Conociendo a una lectora, Julia (2)

Un amigo y su madre se unen a Julia y a mi en nuestra habitación para una pequeña fiesta privada.

Para entender mejor este relato es aconsejable haber leído mis relatos anteriores: Por favor, fóllate a mi madre 2 y Conociendo a una lectora, Julia (1)

Desperté a la mañana siguiente con una mamada increíble que Julia me estaba regalando. Recibir todo aquel placer nada más despertarme y poder ver el empeño que le ponía pasando su lengua por mi capullo mientras me miraba a los ojos me hizo correrme en muy pocos minutos.

Ella no dijo nada. Sonrió con mi semen en la boca y se fue directa a la ducha. Yo me quedé unos minutos en la cama sin saber todavía si aquello era un sueño o la realidad. Esta madura latina me estaba volviendo loco con su fogosidad.

Finalmente me levanté en el lavabo y la pude ver duchándose a través del cristal. Meé rápidamente y abrí la ducha. Ella por supuesto me esperaba.

  • Buen día - me dijo con una amplia sonrisa que buscaba ser inocente

Pero los dos sabíamos lo que queríamos en ese momento. Yo le debía un favor a Julia y se lo iba a pagar. La puse de cara a la pared y le separé las piernas, metiendo sin contemplación dos dedos en su húmedo coño, lo que le provocó un grito sonoro que ignoré para seguir masturbándola.

Su cuerpo chocaba contra las racholas de la pared mientras yo la masturbaba con fuerza desde atrás, sus gritos y gemidos se intensificaron y no tardó mucho en correrse, por lo que con mi miembro duro de nuevo se lo metí directamente mientras le mordía el cuello.

Mis embestidas eran duras, y aún así ella sólo gritaba “duro” y “qué rico”. Bajé mi mano hasta su clítoris para estimularlo mientras continuaba con la penetración. Sus gritos entonces se multiplicaron, y cuando vi que estaba realmente cerca de acabar me aventuré a meter el meñique de mi otra mano por su culo. Inmediatamente después Julia combulsionó de una manera increíble.

La saqué de ella y me separé, pero la madurita se había quedado de cara a la pared, con los brazos apoyados al lado de su cara. Le toqué la espalda y no respondió, por lo que le pregunté si estaba bien.

  • Lo… El mejor de mi vida - Alcanzó a decir entre pequeños sollozos
  • Julia, ¿estás bien?, ¿segura?
  • Aguarde… Sí, un minuto de reposo, dúchate tranquilo

Hice caso a Julia y me empecé a enjabonar cuando por fin se recuperó del todo. Tenía los ojos llorosos pero una sonrisa de satisfacción enorme, se acercó a mí y me dió un largo y húmedo beso. Yo me seguí duchando y ella se salió a secarse, mientras me comentaba que había sido una de las mejores experiencias sexuales de su vida y que se le había paralizado el cuerpo después del orgasmo.

Nos reímos y continuamos hablando, hasta que Julia sacó un tema que traía preparado. Quería conocer a Sofía y Luis, una madre y un hijo que habían dado un paso más allá. Me confesó que le excitó tanto ese relato que fue cuando decidió escribirme. Julia entonces me preguntó si estaba dispuesto y que yo podía participar, sólo presentarlos o no hacer nada, en todo caso nuestra relación continuaría igual si yo quería.

Lo pensé en un minuto y acepté. Eso sí, buscando para mí el máximo beneficio.

  • Sólo yo voy a follarme tu culo, así que si aceptan, lo quiero preparado.
  • Acepto, vine aquí por este tipo de diversión.

Yo sabía que era difícil convencer a esa pareja para quedar, además hacía mucho tiempo que no contactaba con ellos y no sabía cómo había evolucionado lo suyo, pero debía arriesgar. Sabía que llamando a Luís era difícil que me contestase, así que decidí probar a escribir a Sofía.

No me costó nada convencer a la madura madre de mi amigo, quien me puso al día de su incestuosa relación. Madre e hijo no se habían quedado estancados en aquél primer encuentro sexual que les propicié, lo hacían prácticamente cada día, manteniendo esas relaciones en secreto, pero con lo poco que conocía a Sofía, sabía que quería más, y la idea de un intercambio de parejas le había convencido gratamente, diciendo que ella se encargaría de traer a Luis a una nueva encerrona sexual.

