Conquista en el metro

Mientras quede pabilo, si una vela se apaga.... siempre queda otra encendida.... todo es cuestión de no perder la esperanza de que toda mejora es un cambio, aunque no todo cambio signifique siempre una mejora... En todo caso, lo que viví en el metro considero que es digno de compartirlo con ustedes.......

CONQUISTA EN EL METRO

Vivo de prisa entre los compromisos de trabajo y la atención de mi casa. Además, hago algunos trabajos de diseño gráfico por lo que mi tiempo diario comprende casi 20 horas de actividad ininterrumpida. Lógico es que, estando vivo y habiendo vivido tantas experiencias sexuales hombre-hombre, que son las que disfruto y busco, sin dejar de lado las masturbaciones en solitario, busco siempre, de algún modo algún "encuentro del tercer tipo" y creo que mi mirada es más que elocuente. He llamado la número 34 a aquella en la que mis ojos van de los ojos del tipo que me gusta hacia su bragueta.

Aclaro que soy sumamente varonil, aunque ya maduro, sin embargo, atraigo la atención, siempre he usado bigote ancho y largo, ahora tengo una barba de candado entrecana, tengo buena nalga y si se aprecia con atención, mi bulto destaca de algún modo, aún sin erección pues mi verga es cabezona.

Pues bien, desde hace un mes viajo en el metro, el transporte colectivo seguro y rápido de mi ciudad Monterrey, al Norte de México. Son 14 estaciones las que debo cruzar para llegar a mi destino, tanto de ida como de vuelta. Uso este medio de transporte debido a que hace muchos años no conduzco un automóvil propio y hasta hace 40 días me movía en taxi, de allí que conté muchas experiencias vividas con taxistas, aunque me queda pendiente de contar una con un taxista muy.....

Bueno, mi historia real de ahora es lo que viví en el metro esta semana: El lunes 8 por la tarde, tomé el vagón de regreso a casa, estaba muy transpirado, me sentía sucio, cansado, con deseos de llegar y darme una ducha reparadora, pero también sentía un escozor que me indicaba una calentura que requería inmediata atención y llegué a pensar en bañarme y hacerme una riquísima puñeta en solitario, disfrutar de acariciar mi cuerpo con el jabón de tocador y burbujas, descansar........

El vagón estaba atestado de personas que se adivinaban ansiosas por llegar a sus destinos. En la siguiente estación se desocupó un sitio cercano a la puerta. Me senté de inmediato, estiré mis piernas todo lo posible y puse mi antebrazo sobre un descanso o pasamanos.....

Estación próxima: bajan dos o tres personas y suben veinte o más, el vagón sigue congestionándose. Siento de pronto "algo" en mi codo..... ese algo era el bulto de un muchacho altísimo, vestido deportivamente. Ese breve contacto incentivó la calentura que me consumía. Opté por mostrar una actitud indiferente, pero con el bamboleo del tren, el arribo de más personas al vagón, el roce se hacía más directo, más íntimo y fui sintiendo cómo aquel bulto creía considerablemente y si no calculé mal, tenía el grosor de un bat de béisbol, largo, aunque claro, nunca como un bat.

Ya casi fuera de mí, coloqué mi mano contraria sobre mi antebrazo y entonces el tipo se acerca más y puedo con los dedos acariciar aquella tremenda verga bien parada...... Sin embargo, no se pudo concretar nada porque el tren estaba arribando a mi destino.

Se podrán imaginar que llegué a casa ardiendo en deseos de coger o ser cogido, de mamar o ser mamado. No me quedó más remedio que llevar a cabo mi plan inicial, con el agregado de la excitación provocada en el metro: Me desnudé, me metí bajo la ducha, me refresqué con el agua que me empapaba totalmente, usé mi shampoo, me restregué con el jabón de tocador, enjaboné enérgicamente mi culo y seguí con mis huevos y finalmente mi verga, retraje varias veces el prepucio, no estoy circuncidado y mi erección empezó a cobrar vigor.

Narcicistamente me coloqué frente al espejo del baño, me puñetée frenéticamente, pensé en la gran verga que había tenido materialmente al alcance de mis dedos y de manera implacable solté chorros abundantes de calientes mecos. Me volví a meter bajo el agua, me enjaboné de nuevo y entonces sentí que mis piernas flaqueaban, había sido una venida fenomenal.

El martes subí al andén del metro esperando encontrar a mi excitador.... nada. El miércoles, igual, pero el jueves..... oh ironía: Llegué al andén y las puertas del vagón se cerraban y dentro... como de película, el tremendo muchachón. Maldije el momento y me maldije por no haber subido más rápido las escalinatas. El cabrón me alcanzó a ver y descaradamente se sobó el enorme paquete.

