Consentida

Chicas, dejen que consientan sus traseros. He vuelto...

La sensación es deliciosa. Sus manos presionan mis nalgas separándolas de forma que su nariz y boca se hunden entre ellas. Aspira el aroma que despido al tiempo que las besa de manera suave y pausada. Saca su lengua y comienza a recorrer toda la hendidura dejando rastros de saliva. Yo lo ayudo tomando mis nalgas y abriéndolas un poco más, quiero que llegue a lo más profundo. Trata de colocar su lengua encima de mi ano, siento un leve cosquilleo; la tanga no permite que pueda encontrarlo. Comienza a pasear uno de sus dedos tratando de localizarlo, lo encuentra y empujando un poco logra que se dibuje debajo de la tanga; el dedo es reemplazado por su lengua. Realiza movimientos circulares, picotea rápidamente, mi ano se contrae. Disfruto las caricias.

Decido el siguiente movimiento: Retiro la tanga que cubre el ano, queda vulnerable y listo para la caricia en vivo. No tarda en realizar el mismo movimiento con su lengua en él. Esta vez deja un poco más de saliva la cual comienza a escurrir hacia mis piernas enfundadas en unas cálidas medias negras. Sé que me está lubricando para algo mejor.

El tiempo no importa. No hay prisas. No hay presiones ni prejuicios. Mi arreglo y la ropa seleccionada provocó el efecto esperado. En cuanto me vio se disparó una tremenda erección que no paso desapercibida por mí. De inmediato me atrajo hacia él y volteándome me empino de forma que mi trasero quedó pegado a su pene. Se lanzaba hacia adelante colocándolo aun con la trusa enmedio de mis nalgas; una, dos, decenas de veces; unas de forma suave, otras violenta; todas deliciosas.

Llegado el momento, decidió consentir mi trasero con las caricias de su rostro, su boca, su lengua. Se afianzó de mis caderas y comenzó a morder mis nalgas, me empinó hacia adelante; sentí un golpe seco seguido de un beso, luego en la otra nalga la misma acción; yo gemía de placer. Después de cada nalgada su beso se sentía fresco y relajaba mi nalga dolorida, imagino que enrojecida; una visión cachonda para él.

Ya no deseo otra cosa que sentir que me penetre. Su pene me gusta: Largo, no muy ancho, completamente destapado del glande, sus venas resaltan haciéndolo ver exquisito.

No llevo prisa pero mi deseo se impone así que decido terminar con sus caricias y tomándolo de la mano le invito a sentarse en el pequeño sillón de la habitación. Su pene se ve majestuoso y sin esperar invitación me pongo de rodillas delante de el y de forma inmediata lo desaparezco por completo dentro de mi boca; sin sacarlo comienzo a acariciarlo con la lengua, lo succiono; el se estremece ante la caricia, entre suspiros me pide que levante mis ojos, me dice que le fascina verme así maquillada de forma muy marcada y con su pene en mi boca, le parezco una "puta golosa". A petición de el comienzo a sacarlo dejando rastros de saliva, lo voy succionando conforme sale de mi boca, la lengua también hace lo suyo.

Después de un rato de deliciosa felación me pide que le muestre mi trasero, quiere admirarlo antes de hacerme sentir su virilidad, quiere nalguearlo nuevamente al tiempo que me penetra, sus palabras disparan mi deseo de agradarlo al máximo.

Con eso es suficiente. Se abalanza detrás de mí, me afianza por las caderas y tomando su pene comienza a golpear mis nalgas, el sonido del golpe nos enardece, le pido que me penetre, que deseo ser suya; no espera más y retirando la tanga apunta su miembro sobre mi ano. Paso mis manos hacia atrás y abro mis nalgas; la punta de su miembro logra introducirse, siento dolor, se da cuenta pero hace caso omiso y empuja nuevamente, hay otros cms de su miembro dentro de mí. Comienza a dar rienda suelta a sus deseos; estando asi medio penetrada vuelve a nalguearme, el dolor que siento se va convirtiendo en un placer perverso. Vuelve a empujar, más golpes; ahora yo me empujo hacia atrás, más dolor y más golpes, estamos disfrutando como nunca. Un empujón más. Listo, ya estoy completamente penetrada, siento los vellos de su entrepierna cosquilleando mis nalgas.

Abro más las piernas y las nalgas, logra empujar otro poco, la tengo toda adentro; nos quedamos quietos, disfrutando la sensación, mi ano se contrae tratando de expulsar al intruso, el dolor va desapareciendo, los golpes han cesado, ahora hay un sinfin de caricias en mis nalgas y piernas, le fascina sentirlas enfundadas en las medias; recorre los tirantes del liguero, me disfruta tal y como lo prometió.

Pasado un rato, comienza a retirarse hacia atrás hasta sacar por completo su miembro exageradamente erecto. Le reclamo la acción. Me hace rabiar. Quiero sentirlo. Me pide calma, que tiene una sorpresa para mí. Me intriga lo que quiere hacer. Se levanta y se dirige al lugar en que se encuentra su maleta, la abre y saca un extraño paquete. Lo insto a que se apure con voz melosa; me pide calma mientras abre el paquete. Se coloca nuevamente detrás de mí, vuelve a afianzar mis caderas y me penetra de una sola estocada, hasta el fondo. Esta vez comienza a moverse lentamente. Siento un objeto suave y frio recorriendo una pierna. Le pregunto de que se trata y por respuesta recibo un golpe con ese objeto en mi nalga derecha. Es un consolador de latex de tamaño mediano. Me lo pasa y me pide que lo mame como si se tratara de un pene real, yo acepto gustosamente. Sé que me observa a traves del espejo. Siento como sus movimientos se hacen mas fuertes y profundos. El juguete está completamente ensalivado, lo veo con un brillo delicioso que me enardece aún más.

Me pide que me detenga y al hacerlo me pide que le entregue el juguete; se retira y en lugar de su pene introduce el juguete sin ningun problema; es un poco más ancho y largo que el suyo. Me pide que lo sostenga con una de mis manos y levantandose se acuesta frente a mi de manera que su pene queda frente a mi boca, sé lo que desea.

Asi comenzamos la siguiente accion: comienzo a felarlo nuevamente mientras me encuentro penetrada por el juguete; ya no nos detenemos, lo mamo con cierta brusquedad cuidando de no lastimarlo. Su respiración se agita, toma mi cabeza y mueve sus caderas de una forma rápida, me preparo para recibir su semen. Más rápido y más profundo. Al fin termina en mi boca y con el juguete hasta el fondo no espero más, libero mi pene de la tanga y me mansturbo hasta terminar en mi mano libre. Como acto final engullo parte de mi semen saboreándolo deliciosamente. El resto lo embarro en la hendidura de mis nalgas simulando que fue el juguete el que lo expulsó.

Fue una experiencia maravillosa que espero repetir nuevamente.