Conociendo a Paul ( Parte I )

Historia de mi primera relación gay. Basada en hechos reales, cuento la historia de como conocí a Paul, mi macho, mi dominador.

Conociendo a Paul

Parte I

La historia que voy a contar a continuación es real y empezó algunos años atrás, cuando empecé mi maestría en ingeniería mecánica en Nueva York. Quiero escribirla, dado que pienso que podría ser interesante, y ojalá excitante para ustedes. Dado que es real y quiero relatarla al detalle, puede que sea un poco tediosa para algunos. Disculpas de antemano. Como comprenderán las conversaciones están un poco cambiadas, por privacidad y por olvido. Como la historia es larga, la escribiré por partes. Solo sacaré mas partes si encuentro están interesados. Así que por favor comenten si les gustaría que continuase mi relato.

Yo tenía unos 24 años en ese entonces. No tenía un gran cuerpo, pero sin duda al ser tan joven, era medianamente atractivo. Siempre me han gustado las mujeres, y muero por ellas. Pero de vez en cuando me gustaba ver porno gay, especialmente BDSM. Me fascina la dominación, la sumisión. Es por eso que siempre tuve curiosidad de qué se sentiría ser dominado y humillado por un hombre.

Paul era un hombre blanco, de buena estatura, de unos 45 años. Tenía esposa e hijos y trabajaba en la tienda de maquinaria, es decir, el lugar donde todos los estudiantes podíamos hacer realidad cualquier cosa que pudiéramos diseñar en un computador. Desde el día en el que lo conocí tuvimos una relación cordial. Al principio como necesitaba aprender a usar las máquinas, Paul se esmeró por ayudarme y corregir mis errores. Nos quedábamos hablando al final de la jornada de trabajo, de deportes y cosas de hombres. Siempre pensaba para mí mismo, que algún día tendría que invitarlo a una cerveza. Para hablar de deportes o quizá ver algún partido interesante.

Después de aprender a usar las máquinas y obtener mi certificado que me avalaba como apto para usarlas sin supervision, dejé de ver a Paul por un tiempo. En parte porque no usaba tanto las máquinas para mi proyecto de grado y en parte porque cuando las tenía que usar, no necesitaba que el estuviera allí supervisando. No lo volví a ver por unos 6 meses, hasta que tuve que ir a hacer un trabajo grande de diseño. Al llegar a la tienda, vi una sonrisa en el rostro de Paul, que me produjo una sensación rara. Me saludó y me dijo que me había extrañado. Yo asentí con la cabeza, un poco confundido sin saber qué decir, dado que me había tomado por sorpresa aquello que sentí en mi interior. Fue como una especie de retorcijón en el vientre, sin llegar a ser un espasmo ni mucho menos. Era sin duda placentero, y se vislumbraba como la antesala de algo mejor.

Cuando terminé por el día, Paul se despidió:

  • No te pierdas! Escríbeme un email de vez en cuando, mira que te extraño.

  • Si Paul, estaremos en contacto. - le respondí profesionalmente, sumamente seco y queriendo ocultar lo que mi cuerpo me pedía.

Pasé mucho tiempo analizando aquella sensación que me quedó de ese día. Al cabo de muchos debates conmigo mismo, llegué a la conclusion que quería explorar ser sumiso con un hombre. Podría ser Paul el indicado para ser mi maestro?

La oportunidad de hablar con Paul en un setting mas relajado se presentó en una tradicional summer BBQ organizada por la facultad. Estábamos en un círculo de unas 5 personas cuando llegó Paul. Siempre alegre y vivo, contando alguna historia de su día en la tienda de máquinas. Yo ya tenía unas cuantas cervezas encima, y recordé la pregunta a la que había llegado anteriormente. Eso irremediablemente me llevó a mirar de reojo su enorme bulto en el pantalón. Pensé para mis adentros que quería chupársela con todo mi ser. Quería que él me dominase. Que me dijera qué hacer, como comportarme. Que me enseñara a ser obediente para él. Entonces fue claro. Ya tenía la respuesta a mi pregunta. Quería ser dominado por Paul.

Por suerte no tuve que pensar cómo verme con el otra vez. De la BBQ salió una invitación para todos para ir a ver un partido de baseball. Sin duda Paul estaba interesado en el juego (y lo hizo saber a todos elocuentemente). La verdad es que a mí poco me interesaba el baseball, pero fingí emoción para congraciarme con el resto. Lo cierto es que ya tenía un proximo escenario en el cual me iba a ver con Paul.

Esa semana estuve muy nervioso pero a la vez supremamente exitado. Creo que me masturbé como un adolescente. Bastantes veces cada día, imaginando diferentes escenarios de sumisión con Paul. Al final, decidí ser cauteloso, y no mostrar mi hambre hasta cuando no fuera evidente que Paul quería ser mi amo. Al fin y al cabo había una gran posibilidad que no fuera gay o bisexual. El gran día llegó. Me vestí normal, sin querer sobresalir, y salí hacía la casa de mi amigo. Llegué y Paul no estaba. Temí que nunca apareciera. Y eso fue exactamente lo que pasó! Terminé en una noche normal, con mis amigos, y si bien disfruté, no hice lo que tenía esperado hacer.

Dado que estaba un poco desesperado (ya mis entrañas no se conformaban con simples placeres auto-infligidos) decidí enviarle un correo apenas llegué a mi casa a eso de las 3am:

“Hola Paul,

Espero estés bien. Te extrañé en la fiesta de George. Escríbeme para ver cuándo hablamos.

