Conseguí lo que quería
Sexo, sexo y nada más que sexo.
'Sabía que esto iba a pasar'. Eso era lo que pensaba mientras me encontraba a cuatro patas siendo follada por la boca y por el coño por dos tipos que ni siquiera conocía. Aunque no estaba nada mal eso de que te la clavasen por partida doble. Es algo que siempre me ha gustado, incluso desde que mi padre y sus amigos empezaron a follarme cuando tenía 13 años. ¡No hay nada como una polla y si puede ser, tantas como sea posible! Moví hacia atrás el culo contra el tío que la tenía en mi coño, con lo que me la metió hasta el fondo de mi húmeda raja. El que la tenía en mi boca hizo chocar sus huevos contra mi barbilla y agarró una de mis tetas, pellizcándome el pezón entre el pulgar y el índice, aplastándolo con fuerza y haciéndome llorar de dolor. Estos tíos iban a acabar siendo bruscos, pero no me importaba. Cuanto más brusco, mejor. El que follaba mi coño metió un pulgar en mi culo, diciéndole al amigo al que se la estaba chupando lo que estaba haciendo. Luego me metió el otro pulgar también y empezó a abrirme el ojete con ambos. Aquello me hizo recordar la primera vez que mi padre me dio por el culo. Me había hecho chupársela casi a diario e incluso se había corrido en mi coño un par de veces, pero darme por el culo era una forma de follar completamente diferente. Mi padre llevaba follándome unos cuantos meses. Una noche, mientras mi madre estaba en su clase de areobic, mi padre me hizo desnudarme para él y chupársela mientras él veía su peli porno favorita... una adolescente a la que se follan tres tíos a la vez, todos su agujeros llenos de carne. Estaba bajándome la cabeza sobre su polla con las manos cuando me dijo que me detuviese. Levanté la cara y me hizo que me diese la vuelta y me inclinase sobre la mesita del café. Recuerdo ver a la chica de la película. Sus tetas aplastadas contra el pecho del tío que tenía la polla en su coño, mientras que el que estaba detrás de ella le enterraba el miembro en el culo. No podía verle la cara, pero sé que tenía la boca llena de polla. La chica se movía al compás con los tres tíos, recibiendo complacida sus vergas y dándoles placer con todos los agujeros de su cuerpo. Entonces no sabía que en un par de semanas mi padre me haría hacer eso mismo con sus amigos del trabajo. Mi padre me metió un dedo en el culo usando los jugos de mi coño para lubricarlo. Empezó a meter y a sacar el dedo, para luego añadir otro más. Me gustaba. Luego empezó a abrirme el ojete con los dedos, cada vez más. Gemí y sentí cómo de mi coño empezaba a salir una enorme cantidad de jugos que cayeron deslizándose por mis muslos. Entonces lo hizo. Metió la punta de su polla en mi culo. Me sujeté a la mesa al sentir que me cogía con fuerza de las caderas. Sabía que me iba a follar sin contemplaciones. Sentir a ese tío preparar mi ojete para recibir a su polla, me hizo recordar todo aquello. Cuando noté que me metía el capullo, pensé en la cantidad de pollas que había tenido en el culo ¡y ni siquiera había cumplido los 18! ¿Cuántas más tendría en el futuro? ¿Cien? ¿Mil? El tío que me la había metido en el culo empezó a bombear. Su amigo se había puesto tan cachondo viendo cómo me la metía por el culo que se corrió, disparando una enorme y caliente descarga de semen en mi boca. Una pequeña cantidad me cayó por la comisura de los labios yendo a parar a mis tetas. Cuando acabó de correrse, sacó el miembro de mi boca y extendió su semen por mis labios y mis tetas. Me cogió una teta con cada mano y empezó a pellizcarme los pezones de nuevo, retorciéndolos. Se inclinó hacia delante y dejó un par de manchas de viscoso semen en mis pezones. Me dijo que parecía una puta y que era una pena que el resto de sus amigos no estuvieran allí para montar una orgía. Me dijo que abrises de nuevo la boca y limpió su polla en mi lengua, luego se sentó a un lado para ver cómo su amigo me destrozaba el culo. Los envites de éste eran cada vez más fuertes. Mis tetas golpeaban mi cuerpo cuando sacaba toda la polla fuera de mi culo, pero enseguida la volvía a enterrar con fuerza en él. Estiré un brazo hacia abajo y empecé a juguetear con mi clítoris hasta conseguir correrme, de forma que pudiese concentrarme completamente en aquel tremendo polvo anal. El tío empezó a follarme con más violencia. Me dolía cada vez más puesto que la polla de aquel tío estaba ya apenas lubricada. Tras unos cuantos minutos más, la sacó, me agarró la cabeza por el pelo e hizo que girase la cara hacia él. Me dijo que le humedeciese la polla para que pudiese darme mejor por el culo. Me la metió con fuerza en la boca. La misma polla que segundos antes había estado enterrada en mi culo. Se la chupé, comiéndosela con ganas porque quería que siguiese dándome por el culo. Pensé en todas las veces que mi padre me había hecho aquello mismo: follar mi boca, mi coño y mi culo, desplazándose