Conociendo a mis hijos (9)

Mi hermano agarró su poya y al igual que yo había hecho comenzó con un sube y baja más rápido que el mío. Noté como su piel se empezaba a poner colorada por la circulación de la sangre.

Aquí va el 9. El lunes comenzamos otra vez los estudios... así que... queridos autores intentaré publicar lo antes posible. Lo prometo. Muchas gracias por vuestros ánimos. Pero aún quedan 2 días de vacaciones...

CONOCIENDO A MIS HIJOS (IX)

Me sobresaltó el timbre de la puerta. Llamaban una y otra vez. Me desperté de mal humor. Miré el despertador. ¡Las 4 de la mañana! Mi hijo dormía con un sueño profundo y ni siquiera se movió. Cogí el albornoz, me lo puse y me dirigí a la puerta.

-¡Estas no son horas de venir a llamar a casa de na…!-grité mientras abría la puerta y me cambiaba la expresión de la cara…-¿Carlos?...¿qué…. qué haces aquí?-pregunté confuso.

-Hola Roberto… perdona que me presente así a estas horas… -me dijo mientras me extendía los brazos... yo respondí con un abrazo.

-¡Cuánto tiempo hermano!-le dije con sorpresa.

Carlos era mi hermano, cuando se casó se mudo con su esposa María a una ciudad en la otra punta del país y por circunstancias que desconozco no nos habíamos vuelto a ver desde hacía un par de años. Entramos al salón y le pedí que se sentara.

-Y dime hermano… ¿qué te trae por aquí? ¿Y esas maletas? ¿Vacaciones?

-Verás… María y yo… nos hemos separado. Esto ha llegado al fin-Me dijo con tristeza en los ojos.

-¡Joder Carlos!...-dije sorprendido-pero… si se os veía muy felices la última vez que os vi… aunque bueno… bien es cierto que han pasado varios años y han podido ocurrir muchas cosas desde entonces. Venga pasa… siéntate.

-Lo he estropeado todo Roberto…¡Todo!..-y se echó a llorar.

-¡No te preocupes hermano!...-le decía mientras le abrazaba-…La vida es así y da muchas vueltas.

-¡Tú no lo entiendes!... Roberto…¡le fui infiel! Y no podía más con esa mentira en mi cabeza. No dormía por las noches, nuestra relación iba a pique. No teníamos relaciones… Y todo por mi culpa hermano… todo por mi culpa-decía todo esto entre sollozos- Y ayer tarde no pude más con todo ese pesar y se lo confesé todo a María… ella se quedó en shock y después comenzó a insultarme y me pidió que me fuera de casa. Cogí el coche y eres la única persona que tengo que me puede ayudar ahora hermano…

-Tranquilo… bueno… ha sido un error que has cometido-dije tranquilizándolo-…Ahora os toca estar separados un tiempo y si María finalmente decide perdonarte pues volverás a su lado…Mientras puedes quedarte aquí. Si quieres quédate en el sofá y descansa. Luis y Andrés están acostados y no quiero despertarles. Ya mañana les contaré todo.

-Gracias Roberto… de verdad…sin ti no sabría qué hacer-dijo dándome un abrazo.

-Venga… descansa que tienes que estar reventado del viaje…

Camino a mi cuarto pensaba en lo mal que estaba mi hermano. Muchas veces… una infidelidad solo es un bache en una relación… y si realmente el amor es más fuerte… se puede perdonar y fortalecer aún más. Pero si esa infidelidad llega a algo más y te enamoras de esa persona… es porque ya no sientes el amor que creías hacia tu pareja. En ese caso entonces, es mejor poner punto y final.

De nuevo en mi cama recordé momentos vividos con mi hermano cuando aún vivíamos juntos. El siempre era un niño muy callado, apenas le gustaba jugar con los demás niños de la barriada. Recuerdo que mi madre una vez tuvo que ir al colegio porque el maestro estaba preocupado porque no se relacionaba con los demás niños. Pero era algo que ni el psicólogo, ni mis padres entendían.

Conmigo era todo lo contrario. Me demostraba todo su amor siempre. Me quería mucho. Imagino que sería por ser su hermano mayor… era 5 años más grande que Carlos.

Pasaron los años y ambos nos hicimos unos hombres. Siempre habíamos estado muy unidos. Recuerdo cuando tenía unos 18 años, una tarde  que llegué a casa y estaba mi hermano un tanto raro. Me fui a mi cuarto y estando en mi habitación, llamó a la puerta…

-¡Pasa!-respondí al toque.

-Hola hermano… ¿puedo?-preguntó.

-Claro… ¿qué te pasa?… te noto raro. -Siempre había tenido un don para notar cuando a una persona que quiero le ocurre algo.

-Verás… es que… quería preguntarte algo…

-Dime venga.

-Me da un poco de vergüenza…-decía sonrojado-… verás… hoy he escuchado a unos niños en clase de gimnasia decir entre ellos que se hacían pajas…¿Eso que es hermano?

-¿?-me quedé un poco impactado… no sabría cómo responder a mi hermano pequeño.

-Emmm… verás Carlos… no creo que yo sea la persona más apropiada para decirte eso… te lo debería contar alguien más adulto… pero en realidad… no tienes a nadie… así que te lo diré yo.

Tanto Carlos como yo nos habíamos criado desde la infancia sin la figura de un padre. Mi padre murió de cáncer cuando yo tenía 6 años recién cumplidos y Carlos era un bebé. El tabaco le pasó factura.

