Conociendo a una lectora, Julia (1)
Una lectora de Sudamérica me contacta para hablar de mis relatos, acaba contándome sus fantasías y finalmente nos conocemos para que pueda cumplirlas.
Recibir comentarios de lectores/as siempre es una grata sorpresa, pero obvio está, algunos más que otros. Hace algún tiempo, recibí un correo de una lectora alabando uno de mis relatos y contándome que fantaseaba con los relatos que escribía sobre maduras. Intercambiamos un par de mails más y ella me contó su historia; su nombre era Julia, una mujer casada de Sudamérica. Su posición en su ciudad no le dejaba tener un affair, por lo que empezó a fantasear con los relatos sobre maduras desde que su marido no podía complacerla sexualmente.
Al principio no buscaba nada más que chatear con un chico jóven por el morbo, y más con uno que tuviese preferencia por las mujeres maduras.
Julia empezó a contarme todas sus fantasías, acompañando a veces sus mensajes con gifs y fotos para ilustrar sus pensamientos. Pronto noté lo morbosa y caliente que era esa mujer. Se había casado muy joven y solo había estado con su marido, un tanto conservador, por lo que tenía muchas ganas de experimentar.
Cuanto más hablaba de sus fantasías, más abría el abanico; empezó contándome lo mucho que le gustaría probar una polla joven, que le follaran la boca, el sexo anal, probar con otra mujer, un trio… Prácticamente quería probarlo todo.
Cada día revisaba el mail y, cuando veía un mensaje de Julia, sabía que acabaría en una paja, me excitaba mucho hablar con ella y hablar intercambiando imágenes de nuestras fantasías lo hacía más morboso aún.
Cuando le comenté que me hacía pajas al leer sus mensajes, su respuesta fue “me gustaría estar ahí para verlo”. Decidí dar un paso más y enviarle una foto de mi polla; a decir verdad, llevábamos intercambiando mails varias semanas y no sabíamos cómo era el otro.
Julia contestó con una foto de su coño. Al recibir aquello, me di cuenta de las ganas locas que tenía de follarme a esa mujer y del mayor, problema para hacerlo: la distancia. Ella en sudamérica y yo en España, era muy difícil encontrarnos por casualidad. Pero Julia encontró una solución, se celebraba un simposio en Barcelona que tenía que ver con el mundo de la medicina, su trabajo. Siempre rechazaba hacerlo, pero esta vez lo intentaría.
Antes de hacerlo, le dije que se bajase snapchat, era lo más seguro para ambos para decidir si nos gustábamos fisicamente antes de que ella diese ese gran paso. Le expliqué cómo funcionaba y me lo agradeció ya que no quería mostrar su cara directamente y que sirviera como prueba contra su marido o algo. En cuanto tuve su usuario, le envié tres fotos; un selfie de mi cara, una de mi cuerpo entero, y otra de mi miembro.
Julia me respondió con otras tres; un selfie desde arriba en el que se veía su canalillo, una de su cuerpo desnudo y otra de su coño húmedo con el texto “mira cómo me has puesto”.
Julia estaba buenísima. Tenía las tetas y el culo en un perfecto equilibrio y estaba un poco rellenita; una madura de 10. “No puedo esperar a que vengas a Barcelona para follarte”, le dije.
Durante la semana y media que tardó en gestionar todo el viaje, no paramos de enviarnos todo tipo de fotos y videos. Ella llegaría el viernes, pero no nos veríamos hasta el sábado para aprovechar bien el día y que ella pudiese descansar.
Ella llegaba por la mañana y así me lo hizo saber con una foto a las 6 de la mañana, con las tetas por fuera de la camisa en un lavabo con el texto “Tu madura ya está en el aeropuerto de Barcelona”.
Durante el día intercambiamos fotos diciendo las ganas que teníamos por fin de vernos. A las 2 de la mañana, sin esperarlo, recibí un mensaje suyo “No puedo dormir por el jet lag y necesito follarte ya”. Sin pensármelo 2 veces, pedí un taxi y me fui a su hotel.
Entré al hotel y fui directo a su habitación, picando suavemente la puerta. Cuando abrió, la imagen que tenía delante me puso increíblemente cachondo. Allí estaba esa madura latina, con unas bragas y un sujetador de encaje. Sin darme tiempo para nada, me agarró del cuello de la camiseta y cerró la puerta para acto seguido meterme la lengua en un beso que mostraba lo cachondos que estábamos los dos.
- Por fin nos conocemos Julio, tenemos muchas ganas - me dijo mientras yo aprovechaba esa pausa para desnudarme por completo.