Para mí la escena era ideal; en el caso óptimo, un intercambio de parejas o un cuarteto. Si la cosa se torcía y Luis se iba, podría intentar un trío con dos maduras increíblemente fogosas, y si no… Siempre me quedaba Julia. Con el plan en marcha avisé a Julia de la noche que nos esperaba.

Habíamos quedado a las 22:30 en la habitación del hotel de Julia, pero eran las 22:00 y madre e hijo picaban a la puerta. Todos estábamos un poco nervioso y se notaba en el ambiente. Sofía fue la primera en pasar cuando abrí la puerta, saludándome con un pequeño beso en los labios y presentándose a Julia con dos besos. Luis me saludó claramente incómodo y de la misma manera a la madura extranjera.

Ambas mujeres se habían adueñado de la conversación como si fueran viejas amigas, hablando de viajes, trabajos y temas mundanos, cuando en el fluir de la conversación la anfitriona sacó unas botellas de vino y cerveza que había preparado en la pequeña nevera de la habitación. Todos bebimos, lo que pareció que fue calmando los nervios y desinhibió un poco a los presentes.

Julia empezó a alabar a Luis, que se sonrojó, su madre por otro lado complementaba aquellas palabras, guapo, bonachón, alto, buen físico…

  • Y deberías ver cómo folla - dijo su madre de manera brusca - porque tiene una polla…
  • ¿Sí? Eso me gustaría verlo - en la cara de Julia se dibujaba una sonrisa lasciva

La madre se levantó e hizo que su hijo se pusiera de pie estirando de sus brazos, controlándolo como a un niño pequeño.

  • Enséñale hijo

Luis no sabía dónde meterse ni que hacer, pero las manos de su madre desabrochaban su pantalón, mientras tanto, la otra madura de la habitación se levantó y ayudó a su compañera a bajar finalmente los pantalones y los calzoncillos de mi amigo.

Julia alargó su mano para coger con fuerza el enorme miembro de Luis que empezaba a crecer en su mano mientras la subía y la bajaba. La madura no pudo más y empezó a besar a Luis a escasos centímetros de su madre quien no queriendo desaprovechar la oportunidad, ayudó a su compañera poniendo también una mano en aquel miembro casi erecto y besando primero a su hijo y luego a Julia.

  • Disfrútalo - dijo mirando a esta última a la vez que le daba un fuerte cachete en el culo y se alejaba en dirección a mi.

Yo todavía esperaba sentado en una de las sillas en las que estábamos todos sentados hacía apenas unos segundos. Sofía se sentó encima mío y juntos vimos aquella escena de sexo.

Julia se desvistió y se arrodilló, contemplando de nuevo cómo de grande era aquel pene que la iba a empalar. Era más gordo que su muñeca y un poco más largo que su antebrazo y ella lo miraba maravillada. Abrió la boca y lo dirigió hacia ella, pero tuvo que hacer un esfuerzo mayor para poder abrirla aún más y que le cupiera el glande. Mientras la madura empezaba a mamar aquel enorme miembro, la madre del propietario empezó a restregarse conmigo, sin duda cada vez más cachonda de ver como una desconocida le chupaba el pene al hijo que cada día se follaba.

Mis manos buscaron rápidamente el clítoris y los pechos de Sofía, pero en aquella posición todos mis movimientos eran algo torpes; mientras tanto ella seguía moviendo sus caderas sobre mi pene sin apartar la vista de la mamada en directo. Julia se sacó el enorme pene de Luis de la boca y mirándole desde su posición sin parar de masturbarlo lentamente le pidió que le follase la boca. Luis la agarró fuertemente del pelo dirigiendo de nuevo su polla entre los labios de la madura latina y la empezó a penetrar primero con suavidad, provocando pequeñas arcadas que no provocaban rechazo en aquella fogosa mujer, pero cada vez que entraba un centímetro más se hacía evidente que no podría tragarlo entero.

  • Menuda puta es - dijo Sofía levantándose de un pequeño saltito

Se empezó a desnudar como su compañera y yo hice lo propio, sentado todavía en aquella silla. La madre de mi amigo se arrodilló ante mí y empezó a imitar la escena que se repetía a pocos metros de nosotros, metiendo mi polla hasta el final de su garganta prácticamente sin esfuerzo.

