Conociendo mis gustos sexuales parte 2

Llegada al hotel

A medida que nos acercábamos a el hotel el morbo se iba incrementando, tanto que casi no pudimos aguantar, apenas al entrar en un lugar oscuro del pasillo él me arrincono, me empezó a besar, de la boca al cuello y del cuello a la oreja metiendo su lengua y haciéndome sentir que me caía del gusto.

En ese momento me empezó a tocar por debajo de la falda, me corrió mi tanga de hilo para empezar a dedearme con una maestría desconocida para mí y no se explicar aun porque, pero un pensamiento perverso paso por mi mente. “Debo ser el mejor polvo que allá tenido, has que se acuerde de ti toda su vida”. Le acaricio el bulto por encima del pantalón y le digo a el oído.

  • Voy a ser la mejor puta que alguna vez hallas tenido. (No podía creer lo que acababa de decir estaba fuera de mi)

Me arrodillé frente a él mirándole a los ojos, empecé a mordisquear y a lamer su bulto por encima del pantalón sin dejar de verlo en ningún momento a los ojos mientras le acariciaba sus ricas nalgas y en ese momento le dije.

  • Mi rey esta putita quiere su premio.

Proseguí a abrir la bragueta de su pantalón, saqué su pene, ese pene con el que había soñado tantas noches. Tan pronto se asomo vi una pequeña gota de líquido pre seminal y de forma instintiva pase mi lengua limpiando cualquier rastro, escupí aquel pene hermoso y pase mi lengua desde la base hasta la punta para después tragármelo por completo.

Cuando lo saque de mi boca lo volví a escupir, chupe y lamí sus testículos mirándolo a los ojos. Fue cuando sentí un jalón en el pelo que me hizo levantar y acercándome bruscamente a él.

  • Aquí no puta que te quiero castigar como lo mereces.

En ese momento sentí un escalofrió que recorría mi cuerpo, su brusquedad y sus palabras me ponían a mil.

  • Vamos papi hoy hare lo que tú quieres.

Cuando fui a bajar mi falda el me detuvo.

  • No, quiero que luscas lo puta que eres.

Caminamos así por los pasillos del hotel y subí los tres pisos hasta nuestra habitación moviendo mis caderas lo más posible y sintiéndome la mejor puta, atrayendo con mi culo las miradas de la gente.

Al abrir la habitación él entro delante diciendo.

  • De rodillas, entra como la perra que eres.

Yo me arrodillé y entre caminando en cuatro patas a la habitación moviendo mi trasero para provocarlo y al llegar a la cama me subí así en cuatro como iba y mirando hacia atrás dándole una buena vista de mi trasero le dije.

  • he sido una perrita muy mala, creo que merezco un castigo.

Continuara…

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