Conociendo a una cirujana. Primera Parte

Esta es la historia de como conocí y me empecé a follar a Nieves, una cirujana que era mucho más guarra de lo que parecía a simple vista.

En estos relatos, que voy a ir contando por capítulos, si tiene éxito una vez que se publique la primera parte, os voy a contar la historia de cómo conocí a Nieves, una neurocirujana con unos gustos sexuales muy especiales y excitantes y que follaba maravillosamente.

Antes de empezar a contar los acontecimientos, me gustaría describirme un poco para que os podáis hacer una pequeña idea de cómo soy.

Tengo en torno a 30 años y mi mayor pasión en este mundo, aparte de follar y todos los temas relacionados con el sexo, es el mundo del Derecho Penal y del Trading y las inversiones en bolsa.

Vivo en las afueras de Madrid, en un ático con una enorme terraza en la que se puede practicar nudismo sin miradas de vecinos, ciudad en la que se desarrolla toda esta historia.

Tras una infancia bastante difícil debido a los problemas de drogas de mi madre y de depresión de mi padre, y, al no tener hermanos ni hermanas, al final, me quedé prácticamente solo a excepción de algunos amigos, que siempre han estado ahí, incluso en los momentos más duros.

Físicamente se podría decir que no estoy para nada en forma ni soy un musculitos, de esos que tienen tableta de chocolate y viven casi en un gimnasio pero, al parecer, sí que destaco por el tamaño de mi polla, o, al menos, eso me decían, en alguna ocasión, las personas que han podido verla.

A eso se une que mis ideas políticas y valores me llevan a ser

AntiSistema

, algo poco común en España a día de hoy.

Tampoco ayuda, por un lado, el hecho de que soy bastante tímido, y, por otro, que me gustan las mujeres muy femeninas, a la vez que con los mismos valores firmes que tengo yo (En especial, el hecho de estar en contra del aborto)

Dicho esto, me meto ya en harina para empezar a contaros cómo conocí a Nieves, una mujer que, como ya he dicho, es muy especial y muy guarra, todo hay que decirlo.

El día que Nieves se cruzó en mi camino, yo había tenido un día algo aciago en la oficina, pues algunos de los casos penales que llevaba en mi despacho como abogado, se estaba complicando algo más de lo que esperaba, así que, al salir de trabajar, decidí ir a un bar, cercano a mi oficina, en la zona de Castellana-Bernabéu, a tomar un refresco, pues no me gusta beber alcohol porque, debido a mi trabajo, en cualquier momento me pueden llamar para atender una urgencia y tengo que estar siempre disponible y en buen estado físico.

Al llegar al bar y, tras pedir el refresco, mientras pensaba en cosas de trabajo, mi mayor preocupación hasta ese momento, fue cuando me di cuenta de su presencia, cuando vi a Nieves por primera vez.

Nieves es morena, mide en torno a 170cm, está en su peso, es decir, es delgada y tiene buenas tetas, naturales, eso sí. Sin embargo, lo que más me gustó en ese momento fue que estaba siempre sonriente; cómo supe más tarde, al conocerla en profundidad, le gusta mirar al mundo siempre con una sonrisa.

Yo, debido a mi timidez, hice lo posible por evitar que se fijara en mí, que se diera cuenta de mi presencia, pero, sin saber muy bien el porqué, (Y aún hoy lo desconozco), se acercó finalmente a mí y comenzó a hablarme.

Ese día llevaba un vestido corto de cuero, y unas botas altas negras, aunque iba discreta a pesar de su atuendo, y lo que llevaba era algo que me puso a mil, porque soy muy fetichista de la ropa de cuero y las botas, viéndolas en una mujer. Ni me imaginaba siquiera que faltaba una parte más de su vestuario...

Aunque al principio me costó un poco, debido, sobre todo, a que no era frecuente que una mujer se acercara a mí para hablarme de cosas que no fueran estrictamente profesionales y/o relacionadas con temas de Derecho o Trading, poco a poco me fui soltando y fuimos hablando de cosas con poca trascendencia, a modo de presentación.

