Conociendo más y mejor, a mis vecinas maduras.
Poquet a poquet y sin prisas las vecinas se van mostrando como son. Abiertas, generosas y dispuestas a dar y recibir lo que se merecen.
Durante varios días estuve dándole vueltas a la cabeza de quienes podían ser las parejas que tenían esas reuniones de intercambios light, pero por lo dicho muy light. En un momento pensaba unas y al rato me salían otras. Podían ser cualquiera y no las conocía tanto como para poder asegurar nada, salvo que las que se reunían debían de ser del “grupo” de ellos. Tenía ganas de follar, pero una cosa tenía clara, no tenía que dar la murga a ninguna de las parejas con las que había estado, si se daba bien y si no, a aguantarse.
Ya iba al mismo gimnasio que Martin y coincidíamos, hablábamos de todo, menos de lo que hicimos con su mujer, pero con mucha normalidad. Al salir un día del gimnasio volvimos a tocar en parte el tema y fue por lo que me dijo el de la invitación a una de sus fiestas.
+ Hice lo que te dije. El otro día propuse que te invitáramos a una de nuestras fiestas, diciendo que sería un plus más para la diversión.
+ ¿Y que dijeron?
+ Hubo diferencias de opiniones, al principio la mayoritaria era el NO. Aunque todo cambio cuando nos preguntaron si es que habíamos tenido algo contigo. Y Ofelia dijo que sí. Espero que no te moleste.
+ Ni me molesta ni no me molesta. Me da igual. Bueno y que conto la dulce Ofelia.
+ Jaja, no dio muchos detalles, pero dijo, “es una máquina de follar y como siempre decimos chicas, uno de esos que te empotra y te quita la respiración y un aguante fuera de lo normal” luego especularon si te habías tomado una pastilla azul y le dije que no, porque no estuvo preparado. Ah, se me olvidaba y como no podía ser de otra manera, hubo risas y jolgorio con lo del tamaño. El resto de lo que hablaron las mujeres no lo sé, porque de forma misteriosa desaparecieron y solo oíamos las risas y exclamaciones de fondo.
+ Y todo eso, ¿Qué quiere decir?
+ Pues que al principio de un NO casi rotundo, al volver las mujeres, paso a ser un SI, casi rotundo.
+ ¿Cuál es el problema entonces?
+ Pues que quedamos en que invitados nuevos, que se entendía que tenían que ser parejas, seria por unanimidad. Y aquí tú no tienes pareja y hay dos que han dicho que no.
+ Pues nada, cada uno a lo suyo.
+ Espera, espera, que no todo son malas noticias. Que mi mujer ha hablado con las mujeres de las parejas del SI y ha dicho que ella se ofrece a hacer una en nuestra casa sin invitar a los del no. Ahora está esperando las respuestas.
+ Como no sé quiénes son, solo puedo decir que si son tan putas como tu mujer, lo pasaremos bien porque dirán que sí.
+ Pero las normas hay que cumplirlas a rajatabla, que no son como yo y no quiero follones en mi casa. También tienes que aceptar que al final solo sea tomar unas copas y ya está, que no hay obligación de nada.
+ Me parece bien, pero si no pasa nada y estáis de acuerdo tú y tu mujer, nosotros si podemos.
+ Jaja, eso ya lo teníamos claro, es más Ofelia ha dicho, “Martin, si estos pijos, en una hora no han empezado la juerga, los despachamos y nos quedamos los tres a lo nuestro” y no fue una pregunta, fue una afirmación.
+ Que mujer más grandiosa que tienes.
En mi trabajo había solicitado hacer un curso, pensaba que no me lo darían y me lo concedieron, seria en Madrid. Ahora me preocupo por lo de la fiesta, por si no me pillaba. así que iba a mandar un wasap a Martin y al final decidí llamarle por teléfono, se lo conté porque no quería dejarle mal si al final hacían la fiesta y yo no estaba. Su respuesta fue rápida, “será cuestión de hacerla para este próximo fin de semana, déjalo de mi mano” y allí acabo la conversación. Por la noche me llamo por teléfono y me dijo que ya estaba todo cerrado, que el viernes empezaba la fiesta. Me quede desconcertado por lo de que el viernes empezaba la fiesta y le pregunte. “No creerías que sería en mi casa, para que todo el vecindario se enterase. Nos vamos a un chalet que tengo a media hora de aquí. Así que te vienes con nosotros que iremos un poco antes y pondremos todo en su punto, que la casa llevaba cerrada tiempo” me pareció bien, estaríamos más cómodos y fue cuando le pregunte quienes iríamos, el muy tunante me respondió, “SECRETO ya lo averiguaras”
Íbanos en el coche con muchos paquetes y el maletero iba lleno. Descargamos todo, ventilamos bien la casa y Ofelia nos mandó con una lista a comprar mientras ella terminaba de preparar las habitaciones. Durante las compras no hubo manera de sacarle a Martin quienes venían. Solo que además de nosotros serian 4 o 5 parejas más, que no creía que vinieran todas las de siempre, por “indisposición” de alguna mujer y porque otros dijeron que no.
Al regresar a la casa había un coche fuera era el de Angela y Félix, pareja que no me extraño, recuerdo que ella delgada de unos 40 años, pelo corto y castaña, su marido de entre 44 o 48 años, pelo corto y algo de tripa. Venían vestidos de forma informal, los dos con pantalones vaqueros. Un poco más tarde llego el resto. Consuelo y Jacobo, recordare también que ella gordibuena, melena castaña, buenas tetas y su marido calvo con coronilla y regordete, de las mismas edades que Félix y Angela. La otra pareja conocida Tania y Andrés, Tania de unos 40, 1.60 pelo corto tipo chico y todo tetas. Andrés de unos 40 también, 1.70 y de constitución normal. Los últimos no me los esperaba, los conocía de vista y ella siempre me atrajo, salvo por su manera de vestir, que no es que vistiera mal, es que vestía siempre muy formal. Eran Carlos de 46 años, físico cuidado y alto. Julia, 44 años, delgada, buen culo, parecía que tenía tetas medianas a grandes, morena y con una coleta larga.