Luis fijó entonces la mirada en su madre y sin darse cuenta, aceleró unas embestidas cada vez más bruscas contra la garganta de una pobre Julia a la que le empezaba a faltar el aire, pero para mi amigo ver a su madre así fue demasiado y acabó corriéndose en la boca de aquella madura desconocida.

Cuando su madre escuchó los comentarios de Julia sobre la corrida y la intensidad, se despegó de mi y giró hacia su hijo y su nueva amante, sonriendo con mucha malicia y lujuria.

  • ¿Cambiamos de pareja y te lo preparo de nuevo?

Julia asintió y me hizo indicaciones para ir a la cama, donde me esperaba arrodillada encima del colchón.

  • Está siendo increíble, muchas gracias, y… fóllame

Sin más la madura latina se puso a cuatro patas sobre la cama de manera que pudiéramos ver perfectamente a la pareja incestuosa recuperar una erección para empalar por otro agujero a Julia.

Mientras yo me follaba con cierta rabia el encharcado coño de mi lectora, esta no quitaba ojo de como Sofía había acorralado a su hijo contra una pared y lo besaba intensamente mientras masajeaba sus huevos intentando hacer crecer su pene de nuevo, lo que le llevó un par de minutos.

De vuelta al juego, Sofía llevó a su hijo al lateral opuesto de la cama al que nos encontrábamos, poniéndose cara a cara con Julia, también a cuatro patas. Ambas se dieron un beso cómplice hasta que Luís empezó a follarse a su madre. Ver su cara de placer con cada centímetro que entraba era increíble, y más aún cuando en un último fuerte empujón este dejó entrever un pequeño atisbo de dolor.

Ambas maduras gemían fuertemente ante nuestras embestidas, casi rítmicas al principio, pero que Luis empezó a aumentar en el coño de su madre. En una absurda competición, aumenté yo también mi velocidad, pero empezaba a ser demasiado para mi.

Luis agarró con fuerza el pelo de su madre, haciendo que levantase la cabeza y que sus manos se despegasen del colchón mientras que no paraba de bombearla con un ritmo demencial que la hacía ya no gemir si no gritar de placer. Aquello ya fue demasiado para mi y avisé a Julia de que me corría y rápidamente bajó de la cama con intención de que finalizase en su boca, pero en ese momento la madre de mi amigo me miró fijamente a los ojos. Sus ojos estaban llorosos de placer y su rimel un poco corrido. Aquello me puso más cachondo si cabe.

Salté sobre la cama y sin más metí mi polla en la boca de la madre de mi amigo mientras su hijo se la follaba por detrás. Le cogí de la cabeza para ayudarme en mis movimentos de cadera pero también haciendo fuerza para que cada vez mi miembro se deslizase más adentro de su garganta. Sofía recibía el tirón de pelo de su hijo hacia atrás y el mío que la empujaba hacia delante, siendo tratada como un objeto por los dos, un juguete que compartíamos, como cuando éramos niños.

Ante esta situación Sofía no tardó en correrse y yo la seguí, ahogándole un poco con el semen que había dejado caer en lo más profundo de su garganta, pero por mucho que se atragantase, su orgasmo continuaba por más de treinta segundos ya ante las incesantes penetraciones de su hijo.

  • Para… PARA - gritó con cierto desespero Sofía a su hijo, quien le hizo caso y se apartó.

Sofía se quedó tirada sobre la cama, encogida y con unos pocos espamos que suponían los últimos coletazos de aquel largo orgasmo que ya duraba casi dos minutos, quizás más.

Miré el resto de la escena. Por lo visto la madura latina había reptado por la cama y mientras nosotros usabamos a Sofía, ella se había dedicado a lamerle los pezones, lo que seguramente había aumentado la intensidad de ese interminable orgasmo.

