Conociendo a mis hijos (2)

Mi hijo me miraba con una cara que en aquel instante no sé si era de deseo o de amor fraternal.

Ahí va el segundo... Animaros a comentar... ¿Qué os gustaría que ocurriera entre el padre y sus hijos??...

CONOCIENDO A MIS HIJOS (II)

El sonido de la puerta hizo que volviera a la realidad y dejara de pensar en mi plan, era Quique, el amigo de Andrés. Un chico alto, moreno, la verdad es que tenía un cuerpo también muy atlético ya que practicaba baloncesto con mi hijo Andrés.

-Hola señor-me saludó el chico amablemente.

-Hola Quique-le saludé levantando la mano.

-Papá-me llamó Luis desde el baño-¿te duchas tu primero o me dejas a mí, es que quiero jugar con estos a la Wii, ok?

-Vale hijo-contesté-pero déjame que yo mientras me afeite ¿te parece?

-Sin ningún problema.

Entramos los dos en el baño, yo me quité la camiseta y me quedé con el pantalón corto de correr, mi hijo Luis tardó un segundo en quitarse toda la ropa y se quedó en bóxers. La verdad es que nunca hemos tenido ningún pudor tanto mis hijos como yo en vernos desnudos porque desde pequeños se han bañado juntos o incluso conmigo pero desde que pasaron la etapa de la pubertad ya suelen ser más machos y les da un poco de reparo.

Mi hijo Luis se quitó los bóxers y se quedó totalmente desnudo. Al ver sus espaldas tan marcadas, sus glúteos tan perfectos, esas piernas tan fuertes, hizo que mi corazón comenzara a latir más rápido. Luis se metió dentro de la ducha que tenía las puertas translúcidas lo que me permitía seguir observando la silueta de mi hijo con el reflejo del espejo. Yo mientras tanto me untaba la espuma de afeitar y me rasuraba la barba con toda recreación a la vez que me deleitaba la vista. De pronto Luis se giró quedando a mi vista toda su verga, la cual era de gran tamaño, creo que incluso más grande que la mía sin estar erecta. En ese momento comenzó a enjabonarse su pecho, los brazos, la polla, y fue entonces cuando noté que mi verga se estaba comenzando a poner dura. Pero, ¿acaso me estaba gustando ver a mi hijo ducharse? ¡No puede ser! Pero mis ojos no hacían sino buscar el cuerpo de mi hijo. No tuve más remedio que apartar la vista de la ducha.

Luis terminó de ducharse y abrió la puerta de la ducha.

-¡Papá me alcanzas la toalla!-me pidió mientras yo terminaba de afeitarme.

-¡Si hijo claro!-le decía mientras cogía la toalla de un pequeño armario que tenemos en el cuarto de baño.

Cuando estaba a punto de dársela me percaté de que Luis estaba fuera de la ducha totalmente desnudo lo cual me permitió ver con total claridad el gran tamaño de su pene.

-¡Joder Luis!-exclamé al verlo.

-¿Qué papá?-preguntó extrañado.

-Hijo es que llevaba tiempo sin verte desnudo y me ha sorprendido tu verga.

-Ja,ja-rió-no digas tonterías, que la tuya es más grande viejo.

-Luis, tu ya eres todo un tío y tu pene ya tiene el tamaño de un hombre.

-Venga papa, no digas mariconadas.

-No Luis, lo digo en serio.

-Venga, a ver la tuya, si en verdad la tengo grande pues de maravilla. Aunque por mí si crece más mejor. Ja, ja- rió.

-Te la voy a enseñar para que te calles la boca de una vez-le dije.

Me bajé los pantalones y me quedé en bóxers.

-¿Preparado?-le pregunté.

-Venga-me dijo mientras cruzaba los brazos esperando.

Al descubrir mi poya mi hijo Luis se me quedó mirando.

-¿Ves como tengo razón?-le dije-tu pene ya es del tamaño del mío.

-No papá, te equivocas-me dijo corrigiéndome.

-¿A qué te refieres?

-Pues es que el tamaño del pene se mide cuando está erecto, y mi pene aunque flácido sea tan grande como el tuyo pues erecto quizás sea más pequeño.

-Tienes razón Luisito-le dije.

-Venga, ¡vamos a comprobarlo!-me dijo mi hijo, lo cual me dejó cao.

-¿Perdona?, ¿Cómo coño quieres… ?

-Venga papá-me cortó-que sobándotela un poco se te pone dura en dos segundos.

-Vale hijo, pero espera a que me duche y después lo vemos en mi cuarto ¿ok? No vaya a ser que entre tu hermano o su amigo y nos pille en esa situación que no es muy adecuada que digamos.

-Vale te espero, mientras me voy a poner los bóxers-me dijo mi hijo mientras salía del baño en dirección a su dormitorio.

Yo me metí en la ducha corriendo y me di un baño de agua fría para quitarme la calentura que me estaba subiendo al ver a mi hijo desnudo. En verdad me gustaba ver a mi hijo desnudo, y el portento de verga que tiene. El muy cabrón se ha atrevido a comparar su tamaño con la mía. Es increíble que dentro de unos minutos estemos en mi cuarto comparando tamaños. Ja, ja, me reía. Pero es mi hijo, está en esa edad de transformaciones y no sabe nada de la vida ni de estas cosas. ¿Acaso es hora de tener la conversación que tuve hoy con su hermano ya con él? Creo que sí, porque con 17 años tiene edad.

Acabé de ducharme y llamé a Luis, el muchacho entró en el baño, llevaba unos bóxers blancos los cuales les dejaba todo el paquete marcado, yo mientras me secaba con la toalla y me la lié alrededor de la cintura. Nos dirigimos los dos hacia mi cuarto, entramos y cerré la puerta.

