Conociendo a Mónica (2)

Despues de haber tenido una experiencia zoofilica en el anterior relato, Mónica me enseña una nueva forma de tratarme con Jaime y me introduce en el conocimiento de las artes amatorias con un transexual.

Las manos de morfeo empezaron a desaparecer cuando mi cuerpo empezó a reaccionar frente a las caricias que Mónica me hacía. Me hice el dormido y me dejé hacer. Ella sin prisa iba recorriendo con sus labios mi pecho, deteniéndose en los pezones, mordisqueándolos y absorbiendo alternativamente uno y otro, para a continuación continuar su recorrido descendente hacia mi estomago. Allí se entretuvo algunos instantes jugueteando con su lengua en mi ombligo mientras sus manos seguían explorando mi pecho. Siguió su camino hasta llegar a mi pene que a esas alturas ya había reaccionado a los estímulos que me estaba dispensando.

Empezó a pasar la lengua por la base para absorber a continuación mis huevos con delicadeza, pasando de uno a otro prácticamente sin sacárselos de la boca. Me sentía en la gloria. Subió por el falo mordisqueando y chupando hasta llegar a la punta. Jugueteó nuevamente con su lengua y labios con la cabeza del pene durante unos momentos para introducírselo a continuación de golpe y sin previo aviso hasta el fondo de su garganta. El placer que sentí fue indescriptible y me hizo estremecer y arquearme. ¡Dios! ¡Qué placer!. A partir de aquí se aplicó con esmero a la tarea que estaba realizando.

Jorge: "Para ya que vas a conseguir que me venga enseguida y quiero que ambos disfrutemos".

Mónica: "No te preocupes, tengo sed, no quiero ir a la cocina y tampoco tengo intención de que me dejes con las ganas".

Así que dicho esto, se la volvió a introducir en su garganta para continuar con la estupenda mamada que me estaba dedicando. Apenas sí tarde un par de minutos en llegar inundándola con mi leche. Se la bebió toda saboreando cada gota que soltaba y dejándomela limpia. Me quedé derretido y creí que con esto terminaría la sesión. Pero para mi sorpresa siguió chupándomela y consiguiendo que no se bajase totalmente, volviéndomela a dejar lista en poco rato para una nueva batalla.

Mónica: "Ahora te toca a ti. Móntame".

Se tumbó boca arriba junto a mi en la cama dedicándome una sonrisa encantadora. Me acerqué para besarla y su rostro y boca olía y sabía a semen. La besé profunda e intensamente y repetí el juego que ella había iniciado. Cuando llegué a su sexo me aplique igualmente con total dedicación hasta que su cuerpo empezó a estremecerse y a arquearse.

Sabía que había llegado el momento. Volví a subir chupando su cuerpo hasta llegar a su boca. Comencé a besar sus labios y a jugar con su lengua, momento que aproveché para empezar a introducir mi pene en su vagina totalmente mojada. Se estremeció y lanzó un pequeño gemido mientras su cuerpo se arqueaba y se acercaba para que la penetración fuese más profunda.

Poco a poco empecé con el típico movimiento mientras nos fundíamos en un apasionado beso. Estábamos tan inmersos en nuestras sensaciones y en sentir el máximo placer, que no nos percatamos de que los perros se había acercado hasta la habitación.

El olor y el ambiente a sexo cada vez era más penetrante y de repente Jaime de un brinco subió a la cama y empezó a lamer lo que podía de nuestro acoplamiento además de nuestros culos, pasando su áspera lengua a lo largo de todo el recorrido. Como no me lo esperaba di un brinco cerrando el culo y produciendo un fuerte golpe de penetración con lo que Mónica se estremeció más aún.

Inmediatamente me quedé parado, cosa que no hizo Jaime que seguía lamiéndonos. Quitado el primer momento de sorpresa me paré en sentir la sensación que me producía la lengua de Jaime cuando la pasaba por la parte de mi pene que quedaba fuera, mis huevos y mi culo que empezaba a relajarse.

Mónica: "Déjale hacer. Olvídate de él y sigue fallándome. No pares ahora que estoy casi a punto."

Reanude el movimiento dejando que Jaime continuase. Cuando ya creía que se había cansado y se iba a bajar, levantando sus patas delanteras se abalanzo sobre mis caderas y me agarró como cuando quiere tirarse a una de su especie. No me había percatado que estaba empalmado.

