dijo.

¡Si, casi!

Hay que tener más cuidado de ahora en adelante.

Si, bastante más cuidado.

Ricardo, ¿me acompañás a dejar a tu hermanita a la casa de su amiga?

Si mama

Y de paso… te enseño algunas otras cositas. – ¡Je, je, je, mi madre se había vuelto una pícara morbosa!

Obviamente no me hice del rogar, y como a eso de las 5 de la tarde estábamos saliendo de la casa para ir a dejar a mi hermana a la casa de su amiguita y luego seguimos nuestro camino. Mamá llevaba un conjunto de pants deportivo gris, que constaba en el pantalón, un sudadero de algodón tipo chumpa y una playera blanca. En un semáforo en rojo detuvo el carro y me preguntó:

Bueno nene, ¿qué querés que te haga tu caliente y reputa madre?

¿Ah? ¿Dónde, aquí?

Dónde tu querrás

Bueno… ¡de todo! – le respondí con una sonrisa socarrona en los labios, pero luego recordé lo que me había dicho en la casa – Pero antes mama, decime, ¿cómo está eso de que me vas a enseñar algunas de las cositas que quería saber? – mi madre se puso roja como un tomate.

Bueno… me refería a cosas que hace un hombre con experiencia.

¿Cómo qué?

Bueno, pues… cosas, cosas… mirá, con eso no me refería a que te iba a enseñar a cómo ser un sinvergüenza, el hecho de que tenga relaciones sexuales contigo no quiere decir que voy a dejar que te perdás.

¿Entonces?

Bueno… es que… a mí siempre me gustaron los hombres de mundo y con experiencia en las cosas.

Y me querías enseñar eso a mí

Exacto.

Mmmmm… y, ¿cómo qué cosas serán?

Pues… pues… pues como ir a un motel. – me dijo improvisando, sin saber qué responderme, pues adelante había un motel.

¿Papá te llevaba a moteles?

No, nunca… alguien como el no se iba a casar con una mujer que se dejara llevar a moteles.

Pues si estás de acuerdo, vamos. – y nos fuimos.

¡Cómo me gustaría ser mejor escritor para poderles describir mejor la cara que mi madre tenía cuando entramos y le pagó al encargado una hora!, estaba más chiviada que una niña sorprendida por su celoso padre en pleno beso con su primero novio. Además, el lugar distaba mucho de ser siquiera medio bueno, en realidad aquel motel era un cuchitril, un verdadero pulguero. Las habitaciones apenas contaban con una cama vieja y de colchón aguado, cubierta por un viejo y gastado cubrecamas. Las ventanas estaban cubiertas por descoloridas cortinas de más años que yo y el baño no podía ser más simple, gracias a Dios no estaba tapado.

Bueno, ya estamos aquí, en este… lugar. – dijo ella con un vejo de asco en su rostro.

Si querés nos vamos, no me parece un buen lugar para tener a mi mamá. – le dije.

Si, hacer el amor aquí… pues… como que solo traen a las putas del nivel más bajo para revolcarse aquí.

Su rostro cambió de inmediato, pasó de un semblante lleno de asco a uno lleno de lujuria, yo me quedé callado mirándola sin decir nada. Sinceramente pensé que mamá querría irse de allí, yo no me quería quedar en ese agujero tan sucio. Pero como siempre, mi madrecita santa me dio una sorpresa.

¿Y si nos quedamos y me cogés como a una mujerzuela barata de esquina?

¡¿Qué?! ¡¿Querés que te coja como a una puta barriobajera cualquiera?!

Pues… ¡si! – sus ojos ahora si brillaban completamente embriagados de lujuria.

¡Pero mamá!

Es que… ¡me da un morbo…!

¡Si, pero mamá… yo no creo que…! – la verdad es que me contagió su morbo, especialmente cuando se puso de pié y se me acercó contoneando las caderas con una infinita sensualidad.

¿Cómo es que se moverán las putas mijo?, nunca he estado cerca de alguna… – ¡pues yo menos!

Se me acercó y me besó en los labios, suave pero largo, sintiendo mi respiración y dejándome sentir la suya. Pegó y rozó sus senos con mi pecho al mismo tiempo que yo trataba de agarrarle las nalgas, pero ella no me dejaba, quería provocarme más.

¿Y cuánto me va a pagar por el trabajito patrón? – me preguntó alejándose un poco.

¿Ah, qué?

¿Qué cuánto me va a pagar por el trabajito?… ¿mire que aquí hay carne de primera? – me dijo, agarrándose y apretándose las tetas frente a mis ojos incrédulos.

Pues… ¿de cuánto es la tarifa? – le respondí por fin.

¿De servicio completo?

¿Qué incluye?

Pues todo lo que ve ahorita patrón… todo, todo… – me dijo, dándose la vuelta y bajándose un poco el pantalón para mostrarme que traía de nuevo la tanga aquella.

Mmmm… muy bien, me parece bien la mercancía, – ¡no me podía creer estarle llamando mercancía a mi propia mamá! – ¿cuánto me va a cobrar?

150 con todo y propina por una hora de servicio

¿150, no es mucho?

Lo vale esta carne… ¿o no? – me respondió levantándose la playera y enseñándome sus senos metidos dentro del top.

Ahora me hace gracia, pero en aquel momento los 2 creímos que las putas caras cobraban no más de 150 quetzales, je, je, je. Pero bueno, ninguno de los 2 sabía nada sobre el asunto, tan solo sabíamos que aquel juego sexual, en el que mi propia madre se comportaba como una vulgar ramera y yo como su cliente, nos daba un morbo tremendo y nos calentaba como camiones sin radiador.

