Conociendo a Mónica (3 - Final)

Sexo en grupo. Hetero-homo-Transexual y lesbico. Un poco de todo. Qué se puede esperar en una orgia donde el ambiente esta algo más que caldeado.

Charlábamos los tres relajadamente de la experiencia que habíamos tenido. Mónica cariñosamente tenía depositada cada una de sus manos en nuestros miembros que ahora se mostraban flácidos.

Nuevamente sonó el timbre de la puerta y mi cara debió ser todo un poema porque tanto Mónica como Pilar empezaron a reírse de tal forma que yo creí que las iba a dar algo. Cuando por fin se recuperaron Pilar me comentó:

"Tranquilo cariño que ésta es la última sorpresa".

Mónica ya se había levantado dirigiéndose hacia la puerta mientras el timbre volvió a sonar con insistencia. Miré en su dirección y comprobé que no se había puesto ropa alguna. Volví instintivamente la cabeza para buscar algo con que cubrirme. Pilar percatándose de lo azorado que me encontraba dijo:

"No te preocupes, son los que faltan del grupo y les va a encantar conocerte. ¡Relájate!, no les va a sorprender vernos desnudos, es más, creo que incluso les va a encantar".

Mónica después de asomarse a la mirilla abrió la puerta y con una amplia sonrisa saludó a las tres personas que esperaban para entrar mientras Lucas y Jaime les saludaban poniéndose a dos patas sobre ellos y haciendo que una de las chicas diese un paso atrás para mantener el equilibrio y soportar el peso de Lucas que empezó a lamer su cara.

En cuanto se desprendieron de los animales después de unas cuantas caricias y palabras amables, entraron en casa y Mónica cerró la puerta tras ellos.

Se nos quedaron mirando aunque como estábamos sentados, sólo podían apreciar nuestros hombros desnudos tras el sofá, no así Mónica que se había quedado tras ellos desnuda como dije. Mis sensaciones oscilaban entre el corte y la excitación haciendo que mi miembro aún estando flácido y colgante, no estaba encogido y retraído dentro del cuerpo.

Pilar se levantó enseguida y fue a saludar a los recién llegados mientras yo permanecía sentado sin saber que hacer. Después de unos cuantos abrazos, caricias y besos entre ellos se me quedaron mirando. Me sentía lelo e intenté esbozar una sonrisa tímida. Jose que así se llamaba el chico que acaba de entrar rompió el hielo diciendo:

"Pilar, Mónica, ¿no nos vais a presentar?. Ya vemos que os lo habéis estado pasando fenomenal y nos gustaría conocer a nuestro nuevo amigo".

Mónica: "¡Oh!, perdonadme. Se me pasó por completo. Jose, Isabel, Ana,... os presento a Jorge. Jorge, estos son nuestros queridos amigos y el resto del grupo que te comentamos que faltaban por llegar".

Jorge: (levantándome del sofá y dirigiéndome hacia ellos) "Encantado de conoceros".

Ana e Isabel me lanzaron una rápida mirada a mi anatomía mostrando una sonrisa mientras yo extendía la mano para dársela a Jose en forma de saludo. Sin embargo, este dió un paso adelante y me abrazó recorriendo con sus brazos y manos mi espalda y bajando en sus caricias hasta el culo mientras yo asía su espalda sin saber que hacer con las mías.

Yo estaba cortadísimo pero su forma de tocarme hizo que mi cuerpo empezase a reaccionar y empecé a tener una ligera erección. Me separé tan pronto como pude y fui a saludar primero a Ana que estaba al su lado. Iba a darla dos besos en la mejilla pero girando hábilmente la cara, busco mis labios con sus labios mientras ella también se acercaba y me abrazaba.

Ni que decir tiene que mi erección iba en aumento y enseguida lo notó empezando a realizar un "frotis" con la parte superior de su monte de venus (es más bajita que yo) y a través de su falda de tubo suelta y amplia. Al cabo de unos segundos que parecieron minutos...

Isabel: "¡Hey Ana!, no seas abusona, que yo también quiero saludarle. Ya tendrás tiempo de achucharle más efusivamente".

Ana se separó con una sonrisa de satisfacción total. Para entonces mi erección ya era plena.

Isabel (mirando mi miembro): "¡Joder Ana!, mira como has puesto al pobre chico y apenas acabas de conocerle". Y acto seguido se acercó a mí para empezar a besarme en los labios (tiene la misma altura que yo). Para mi sorpresa con su mano izquierda me atrajo hacia ella poniéndome en contacto con su pecho, mientras su mano derecha bajó hasta mi miembro para asirlo y dejarlo metido entre sus dos piernas en contacto con su vajina pero a través del pantalón fino de lino que llevaba. Apretó los mulos para evitar que se escapase y bordeándome con sus brazos empezó a besarme.

Para entonces Pilar estaba fundida en un apasionado beso y magreo con Ana y Jose y Mónica hacían lo propio.

Isabel se movía de tal forma que parecía que la estaban follando y mi calentura era tan grande que estaba a punto de correrme. Como pude separé mi boca de la suya.

Jorge: "Si sigues haciéndome esto, no creo que tarde mucho en mancharte los pantalones".