Nieves me dijo que era neurocirujana, que desde pequeña le había atraído el tema de la Medicina y que descendía de una familia de médicos, de

hecho,

todos en su familia ejercían la Medicina en diferentes áreas.

Tras un rato de charla y, al ver que teníamos bastantes cosas en común, me di cuenta de que quizás era un buen momento para invitarla a mi ático en las afueras de Madrid y ver si podía ocurrir algo bonito.

Nieves aceptó mi oferta y me dijo que me llevaba en su coche sin problema ya que yo voy en transporte público porque me pilla muy cerca tanto de mi ático como de la oficina y no acostumbro a llevar el coche sólo

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tener que aparcar.

Ahí fue cuando Nieves me dio una grata sorpresa y es que llevaba también un abrigo largo de cuero negro, que se puso para ir desde el bar hasta el coche.

En el trayecto hasta el parking, yo no podía parar de mirarla, pues en ese momento se estaba cumpliendo una de mis fantasías que había tenido desde hacía mucho tiempo, ir por la calle con una mujer vestida entera de cuero negro y que, además, tenía los mismos valores, principios y gustos que tengo yo.

Llegamos finalmente al parking y, tras pagar el importe por el tiempo de estacionamiento, le indiqué a Nieves mi dirección para que la pusiera en su móvil y se pudiera orientar para llegar a mi casa, al ático.

Tardamos apenas 20 minutos en llegar, pues no había demasiado tráfico, tras dar una pequeña vuelta, logramos encontrar un sitio donde poder aparcar su coche, que, no lo he dicho, era un Audi Q8 casi nuevo, algo que también me llamó la atención.

Al llegar al ático, Nieves se quitó el abrigo largo de cuero que llevaba, se lo puse en una de las sillas del comedor, para que no se arrugara ni se estropeara y le ofrecí algo de bebida.

Tras preparar dos bebidas, (ambas sin alcohol) una para cada uno, me senté con ella en mi sofá de cuero negro, tipo rinconera.

Estuvimos un rato más hablando, hasta que ya no pude más y pasó lo que tenía que pasar, me atreví a besarla.

Era algo que ya no pude reprimir más, pues había encontrado a la mujer que llevaba mucho tiempo deseando encontrar y decidí que no debía dejarla pasar.

La agarré de la mano y la llevé a mi cama, de 180*200 cm y ahí comenzó el primero de muchos polvos que echamos.

Nieves comenzó haciéndome una felación, pues, al parecer, le entraron ganas al ver el tamaño de mi polla y quería probar su sabor.

La chupaba bastante bien, con muchas ganas y pasó bastante tiempo hasta que me corrí en su cara, llenándola de leche, algo que disfrutó, o, al menos, eso decía su cara.

Nieves me dijo que prefería que empezara metiéndosela por el culo, que tenía muchas ganas de notar mi polla bien dentro y en esa zona, así que obedecí y se la empecé a meter por su bonito culo.

Tras unos intensos minutos en los que mi polla iba empezando a conocer el culo de Nieves, me corrí y Nieves sintió dentro de ella todo mi semen, algo que le hizo ponerse muy cachonda.

Hubo tiempo aún para otra sesión de sexo, esta vez ya metiendo mi polla en su coño, por supuesto, sin ningún tipo de protección, pues ambos somos Provida y no usamos métodos anticonceptivos de ningún tipo.

Al acabar, miré el reloj y era ya la 1 de la madrugada, por suerte no me había sonado el móvil ni tampoco el de emergencias, pero decidí que era mejor dejar ahí la noche y tratar de convencer a Nieves para que se quedara a dormir y que ya al día siguiente hablaríamos.

Nieves aceptó, me dijo que quería darse una ducha antes de dormir, a lo que yo le dije que la acompañaba, nos duchamos los dos juntos y, después, volvimos a mi cama y nos pusimos a dormir.

Este relato puede tener continuación, pero dependerá de si tiene éxito o no una vez que sea publicado.

Ante cualquier duda o curiosidad sobre el relato, el autor está disponible para ser contactado por email.