Yo no respondí, únicamente la llevé hasta la cama y la senté en el borde. Julia me había contado todo lo que quería que le hiciera, y no iba a perder el tiempo hablando.
Le quité las bragas y pasé mi lengua por su coño de abajo a arriba, lo que hizo que ella se estremeciera y suspirase. Los dos estábamos deseando eso, así que no paré ni un segundo. Empecé a lamer su clítoris sin parar, succionando y dando suaves mordiscos mientras ella me apretaba la cabeza y me tiraba del pelo.
- Si sigue me corro - me dijo como pudo entre gemidos
Decidí entonces meter dos dedos para rematar el proceso, y entraron directos. Dos veces dentro y Julia se corrió por primera vez esa noche, apretando fuerte sus muslos de manera que casi me hace explotar la cabeza. Pero aún así seguí exactamente con los mismos movimientos de lengua y dedos, haciendo que no tardase mucho en recibir otro orgasmo.
Me levanté, todavía sin haber dicho ni una palabra y la besé para que probase el sabor de su coño por primera vez en mucho tiempo. Puse mi polla ante su cara y la contempló unos segundos. Ya me había dicho que era mucho más grande que la de su marido, pero supongo que verla en directo le sorprendió aún más.
- Menuda pija.. -Dijo cogiéndola fuertemente con su mano derecha
De nuevo, sin hablar ni esperar un segundo, la agarré de la cabeza y empujé mi pene hacia su boca. Ella lamió bien tanto como pudo en ese primer contacto, quedando limitada por su propia mano, así que la agarré de la muñeca y quitó la mano.Recordé otra de sus fantasías: que le follase la boca.
Así que cumpliendo sus deseos, me agarré fuerte con ambas manos y empujé mi verga al interior de su garganta. Como acto reflejo Julia me empujó con ambas manos en el abdomen y tuvo una arcada enorme que se alargó unos segundos en los que había apartado la vista de mi. En ese momento me preocupé e iba a disculparme, pero antes de abrir la boca ella me ordenó volver a hacerlo. Esta vez se la metí con menos dureza, pero igualmente hasta el fondo, notando como se contraía su garganta al llegar.
Como ví que no había problema, fui aumentando el ritmo follándome la boca de esa madura que no podía parar de tener pequeñas arcadas. El exceso de saliva hizo que esta se fuera cayendo por su pecho, manchando el sujetador tan bonito que llevaba para la ocasión.
Con esa increíble mamada noté que si seguíamos así, no tardaría en correrme, y no era eso lo que quería todavía, así que paré y por primera vez hablé para indicarle que se pusiera a cuatro patas, lo cual hizo muy obedientemente. Besé su culo y mientras tanto aproveché para quitarle el sujetador. Me puse de rodillas detrás de ella y le pasé la lengua por su vagina varias veces, hasta que en una pasada, llegué también hasta su ano. Ahora mi recorrido con la lengua contemplaba ambos orificios mientras ella gemía de placer con la cara pegada en el colchón.
No podía esperar más y me la tenía que follar ya. Me levanté y miré su postura, con ese culito en pompa y ese ano deseando ser utilizado por primera vez, pero teníamos tiempo y no iba a jugar todas mis cartas el primer día. Me coloqué bien detrás de ella y rocé mi glande con su clitoris para hacer que lo desease aún más.
- Me encanta en perrito, dame
Haciendo caso a sus palabras, la dirigí a su agujero, un tanto apretado por la falta de uso, por lo que no pudo entrar entera en las primeras embestidas, pero cuando noté que ya podía, la empujé con una fuerte embestida que la hizo gritar, mezclando placer y un poco de dolor. Así que empecé a follarme bien a aquella madura, que gemía de manera desatada. Aproveché mi posición y le empecé a frotar el clítoris con una mano, así que de nuevo un orgasmo la hizo convulsionar, apretando fuertemente sus paredes vaginales alrededor de mi polla, acelerando mi corrida.
- Me corro - avisé
- Vente en mi boca - me dijo ella
Con alguna dificultad por el temblar de sus piernas se arrodilló ante mí y empezó una mamada que no duró mucho hasta que exploté en su boca.
Se lo tragó con alguna dificultad -luego me dijo que era por la cantidad de semen- y se levantó para darme un fuerte abrazo y darme las gracias.
- Ahora si estoy agotada, ¿me acompañas a dormir? -Dijo mientras se tumbaba en la cama
Me tumbé junto a ella y apagamos las luces, yo estaba realmente cansado, así que no tardé mucho en dormirme, pero esperando con ganas los días que me esperaban con esta madura lectora.