Conociendo a una pareja - Último polvazo

Última vez (de momento) que he estado con Carlos y Lidia

Hola a todos, espero que os gustasen los otros relatos que publiqué, si no los habéis leído aún, lo recomiendo para poneros en situación.

Os voy a contar el último polvazo que eché con esta pareja, aunque Carlos le gusta mucho mas el tema de cornudo, Lidia es mas abierta a los trios, y en este relato lo descubriréis.

Contacté con Carlos ya que hacía tiempo que no sabía nada de ellos, empezaba a sospechar si es que no lo habían pasado bien o algo ya que hacía un tiempo que apenas hablaba con ninguno de los dos. Me respondió que habían estado bastante ocupados pero que habría que organizar cuando se pudiera otra visita, porque ya nos apetecía a todos.

Respondí que por mi, esa misma noche me iba perfecto, pero por desgracia a ellos no, que me avisarían. Ya había perdido la esperanza cuando a la semana me contactó Carlos de nuevo para decirme que el viernes por la noche estarían solos. Mi erección fue instantánea, sólo pensar en volver a follarme a Lidia mientras su cornudo marido nos miraba me ponía a mil, tuve que reprimirme las ganas de hacerme una paja, porque sé que a Lidia le gusta mucho cuanto más leche suelto sobre ella, la espera se me iba a hacer eterna.

Al fin dio la hora acordada y llamé a su casa, me abrió Carlos, sólo llevaba un pantalón corto y al cornudo se le notaba ya una erección de lo cachondo que se estaba poniendo de imaginarnos. Entré y me encontré a Lidia en el sofá, sólo llevaba puestas unas braguitas y estaban tomando algo. Me acerqué a ella, le dí un beso largo y húmedo en la boca y pedí al cornudo que me sacara una cerveza.

Apenas tardó un minuto en ir y volver con la cerveza y cuando volvió me encontró sentado junto a ella, comiéndole la boca a su mujer y acariciándole las tetas mientras ella me apretaba la polla por encima del pantalón. Estuvimos unos minutos así y nos despegamos para poder disfrutar de la cerveza y de un poco de conversación.

Acabada la bebida Lidia se levantó y me pidió que la siguiera hasta su cama, cosa que hice encantado, me puse detrás de ella siguiéndola y sin dejar de mirar ese precioso culo que se movía por el pasillo. Se tumbó en la cama, y me empecé a quitar la ropa, cuando solo me quedaba el boxer, le pedí al cornudo que me lo bajara. Se agachó para quitarme la ropa interior y no pudo resistir la tentación y cuando mi polla salió disparada, se la metió en la boca para preparármela para su mujercita que miraba el espectáculo mordiéndose los labios.

Le ordené al cornudo que soltara mi polla, ya que quería disfrutar de su mujer, así que me tumbe desnudo junto a ella y seguimos donde habíamos dejado antes, comiéndole la boca y las tetas, mientras el cornudo se bajaba su pantalón y se pajeaba viéndonos.

Me agarró fuertemente la polla y comenzó a masajearla mientras nuestras bocas no se habían separado aún, cosa que hizo para decirme

  • Ahora la quiero comer yo

se la metió en la boca y la masajeaba, me acariciaba los huevos, su lengua recorría todo el capullo y el tronco con suma maestría, es la mejor mamadarora que me he encontrado nunca,  creedme si os digo que si eso no es el paraíso, es que no existe.

Decidí devolverle el favor, quité sus bragas, abrí sus piernas y me puse a comerle el coño tumbado boca abajo, mientras ella se dejaba hacer. El cornudo dejo su paja, se acercó a donde estaba, me levantó las piernas y se puso a comerme él la polla mientras su mujer seguía gimiendo de la comida que le estaba haciendo. Estuvimos así durante un buen rato, y sentía que no iba a aguantar mucho más, asi que decidimos cambiar de postura para que mi polla no escupiera líquido tan pronto, hacía mucho tiempo que no estaba en esa cama y quería disfrutarlo al máximo.

Me tumbé sobre la cama y ordené a Carlos que me pusiera el preservativo, así que abrió uno, y con delicadeza me lo colocó sobre mi durisima polla, que tenía unas ganas locas de follarse a semejante mujer. Con el condón colocado, Lidia se sentó sobre mí y Carlos no pudo evitar la tentación de agarrar mi polla mientras mientras entraba dentro de su mujer, acompañándola en esos primeros instantes con un movimiento de paja sobre ella que a mi me hacía ver las estrellas de lo cachondo que estaba.

Cabalgué a Lidia agarrándole fuertemente el culo y acompañando el movimiento de sube y baja, cuando sabía que estaba a punto de correrse aceleraba el ritmo, me abrazaba a ella y le comía la boca para que se corriera bien fuerte sobre mi polla dentro de ella. Una vez alcanzado el primer orgasmo con Lidia, los siguientes son muy rápidos, siempre se suele correr 3 o 4 veces consecutivas asi que repitiendo la operación conseguí que Lidia llegara facilmente a esa cifra. Rendida se echó sobre mi, y sentí sus tetas en mi pecho, cuando aún mi polla seguía dentro de ella.

Se salió de mí y me quité el condón, para que Carlos siguiera disfrutando comiendome la polla, cuando de repente Lidia dijo que le gustaría ver como yo pajeaba a su marido. En un primer momento la idea no me gustó demasiado, aunque ante la insistencia y por no cortar el momento morboso agarré la polla de su marido para pajearlo mientras le comía las tetas a Lidia. Es  una sensación extraña, ya que nunca había hecho esto con otra polla, no diré que desagradable, pero si diferente.

Lidia viendo el espectáculo, se volvió a poner cachonda, así que esta vez le pidió a Carlos que se la follara. Lidia se puso debajo y Carlos encima, y empezó a follársela en esta postura, debo reconocer con el paso del tiempo, que de haberlo vivido hoy, me abría untado bien la polla con lubricante y se la habría acercado al culo de Carlos, para follarlo mientras el se follaba a su mujer (cosa que yo sabía que quería que hiciera, ya que me lo había comentado muchas veces) aunque  por desgracia no lo hice, pero quizá la próxima vez no se escape...

Carlos se salió de su mujer cuando notó que estaba a punto de correrse, asi que Lidia nos empezó a pajear a los dos, el cornudo se notaba que acababa de follar bien, ya que no tardó en correrse, yo como había estado mirando el espectáculo me costó un poco más. Carlos se corrió sobre las tetas de su mujer, mientras ella seguía masturbandome a mi, cuando se corrió, se abalanzó de nuevo Carlos a comerme la polla, que junto con las prácticas manuales de su mujer no tardé en correrme, avisé que me corría, y apunté la corrida hacia las mismas tetas que aún conservaban la corrida del cornudo.

Agotados, sudados nos tumbamos los tres en la cama y estuvimos hablando un rato mientras Lidia y yo nos seguíamos acariciando, y su marido nos observaba. Cuando nos dimos cuenta ya era bastante tarde así que tuve que despedirme de ellos, a Carlos con un hasta otra vez que queráis, y a Lidia con un largo y húmedo beso en la boca, mientras agarraba fuertemente su culo que me vuelve loco.

De momento esta es la última historia que tengo con ellos, espero que os haya gustado, si hay más (que eso espero) la publicaré cuando pueda sacar un rato.

espero vuestros comentarios si lo deseáis podéis poneros en contacto conmigo.