Consentidor

Un marido cornudo ve como en una fiesta varios hombres dan un repaso a su esposa.

CONSENTIDOR

Era la fiesta de Javier, sabia que Amanda estaría allí, tenía ganas de verla, hacía más de una semana que no la veía. Era mi mujer y tenía que recuperarla costase lo que costase.

Me presenté en la fiesta a eso de las once de la noche, la casa de Javier tenía un amplio recibidor y cuatro habitaciones, a parte del salón, baño y cocina. Debía de haber unas cincuenta personas, estaba llena y era difícil desplazarse por las estancias de la casa, buscaba con la mirada a Amanda pero no la conseguía ver, entre la multitud, busqué en la primera habitación, allí no estaba, probablemente no habría llegado aún, no perdía la esperanza y pensaba en el momento que la vería. Quería hablar con ella, solo hablar, me venían a la mente las imágenes de ese maldito día. Había salido antes del trabajo y al llegar a casa encontré follando a Jaime y a Amanda, el cabrón de Jaime siempre había tenido éxito con las mujeres pero nunca pensé que podría tirarse a mi mujer, aunque lo habíamos hablado y quería hacerme cornudo. Cuando entré en nuestra habitación ella estaba sobra Jaime cabalgando y gritando como una zorra en celo, nunca la había visto así de excitada, lejos de sorprenderse o parar, ella me miró y me dijo que me sentara y aprendiera como se follaba a una hembra como ella, aún recuerdo que Jaime sonreía, tomé asiento en la misma cama, cerca de ellos, Amanda seguía cabalgando con el mismo ímpetu a Jaime. Se sacó la polla de Jaime de su húmedo coño y mirándome a la cara me dijo que la iba a dar por el culo, cosa que no me dejaba hacerla porqué decía que yo no daba la talla como macho. No daba crédito a lo que veía, él se la estaba follando y ahora la iba a partir en dos, conmigo de testigo. Lo mejor de todo es que estaba empalmado y quería masturbarme, cuando Jaime agarró su polla y se preparó para metérsela me dí cuenta el porqué era Jaime el elegido para taladrarla, tenía un príapo fuera de lo común y ella siempre decía que necesitaba más falo, el mío no era suficiente para ella.

Amanda se dio cuenta de que me estaba excitando y me dijo que me sacara la polla, así lo hice, como un buen cornudo consentidor, me la empezó a chupar y Jaime la taladró el culo con su descomunal falo, al chillar abrió tanto la boca que noté en la punta del falo su campanilla, mientras Jaime la embestía yo recibía a cambio una buena mamada, en pocos empujones me salieron unos generosos chorros de leche que llenaron la boca de putita de Amanda, quedé sentado mientras ellos seguían a lo suyo y miraba con admiración a Jaime, que además de tener excelente dotación tenía buen aguante.

Ella seguía chillando de placer y recriminándome lo poco que la follaba y lo mal que lo hacia, que necesitaba un hombre y que se iría con Jaime ya que él le daba lo que ella quería. Me fui a dar un paseo a recapacitar sobre lo que había visto y cuando volví a casa no estaba ella, lo único que había dejado era un papel donde me indicaba que me vería en la fiesta de Javier, que si la quería recuperar debería ir allí.

Y allí estaba buscándola con desesperación entre la gente, después de haber buscado en dos de las habitaciones, en la puerta de la tercera estaba apoyado Jaime, me miraba y con la mano me indicó que me acercara, al irme acercando a él me dieron ganas de pegarle pero no quería montar ningún numerito. Al llegar a su altura se me acercó al oído y me dijo que si había disfrutado con lo que vi el pasado día en mi casa, a lo cual le respondí que si, sonrió y me susurró al oído que pasara que no había visto aún lo puta que podía ser Amanda.