Cuídate, ”

Sobrio y al punto. Por la hora de envío, Paul sabría que estaba interesado en él. Me sorprendí dado que respondió a los 5 min:

“Hey,

Perdón no pude ir, estuve en la fiesta de cumpleaños de mi cuñada. Que bueno que escribiste, si quieres cuadremos algo para el proximo domingo para el partido del NYC FC.

Saludos, ”

Si bien el mensaje fue también sobrio, me emocionó saber que mi oportunidad había llegado. Dado que el plan posiblemente era de solo los dos, iba a tener mi oportunidad de decirle como me sentía. No planeé cómo hacerlo dado que siempre he pensado que los deseos (especialmente los carnales) se dicen y ya. Sin tanta parafernalia. Sin tanto adorno, a menos que así se decida en el momento. Lo importante es no preparar ningún discurso.

Intercambiamos un par de emails para definir la hora y el lugar. Él ofreció su casa, a lo que yo accedí encantado, dado que en ese momento yo vivía con roommates. El día del partido llegué una hora antes del comienzo, para tener algún momento para hablar. Muy a mi pesar, la esposa de Paul estuvo con nosotros hasta el comienzo del partido. Después del pitazo inicial ella quizo irse a donde unas amigas, dejándonos solos en frente del televisor (dado que los niños estaban en un Summer camp). Fingí interés en el partido mientras veía, o mas bien admiraba otra vez su hermoso bulto. Esta vez, Paul tenía unos shorts caseros bastante cortos, que dejaban al descubierto sus tonificados muslos. En el medio tiempo, no aguanté mas y fuí al baño a masturbarme. Cuando salí, de la que posiblemente había sido la mejor paja de mi vida, Paul me esperaba en el sofá con una cerveza y una sonrisa, como siempre.

Por fin llegó el final del partido. Ni cuenta me di a que horas nuestro equipo metió tres goles, pero sin duda Paul estaba que no podía de la emoción. Quería celebrar, por lo que abrió una botella de whisky. Yo accedí a regañadientes, y nos tomamos un vaso. Estaba un poco frustrado, dado que no sabía cómo “declarar” mis sentimientos hacia Paul. Lo había hecho ya unas cuantas veces con chicas, pero nunca con un hombre. Lo mejor que se me ocurrió fue ser directo, y en lugar de hablar, jugar con mis manos. Simulé una caída torpe al intentar levantarme del sofá, y caí de espaldas en él. Hice movimientos sugestivos con mi culo antes de pararme y luego intenté hacerme el ciego y en lugar de tocar el sofá para buscar dónde sentarme, toqué su enorme paquete. La suerte estaba echada.

Me senté en el sofa, después de mi “declaración física”. Paul se dió vuelta y me miró, esbozando la misma sonrisa de aquel día en la tienda.

  • Porque hiciste eso? - me preguntó.

  • Porque me nacía hacerlo - respondí sin titubeos.

  • Que más te nace hacer ahora? - dijo, mientras se acomodaba mejor en su sofá.

  • Paul, no se, dime tu - susurré, mientras ponía mi mano otra vez sobre su bulto.

Inmediatamente Paul me la apartó y me dijo:

  • Quiero que me digas lo que quieres hacer - dijo en tono firme.

  • Me gustaría chuparte la verga Paul. - dije, salivando y casi tumbándome en frente suyo de la emoción.

  • Porqué habría de dejarte hacer eso? - dijo Paul, mientras se paraba a buscar otra cerveza.

Su aparente indiferencia me excitó aún mas. Sentí que me había venido ya 4 veces.

  • Quiero que me enseñes a comportarme para un hombre. -respondí a punto de estallar.

  • Tendré mucho que enseñarte, no sé si tengas lo necesario. -habló relajado,  antes de tomar un sorbo grande de su nueva lata.

  • Paul, desde hace algún tiempo he deseado que me domines. Que hagas conmigo lo que quieras. Por eso quiero chuparte la verga, como símbolo de tu dominación hacia mí. -dije mientras me dirigía hacia el.

  • Muy bien, ponte de rodillas. - me ordenó.

Rápidamente me agaché en frente de él y procedí de manera un poco torpe a desabrocharle el pantalón. Inmediatamente sentí una bofetada.

  • No te he dicho que puedes tocar mi bulto. -aseveró. y continuó:

  • Chupar mi verga es un placer que vas a tener que ganar.

Intenté ocultar mi tristeza, pero estoy seguro que algún sonido salió de mi boca, dado que otro bofetazo me sacudió.

  • Tienes mucho que aprender, mucho que aprender, puta.

  • Si amo - respondí, esperando que le gustara su nuevo nombre.

Allí, de rodillas en frente de Paul, me di cuenta que su bulto había crecido de manera absurda. Intenté una segunda vez:

  • Paul, por favor, déjame chupártela. Te prometo que me la puedo meter completa y tomarme toda la leche que me des.

  • Todavía no estás listo - respondió mientras separaba mi cabeza. Y agregó:

  • Voy a ir al baño. Cuando vuelva quiero verte en cuatro en el sofá; tu culo mirando hacía el televisor. Está claro?

  • Si Paul - respondí.

Mientras Paul se dirigía tranquilamente hacia el baño, yo fui rápidamente al sofa y me puse en posición. Esperé pacientemente en posición de perra, hasta que escuché el sonido de la puerta del baño abrirse. Mis niveles de excitación no podían ser mas altos y no pude evitar decir, que digo, gritar:

  • Estoy listo para ti Paul.

Aquí termina la primera parte. Si están interesados en más partes por favor comenten! Gracias!