Los vi a todos menos a Ofelia y Martin, como un poco cohibidos, supongo que por mi presencia. Ofelia hizo de maestra de ceremonias, dio unas palmadas y nos dijo, “los hombres os encargáis de todo el picoteo, la bebida y preparar el comedor, mientras las mujeres nos cambiamos, ¿verdad que sí, chicas?” y cambiaron de caras, aplaudieron y dieron un sonoro, “SIIIIIIIII”. Nos dedicamos a preparar los aperitivos, hicimos los sándwich y lo fuimos llevando todo al salón. Donde previamente habíamos apartado muebles y habíamos puesto varias mesas bajas en el centro, rodeándolas de unos asientos bajos. Había quedado todo muy despejado. Nosotros estuvimos hablando de todo, sin meter en la conversación nada de lo que podía pasar esa noche. Solo casi al final, que Félix pregunto a Martín si me había explicado bien todo, él le dijo que sí, pero no conforme, Félix me dijo, “te lo resumiré, diré lo importante. Se puede mirar, se puede tocar, pero nada de besos en la boca y como está claro si no hay besos menos otra cosas, ya me entiendes” esto último no fue una pregunta, fue más una afirmación. Mi silencio fue asentimiento.
Cuando bajaron al salón, mis ojos no daban crédito, se volvieron locos, mirando a esas cinco magnificas mujeres. Eran cinco diosas para ser folladas durante horas, días. Ninguna llevaba pantalón. Tania llevaba un vestido corto, falda holgada, con escote y las super tetas que tenía, a punto de saltar y el culo respingón que tenía, hacía que la falda se levantase por detrás. Julia me dejo sin habla. Llevaba una minifalda vaporosa, suelta. Que marcaban más su bellísimo culo y un top ajustado, que marcaban sus tetas sin sujetador, notándose unos buenos pezones y ahora las tetas se me hacían como bastante más grandes. Lo remataba todo con unas botas espectaculares. Consuelo, Angela y Ofelia iban uniformadas. Faldita escocesa, cada una de un color distinto, blusas blancas, un par de tallas más pequeñas con coletas menos Angela. Algo bestial. Los maridos miraban no sé si con deseo o con orgullo. Luego me di cuenta de otra cosa, todas llevaban medias con encaje, dejando mucho a la imaginación. Se me habían quitado hasta las ganas de cenar.
Durante el picoteo, que me costaba tragar al ver lo que veía, se empezaron a meter con Julia, por la diferencia en el vestir y contesto el marido. “Es que al colegio tenemos que ir muy discreto, que no puedes dar de que hablar” ahí me enteré de que él era director de un colegio y ella profesora. Ya me hubiera gustado a mí una profesora así cuando estudiaba. En ese momento Jacobo dijo, “esta vez he pensado que en vez de elegir nosotros a la mujer que esta mejor, sea Pelayo quien lo decida, ¿os parece?” las mujeres con mucho cachondeo decían, “sí que decida él bebe” y los hombres estuvieron de acuerdo. Mi contestación fue, “ahora no daré mi opinión, la daré mañana por la mañana”. Al final después de un poco de debate todos aceptaron.
Con diversas conversaciones me pude enterar que fue Toño uno de los que más se opuso a que estuviera yo. Que para mí Toño, era el típico cornudo, que todo el mundo sabía que lo era y a él le costaba reconocerlo, pero que el día que lo reconociera seria de los mejores. En ese momento decidí que me “enfrentaría” a él, le provocaría. Una vez que acabamos de cenar, empezamos con las bebidas, que por lo que vi, Martin las cargo bien cargadas.
Mientras quitamos las mesas bajas y la alfombra quedo completamente libre y alrededor de ella colocamos los sillones para estar más cómodos. Lo tenían todo muy estudiado, pero yo tenía una sorpresa, me fui a la que era mi habitación y baje una caja, deje el misterio en el aire, cuando fuera el momento lo desvelaría. Las luces se quedaron a la mínima expresión costaba ver bien, aunque se veía y lo que no se veía se imaginaba. Ofelia volvió a ejercer de anfitriona y como nadie baila con la música lenta que habían puesto, ella se acercó a mí y me levante a bailar con ella, que no se cortó ni un pelo y se restregaba contra mí, no le hizo falta hacer mucho para empalmarme y sabía que con ese pantalón que llevaba cuando parasemos se notaría perfectamente.
Nos acariciábamos suavemente sin ser algo escandaloso. No me aguante y lamí su cuello haciendo que su respiración se acelerase. Se fueron animando y todos a excepción de Martin bailaban con sus parejas. Hasta que Ofelia dijo en voz alta cambiemos, tocándome con Tania y al principio no, pero antes de acabar la canción ya nos apretábamos bien y disfrutábamos los dos. Fuimos cambiando cada vez que Ofelia lo decía y baile con todas, que consiguieron ponerme como un mulo, porque eran muy “receptivas” eran auténticas delicias. La siguiente vez le hice una seña a Martin para que bailara el un poco, si se podía llamar bailar. Observe a las parejas y no me entraba en la cabeza que no se las pudiera follar. Es como si te llevaran a una pastelería y no te permitieran comer ningún dulce, solo mirar, olor. Un despropósito. Era el momento adecuado de descubrir mi misterio.