Entré en la habitación, Amanda estaba semidesnuda en la cama tumbada, no tenía parte de abajo y sus pechos estaban sujetos por un simple sostén de encaje color rojo, que dejaban ver sus generosos pezones, los cuales tenía tiesos de excitación. Había cuatro hombres alrededor suyo, se estaban pajeando y ponían a tono sus penes, a los cuales se unió Jaime nada más entrar. En la misma habitación había otras cuatro personas, dos chicos y dos chicas, mirando el espectáculo. Amanda al verme, me dijo con voz alta y clara; "si me quieres recuperar siéntate y observa pedazo de cornudo" avergonzado y sin ni siquiera intentar decir nada me senté con las otras personas que miraban. Uno de los hombres que rodeaban a Amanda y se masturbaba era moro y tenía una polla igual o más grande que Jaime. Mi mujer daba lametazos al azar entre los falos que tenía ante ella, parecía relamerse, era una puta consumada y me lo estaba demostrando. Uno de los hombres cogió su cabeza y hundió su polla en la boca de ellas, esta sin resistirse la empezó a lamer y chupar como si degustara algo bueno y rico, sin tiempo a darse cuenta el moro la agarró las caderas y clavó su pene negro y gordo en su culito, ella gimió pero lo asimiló bien, le había venido que ni al pelo que Jaime la desvirgara su culito virgen. Otro de los hombres se puso en la derecha otro a su izquierda y esta con sus manos les empezó a masturbar, Jaime como pudo se metió entre ellos y le empezó z comer su coño. Las chicas que estaban mirando el show me observaban y sonreían, miraba a Amanda y ella me miraba fijamente, la zorra estaba disfrutando, de eso no cabía ninguna duda. Los empujones del moro se hacían cada vez más intensos, su falo la taladraba en cada acometida y lo debía de estar sintiendo muy adentro, se intentaba quejar pero siempre tenía una polla cerca de la boca para tapársela, la putita estaba recibiendo su merecido.

Al sacar el moro su falo de su culo, el agujero estaba bien dilatado y le costaba cerrarse. Por mi parte, ante la excitación que me producía lo que allí veía saqué mi pene y me comencé a masturbar, sin importarme mucho lo que dijeran mis compañeros de observación. Amanda seguía recibiendo lo suyo, otros de los chicos ocupaba el culo de Amanda, mientras por delante estaba siendo empalada por Jaime, ahora era el moro el que tenía la polla metida en su boca, parecía que la estaba ahogando, los gemidos a penas se podían oír, el moro la tenía cogida por el pelo y movía su cabeza a su antojo.

Un par de los hombres se masturbaban con rapidez, por la cara que tenían se iban a correr encima de ella, y así fue, la llenaron las tetase de semen mientras Jaime seguía follandola a conciencia, Amanda parecía cansada, estaban siendo demasiadas pollas para ella, aunque era una buena putita. Por mi parte seguía a lo mío y me di cuenta que las chicas que tenía al lado se habían puesto bastante calientes, se estaban magreando con sus acompañantes y de vez en cuando se besaban entre ellas, me estaba excitando muchísimo. Jaime que me estaba viendo masturbarme, me dijo que si me iba a correr se lo echara encima de Amanda, ella me miró y asintió con la cabeza, estaba siendo gozada como nunca, sudaba y le costaba moverse. El moro que era el que llevaba la voz cantante del grupo, le dijo a Jaime que la empezara a encular, que el la follaría por delante, y así empezaron de nuevo a empalarla, los dos rabos que tenía dentro eran de campeonato y ella casi no podía ni moverse, aproveché me acerqué a ella y cuando se giró la solté unos buenos borbotones de leche en su cara. Ella me miró y me dí cuenta que estaba extenuada, la pregunté si vendría a casa después y me dijo que si, el moro la empezó a follar de manera brutal, salía y entraba en ella como nunca nadie lo había hecho, se estaba corriendo, la iba a llenar su coño con leche mora espesa, y así lo hizo el moro pegó dos bufidos y agarró con fuerza sus tetas, ella no podía más calló rendida.

Me gusta que se follen a mi mujer.