Subí al siguiente tren y todavía me molestaba por lo ocurrido y como todos los que compartimos la preferencia hombre-hombre, una ilusión interna me decía que podía encontrarlo en mi estación de destino; después de todo, él sabía donde había yo descendido la tarde de nuestra mutua excitación.

Sin embargo, alcancé a tomar asiento y busqué con la vista algo que me distrajera de aquel desencanto y justo en la siguiente estación subió un hombre de treinta y pocos años, bajito, algo llenito, pero sumamente "pachón", es decir, bigote, barba cerrada, los vellos del pecho le subían hasta el inicio del cuello, los brazos cubiertos por un abundante vello.... así me gustan los hombres..... me distrajo felizmente.

Apliqué la mirada 34 y el tipo la entendió, sólo que al clavar mi vista en su bragueta me doy cuenta que, su pantalón de vestir, de esos de "pinzas", acusaba un volumen notorio y atractivo.....similar a una carpa de circo. Mis hormonas buyeron al instante y mi mirada siguió fija en el objetivo; aclaro que no se veía nada monumental, pero el que un hombre vaya luciendo una erección a las cuatro de la tarde, calienta a cualquiera.

Llego a mi destino y pienso que es otra oportunidad que se me escapa. Voy descendiendo la escalinata cuando veo que el chaparrito velludín pasa a mi lado, ágil y como apresurado. Llego a la acera, enciendo un cigarrillo y el cabrón me pide uno. Se lo doy con todo gusto, veo de pasada que su erección permanece.

Empieza la plática y me dice que anda bien caliente, que fue a casa de un amigo porque iban a coger, pero que llegó visita y ya no fue posible. Al momento me pregunta a dónde me dirijo yo y le contesto que a mi casa. Me pregunta que si vivo solo, le digo que sí, entonces me solicita oportunidad para entrar al baño. Acepto.

Llegamos a mi casa, le indico el baño y entra, dejando la puerta abierta, alcanzo a escuchar el chorro de su orina contra el inodoro..... me preparo una cuba de brandy con cola, le pregunto si desea una y contesta afirmativamente.

Estoy sirviendo las bebidas cuando sale y me dice, mostrándome su verga fuera del pantalón: "Esta madre no se me baja".

"Inocentemente" le pregunto si necesita ayuda y sin esperar respuesta, la tomo con mi mano derecha, mientras que con la izquierda le ofrezco su copa. Aquella verga, de unos 15 cm. era rotundamente gruesa, cabezona, sin circuncidar, se veía apetecible, deliciosa..... No esperé más, me aboqué a introducirla en mi cavidad bucal, apenas lograba asirla con los labios, ya goteaba precum, sabía riquísimo, agridulce y fresco......

Ramiro, que era su nombre, deja su copa y me ayuda tomándome de los cabellos con delicadeza y mientras tanto con movimientos de mete y saca dirige mi mamada, en tanto que me dice entre gemidos "Así, asi, es fabuloso, genial papacito.... qué rico me mamas la verga, síguele....... ¿Quieres que te eche los mecos en la boca?"

Me retiro para tomar aire, su verga se tensa y vibra, suelta chorros de caliente leche de macho, me baña la cara completa..... "bufa", gime, solloza y me dice con mucha emoción: "Gracias, cabrón, era lo que necesitaba".

Entonces, como devolviendo el favor, toma mi verga con su mano, empieza a correr y descorrer el prepucio, yo vuelvo a tocar la suya y está de nuevo endureciéndose..... me da una chupada colosal, me sopesa los huevos, me introduce un dedo en mi caliente culo y con eso tuve para voltearme sobre la mesa y quedar culiempinado..... él abre mis nalgas, huele investigadoramente, mete su lengua, lame mi orificio y juega con un dedo y luego dos, bien ensalivados, me lubrica y me dilata el agujero y finalmente, me deja ir hasta el fondo, de un solo golpe su gorda y cabezona tranca.......

Qué cogida más fenomenal, parecía no tener para cuando acabar...... siempre en esa posición, tomándome por la cadera, cacheteando mis nalgas, de pronto subía hasta mis tetillas, me masajeaba, me resoplaba en la base del cuello y en el momento en que yo, sin tocarme soltaba mis mecos, él se convulsionó casi y volvió a venirse, dentro de mi culo..... era un calor y un dolor-ardor que no hicieron sino más enorme y gratificante mi placer. Estaba yo satisfecho.

Ya sin aviso fue al baño, escuché que se aseaba, me pidió una toalla, me dio luego un beso y me agradeció las atenciones.

Intercambiamos teléfonos celulares, sin embargo, ambos somos usuarios cotidianos del metro regiomontano y no dudo que pronto tengamos un nuevo "encuentro del tercer tipo".

Julián.

Agradezco mucho la valoración que hacen de mis relatos, yo que me sentía fuera del mapa, esta semana me he visto entre los tres primeros lugares y dentro del TOP 50 gays, hay cuatro de mis relatos.

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