Estaban bailando, cogí mi caja y les dije, “me he atrevido a traer un juego que he comprado, muy sencillo de jugar, entretenido, excitante y sobre todo morboso ”. Dejaron de bailar y se acercaron. Antes de que protestara alguien, me adelante. “Es un juego de dados, aunque vienen algunas cosas que no puedan gustar, se pueden sustituir por otras o repetir la tirada” aunque mi intención es que se hiciera todo lo que venía en los dados. Saque de la caja los dados, que eran blancos fosforescentes y dos frascos de aceite. El juego eran tres dados. Dos de ellos con 12 caras, el de los mandatos y el de las partes del cuerpo, el tercer dado era un dado normal con los lugares de la casa. Aunque venían en ingles era fácil de entender.
DADO -1
DADO -2
DADO-3
LAMER OREJA ALFOMBRAMORDER LABIOS DUCHABESAR PEZONES DORMITORIO
ACARICIAR CUELLO COCINAPELLIZCAR COÑO SILLÓN SOPLAR NALGAS TAPADOSFOLLAR MUSLOSAZOTAR CLÍTORISFROTAR PENEMASAJE ACEITE PIERNASMASTURBAR ANO? ?
Después de mirarlos con detenimiento todos, Angela me pregunto por las interrogaciones, fue una pregunta fácil, porque era elegir lo que se quisiera. La otra pregunta que vino de Julia fue por lo de tapados. Le conteste que por medio de una sábana o algo similar se tapaba la pareja que tuviera que hacer algo para que los demás solo pudiesen imaginar. Volvió el silencio y Jacobo dijo, “el juego si no estuviera sobre todo lo de follar y besar, podría tener un pase y recalco lo de podría” Félix respaldo a su amigo. Carlos y Andrés seguían mudos y Martin decía que si jugábamos por ellos no había problemas que ya lo sabían.
Las que me sorprendieron fueron las mujeres, que decían que no era para tanto, que se podría probar, que sería algo diferente a lo que siempre hacían. Vi que era el momento de irme al aseo para dejarlos solos. No me moleste en tratar de escuchar, porque la ubicación del aseo no me permitía hacerlo. A mi vuelta todo seguía igual hasta que Martin que era el mayor de todos dijo, “venga vamos a espabilarnos, que el más joven os a noqueado. Que no se diga joder. Para que veáis, yo me encargo de controlar el tiempo, ahora solo queda decidir si más de 5 minutos cada vez o más” Jacobo que se veía que era el más remiso, salto como un león , “que dices chalado, 30 segundos ya va bien” le provoco lo suficiente como para que ya no fuera un no y al final quedo en que minuto y medio.
Al no participar por lo menos al inicio Martin, quedaban 5 mujeres y cinco hombres. Con un dado normal tiraríamos para emparejar a la pareja. Quedando asignado un número del 1 al 5 para cada persona. Si salía el 6 se repetía la tirada. Empezaría tirando una mujer después un hombre, intercalándonos. Empezó el juego y actuaban con mucha prudencia, bastante sosos. Había que poner más ritmo a esto o no funcionaria. Ya me toco tirar a mí. Tire los tres dados a la vez y me salió, BESAR-PEZONES-ALFOMBRA y luego más expectación, tenía que tirar el dado para saber a quién le toco. Tire el dado y vaya le toco a Consuelo, la cara de su marido no presagiaba nada bueno y la de ella se veía alegre. Se desabrochó la blusa y sus tetas quedaron a mi disposición, luego se tumbó sobre la alfombra y se veía que respiraba con profundidad. Pude colocarme de tal manera que Jacobo su marido no viera nada, pero me puse de tal manera que lo vería todo perfectamente.
Primero lamí uno de sus pezones y luego me fui al otro. Para que su marido pudiera ver bien como lo lamia, como me lo comía y de paso que viera como con mi mano “jugaba” con el pezón que acaba de lamer y que había dejado lleno de saliva. Al principio ella trato de no moverse y al final, se contoneaba suavemente, abría la boca de gusto y me acariciaba la cabeza. Hasta que se oyó la voz de Martin dando el STOP. Me costó quitarme y soltar ese pezón duro de mi boca. Al levantarme la cara de Jacobo ya no era de mala leche. El más decidido o lanzado hasta el momento fui yo, los demás eran cautelosos en hacer las cosas. A Carlos le toco su mujer, AZOTAR-NALGAS-DUCHA, la ducha era ducha o baño. Pero se me había olvidado, una imposición fue hacerlo todo estando todos delante, por lo que tenía que azotarla delante de nosotros.
Julia se levantó y se inclinó un poco sobre el posa brazos, Carlos le levanto la falda, descubriéndose su culo que se comía el tanta minúsculo que llevaba. El culo que tenía era para hacerle de todo. Carlos le dio dos pequeñísimos azotes que no sonaron, ni 5 segundos. Martin riéndose dijo, “más fuerte me pegaban a mí en el parvulario” sacándonos una sonrisa a todos. No sacaban partido a las prendas. Yo había lamido bien lamido, orejas, pezones, cuellos. La siguiente vez me toco MASTURBAR-OREJA-SILLÓN, ya estaba acordado que prevalecía el mandato en este caso masturbar y como había salido oreja, elegía yo. Me toco Julia, que gozada. Me acerqué a ella y me senté a su lado. El coño lo tenía húmedo, empecé a masturbarla y rápidamente se puso como una moto. Nos mirábamos con intensidad, con mucho deseo y al final apoyo su cabeza casi en mi hombro, me mordía y muy bajito me decía que era buenísimo, que no parara. Hasta que Martin coro el rollo y ella apretó mi mano contra su coño, quite mi mano, mire intensamente a Julia y me chupe los dedos.