¿Y qué quiere el patrón que le haga primero?

Quiero que te desnudes para mí… bailando despacio, tocándote toda… puta… – noté claramente como ese "puta" final la calentó más.

Comenzó a contonearse al son de una música que sonaba únicamente en nuestras mentes, en nuestras almas. Sus caderas dibujaban amplios círculos al tiempo que sus manos empezaban a subirse la playera, la chumpa ya se hallaba en el suelo. Nuevamente apareció frente a mi ese top blanco luego de que sacara la cabeza por la abertura de la prenda superior, con sus grandes melones morenos con la mitad afuera, pero esta vez era por abajo, quedando apenas cubiertos los pezones erectos.

El pantalón cayó a continuación, se lo bajó despacio, paso a paso, hasta quedar por debajo de las caderas. En ese momento se dio la vuelta, enseñándome sus tremendas nalgas, redondas, grandes, duras, con la tira de la tanga perdida en medio de ellas. Así terminó de bajarse el pantalón hasta los tobillos, para luego sacárselo, no sin perder un poco el equilibrio, y quedarse con ese conjunto blanco de ropa interior. Debo hacer la anotación que aunque a mi me pareció el striptis más caliente, fue en realidad bastante amateur, pues ni ella sabía bailar ni yo había visto jamás un show de desnudos… pero igual nos puso como estufas.

¿Y ahora qué desea el patrón que haga, quiere que me quite la tanga y el top… o que le chupe "algo"? – "o que le chupe algo", claro que quería eso… bueno, ¡las 2 cosas!, pero tenía otra idea.

Quiero que te frotés toda, que me metás mano entre sus partas y que te las restregués… frente a mi.

Nuevamente su rostro se iluminó de lujuria, parecía que entre más sucias fueran las cosas que le pedía, más se calentaba. Mamá se tiró sobre la cama con las piernas abiertas, se levantó el top mostrándome sus grandes senos, con los pezones bien parados y duros, los agarró y empezó a frotarlos y a restregarlos. Con su otra mano se frotaba el vientre, pasando desde sus ingles hasta el ombligo. Desde donde estaba, parado, apoyado en la puerta frente a ella, podía ver por la mancha sobre su tanga lo caliente que estaba.

Cada vez sus caricias se hacían más fuertes, más intensas, su mano desaparecía entre sus piernas, las que apretaba para sentir placer con mayor intensidad. Sus ojos pasaban de estar abiertos como platos a cerrados con fuerza, entrecerrándolos suavemente en otras ocasiones. De igual forma pasaban de tener una expresión sumamente vívida a quedar totalmente en blanco, mi madre estaba gozando de aquello con tal intensidad que jamás me lo habría imaginado… ¡y aquella era la primera vez que se masturbaba en su vida!

Pronto el sudor cubrió su cuerpo, el top, enrollado en su pecho, y la tanga, bien metida entre sus labios vaginales, transparentaban el color de su piel morena de lo mojados que también estaban. Sus cabellos se enroscaban y adherían a su rostro, que mantenía la boca abierta y los ojos semi abiertos pero en blanco, era espectacular ver a mi mami acercarse vertiginosamente al orgasmo. Y para ayudarla, me acerqué e introduje 2 dedos dentro de su sexo, que entraron como cuchillo caliente entre mantequilla, estaba tan mojada que parecía tener una fuente allí adentro.

¡¡¡OOOOOUUUUHHHHH!!! ¡¡¡SIIIIIII MIJOOOOO, MAAAASSSSSS!!! ¡¡¡AAAAOOOGGHHHH!!!

¡Dale mama, estallá de una buena vez, perra asquerosa!

¡¡¡¡AAAAAAAGGGGHHHHH!!!! ¡¡¡NENE, NENEEEEEOOOOGGGHHHHH!!! ¡¡¡¡AAAHHHH, QUE RICOOOOOUUUUGHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAAAAGGGGHHHHH!!!!

Si alguna vez han tenido sus dedos adentro de una mujer cuando está alcanzando el clímax, sabrán lo rico que se siente. Y más todavía cuando esa mujer se moja exageradamente como mi mamá… y más todavía si sintieran el tremendo morbo de estárselo haciendo a su propia madre. Es algo inexplicable, una especie de corriente eléctrica que te estremece por completo. Claro, a mucho esto puede parecerles una aberración, y está bien, pues en cierto modo lo es, no todas las cosas funcionan igual para todo el mundo.

Mamá se quedó inmóvil sobre la cama, con las piernas abiertas colgando y las caderas al borde, mostrando los ríos de fluidos que manaban de su interior. Su sexo enrojecido me daba una imagen única de una hembra caliente, una hembra humana en celo. Y yo ya no aguantaba mi propia excitación, mi calentura crecía segundo a segundo que permanecía mirando aquello, era incontrolable.

Por fin ella abrió los ojos, aun llenos de lujuria, pero mostrando un gran agotamiento. Me dijo con voz suave, grave y muy seductora

¿Qué más va a querer el patrón?

¿Qué más puedo pedir? – le respondí como un zombi.

Todo cuanto usted quiera… usted es el patrón, el dueño y señor de esta ramera por una hora completa

Aquello no estaba haciendo otra cosa más que iniciar

Continuará

Ricardo David

(Garganta de Cuero)

Pueden mandarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.