Me pareció raro no haberme dado cuenta hasta el momento de que Julia había estado literalmente bajo mis pies, pero es que aquella pequeña orgía empezaba a ser un no parar. En el segundo en el que me había bajado de la cama, aún con la respiración entrecortada y un poco en shock, la lectora había tumbado a mi amigo en la cama y en cuclillas empezaba a introducirse ese enorme pene que tanto deseaba mientras por toda la habitación retumbaba su sorpresa y su excitación:

  • Bufff… Joder sí… Esta es enorme… Fólleme…

Encima de esa misma cama en la que se producía la escena estaba todavía recuperándose Sofía, pero no parecían reparar en ella. Me acerqué al pequeño ovillo en el que se había convertido esa madura y le toqué la espalda. Se deshizo finalmente de su refugió y me miró, mostrando unos pequeños sollozos de felicidad que habían corrido por completo su maquillaje por su cara.

  • Increíble… increíble...  joder, me ha encantado

Fue lo único que alcanzó a decirme antes de abalanzarse sobre mí y besarme con tremenda felicidad. Después de eso se giró y miró a la pareja de nuevos amantes, luego me dirigió otra mirada a mi y a mi pene como pidiendo perdón por no prestar más atención a mi flácido miembro y se sentó sobre la cara de su hijo con gimiendo un poco con los primeros lametones que este dedicó a su todavía sensible clítoris.

Julia botaba sobre Luis apoyando las manos en su abdomen, donde se encontraban con las de Sofía quien también se apoyaba para restregarse bien sobre la boca de su hijo. Sus manos a veces se entrelazaban, su mirada era cómplices y algunas veces se besaban se masajeaban los pechos o se lamían un poco los pezones. Lo hacían por puro morbo y placer, pero también para entretenerme a mi, que empezaba a ser un poco el olvidado de aquella escena, pero no era mi momento, era el suyo.

Aún así, aquello acabó surgiendo efecto en mi pene, que se irguió de nuevo. Me subí de nuevo a aquella cama y empecé a pasar mi verga de la boca de una madura a otra, dejando que dieran un par de lametones antes de cambiar. Durante este pequeño juego, ambas maduras se corrieron gracias a los movimientos de Luis.

Sofía se levantó entonces, dejando a su hijo y su nueva amante acabar en paz, mientras ella y yo nos tumbamos en la cama de lado, dándoles la espalda y dejando cierta intimidad. La penetré lentamente mientras ella movía su cadera. Detrás nuestro, Luis se acabó de correr entre gemidos y de la misma manera lo hizo su compañera.

Mi amigo, muy cansado, anunció que se iba a la ducha, y para mi sorpresa, Julia no le siguió, si no que nos pidió movernos al centro de la cama para jugar. Aquella madura llevaba años sin follar y aquella noche era insaciable. Le hicimos caso, pero mantuvimos la posición que ya teníamos. Julia se adaptó y levantando una pierna de Sofía empezó a lamer su clítoris y mi miembro cada vez que este entraba y salía.

La posición de las maduras se acabó fusionando y acabaron en una especie de 69 ladeado mientras yo seguía penetrando a Sofía en cucharita. Sofía limpiaba con ganas el semen de su hijo del coño de aquella desconocida sin hacer ascos.

Empezaba a notar cómo iba a correrme y quería un gran final para todos, así que introduje un dedo en el culo de Sofía y aceleré mi ritmo, lo justo para un nuevo orgasmo más de la madura antes del mío.

  • Me voy a correr, avisé

Me incorporé en la cama a la vez que Sofía se cambiaba de posición, quedando su cara junto a su nueva amiga, con la que empezó a besarse. Yo inqué una rodilla en la cama al lado de sus cabezas, quedando mi pene entre ellas. Me agarré el pene y lo dirigí a sus bocas que entre sus intercambios de lengua también se ocupaban de hacerme acabar en conjunto con la paja que me estaba haciendo.

No tardé en correrme en las caras y bocas de esas dos maduras, quienes se limpiaron la una a la otra el semen que les había tocado y luego se lo repartían con interminables besos mientras se masturbaban.

Me fui a asear y me encontré a Luis ya vestido y duchado viendo el final de aquél espectáculo lésbico. No me dijo nada, sólo me sonrió.

Intercambiaron números para poder mantener el contacto y madre e hijo se fueron con la promesa de repetirlo. Sofía me apartó y me confesó una cosa…

Quizás esto sólo acababa de empezar.

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Lamento todo este tiempo sin subir relato ni contestar correos pero la situación ha sido excepcional (trabajo, COVID...) intentaré contestaros a todos en breve.