Desde ese momento todo se animó más y sobre todo los hombres, que eran los más reacios. Ya estaba todo muy animado e hicimos un alto para rellenar los vasos. Lo que aproveche para decirle dos cosas a Martin, que propusiese que nos desnudásemos todos y que trajera la sabana más grande que tuviera. Ni me pregunto, lo pillo al vuelo y al momento traía una sábana. Como seguíamos prácticamente a oscuras me acerque por mi bebida y aproveche para acariciar el culo de varias mujeres, que ninguna protesto y me dieron muchas facilidades. Me encontré a Julia a solas y le susurre al oído, “eres con diferencia, la más morbosa y seguro que la más puta, esta noche no me dormiré sin haberte follado antes” ella se giró, me miro como antes y con una sonrisa indecente me dijo, “lo vas a tener muy pero que muy difícil por no decir imposible” y en forma chulesca y retándola le dije, “serás tú quien me busque” ella solo dijo “jeje, que creído que eres”
A la proposición de Martin todos aceptaron y nos desnudamos. Ni es ser pretencioso, ni fantasma, pero el mejor rabo por lo menos en apariencia era el mío. Estábamos todos bien empalmados, todos tenían un tamaño normal entre ellos, a excepción de Andrés que tenía un rabo muy largo pero tremendamente delgado. El mío que era bastante largo y grueso, resaltaba entre los demás y Ofelia miraba a las otras mujeres como diciéndoles, ya os dije. la otra diferencia que tenía todo depilado, menos un poco de pelo que me quedaba en el pubis. Lo que daba la apariencia de ser más grande el rabo. Los demás tenían bastante vello y nada de cuidado. Jacobo mirándome raro me dijo, “si lo tienes depilado, a donde hemos llegado” y mi respuesta fue, “como vuestras mujeres y a ella no les decís nada” que todas iban más o menos como yo, depiladas y con muy poquito pelo, eso sí de distintas formas. Salvo Tania que parecía el coño de una muñeca, no tenía ni un solo pelo. Cambie la conversación y propuse aumentar el tiempo, hubo una pequeña discusión, quedando que a 3 minutos, salvo que la persona que tenga que pagar la penitencia diga de parar. Todos dijimos que sí.
Me volvió a tocar a mí y ya estábamos todos bien cachondos y se nos notaba. Esta vez me salió ?-PENE-TAPADOS, tire el dado para saber quién me tocaba y me dijeron que parara. Tapé el dado aunque vi que me había tocado Angela. Preguntaban que como iba a hacer yo nada a un pene y les dije, “se sobre entiende que a la que le toque me tendrá que hacer ella a mi lo que diga, porque me toco la interrogación”. Nadie dijo nada, no les debió de parecer mal y levanté la mano que tapaba el dado y dije “Angela” .
Me senté en mi sitio y Angela se acercó a mí, con la excusa de que teníamos que estar tapados, la hice ponerse a horcajadas y Félix miro sin saber que decir. Ella me agarro el rabo y fue a empezar, pero le dije que todavía no. Pase la sabana por su espalda, dejando solo nuestras cabezas fuera. Ahora si empezaba el tiempo, apretaba bien fuerte mi rabo, hasta que le quite la mano y lo agarre yo, acercándoselo a su clítoris, la muy puta no dijo nada, solo se acomodó mejor. El tiempo se pasó volando y en cuanto recibimos el aviso ella se levantó, con la sabana y con disimulo limpie mi rabo que estaba empapado.
La noche se fue animando mucho para todos. Porque se iban animando cada vez más. Aunque nadie se atrevía a proponer nada nuevo y yo no podía, porque no tenía pareja. Para mi todo cambio cuando la suerte me visito, porque me toco con Julia, durante todo el juego había estado con todas y con algunas repetí, pero con Julia nada. Esta vez me toco AZOTAR-NALGAS-SILLÓN, no vi nada preocupada a Julia. Pregunto que como se colocaba y a conciencia le dije que se pusiera en el respaldo donde estaba su marido. Ella se colocó detrás y jugo con su cabeza. Ahí hice un inciso antes de empezar. “Creo que es mejor, poner una cantidad para esta prenda, ya que si es por tiempo no se hace bien, que hay que tomárselo con calma” hubo todo tipo de comentarios y al final dijeron que un número redondo, una docena.
Julia estaba apoyada en el respaldo y se veía un culo casi perfecto. Ahora discutían que en esa posición no se vería anda, solo su cara. Mientras discutían, aproveché para acariciar el culo de Julia, tenía una piel muy suave, le dije en bajito que yo no era el flojo de su marido, solo puso una leve sonrisa y mientras se aclaraban, metí mis manos en su coño, que estaba húmedo pero no tan mojado como a mí me gustan. Para zanjarlo dije que los que teníamos que decidir era la que tenía que recibir los azotes y yo, por mi estaba bien así y ella dijo que ya estaba colocada que acabáramos ya. Silencio total y le doy el primer azote que suena como si hubiera eco, fuerte y contundente, ella se queja un poco. Varios dicen UNO, mientras siguen la cuenta ahora todos menos Carlos, ella los aguanta impasible, con sus manos en los hombros de su marido. Me pongo un poco de medio lado, quiero ver su cara. Es una cara preciosa. ONCE y ¡¡DOCE!!, pero no paro y le doy tres más que ella recibe de igual manera que los doce anteriores. Vuelvo a acariciar su culo y vuelvo a acariciar su coño, que esta vez esta empapado, como me gusta. Al volver a su sitio Tania y Consuelo le dicen a Julia, sí que te han puesto el culo rojo, que burro.
