Conociendo al amo (2)

Marta conoce a su Amo.

CONOCIENDO AL AMO. CAPITULO II

Cuando D. Andrés entró en el despacho de Marta, se llevó una agradable sorpresa. No se esperaba una mujer tan hermosa. Su esclava Ana le había comentado que su amiga era muy guapa, pero no le había dicho que era una auténtica hembra.

La miró con deseo desde el pelo hasta los pies, y lo que vio le encantó. Una mujer rubia, con melena lisa por encima del hombro, con traje chaqueta elegante, y con los pezones duros que parecía que iban a estallar su camisa.

A.- Hola, espero que Ana le haya informado de mi visita.

M.- Si, me ha informado de que ud. necesita los servicios de nuestra empresa.

A.- Acabo de comprarme un chalet en La Moraleja y necesito contratar personal. Un personal de unas determinadas características, y espero que ud. me pueda ayudar.

A.- Bueno, no sé por dónde empezar, pero como no me gusta que la gente pierda el tiempo le diré lo que quiero. Necesito contratar una gobernanta, que se encargue de la administración y control de la casa, una cocinera y dos empleadas de hogar.

M.- No tendremos ningún problema en encontrar el personal adecuado.

A.- No creo que sea tan sencillo. Quiero que esas personas tengan una visión liberal de la vida. Me gusta dar fiestas en mi casa y mis amigos son libres de hacer lo que les apetezca, y normalmente esas fiestas son de alto contenido sexual. Así que quiero que contrate a personas que no se sientan violentas con esta forma de ver la vida.

Marta no podía dar crédito a lo que estaba escuchando. Era la primera vez que en su vida que le pedían algo así.

M.- Le pido disculpas D. Andrés, creo que Ana le ha debido dar una falsa imagen de nuestra empresa, nosotros no nos dedicamos a buscar personal para contactos sexuales.

D. Andrés la atravesó con la mirada, y Marta se puso roja como un tomate, bajó la vista, y su cuerpo sufrió un escalofrío. Desde luego su amiga tenía razón, la mirada de D. Andrés era como un imán, y ahora mismo tenía sensaciones encontradas, por un lado estaba ofendida por lo que acababa de escuchar, pero también estaba intrigada, y no podía negar que su coño se había mojado un poquito.

A.- Marta, nunca sería tan grosero de venir a su trabajo a insultarla, lo que le he dicho es que deseo un personal que tolere y no cuestione, a cambio de un buen sueldo, mi estilo de vida. Esto no es una propuesta sexual. Es solo trabajo, pero no quiero que el personal que trabaje en mi casa se escandalice de mi forma de vivir, así que quiero que lo sepan antes de aceptar su trabajo.

M.- No he debido de comprender bien lo que me ha dicho, si es Ud tan amable de explicarme las características del personal, es posible que comprenda lo que me solicita.

A.- Es bien sencillo. Se trata de que si yo quiero llevar a una mujer tan hermosa como Ud a mi casa, y tengo una relación sexual en el salón, el personal debería saber que no se nos tiene que molestar, y para eso lo más importante es encontrar una gobernanta que sepa como aleccionar al personal.

Marta se puso muy nerviosa, ¿D. Andrés le acababa de hacer una proposición, o era solo un ejemplo? Se frotó una pierna con la otra, y una descarga atravesó su coño. Ese hombre la estaba excitando muchísimo. No era nada del otro mundo físicamente, su marido era mucho más guapo, pero destilaba sexo por todas partes: su tono de voz, su aplomo, su manera de mirarla que la desnudaba,

M.- ¿ Y qué características debe de reunir la gobernanta ?

A.- Debe ser una mujer de 30-50 años, atractiva, segura de sí misma, que sepa administrar los gastos de la casa, puesto que gestionará la cuenta destinada a estos fines, y también que sea SUMISA, que sepa acatar las órdenes que yo le dé .

M.- El perfil parece un poco confuso: por un lado quiere una mujer con carácter, segura de si misma, con dotes de mando, y por otro que sea sumisa. La verdad es que no se me ocurre donde voy a encontrar una mujer así.