Isabel: "No jodas tío, no me hagas esa putada que me costaría trabajo limpiarlos. Aguanta un poco que eso lo solucionamos enseguida".

Acto seguido se separó de mí y empezó a desabrocharse los botones de su camisa. Se la terminó de sacar del interior de los pantalones tirando de ella hacia arriba mientras dejaba al descubierto un sujetador de encaje rojo que le realzaba sus grandes pechos. Se termino de quitar la camisa y arrojándola a un lado, empezó a desabrocharse el botón del pantalón. La cogí las manos para detenerla y las aparte a un costado para agacharme y ser yo quien terminase la acción bajando la cremallera y deslizando los pantalones hasta sus pies que con un suave movimiento de sus piernas se deshizo de ellos.

Su braguita hacia juego con el sujetador y no dejaba entrever lo que escondía. Separé hacia un lado un poco la tela y asomó un labio rasurado y carnoso. Empecé a lamer, besar y mordisquear esa delicia que asomaba. Seguí separando el resto que la cubría para dejar completamente al descubierto sus voluminosos labios, metí la lengua y subí hasta localizar su clítoris, momento que noté cómo se estremecía.

De su interior fluían sus jugos que chupaba con placer. Me detuve un momento para deshacerme de esa prenda que estaba empezando a molestar y miré hacia arriba para mirarla a los ojos. Comprendí que estaba disfrutando.

A nuestro lado ya no quedaba nadie, todos había desaparecido. Me levanté y comencé a besarla nuevamente mientras llevaba mis manos a su espalda para desabrocharla el sujetador y dejar sus generosos pechos al descubierto. Calculo que por lo menos tendría una talla 96.

Por fin estábamos los dos desnudos, abrazos y besándonos apasionadamente. Mi miembro una vez más estaba alojado entre sus piernas pero esta vez sin telas que impidiesen un contacto directo.

Sentía el calor y la humedad de su vajina como del resto de su cuerpo, mientras ella notaba mi calentura y la pugna que tenía mi pene por querer entrar en su interior. Al estar los dos rasurados, el contacto y las sensaciones se acrecentaban por momentos y yo quería penetrarla ya sin más dilaciones. Ella no me dejó.

Isabel: "Aún no, quiero que disfrutemos intensamente. Tendrás oportunidad de llenarme plenamente por donde quieras y cuanto quieras. Beberé todo lo que me des, pero ahora quiero disfrutar de ti al máximo, y quiero que seas capaz de volverme loca de placer".

El escuchar sus palabras casi produjo que me corriese, me dejé hacer y sentí que la cabeza me daba vueltas.

Me cogió de la mano y nos dirigimos hacia la habitación de Mónica. Allí estaban el resto.

Jose tumbado boca arriba tenía por un lado montada a Ana que cabalgaba a buen ritmo y por otro a Mónica que sentada sobre su cara le ofrecía su coño a Jose para que se lo comiese. Pilar de pie en medio de ambas y a un costado de Jose, acercaba sus cabezas para que se fueran turnando en hacerla una mamada y que se besaran entre ellas.

Isabel me hizo tumbarme en la cama y acoplándose en la postura del 69 empezó a hacer lo mismo que estábamos viendo. No veía como lo hacía porque yo estaba aplicado en comerme su gran coño con sus anchos labios que cada vez se ponían más rojos según la iba absorbiendo y chupando, pero lo que sentía sobre mi verga era indescriptible. Sentía como se la tragaba entera y llegaba con sus labios hasta los huevos. Absorbía, sacaba, volvía a penetrar hasta el fondo de su garganta,... estaba a punto de correrme.

Ella sintiendo el desenlace paró, se dió media vuelta y con una sonrisa me dijo: "espera un poco pistolero" y colocándose encima de mí empezó a introducírsela despacio, saboreando el momento. Ambos comenzamos el movimiento.

Pilar dejó a Ana y a Mónica y se acerco a Isabel que agarrando su miembro empezó a tragársela mientras seguía cabalgando.

Pilar empezó a jadear con fuerza hasta que se vino en la garganta de Isabel que acelero su chupada para que terminase de correrse. Cuando terminó, separo a Pilar y se echó sobre mí y besándome me paso con su saliva parte del semen de esta. Al cabo de un par de minutos aceleró el ritmo y empezó a tener un orgasmo bestial a juzgar por los gritos que daba.

Yo, ni corto ni perezoso, con el espectáculo que tenía delante, también me vine y empecé a correrme dentro de ella. Seguimos algunos minutos más mientras que ella seguía teniendo orgasmo tras orgasmo.

Cuando terminó, se tumbó boca arriba a mi lado y le pidió a Pilar que la limpiase y se comiese todo lo que yo la había dejado dentro, mientras Mónica que de la boca de Jose había logrado tener también varios orgasmos, se vino hacia mí y sentándose a mi lado, empezó a rebañar mi pene dejándomelo limpio aunque flácida.

Ana era la única que aún seguía la faena con Jose. Los cuatro empezamos a observarlos. Cambiaron de postura y ahora fue Ana la que se puso abajo.