Hacemos un parón para reponer fuerzas. Ofelia y Martin vienen con albornoces para todos. Nos los ponemos y varios se salen a fumar al exterior de la casa. Entre los que se salen a fumar esta Julia y Carlos. Yo estoy hablando con Martin, que se reía por la cara de Carlos cuando estaba azotando a su mujer. Le pregunte que si se había enfadado mucho y me dijo Martin, “que va, ha puesto cara de indignación, pero esta cachondo a mas no poder, si te la hubieras follado en ese momento, hasta se corre sin tocarse” le respondo, “no seas exagerado, que ves donde no hay” , se echó a reír y me dijo “que ha hecho lo que hacía yo al principio, cara de palo y por dentro deseando ver como se la follan, que de eso se mucho, fíjate lo que te digo, si esta noche estuviéramos solo ellos, tu, Ofelia y yo, seguro que te dejaría follarla sin ningún problema, pero como el resto son como son, pues a aparentar otra cosa”
Los de fuera se habían acomodado en los asientos y vi cómo se levantaba Julia y entraba en la casa, imaginé que iba al aseo. Le dije a Martin que me cubriese y me dijo que si con la cabeza. Fui detrás de ella y sé que ella me vio, porque aflojo el paso. Entro en el aseo y no oí que echara el pestillo. Abrí la puerta y ella se giró muy digna, creí que me diría algo, pero solo dejo caer el albornoz. Ahora con más luz, se veía mucho más sugestiva y provocativa. Nos fundimos en un beso tórrido y ella abrió mi albornoz, lo deje hacer y mi rabo se “incrusto” entre sus muslos, un pequeño vaivén por parte de los dos nos provocó mucha más calentura. No hablábamos y cuando ella paro, se dio la vuelta, se apoyó en el lavabo y dejo el culo como antes. Se veían todavía las marcas de mis manos, estaba rojo, me agache para besar y lamer sus nalgas.
Le dije que no tenía condón, dudo y al final me dijo que adelante pero que no me viniera dentro de ella. Iba a ir con cuidado y no hizo falta, ese coño estaba más que preparado para recibir mi rabo, de una estocada seca, se lo metí de golpe. La imagen de como levanto la cabeza, como abrió la boca reflejado en el espejo fue algo nunca visto por mí. Por como recibió los azotes antes, sin una queja, sin un movimiento de quitarse, supe que era de las mujeres casadas, que son tratadas muy dulcemente por sus maridos y necesitan algo más de “intensidad” así que empecé a follarla con energía y según pasaban mis acometidas mi brío fue en aumento, no se quejaba solo recibia.
Hasta que nuestras miradas se cruzaron en el reflejo del espejo, que entonces empezó a decirme, “para, para, no está bien, nunca he engañado a mi marido, PARA POR FAVOR, VAMOS A DEJARLO, NO ESTA BIEN, NO PUEDE SER” y yo seguía follándola, porque ella decía eso, pero su cuerpo no paraba de moverse, para que mi penetración llegara más hondo, apretaba su culo contra mí. Dejo de hablar, agacho su cabeza y estiro un brazo, cogió una toalla y se la llevo a la boca, se puso a correrse y menos mal que agarro la toalla, porque menudos gritos que daba y como se bamboleaba de un lado para otro. Después de unos segundos, se recompuso, me miro y se agacho, empezando a mamar mi rabo. Parándose en lo mejor para decirme, “ni se te pase por la puta cabeza correrte en mi boca, avísame antes” y cuando estuve a punto la avise. Se aparto y siguio meneando mi rabo hasta que me corrí y lo que no entendí fue lo que dijo después, “tienes un buen nabo, muy bueno y que desperdicio de corrida” esto último fue lo que no entendí. No quise preguntar, pero mientras limpiábamos el suelo y lo que se había manchado, si quise avanzar.
+ Podíamos acabar bien la fiesta, follando en la habitación. Que no me importaría que estuviera tu marido.
+ Pero seguro que mi marido no piensa lo mismo. Seguro.
+ ¿Tan segura estas? ¿Es que se lo has preguntado ya?
+ Estoy tan segura porque llevamos 20 años casados y no me hace falta preguntárselo.
+ Si lo conoces también, que no me cabe duda, me puedes decir porque se puso como un “burro” mientras te azotaba y sobre todo el empalme que se cogió. (Yo no había visto nada de eso, pero lo solté por lo que me conto Martin)
+ No vi nada de eso. Pero ya te digo que Carlos no es como Martin.
+ Vale, vale, no insisto más, pero como lo conoces tan bien, sabes que esta es la noche y cuando se presentan las oportunidades no hay que dejarlas pasar.
+ Oyéndote parece que tenemos que caer rendidos a ti, que eres el no va más.
+ En absoluto, quien esta rendido soy yo, que mujeres como tú no se suelen ver y él no va mas tienes que ser tú en tu salsa, sin prisas.
+ Te dejo que me estarán echando de menos.
Lo había intentado todo. No me rendía y quedaba todo el fin de semana, seguro que la noche del sábado sería mejor, porque ya estábamos todos más tranquilos. Al regresar vi mucho murmullo y cuando llegué alucine. Iban a hacer una paella, decían que como resopón. A quien se le ocurre hacer eso cuando estaba todo con tan buena “temperatura” para matar a quien se le hubiera ocurrido la idea. Si es que en esta cosas no hay que hacer parones. Mientras empezaban con lo de la paella, no pare de mi acercamiento hacia Julia, que en vez de molestarse, cooperaba bastante. Tanto Martin como Ofelia, se acercaron y me dijeron por separado que se me notaba mucho el acercamiento a Julia, que tuviera cuidado no se fuera a cabrear Carlos. En cuanto pude me acerqué a él y entramos en conversación rápidamente, entre otras cosas porque el resto de los hombres hacían la paella y fanfarroneaban entre ellos por quien era el mejor cocinero.
+ Oye Carlos hablando de todo un poco. Espero que no te mosquearas por lo de los azotes a tu mujer.
+ ¿A qué viene eso?
+ Hombre sin meter mierda, me han dicho que seguro que te habías mosqueado, que tú no eres tan abierto como ellos. (
Fue una forma de picarle)
+ Y esos que sabrán, no tienen ni puta idea.
+ Eso dije yo.
+ ¿A si? ¿Por qué dijiste eso?