Jorge: "No Jaime, bájate". (él seguía realizando los movimientos intentando encontrar mi agujero para penetrarme).

Mónica: "No, déjale que lo haga, al principio te dolerá un poco, pero luego ya verás como te gusta".

Jorge: "Paso por todo lo que he hecho hasta ahora, pero dejar que un perro me de por culo, ni lo sueñes".

Mónica:"Por eso precisamente, si ya has sido capaz de llegar hasta aquí ¿porqué no vas a terminar de probarlo todo y luego decides si repites?".

Me quede pasmado con su contestación y después de habérsela chupado y tragado su semen, era ya lo último que me quedaba.

Jorge: "De acuerdo. Lo probaré, pero si me hace daño le quitaré inmediatamente". Mónica asintió con un movimiento de cabeza.

Metí la mano entre mis piernas mientras apoyaba mi cabeza en la almohada y agarraba el miembro de Jaime. El perro se paro como si adivinase mis intenciones permitiéndome que se la agarrase. Llevé la punta hasta mi agujero y le deje que empezase a empujar. Me dolía, me escocía, era un dolor lacerante pero estaba decidido a soportarlo mientras no fuese insufrible. Jaime seguía empujando pero yo no le soltaba, no quería que me destrozara. Hubo un momento que sentí que la resistencia que mi ano ponía a ser violado se relajó y ese trozo de carne empezó a entrar y salír apenas sin dificultad. Supe que a partir de ese momento ya podía soltarle.

Rápidamente empezó con un movimiento enloquecedor metiéndome todo su aparato. Las envestidas que me daba, se las trasmitía a Mónica sumadas con las mías propias.

Mónica empezó a tener sus primeros orgasmos mientras yo me debatía en una locura entre el dolor y el placer. Pero fue este último el que al cabo de un rato empezó a ganar la partida haciendo que el orgasmo que me venía creciese en mi de una forma que antes nunca me había experimentado. Me corría en Mónica mientras un fuego abrasador sentía en mi interior. Supe que era Jaime que también se estaba corriendo. Afortunadamente no había conseguido introducir su bola por lo que en cuanto terminó paso sus patas por encima de mi espalda y se soltó de mi.

Se bajó de la cama y se tumbó en el suelo para empezar a lamerse.

Llevé mi mano a mi culo y pude comprobar el orificio que me había dejado.

Jorge: "Muy bien querida, me ha dejado dolorido pero no me ha disgustado. Sigamos con el juego, te toca ahora a ti". Y dándome la vuelta, me coloqué en la posición del 69 para que ella pudiese llegar a mi ano y tragar todo lo que Jaime me había soltado mientras yo recuperaba de ella todo lo que la había echado dentro dándonos una sesión extra de placer.

Después de que terminamos me tumbé nuevamente a su lado acariciándola los pechos y proponiéndola irnos a darnos una ducha para quitarnos ese olor a sexo que rezumábamos.

Según nos levantamos para ir al baño, sonó el timbre de la puerta. Lucas y Jaime se incorporaron rápidamente y ladrando se dirigieron hacia la puerta. Mónica se puso una bata de raso sin nada debajo y fue a abrir mientras yo volvía a la habitación para vestirme.

Mónica: "Hola Pili, cariño. ¿Cómo estás?. No te esperaba tan pronto. Ven que te presente. Jorge te presento a Pilar, Pilar te presento a Jorge".

Pilar: Se acercó para darme dos besos. "Encantada de conocerte". Y con una sonrisa entre medio picara y medio burlona dijo. "Ya veo que me no habéis estado perdiendo el tiempo".

Jorge: Con una cara que se me puso de sorpresa e intentando disimular dije "Ah! ¿sí?, a qué te refieres?.

Pilar: "¡Vamos, no te hagas el tonto. Sales descalzo y a medio vestir de la habitación de mi amiga, y encima hueles a sexo desde la puerta, ¿y me dices que no sabes a qué me refiero?. Empezó a reírse mientras mi cara de estupor y vergüenza crecía por momentos. Se volvió hacia Mónica y la preguntó ¿Le has iniciado ya, querida?. Ella con una sonrisa en los labios asintió.

Pilar: "¿Qué te parece si le hacemos una prueba y si la pasa le aceptamos en nuestro grupo?.

Mónica: "Te lo iba a sugerir. Hasta ahora a mi me ha gustado".