indiscriminadamente de uno a otro agujero, y utilizando mi boca para limpiar su polla. El tío la sacó de mi boca y me empujó de nuevo a mi anterior posición, boca abajo en el suelo. Me dijo que levantase el culo y que me separase los cachetes. De rodillas, con el culo en pompa, separé mis cachetes y sentí cómo su capullo volvía a forzar la entrada de mi ojete. En realidad me sentí como una puta. La polla del tío que nos miraba estaba empezando a onerse dura de nuevo. Supuse que muy pronto volvería a tenerle sobre mí. Mientras le estaba mirando, se levantó y se acercó al teléfono. Marcó tres o cuatro números diferentes, y cada vez que alguien contestaba, él preguntaba si querían divertirse con una chica que él y su amigo habían conocido. Cuando dejó de llamar, me dijo que unos cuantos amigos suyos venían de camino. Me iban a follar como nadie lo había hecho antes. El tío que me estaba dando por el culo empezó a bombear con más fuerza. Mientras el otro tío nos observaba, se corrió en mi culo. Cuando empezó a descargar, me agarró de las caderas y me apretó los cachetes del culo uno contra el otro, de forma que su polla estuviese bien apretada entre ambos. Podía sentir su esperma llenándome. Era algo fantástico. Como cuando mi padre me daba por el culo durante horas, para luego correrse con un enorme río de cálido esperma. Por fin, la sacó de mi culo y se fue a tomar una cerveza. Me tendí en el suelo sintiendo cómo el semen salía goteando de mi estrechoa abertura. En aquel momento, no me importaba lo más mínimo lo que pudiera parecer. Tenía leche por toda la cara, en las tetas, en el coño y en culo, y me encantaba. No habían pasado más de quince minutos cuando alguien llamó a la puerta. Era el primero de los tíos que venían a montarse una orgía conmigo. Era un chico alto con el pelo rubio. De pronto, el que acababa de darme por el culo me dio una patada en las costillas y me dijo que me girase. Me puse boca arriba y separé las piernas. El chico rubio no se desnudó, solo se bajó los pantalones y me metió la polla sin más. Me agarró las tetas para equilibrarse y empezó a martillear mi coño con gran vigor. Me amasaba las tetas cada vez con más fuerza mientras me follaba, al tiempo que sus amigos le animaban. Se corrió unos cinco minutos después, pero fue una descarga descomunal. El esperma salía a chorros de mi coño cuando sacó su miembro de él. No tuve tiempo para descansar ya que, mientras aquel chico me follaba, dos tíos más habían llegado a la fiesta. Recuerdo a alguien diciéndome que me pusiese a cuatro patas, y enseguida una polla apareció dentro de mi boca y otra se deslizó en el interior de mi lubricado coño. El miembro de mi cara no estaba duro del todo, pero en cuanto empecé a chuparlo y lamerlo, se puso firme y me penetró hasta la garganta. Aquellos dos tíos estuvieron conmigo casi una hora entera. Cambiaban de posición cada pocos minutos; de mi boca, a mi culo; de mi culo, a mi coño, para luego volver al principio. Me metieron las pollas en todos los sitios que pudieron. Los otros tíos, que nos estaban mirando, comentaban lo cachondos que les ponía ver cómo aquellos dos me follaban sin parar. Llegados a un punto, los dos tíos decidieron intentar meterla los dos a la vez en mi coño. Levanté el culo todo lo que pude y noté sus dedos abriéndome el coño, preparando el camino para sus dos capullos que muy pronto empezaron a penetrarme. Al principio, era demasiado estrecho para tanta carne junta, pero tras unos pocos minutos mi cuerpo se acostumbró y aquellos dos tíos empezaron a follarme al ritmo normal. Me encantaba la sensación de sentir mi coño completamente lleno con dos pollas. Aquello duró un buen rato, luego volvieron a utilizar agujeros distintos. Pude probar el sabor de mi culo y de mi coño en las pollas de aquellos dos tíos. Fue fantástico. Cuando iban a correrse, la sacaron del agujero en que la tenían metida en aquel momento, me hicieron tumbarme boca arriba y colocándose uno a cada lado se masturbaron hasta correrse. Me empaparon por completo con dos largas corridas, con chorros y chorros de cálida leche. Mi cara, mis tetas y mi vientre acabaron cubietos completamente de semen. En aquel momento, yo era una puta feliz. La cosa siguió durante horas. No sé cuántos hombres me follaron. Lo único que sé es que cuando llegué a casa, mi padre me estaba esperando. Cuando entré en casa, vio el semen seco por toda mi cara y mi pelo. Sonrió y me dio un beso. Yo sabía que ahora le tocaría a él. Me quitó el vestido y las bragas, ambos empapados en semen. Pensé que no sería capaz de aguantar una polla más aquel día, pero al sentir las manos de mi padre acariciándome las tetas, supe que estaba lista para una noche de sexo.
Me encanta el sexo duro y las obscenidades. Cuanto más guarro mejor, no quiero nada de romanticismo y ese tipo de cosas. Soy una puta y puedo llegar a ser tu puta si me escribes a