Conociendo a MR
Es la segunda vez que veo MR de 49 años. Nos llevamos 14 años de diferencia. Hace que me moje de tan solo recibir un mesaje suyo.
MR era un hombre de complexión delgada, 1.71, tez clara, barba de candado, 49 años, de sonrisa cautivadora y seductora, mirada profunda, labios finos con un arco de cupido muy definido. Una personalidad inquieta y vivaz. Artista plastico.
Un día antes le escribía por whatsapp:
"Seria sumamente tentador que la próxima vez que te vea me abraces como la primera ocasión en que te vi, y esta vez sentir tu cuerpo en un abrazo muy íntimo sin distancia entre nuestras caderas. Sentir como tu miembro se endurece y tener la urgencia de tocarlo, de sentirlo en mi boca, al mismo tiempo que tu distraída y sutilmente acaricies senos por encima de la ropa, bajando hacia mis caderas y mis nalgas mientras nos besamos.
Imagino la premura de sentir tu firmeza dentro de mí, pero no me gustaría que fuera tan inmediato. Me decantaría por besarnos apasionadamente, sentir tu aliento y la calidez de tus labios tan cerca, subiendo por mi brazo y llegar a mi cuello, a mis labios y bajar hacia mis senos que succionarías con avidez mientras mi cadera se estrecharía contra ti, deseando que me penetres de forma impetuosa."
Asi, el juego previo. El día que lo vi tuvimos sexo de forma casi salvaje, sujetaba mis piernas y mis brazos con fuerza inmovilizante a lapsos, con embestidas hasta lo más profundo de mí, me lastimaba y me hacía gemir de placer, sentirlo dentro de mi topando con mi cérvix me daba tanto placer, deseando a cada instante que me inundara con su semen caliente, que me dejara llena de sus fluidos, me excito tan solo de recordarlo, de pensar que haya una próxima vez.
En la penumbra distinguía su rostro maduro, serio y varonil mientras él estaba encima de mí, sintiendo el empuje de sus caderas, hasta que finalmente se derramó dentro de mí y apreté tan fuerte su miembro que terminé por sacarlo de mí, esparciendo su semen sobre mi vulva y nalgas.
Nos acostamos y abrazamos, húmedos y jadeantes por el esfuerzo y nos quedamos dormidos, esa fue una primera vez para mi.
Memorable, difícil de olvidar.
Aún no he querido lavar el vestido que usé la última vez que lo vi, huele a su perfume, a él, me embriaga sentir su aroma en ese vestido.
Despierta mi pasión, mis ganas de él.