Jorge: "¿De que demonios estáis hablando?".

Pilar: "Tranquilo, lo irás descubriendo poco a poco. Ah! Por cierto, a partir de ahora no hace falta que seas tan recatado conmigo".

Se sentaron juntas en un sofá de dos plazas amplio y yo en uno individual que había al lado. Empezamos a charlar de cómo nos habíamos conocido y demás cosas intranscendentes. Al principio todo parecía normal ya que se tocaban entre sí, pero parecían contactos normales e inocentes fruto de la conversación, pero poco a poco esas caricias fueron subiendo de tono hasta que llego un momento en que una frente a la otra empezaron a acariciarse mutuamente sus senos mientras se fundían en un beso apasionado reinando un molesto silencio.

El espectáculo era impresionante y yo no salía de mi asombro. No había transcurrido ni 24h. y Mónica no había dejado de sorprenderme. Me quede observando el acto lesbico mientras sentía que dentro de mi pantalón comenzaba a tener problemas.

Las manos de cada una de ellas recorría el cuerpo de la otra cada vez con mayor premura. Unas veces apretando los pechos y pellizcando los pezones sobre las telas y otras veces recorriendo el cuerpo hasta llegar a la entrepierna.

El ambiente estaba algo más que caldeado y yo no me perdía detalle frotándome con la mano por encima del pantalón.

Pilar dejó de besarla el cuello y sin dejar de mirarla a los ojos llevó sus manos hacia el cinto de la bata para desabrocharlo y permitir que la tela se deslizara por encima de sus hombros y cayera hasta el asiento del sofá dejando sólo oculto de la cintura hacia abajo.

Nuevamente comenzó a besar su cuello para poco a poco ir descendiendo hasta sus senos y mientras masajeaba uno con la mano, se entretenía en besar, chupar y mordisquear el otro pecho y pezón, alternando de uno a otro mientras Mónica cerraba los ojos y lanzaba continuos suspiros y gemidos de placer echando su cabeza y espalda hacia atrás.

Al cabo de un rato, Pilar continuó su línea descendente y terminando de separar la bata, separó las piernas de Mónica para llegar hasta su sexo en donde empezó a lamer, succionar y mordisquear tanto los labios exteriores como el clítoris de Mónica que se deshacía en el asiento.

No me pude aguantar más, la invitación se me antojaba clara, me desabroché y bajé la cremallera del pantalón dejando que saliera mi pene para poder masajearlo con mayor libertad.

Pilar me miró por un momento y sin dejar de seguir trabajando, alargo la mano que quedo flotando en el aire mientras yo me levantaba del asiento, me quitaba los pantalones y me ponía a su altura para que pudiera agarrarlo.

Una vez que lo tuvo en su mano, empezó a pajearme suavemente mientras su cabeza seguía entre las piernas de Mónica. Una de las veces me tiró del pene para que me acercase más hacia ella, cosa que no dudé en hacer. Seguía pajeándome, pero empezó a alternar entre acariciar el clítoris de Mónica con la otra mano y llevar su boca a mi pene para tragárselo.

No resistí más la tentación y me agache hacia ella para liberarla de la ropa ya que aún seguía vestida. Como era un poco incomodo y mis movimientos eran torpes, paro y rápidamente se quitó la camisa dejando sus pechos (no muy grandes pero bien formados) al aire ya que no llevaba sujetador. A continuación se deshizo del vaquero quedándose solo con una braguita compacta de color salmón claro que aunque cortita no llegaba a ser tanga. Volvió a ponerse de rodillas y siguió con lo que estaba haciendo.

Aprovechando que no tenía ya obstáculos, me incliné y empecé a sobar sus pechos y su espalda. Mi placer era cada vez mayor y esta tía sabía como alternar entre uno y otro sin que ninguno perdiese la excitación y el placer.

Cuando la tocó ponerse conmigo, estaba ya a punto de alcanzar el climax con lo que la sujeté la cabeza para impedir que pudiese sacar mi miembro de su boca. Mi corrida en el interior de su garganta entre jadeos y sonidos fue total.

Mónica: "Ya es hora que tú también disfrute querida, date prisa en ponérsela nuevamente en forma".

He incorporándose, cambio de postura para ponerse debajo de ella en la postura 69, mientras Pilar y yo nos besábamos repartiéndonos restos de semen que no había podido tragar y volviendo nuevamente a chapármela para evitar que se bajase. Mientras tanto, Mónica ya había empezado a trabajar en su sexo ya que podía ver la cara de placer que Pilar ponía por momentos.