+ Si nadie me lleva la contraria, soy el único que ha tenido relaciones con parejas, conozco las reacciones de los maridos y tú no tienes cara de ser un ogro ni de enfadarte. (
Dio un trago y se bebió casi todo)
+ Eso de las caras es muy relativo, que no es una ciencia. Y entonces ¿Cómo nos ves?
+ Si quitamos a Martin, que lo tiene claro y es liberal. A los otros tres maridos los veo muy valientes de palabra pero me da que es una pose.
+ En eso estoy de acuerdo pero cuando te he preguntado me refería a mi mujer y a mí.
+ A ti te veo un tío valiente, de pocas palabras, eres, más de hacer que de decir, no como los otros. Y de tu mujer no sé, tú la conocerás mejor. (
Se termino de beber lo que le quedaba)
+ Vamos por otro “chutazo” y hablamos allí, que estamos más apartados. Ves diciendo como viste a Julia cuando pago su castigo. Que estábamos muy a oscuras y se oía más que se veía.
+ No sé, estaba a lo que estaba y no me fije.
+ No me creo que un tío joven como tú se pierda algo de lo que sucedió. Si no hay confianza para hablar volvamos con los demás.
+ Claro que me fijo en todo, pero no quiero mal rollo.
+ Conmigo no lo vas a tener, así que puedes empezar. (
Ahora si puse todos mis sentidos por ver su reacción)
+ Tuve la sensación de que le gustaba y que si hubiera seguido no hubiera protestado, me imagino que eso de que le haya gustado lo sabrás tu por experiencia. Y ya que estamos, también me fije en que tu pillaste un buen empalme, aunque lo trataste de ocultar. (
Nos quedamos en silencio)
+ A mi mujer nunca la azote, la primera vez esta noche y por eso le di tan suave. Pero si, me llamo la atención tu dureza y sobre todo su aguante.
+ No te veas como un bicho raro, eso es lo normal en matrimonios como vosotros y no es malo. Las veis como a vuestras dulces, cariñosas y delicadas esposas, yo las veo de otra manera, es solo eso.
Ya no hubo silencio, simplemente se acabó la conversación y fuimos junto al resto de la gente. Su mujer que nos había visto hablar todo el tiempo, cuando pudo me pregunto, “¿qué ha pasado? ¿no habrás dicho nada de?” vi cierta preocupación en ella y la tranquilice diciéndole, “una simple charla, no he dicho nada y lo que si te digo, que está a punto” ella con cara de no entender me pregunto con curiosidad y asombro, “¿A punto, DE QUE?” , con una gran sonrisa le respondí, “de que va a ser, de entrar en el mundo de los cornudos consentidos, ahora es cosa tuya, solo tienes que hacer que te insista un poco y tú de hacer el esfuerzo de aceptar” se fue sonriéndose y no me dijo nada más.
Ella de pronto se puso junto a su marido y tonteaban mucho, mientras yo estaba de risas con el resto, sobre todo con sus mujeres y más en particular con Ofelia. Estábamos bastante alegres unos más que otros. Los que más Andrés y Jacobo. Carlos que hasta entonces había bebido con alegría, ahora estaba con refrescos. No me había fijado pero Ofelia se había pasado con la bebida. Tuvieron que llevarla al baño y ya no volvió. Algunos se metieron conmigo, diciéndome que esa noche estaría en blanco. Pasando lo que me temía, después de la paella, no continuo nada, llego el momento de irse a dormir. Me quede solo terminando mi ginc tonic, ahora solo se oían el sonido de los grillos. Me iba a ir para mi habitación cuando apareció Carlos, ni me entere fue muy silencioso.
+ No te he oído ni llegar, que silencioso eres. ¿Qué pasa no tienes sueño tu tampoco?
+ Bajaba a por hielo y bebida para tomar una copa en la habitación.
+ Pues yo ya me voy a dormir, que durmáis bien. Buenas noches.
+ Si no tienes sueño y quieres venir a tomar una copa estas invitado.
+ No sé, pero bueno solo una.
Le ayude a subir las cosas. Al entrar en la habitación, Julia estaba apoyada sobre el cabecero de la cama. Sonrisa malvada y astuta. Pero a la vez recatada, si se podía ser recatada con la sábana medio tapándola, dejando a la vista sus bonitas piernas y tapando escasamente sus tetas. Carlos y yo nos sentamos en dos butacas que había, mirando a su mujer y hablando entre susurros para no molestar al resto. Julia pidió un poco más de hielo y fui más veloz que su marido. Me acerqué y le puse hielo, dejando la hielera en la mesilla, quedándome sentado junto a ella en la cama, lo hice de lo más normal.
Seguíamos hablando y yo acariciaba las piernas de Julia, solo hasta las rodillas, pudiéndolo ver Carlos que miraba sin decirme nada. Al no decirme nada, pase a los muslos y ella tenía las piernas cruzadas, algo que duro poco, porque las descruzo. Carlos ahora no podía ver bien, porque las sabanas no lo permitían, al rato no hacía falta, porque solo había que ver la cara de Julia. Estaba con los ojos cerrados y hacia muecas de placer. Se mordía los labios, abría la boca para coger aire, apretaba los labios, todo porque mis dedos estaban tocando su duro clítoris.
Deje de hablar con Carlos y metía tres dedos hasta lo más hondo de su coño, haciendo que se retorciera, que gimiera con fuerza. Me levante y no le gustó, me quite el albornoz y me agache metiendo mi cabeza entre sus piernas, el resto fue muy fácil, ella no paraba de gemir, de retorcerse, mi lengua estaba “destrozándola” se corrió rápidamente, peo al momento estaba ya otra vez preparada para otra corrida, me quite y me quede sentado sobre el borde de la cama, tocando mis pies el suelo y fue cuando le dije, “vamos zorra, cabalga un poco” ella ni se lo pensó, su marido no decía nada solo se estaba pajeando.