A.- Es muy fácil, porque no se mira al espejo y así sabe el tipo de mujer que encaja en el perfil que deseo.

M.- ¿Co, co, como ha dicho? No se podía creer que tartamudeara delante de aquel hombre.

A.- Que busco una mujer como Ud, con carácter, decidida, hermosa, sensual, pero que se muere por ser sumisa. ¿Sabe su marido que es Ud. una sumisa?

Pero quien se creía este idiota, para decirla estas cosas. Tenía ganas de abofetearle, de arañarle la cara, pero era incapaz de moverse. Ella siempre llevaba la iniciativa, ella siempre decía a su marido cuando tenían sexo, ella era el centro de atracción en las fiestas, y los hombres se la comían con los ojos. Y este imbécil la estaba humillando.

M.- Creo que la pregunta es fácil de responder, ¿sabe su marido que su esposa mandona, su esposa la triunfadora, se muere de ganas de ser humillada, de ser una sumisa?

Si las miradas matasen, D. Andrés ya estaría incinerado, hecho cenizas. Pero D. Andrés la miraba a los ojos, y ningún hombre la había sostenido la mirada con tanto aplomo, con tanta carga sexual, con tanto deseo en sus ojos. Y Marta no resistió su mirada, y bajo la vista a los papeles de su mesa.

A.- No me has contestado, y eso no es de una buena sumisa. Pero no puedes evitar mojarte el coño solo de pensar que te gustaría ser mi sumisa, como tu amiga Ana. ¿Te ha contado como se ha corrido ayer en su despacho? ¡Marta, levanta la vista!, y si me dices que no deseas ser mi sumisa, me voy ahora mismo.

Al levantar sus ojos, Marta le miró llena de deseo, y él se dio cuenta de que acababa de tener un orgasmo. Sonrió, porque sabía que se había masturbado hablando por teléfono con su esclava. Le excitaba someter a una casada tan sensual como Marta. Así que decidió dar un paso más para someterla.

A.- Bueno, veo que me he equivocado. No la hago perder más su tiempo.

D. Andrés se incorporó de la silla, y no dejaba de atravesar a Marta con su mirada. Se dio la vuelta y se encaminó hacia la puerta. Marta se levantó a toda prisa de su sillón.

M.- D. Andrés, no se marche, quiero entregarle un regalo de parte de Ana.

Marta le entregó su tanga, que estaba totalmente mojada. D. Andrés se llevó la tanga a la nariz y aspiró el olor de su hembra.

A.- HUUUUUUUUUUUUUUUUUUUM, me gusta tu olor. Y me excita que seas tan obediente. Ana me dijo que serías una buena esclava, que siempre has sido muy puta, pero que te reprimes mucho.

M .- Desde que Ana me llamó esta mañana y me contó como la ha dominado, no he podido dejar de estar mojada, y me muero de ganas de ser su esclava .

A. ¡ Levanta la cabeza puta!, que quiero ver tu cara de vicio mientras compruebo si es verdad que estás mojada .

Su marido nunca la había llamado puta, nunca la había insultado, pero escuchar esa palabra de ese hombre la estaba poniendo muy caliente. Se estaba dando cuenta de que haría todo lo que le pidiera, y la excitaba sentirse dominada, sometida, caliente, mojada. La estaba excitando comportarse como una puta delante de ese hombre.

Marta abrió las piernas y puso las manos atrás. Miró directamente a los ojos de su Amo, quería que viera como iba a disfrutar, quería que viera lo puta que era, que era más puta, más perra, más zorra que Ana.

D. Andrés fue subiendo los dedos muy despacio por la pierna de su esclava. Sentía como la piel se le erizaba al contacto de sus yemas. Le excitaba sentir como se aceleraba la respiración de su nueva esclava.

Cuando sus dedos llegaron a su coño comprobó que estaba totalmente depilado, y muy mojado. Su zorra no podía negar que estaba muy mojada. Sin previo aviso le metió, de golpe, dos dedos en su coño.

M.- OHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHh, QUE GUSTO. ME VOY A CORRER ENSEGUIDA. ¿ME DA PERMISO PARA CORRERME, AMO?