-Oye Luis, quiero preguntarte una cosa antes de nada.

-Dime papá.

-¿Tu ya te masturbas hijo?-le pregunté.

-Claro papá, desde hace ya dos años-me contestó.

-Joder, siempre es tarde-le repliqué.

-¿Por qué dices eso papá?

-Verás es que hoy le he dado una charla a tu hermano sobre la masturbación.

-Ja, ja, ja-empezó a reírse-.Papá ya somos grandecitos para que nos digas esas cosas, ¿no crees? Además mi hermano y yo…-de pronto se calló.

-Tu hermano y tú ¿qué?-pregunté.

-No, nada, nada-me contestó como ocultándome algo.

-Bueno papá venga, póntela dura-me dijo Luis sin ningún tipo de corte.

-Vale, hijo, yo me quedo desnudo y tú también ¿ok?

-Ok-me dijo mientras se quitaba los bóxers dejando libre su verga flácida.

Ahí estábamos los dos, uno frente al otro, de pronto los dos comenzamos a tocarnos nuestras vergas. Yo me senté en la cama y mi hijo también. Fueron unos instantes los que pasaron para que mi polla se pusiera como el acero. No sé si era de la excitación pero la erección fue fugaz. Cuando miré a mi hijo Luis ya tenía el pene también erecto y no paraba de sobársela, parecía que estaba a punto de correrse.

-Mira hijo, y compara-le dije.

Nos pusimos los dos uno junto al otro y comparamos nuestras pollas. La verdad es que la mía media unos 20 cm y era bastante gruesa, la de mi hijo Luis media un poco más pero era un poco más delgada. Ambos teníamos un par de huevos bastante gordos y con no mucho vello púbico ya que ninguno de mis hijos ni yo somos muy velludos.

-Ja,ja-se reía Luis-

-¿De qué te ries?-pregunté.

-La mía es más larga-me contestó.

-Ya, pero la mía es más gorda-le repliqué-así que estamos en igualdad de condiciones, aunque la tuya es solo un poquito más larga y la mía es bastante más gorda.

-Vale, vale, la tuya es más grande-se resignó mi hijo el cual no paraba de sobarse la polla.

De repente Luis me preguntó:

-Papá, ¿y si nos hacemos una paja?-me preguntó con la voz entrecortada.

Yo estaba tan excitado en aquel momento al tener a mi hijo desnudo junto a mí que la única palabra que salió de mi boca fue un: sí.

Nos tumbamos los dos en la cama y comenzamos a masturbarnos. Aquella sensación que recorría mi cuerpo era increíble. Estaba en una situación mil veces mejor que esa misma tarde cuando llegué del trabajo ya que me estaba masturbando con mi propio hijo al lado. Era tal la excitación que tardé unos segundos en notar como mi hijo Luis me comenzaba a acariciar la pierna, subía con su mano hasta mi vientre, posó su mano sobre la mía y ambos agarramos mi verga con toda fuerza.

-Papá, déjame que te la haga yo-me pidió mientras tragaba saliva.

Yo retiré mi mano y mi hijo tomó con gran fuerza mi verga, la cual comenzó a masturbar con una delicadeza y de una manera que lo único que yo podía hacer era gemir de placer.

-¿Te gusta?-me preguntó mirándome a los ojos.

-Me encanta, hijo mío. Déjame que yo te la agarre a ti.

Mi hijo no contestó, se acercó más a mí, nuestros cuerpos quedaron juntos, tomó mi mano y la llevó hacia su verga. Era deliciosa, al cogerla notaba como bombeaba la sangre por su interior. Aquella sensación no la había sentido en mi vida. Mi hijo me masturbaba y yo lo masturbaba a él. ¡Qué placer! Yo comencé a masturbarlo con más fuerza, notaba como mi hijo perdía todas sus fuerzas mientras gozaba. De pronto dijo con una voz:

-Pa…pá… me corro-y diciendo eso soltó una grandiosa cantidad de semen que salió con tal potencia que le llegó al pecho, mi mano se llenó toda y parte de mi vientre y mi pecho también.

-Caramba hijo, tenías almacenada una gran cantidad de leche-le dije orgulloso de él.

-Si papa… ahora te toca a ti. Córrete-me ordenó.

Diciendo esto comenzó a masturbarme de una manera alucinante, mi cuerpo entero parecía que flotaba, no había sentido tal sensación desde la última vez que hice el amor con su madre, era una cosa excepcional. Mi hijo me miraba con una cara que en aquel instante no sé si era de deseo o de amor fraternal. Tardé unos segundos cuando de mi verga salió una cantidad de semen que nos llenó a los dos por completo. Mi pecho y sus manos quedaron bañados de semen. Luis se quedó tumbado sobre mí en mi cama, yo saqué fuerzas para decirle:

-Hijo, de esto no le digas nada a tu hermano ¿de acuerdo?

-Si papa… lo que tú quieras. ¿Te ha gustado?-me preguntó.

-Me ha encantado-le respondí mientras lo abrazaba con mis brazos.

-Papá… te quiero mucho.-me dijo mi hijo derramando amor por su boca.

-Y yo a ti más-le decía mientras unas lágrimas me salían de los ojos.

Nos quedamos así durante un buen rato abrazados, sintiendo nuestros corazones latir. Luis se levantó, se puso sus bóxers y salió del cuarto. Yo me lié la toalla y me fui a dar otra ducha ya que me había vuelto a bañar pero esta vez de semen mío y de mi hijo.