Julia se lo tomo con calma, primero quiso mamar un poco mi polla, lo hacía dejando en alto su culo, una visión dedicada a su marido. Julia y yo estábamos muy cachondos, estábamos que no aguantábamos más y nos paramos cuando oímos un sonido gutural, era su marido corriéndose. Julia me miro, yo la mí, nuestras miradas lo decían todo. No tarde nada en colocarme un condón. Ella se había colocado para clavarse mi rabo y Carlos nos cortó el rollo, “ya vale, dejarlo, PARAR, se acabó” lo decía con voz de enfado, pero muy bajito para que nadie oyera nada. Igual que yo lo había oído imagine que Julia también, pero pasamos de él. Se levanto muy decidido y justo cuando Julia tenía mi rabo para metérselo, él la cogió de un brazo y la dio un meneo de malas maneras, se puso muy nervioso, mezclaba lo que decía y en parte era gracioso ver a alguien tan enfadado y gritándonos en voz baja.
Estaba rozando el histerismo y Julia se quedó paradísima, su cara cambio. A pesar de que él era un tipo alto y físicamente estaba bien, no sé lo que se me paso por la cabeza, pero sin mediar palabra, le di lo que se dice un sonoro hostiazo en su cara diciéndole, “cállate de una puta vez, si quieres te quedas y si no te vas, pero si te quedas, te sientas y ni una sola palabra, SIÉNTATE DE UNA PUTA VEZ, ¡¡YA!!” no se sentó, se quedó petrificado y la que me sorprendió fue Julia, que me fue empujando a la cama, me hizo sentarme y cuando creí que se sentaría encima mío, me quito el condón y se lo dio a su marido diciendo, “un macho así, me folla a pelo, ¿no te parece?” Carlos se sentó y ella se metió mi rabo.
Cabalgaba con lentitud, mucha lentitud, mientras me comía la oreja y de vez en cuando me decía, “que cachonda me pones, me gusta cuando te pones en plan MACHO ALFA, AAAHHH” y todo el tiempo así. Sin mirar a su marido le pregunto, “¿ves bien como me entra este pollón?” y su marido dijo un sí, imperceptible y ella muy chula le dijo que hablara más alto, preguntándole ahora, “¿te gusta ver cómo me folla un verdadero macho?” esta vez su respuesta afirmativa fue más alta y entonces empecé a azotar su culo, la muy cachonda gozaba de verdad, se lo pasaba muy bien. Estábamos muy a punto los dos y nos corrimos de tal manera, que nos tuvo que oír todas las demás parejas.
Julia se quitó y se tumbó en la cama con la respiración a tope y dijo, “esta vez sí me he quedado bien llena, que el polvo de antes estuvo bien pero no me lleno como este” y el marido con perplejidad pregunto, “¿el polvo de antes?” y ella estirando su mano para que su marido se acercase y una vez que se cogieron de la mano le respondió, “si amor, antes en el aseo me follo, un polvo de aquí te pillo, que me supo rico pero no suficiente, así que ya eras cornudo antes y lo que te queda, si él quiere y no te vayas a enfadar, o que crees que han dicho las otras cuando le han visto el pollón, han dicho de todo” él quiso darla un beso ero no se dejó. Le dijo que antes le comiera el coño y que luego después de correrse, entonces que sí, que la besara. El dudo y dudo, seguro que por estar yo y le dije que por mí no se preocupara que eso ya lo había visto, que era muy normal. Al final lo hizo y antes de que se corriera Julia, me marche, quería dejarles, sobre todo a Carlos, asumiendo su nueva situación.
Fui de los últimos en levantarme, cuando fui a desayunar, Martín me conto que la mayoría se habían ido. Solo se quedó Tania y Andrés, además de Julia y Carlos, me encogí de hombros y no quise decir nada. Al oírnos hablar vinieron Tania y Andrés, Tania nos dejó solos y se fue a despertar a Julia. Martin le dijo que sin hacer mucho ruido que Ofelia había pasado muy mala noche. Nosotros nos salimos al jardín que allí estaba Carlos. Nos saludamos el día con total normalidad y Martin inicio la conversación, que mejor tema que el futbol. Casualmente cada uno éramos de un equipo distinto, lo que hizo más amena la conversación.
Después de un rato aparecieron Julia y Tania, iban dispuestas a aprovechar que había un poco de sol y no hacía mucho frio, se habían puesto en bikini. Julia llevaba un bikini normal, de color negro que le hacía muy buen tipo. Tania llevaba un bikini amarillo, que le sujetaba con mucha dificultas sus inmensas tetas y la parte de abajo se le metía en el culo, dejándolo más llamativo así. Aunque las había visto desnudas, estaban provocativas, sobre todo la pequeña Tania, era bajita pero estaba para comérsela. Cuando se fueron para las hamacas, el movimiento de culo de Tania era un grito de guerra.
Nosotros seguíamos hablando de futbol aunque yo no dejaba de mirar a esas dos preciosas mujeres, cruzándonos las miradas constantemente Julia y yo. No oíamos lo que hablaban, pero si sus continuas risas, exclamaciones altas y miradas peligrosas. Quise saber por qué de la marcha de las otras dos parejas.
-YO- ¿Cómo es que se han marchado los otros sin despedirse? ¿Ha pasado algo?
-MARTIN- Se han despedido de los que estábamos levantados y el motivo, de lo que se ríen esas dos “víboras” casi seguro (Tania y Julia). Que hicisteis ayer mucho “ruido” que se os oyó por toda la casa, jaja.
-CARLOS- ¿Qué se oyó qué?
-ANDRÉS- Que va a ser, con lo escandalosa que es tu mujer, desde mi habitación y no era la más cercana se os oía follar como si estuvierais dentro de la mía.
-Y- Y a ellos que más les daba, no lo entiendo.
-A- Porque rompieron los acuerdos que teníamos.