-Bueno… -comencé con la explicación-…verás… ¿tú sabes que todos los hombres tenemos pene no?-asintió mi hermano-… pues una paja es cuando nos tocamos ese pene… con suavidad y delicadeza las primeras veces… otras más fuerte…entonces eso te proporciona placer-asintió mi hermano.

-¿Y eso gusta?-pregunto extrañado.

-Ja,ja,ja-reía-…¿Qué si gusta?... Crea adicción Carlitos…

-Bueno…¿y tú….tú…?-preguntaba avergonzado sin terminar la pregunta.

-…¿Qué si yo me hago?....jajaja-reía-… pues claro hermanito.

-¿Y tú….?-preguntaba otra vez pero sin atreverse a formular la pregunta.

-¿Yo qué Carlos…?...¡que no soy adivino! No sé que se pasa por esa cabeza…-dije.

-Que si tú me podrías enseñar a mí-acabó por decir.

-Ja, ja, ja-reía-¿en serio quieres?... Ja, ja, ja-no paraba de reír.

-Bueno…como quieras… me voy… ¡gracias!-dijo dirigiéndose hacia la puerta.

-¡Eh espera!... ven…-dije-siéntate…-le ordené.

-¿Qué pasa?...-preguntó extrañado.

-Venga… voy a enseñarte. Me voy a hacer yo una y así me ves y aprendes.

-Je, je… ¡Gracias hermano!

Me levanté, puse el seguro en la puerta y me tumbé en la cama. Mi hermano se colocó de lado apoyado con el codo en la almohada. Yo me tumbé y me empecé a sobar el paquete. Cerré los ojos. Estaba excitado de pensar que mi hermano me observaba. Me desabroché el botón del vaquero, deslicé lentamente la cremallera y me bajé los pantalones. Mi polla se empezaba a poner erecta y yo me sobaba con más fuerza por encima de los bóxers. Cuando noté que estaba totalmente empalmado miré a mi hermano a la cara y vi como se mordía el labio inferior y se empezaba a tocar también su paquete. Finalmente me deshice de los bóxers dejando al aire mi polla. La cara de mi hermano que puso al ver mi polla me excitó aun más…

-¡Joder hermano, pedazo polla!... –exclamó Roberto.

-Pues eso no es nada…mira y aprende-dije mientras me la agarraba.

Comencé con un lento sube y baja. Mi hermano no paraba de sobarse el paquete. Yo me empezaba a acariciar el pecho, el abdomen y bajaba con la otra mano hasta mis huevos donde los masajeaba. Con la otra mano comencé un frenético sube y baja. Poco aguantaría con la excitación que tenía al ver como mi hermano me miraba. Empecé con una respiración más acelerada y entre gemidos avisé a mi hermano…-me corro-… y diciendo esto exploté. El semen salió disparado hasta mi pecho y mi abdomen. Y parte me llenó mi vello púbico y toda mi polla.

-Joder… ¿así acaba esto?....-dijo mi hermano sorprendido.

-Sí…y… no veas…como gusta-dije con la voz entrecortada por la respiración.

-Ahora mismo me hago yo una-diciendo eso se bajó los pantalones y calzoncillos hasta abajo dejando al aire su polla.

-Vaya hermanito… aún no has terminado con la pubertad y ya tienes una buena herramienta-dije sonriéndole.

-Ya, pero no tan grande como la tuya-dijo mientras empezaba a pajearse.

Yo me quedé mirándole… Mi hermano agarró su poya y al igual que yo había hecho comenzó con un sube y baja más rápido que el mío. Noté como su piel se empezaba a poner colorada por la circulación de la sangre. A esa velocidad se vendría en seguida.

-¡Ah, ah, ah…¡-diciendo eso comenzó a expulsar semen por su polla. Salió una leche blanca semitransparente que más bien parecía orina y se llenó toda la polla y el vello púbico.

-Buena paja… ¡sí señor!... y ¡buena corrida!-dije asombrado.

-Joder…-dijo cuando su respiración le dejó-… esto ha sido increíble. Con razón gusta.

-Ja, ja, ja-reía- Claro tonto… pero no te vuelvas ahora adicto a las pajas. Eso sí, para no dejar restos mejor coges un poco de papel higiénico y te limpias una vez te corres ¿ok?

-Ok…quedó claro… gracias maestro-dijo riendo.

-De nada alumno… y que sepas que esto es solo el comienzo de este mundo al que se llama sexo.

Diciendo eso me puse en pie. Me vestí y fui hacia el baño. Cuando volví Carlos seguía en la cama.

-¿Qué te has quedado tontito y no te puedes mover o qué?-respondí con sonrisa.

-Pues sí, la verdad me he quedado un poco agotado.

-Ya, es normal. Venga…¡lárgate ya canijo!-le ordené.

Mi hermano se puso en pie. Se colocó los pantalones. Y cuando iba a salir por la puerta se acercó a mí. Me abrazó por la espaldas y me dijo-¡Gracias hermano! Y diciendo eso me dio un beso en la mejilla y luego salió por la puerta.

Pobre Carlos… pensé… mientras volvía a la realidad. ¡Qué inocente era en aquel entonces! Y ahora, hecho un hombre, ha vuelto a  demostrarme lo niño que es llorando desconsolado en el salón. Siempre lo querré, siempre estaré ahí para ayudarle al igual que él estuvo ahí cuando Laura murió. Fue un gran apoyo durante toda la enfermedad de mi esposa y una vez fallecida siempre estuvo ahí, salvo estos dos últimos años que por desgracia no habíamos tenido el contacto que hubiéramos querido. Pero la vida ha hecho que volvamos a estar juntos, no sé por cuanto tiempo, pero ahora me necesita. Y ahí estaré.