A.- VEO QUE SABES COMO SE TIENE QUE PORTAR UNA ESCLAVA. SIIIIIIIIIII, QUIERO QUE TE CORRAS, QUE GRITES, QUE TU SECRETARÍA SE DE CUENTA DE LO PUTA QUE ES SU JEFA.

D. Andrés sacó los dedos del coño de Marta y se los metió en la boca para que se los chupara.

No dejaba de mirar a su puta a los ojos, porque le encantaba ver lo excitada que estaba.

A.- AHORA QUIERO QUE TE CORRAS MIRÁNDOME A LOS OJOS, MIENTRAS ME DICES QUE VAS A SER MI ESCLAVA.

D. Andrés le metió el dedo pulgar en el coño y otros dos dedos en el culo, y la folló con fuerza. Marta estaba muy excitada, se iba a correr en su coño y en su culo al mismo tiempo. Su marido nunca la había hecho gozar tanto.

M.- AMO ME CORRO, ME CORROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. NO PARE, NO PAREEEEEEEEEEEE .

A.- TE GUSTA SER MI PUTA?

M.- SIIIIIIIIIIIIIIIIII, ME GUSTA SER SU PUTA, SU ZORRA, SU ESCLAVA .

Su cuerpo no dejaba de convulsionarse, tenía un orgasmo detrás de otro, y el cabrón de su Amo no tenía intención de parar. No podía dejar de mirar a sus ojos para que viera como le venían los orgasmos.

A.- ¿SABE TU MARIDO LO PUTA QUE ERES?

M.- NOOOOOOOOOOOOOOOO, ESE CORNUDO NO SABE HACER GOZAR A UNA MUJER. EL NO SABE LO QUE ME GUSTA. ÉL NO SABE QUE ME MUERO POR SER UNA PUTA, POR SER SU PUTA. EL SOLO SABE METER SU POLLA EN MI COÑO Y CORRERSE, PERO NO SABE HACER QUE DESEE SER UNA PUTA, UNA PERRA EN CELO

D. Andrés estaba excitadísimo, y su pantalón no podía ocultar que los orgasmos y gemidos de Marta le estaban poniendo a mil. Marta no dejaba de mirar su paquete, pero no se atrevía a tocarlo.

D. Andrés la tumbó en el sofá, la abrió de piernas y le comenzó a chupar con fuerza el clítoris. Le gustaba meter sus labios vaginales en la boca y tirar de ellos. Metió su lengua en su coño, y después en su culo.

M.- AMO ME MATA, ME VOY A CORRER DE NUEVO, NUNCA ME HABIAN FOLLADO EL CULO CON LA LENGUA. MÉTAMELA MAS PROFUNDO, NO PAREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.

Marta estaba fuera de sí, no podía dejar de disfrutar, pero no tenía ninguna gana de que su Amo dejara de tocarla, de chuparla, de hacerla disfrutar como una perra.

A .- ME GUSTA LO PUTA QUE ERES. SABIA QUE DEBAJO DE ESA MUJER CASADA HABIA UNA PUTA EN CELO. AHORA VOY A FOLLARTE CON FUERZA, SE ACABÓ LA TRANQUILIDAD.

M .- SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII, SIEMPRE HE DESEADO QUE MI MARIDO ME FOLLARA CON FUERZA, CON VIOLENCIA, PERO NUNCA ME LO HA HECHO. ASÍ QUE ME MUERO DE GANAS DE QUE MI AMO ME FOLLE CON TODAS SUS FUERZAS .

D. Andrés arrancó con fuerza la camisa de Marta, y los botones se esparcieron por toda la oficina. Con sus dientes atrapó sus pezones con fuerza, y tiró de ellos hasta que gritó de gusto. El coño y el culo de su esclava seguían devorando sus dedos con auténtico deseo.

A.- ME ENCANTA AMO, ME ENCANTA. ME ESTOY CORRIENDO EN EL CULO, EN EL COÑO Y EN LOS PEZONES. NO PAREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE, NO PAREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE.

CONTINUARÁ