-Y- Sigo sin entenderlo, si a ellos no se les dijo nada.
-M- Es que en su día quedamos, que cuando estuviéramos juntos, nadie se sobrepasaría de los límites marcados. Que a Ofelia y a mí nos pedían que no tratáramos de seducir a ninguna otra pareja, salvo que ellos no estuvieran. Se fueron diciendo que sabían que pasaría si tu venias.
-Y- Cuanta tontería. Parecen niños pequeños. Y tu Andrés, ¿no te has escandalizado?
-M- A este si lo conozco bien le paso como a mí, se pondría cachondo y echo un buen polvo, yo solo me tuve que apañar, jaja.
-A- Es verdad fue muy morboso. Pusisteis a mi mujer a tope. No te avergüences Carlos, que has hecho lo que todos pensamos, pero nos da pánico dar el paso, tú te has atrevido, enhorabuena.
Tania y Julia que nos oyeron se acercaron y se metieron en la conversación, diciendo que los otros eran unos retrógrados, confirmándonos Tania que una vez más fueron los maridos y que no lo entendía porque hicieron lo mismo que ellos mientras nos oían. Porque se lo habían dicho las mujeres. Carlos desde que se enteró que todos nos habían oído ni pestañeaba. A la pequeña Tania se le marcaban los pezones de tal manera que parecían que nos iba a “cornear” menudos pezones. No la quitaba ojo y ella se dio cuenta y me seguía el juego. Poco a poco logro ponerme cachondo.
Decidí irme al baño, se me iba a notar mucho y no quería más malos rollos con la única pareja que decidió no irse. Me relajé con facilidad, hasta que di un brinco al oír llamar a la puerta, me cogió de improviso. Abrí para salir, pensando que alguien quería entrar y no había nadie, salí y vi a Tania, que miraba en mi dirección y Julia de espaldas mirando por una ventana. Tania se quitó la parte de arriba del bikini y sus dos voluminosas tetas, se bajaron un poco, normal para ese volumen. Los pezones oscuros estaban a tope, me fui para ella y quise agacharme a comerles las tetas, pero ella se agarró a mi cuello y se colgó, pasando sus piernas por mi cintura. No había manera de poder quitarle el bikini, porque ella me morreaba con pasión y sus piernas parecían unas tenazas sobre mí. Hasta que apareció Julia con unas tijeras inmensas y no se anduvo con tonterías, se lo corto y dijo, “¡FÓLLATE A LA PUTA DE MI AMIGA!” y no hacía falta que insistiera y menos cuando vi que me desabrochaba el pantalón y me bajaba el slip también.
Julia estaba demostrando lo cachonda que era, agarro mi rabo y lo llevo al coño de su amiga, diciéndole, “siéntelo y disfrútalo, que es un portento y para que no aguante tanto, le ayudare” no sabía que quería decir con eso, hasta que se colocó por detrás y mientras apoyaba a su amiga contra la pared y la follaba duramente, Julia abría mis nalgas y me hacia una comida de culo increíble. Mordía con “rabia” las tetazas de Tania y disfrutaba de la lengua de julia en mi culo, acompañados de los masajes que me hacía en los huevos, era fenomenal. Tania era salvaje, hasta el punto de que me clavo las uñas haciéndome daño, lo que provoco en mi la reacción de embestirla con mucho más fuerza. Si era lo que quería lo logro y que manera de gritar. Era tal la fuerza que utilizaba que Julia no pudo continuar con lo que hacía y se puso de pie, observando como “destrozaba” a su amiga. Una vez que se corrió Tania me pidió que la bajara y que no acabara dentro de ella.
No me pareció mal y pensaba en una gran mamada a dúo con esas dos mujeres. La decepción me la lleve cuando Julia no quería comérmela por haber estado dentro del coño de su amiga. Pase de insistir y deje a Tania con su mamada, mientras me besaba con Julia y le metía mano, que estaba a punto de correrse con el buen hacer de mis dedos. Me paraba continuaba, volvía a parar y Julia se arqueaba, era delicioso sentir como la hacía vibrar. Hasta que por fin no pare hasta sentir como se corría y cuando apoyo su cabeza en mí, le dije susurrando para que Tania no me oyera y no se fuera a ofender, “tú me comes el rabo mucho mejor” y a continuación con suavidad, fui empujándola hacia abajo y ella se dejó. Las miraba y Tania estaba como desconcertada, hasta que las dos empezaron a comerme el rabo, cada una me pasaba la lengua por un lado de mi rabo. Ahora me lo mamaba Julia y Tania me comía los huevos, era espectacular verlas de esa manera.
Consiguieron que me corriera y la que se llevó la mayor parte por no decir todo fue Julia y agarre su cabeza diciéndole, “no seas avariciosa y cómprate con tu amiga” aunque creía que costaría más, se enzarzaron en un morreo épico. Se levantaron y mientras se miraban incrédulas Julia le decía a Tania, “menos mal que después de comer nos vamos, si no esté nos pervierte del todo” y Tania mirándonos, sobre todo a mí, decía, “buffff, ha estado genial, aunque me ha sabido a muy poco, lo malo viene contárselo a Andrés, que nos contamos todo, te lo digo sobre todo a ti Pelayo, para que lo sepas, no sé si se enfadara” y le di las gracias por decírmelo, para estar prevenido por lo que pudiera pasar, eso sí, me dejo claro que se lo diría por la noche en casa.
Por las miradas de todos cuando nos vieron regresar, sospeche que todos sin excepción intuían que habíamos estado follando, hasta Andrés guardo la compostura, pero se le notaba y mucho, o eran suposiciones mías. La comida la hicimos allí y luego nos íbamos por no encontrase bien Ofelia y durante la comida, mis sospechas volvieron a surgir, porque me daba que Tania no espero a la noche para contárselo a su marido, pero eso es ya otro relato.