Conquista inesperada
Conquista inesperada...
En mis constantes viajes de trabajo he tenido qué transportarme básicamente en autobuses de todas las categorías. En uno de mis viajes recientes, compré con la debida anticipación mi boleto para llegar a mi destino a una hora determinada, con el tiempo justo para llegar a mi compromiso.
A la hora de abordar el carro me doy cuenta que no reúne las características del servicio comprado y más todavía, escucho a algunos pasajeros comentar que es "la vida cansada", que en lugar de tardar 4 horas en llegar al sitio que yo me dirigía, tardaba cerca de siete.
Esto me desanimó, dada mi urgencia. Me dirigí al mostrador, me digeron que no había otra salida sino hasta cuatro horas después. No me quisieron devolver el importe, hice mucho coraje y el tiempo corrí. Fui a otra compañía y conseguí un servicio ejecutivo que demoraba sólo TRES HORAS.
Fue definitivamente, OTRA COSA. Gracias a esa dichosa equivocación fui a ocupar un cómodo sillón reclinable individual, tipo avión. A mi lado, se sentó un hombre joven, 28 a 30 años, jeans y playera.... tennis, desparpajado, lentes de sol sobre la cabeza. Un muchachón.
Como me había levantado muy temprano, me propuse dormir durante el trayecto... al intentar hacerlo y buscando una posición muy cómoda, vi com mi vecino buscaba comodidad para la carga que llevaba en la entrepierna.
No creí que fuese cierto lo que estaba viendo, pero aquello era un paquete de muy buenas proporciones.
Parecerá que ando cazando vergas grandes, pero aquella me lo parecía. Total, el tipo se acomodó, de algún modo me rozó la pierna... yo acerqué la mía con cierta inquietud... acto seguido, fingió dormir. Yo llevaba mi maleta de trabajo sobre las piernas y entonces la situé lo más cerca posible de mi vecino, la tomé de tal modo que mi mano derecha quedase casi sobre su pierna izquierda y el hombre ni se inmutó... Conforme el autobús devoraba kilómetros, aquella pierna se acercó más, yo puse ya descaradamente mi mano sobre la pierna y lentamente, no sin emoción y algo de miedo a un rechazo, me acerqué a la presa: Sentí una gran verga semierecta bajo la ruda tela del jeans.... la tomé cínicamente, la acomodé de modo que pudiese sentir yo la dureza que empezaba a tener y me posesioné del glande.... se sentía muy muy grande. Lo sobé delicadamente, la pierna hizo más presión, el tipo se coloca sobre las piernas la chamarra que llevaba en su brazo derecho, la extendió y cubrió mi mano. Enseguida, abrió su pantalón y el rico manjar quedó expuesto a mi ávida mano... era una gran verga, acaricié delicadamente y mis dedos se enredaban en una pelambre excitante... toqué los huevos que como grandes globos pedían ser exprimidos... me di una calentada tremenda. Quise acomodar mi propia verga que ya deseaba salir de su encierro y rápidamente mi compañero de viaje deshizo el encanto... subió el zipper y cerró su pantalón. No entendí, entonces abrió los ojos, se me acercó y dijo si vas al mismo sitio que yo, espérate, te invito a mi casa, vivo solo y cerca de la terminal.
Increible, pero cierto, así ocurrió, repito, dichosa equivocación...
Aprovechamos para dormir algo los dos y llegando a nuestro destino, recogimos maletas y tomamos un taxi a su casa. Llegamos y en el preciso momento de meter su llave en la chapa de la puerta, se detiene una camioneta y baja un hombrazo de unos 40 años, alto, fornido, tipo vaquero, muy campechano y entonces fuimos presentados mutuamente como "un amigo".
El nuevo amigo dijo: "Cabrones, ya van a hacer sus cochinadas"... "Inviten".
Jaime, mi acompañante me dijo: "¿Estás de acuerdo?"
No pude negarme, los dos estaban para comérselos y entramos los tres a la casa.... era mediodía, Jaime fue a la nevera y volvió con tres latas de cerveza. Ellos dos empezaron a desnudarse y las dos enormes vergas estaban a todo lo que daban. La Elías, el tercero en "discordia", tenía una extraña forma de hongo, larga y delgada, con un gran cabezón, daba la impresión de que calzaba un sombrero, huevos medianos, lampiños y nalgas redondas y ricas.
Propusieron una mamada triple y apenas me desnudé yo, nos fuimos a la alfombra y formamos un triángulo. Qué ricas chupadas de verga, huevos y culos. Elías metía su lengua en mi agujero de un modo que casi me hace vaciar mi esperma.
Me contuve y entonces Jaime dijo: "Voy de mano", me hizo mamarle la verga, ensalivársela totalmente, luego se puso un condón con una superficie rasposa, pero rica... olía a fresas frescas... puso jalea lubricante en su mano, me metió primero dos y luego un tercer dedo en el culo, al momento que ya estaba yo sobre mis rodillas y codos... cuando sintió que ya estaba listo, me dio una gran cogida, me la metió de un solo golpe, grité y entonces Elías dijo... "El bebé quiere su chupete" y me puso su verga en la boca... empecé a succionar, subía y bajaba su prepucio con mis labios, luego recorrí toda la estaca con mi lengua y fue cuando senti la descarga caliente de Jaime en mi culo. Nada delicado, me la sacó como la metió: de golpe.
Se quitó el condón y vino a mi boca, alcancé a lamer algo de su semen, el resto, muy abundante por cierto quedó capturado en el condón...
Elías cambió de posición, fue a mi culo, me abrió las nalgas, chupó los residuos del lubricante que el otro había introducido y enseguida empezó el mete y saca... Yo sentía como si tuviese un destapacaños en mi agujero, tan grande así era la cabezota de su rica verga... Éste se vació más rápido...
Nos bañamos juntos los tres y luego Elías me pidió la verga en la boca... me dio tres o cuatro lamidas y solté chorros y chorros de mi espeso y oloroso semen... Lo tragó con deleite.
Nos vestimos y ambos fueron a dejarme a mi hotel.
Estuve dos días en esa ciudad y las dos noches, repetimos la escena.