Mientras tanto Pilar había empezado a pajearse y Mónica e Isabel había empezado a besarse y meterse mano para volver a alcanzar un nuevo clímax.

Pilar se dirigió hacia donde estaban Ana y Jose y poniéndose tras él, se agacho para lamer lo que podía de la penetración de la que ambos estaban disfrutando. Empezó a meter los dedos dentro de la vajina de Ana en contacto con la polla de Jose haciendo que ambos se estremecieran y gimiesen aún mas. Sacó los dedos y empezó a introducirlos en el culo de Jose. Los saco y repitió el movimiento anterior para una vez más volverlos a introducir en el culo pero más profundamente.

Cuando considero que el culo de José estaba suficientemente lubricado y dilatado, se incorporó y acercando su polla, empezó a penetrarle. José empezó a quejarse pero Pilar no se dejó intimidar. En unas cuantas embestidas la tenía toda dentro y parecía que el dolor se había transformado en placer.

Acompasando el movimiento parecía que los tres estaban disfrutando de lo lindo en una perfecta máquina del amor. Los gemidos llenaban la habitación. Observando el espectáculo como estaba, no tarde ni dos minutos en tener una nueva erección.

Mónica paró de darse el lote con Isabel y me dijo: "Querido, has lo que más te apetezca, lo que más te guste. Ponte con quien quieras, haz lo que quieras y no te cortes, porque los demás harán lo mismo contigo". Y volviéndose, siguió dándose el lote con Isabel.

Yo no sabía que hacer, si romper el acto lesbianico que estaba presenciando o irme con el trío hetero-homo-transexual que tenía al lado. Me dirigí a Ana, coloqué mis piernas entre su cabeza, puse una almohada debajo de su nuca y le puse mi miembro en su boca. Como sus brazos estaban aprisionados por mis piernas, apenas sí podía moverse ya que Jose y Pilar seguían follando unos a otros detrás de mi.

Me incliné hacia delante de forma que mi pene pudiese penetrar en la boca de Ana sin mayores dificultades, ella la abrió ansiosa y empezó a chupar. Apoyándome en la cama con mis manos, empecé un movimiento rítmico de mi pelvis como si su boca y garganta fuesen su coño.

En varias ocasiones sentí que se atragantaba, pero no dejó de chupar y en ningún momento se la sacó de la boca. Paro de chupar y con gemidos largos y profundos vi que estaba llegando a un orgasmo, pero no se la sacó de la boca mientras disfrutaba de ello.

Tanto Jose como Pilar empezaban a gemir también fruto del orgasmo que Ana estaba teniendo y conjuntamente ambos empezaron a tener cada uno el suyo. En cuanto Ana terminó, empezó a chupar con más fuerza y rapidez mi polla haciendo que en menos de un minuto me produjese un orgasmo también a mi bastante largo, lleno de espasmos que me hacía soltar bastante liquido. Como no podía sacársela de la boca, no la quedó otra opción que tragarse todo el preciado líquido.

Cuando acabe, me eché a un lado y me senté junto a ella. Isabel se fue hacia Ana y dándola un profundo y delicado beso fue bajando chupando su cuerpo empezando por los pechos hasta llegar a su coño, y lamiendo y tragando el semen que aparecía por su vajina para después meter su lengua en el interior para poder tomar aquello que hubiese quedado dentro. Ana empezó nuevamente a estremecerse, gemir y tener un nuevo orgasmo.

Mientras tanto Mónica alternaba en chupar el pene de Jose y Pilar. Aquello parecía no acabar nunca. Parecían insaciables.

Acordándome de lo que me había dicho Isabel nada mas conocernos, esperé a que terminase con Ana. En cuanto se incorporó, nuestras miradas se encontraron. Con una gran sonrisa en mis labios y sin mediar palabra, guié con mi mirada sus ojos hacia mi pene. Ella ya sabía lo que quería y diciendo "Joder tío, pues si que se te ha quedado pequeña. No me vais a dejar descansar", se agachó hacia mi miembro y comenzó a chupármela.

Jorge: "¿Recuerdas lo que me dijiste nada más conocernos?" (ella asintió con un movimiento de cabeza y sin sacarla de su garganta). "Pues espero que te apliques bien y me dejes sin una gota".

A continuación Jose se tumbó y se puso a comerle el coño a Isabel, Ana a Jose, Mónica a Ana, Pilar a Mónica y a mí me tocó cerrar el circulo haciéndole una tremenda mamada a Pilar.

Cuando los que podíamos expulsar líquido nos corrimos(si es que aún nos quedaba algo de liquido), sus receptores no se lo tragaron todo para en un beso darle a los que no les había llegado. Como algunos no habían llegado aún, los que sí lo habíamos hecho, hicimos con ellas lo que nos pidieron para proporcionarlas placer.

Así estuvimos cambiando de posturas y compañeros hasta bien entrada la noche en la que paramos para comer algo y descansar. Solo estábamos recobrando fuerzas y no estábamos dispuestos a consentir que el sueño nos ganase la partida. La fiesta aún no había terminado y tanto Lucas como Jaime querían participar de la fiesta fruto del olor a sexo que se respiraba.