Dejó de chupármela y apoyándose en los brazos, se agachó para volver a trabajar sobre el clítoris de Mónica mientras su pelo le caía por el costado de su cara ocultándosela. Empecé a besar y chupar su espalda dejando un reguero de saliva mientras me dirigía hacia su culo. Cuando llegué, no pude por menos que soltar una exclamación de sorpresa.

Jorge: "¡Ostias!, ¡pero si eres un tio!".

Pilar: "No cariño. Soy transexual y me considero más mujer que hombre aunque tenga rabo".

Mónica: "¿A que te ha hecho una estupenda mamada como si hubiese sido yo misma, una mujer?.

Jorge: "Sí, la verdad es que lo hace de maravilla, no tiene que envidiarte".

Mónica: "Pues se un caballero y en mutua reciprocidad démosla el placer que ella nos ha dado".

Jorge: "Joder tía, voy de asombro en asombro".

Pilar: "Ya te comentamos que nos irías descubriendo poco a poco. Y esperamos que te guste y disfrutes tanto con nosotras y de la forma que tenemos de disfrutar del sexo. Nos gusta probarlo casi todo".

Mientras tanto, Pilar se había dado la vuelta y era ahora Mónica quien estaba encima de Pilar que mostraba un pene de no menos de 15cm. totalmente erecto.

Jorge: "No sé qué más tendréis preparado, pero voy a intentar disfrutar de este momento. No sé si estaré preparado para volver a realizar todo lo que estoy viviendo otra vez".

Y dicho esto, me agaché para empezar a lamer y meterme el miembro de Pilar en la boca mientras Mónica empezaba nuevamente a poner cara de placer sintiendo lo que Pilar la estaba haciendo.

Seguí metiéndome cada vez más profundamente su pene en mi garganta aunque me daban arcadas. Sentía como palpitaba. Sabía que no tardaría mucho en correrse. Intensifiqué mis movimientos y un chorro de semen inundó mi garganta haciendo que me separase y empezase a toser ya que me había atragantado. Para no desperdiciar el preciado líquido y evitar que Pilar perdiese el orgasmo, Mónica se abalanzo sobre el pene absorbiendo y chupando todo lo que salía de él produciendo nuevos espasmos y gemidos de placer en ella. Retiré la cabeza de Mónica del miembro que tenía en lo más profundo de su garganta e hice yo lo mismo.

Pilar parecía un pozo sin fondo y seguía soltando esperma entre gemido y gemido, pero esta vez no dejé que me atragantarse y según salía por la punta de su pene dejaba que quedase en mi boca y lo que iba a mi garganta lo tragaba.

Cuando terminó la saqué de mi boca, la cerré porque aún tenía liquido dentro de ella y empecé a acariciar con mi miembro el agujero del culo de Pilar para empezar a penetrarla. Se quejó porque estaba seco y Mónica me apartó para poder chupárselo y lubricarlo. A continuación y poco a poco empecé a penetrarla hasta que por fin mi miembro se perdió en las profundidades de su ser.

Empecé a culearla mientras Mónica y yo jugábamos a pasarnos el semen de Pilar de una boca a otra que yo aún no me había terminado de tragar.

A su vez, Mónica había agarrado el miembro de Pilar y había empezado a masturbarla. La erección pronto alcanzó su máximo estado y los movimientos de su cuerpo manifestaban que estaba gozando plenamente con la paja y la culeada que la estabamos dando.

Mónica también empezó a jadear y gritar indicando que llegaban sus orgasmos mientras intensifica la paja que le estaba haciendo a Pilar. Esta visión y el placer que me producía la presión y penetración por su culo, hizo que yo también empezase a correrme.

En definitiva, los tres tuvimos un orgasmo casi simultaneo. Cuando terminamos, los tres nos sentamos en el sofá agotados para reponernos mientras Mónica chupaba de su mano el semen que Pilar había derramado al correrse y yo miraba y admiraba el cuerpo mitad mujer mitad hombre de Pilar, disfrutando al contemplar sus formas con sus genitales totalmente rasurados. Pronto recuperaríamos fuerzas para seguir disfrutando y yo seguir viviendo nuevas sorpresas.

Pero esto queridos lectores, permítanme que sea otra historia.