Conociendo a mis hijos (16)

Notaba como los brazos que le estaban amarrando perdían fuerza, su tío le soltó.

Aquí tenéis... seguimos la historia. Este no sé si os gustará tanto como el otro... jeje. Aun asi espero vuestras valoraciones. Gracias a todos. Los relatos son lo unico que hace que me olvide de este mundo en el que vivimos y que tanto daño hace a veces.

CONOCIENDO A MIS HIJOS (XVI)

-¿Aún estudias?-preguntó Carlos a su sobrino que estaba concentrado en el escritorio.

-Bueno… sí… pero ya termino… simplemente me quería repasar unas cosas para el examen-aclaró Luis.

-Eres un chico muy estudioso… y la verdad… muy guapo-dijo mientras se acercaba y le acariciaba la mejilla-Has crecido desde la última vez que te vi, estas hecho ya un hombretón.

-Bueno… sí… he crecido unos cuantos centímetros, jeje-reía el muchacho.

-¿Ya estarás hecho todo un hombre… no?-preguntó su tío.

-Hombre… no tengo mucho pelo en el pecho… pero sí-dijo Luis que estaba con las piernas puestas sobre el escritorio y un poco reclinado hacia atrás.

-Ya… en el pecho no… pero… seguro que otras partes ya tienes bien desarrolladas-decía dirigiendo su mirada hacia el paquete del muchacho que se abultaba con el pijama.

-Bueno….-Luis ante la incomodidad de las palabras de su tío se tapó con los apuntes-… ahí tampoco es que haya mucho.

-¿Ah no?... bueno pero seguro que tu padre ha engendrado un buen tío como tú… y cuéntame… ¿tienes muchas novias? Que antes no hemos podido hablar con tranquilidad.

-Emm… yo…-el muchacho no sabía qué responder.

-Seguro que las traes locas…. Hasta te la habrán comido ya más de una vez.

Luis se sorprendía del tono tan elevado de las palabras de su tío. Apenas lo había visto un par de horas y ya se había tomado la confianza de hablar de esos temas con él.

-Seguro que les revientas el chochete a pollazos con esa buena herramienta…

-Bueno… yo…-no tenía palabras qué decir.

-Je, je-reía su tío-…¡anda que no! Seguro que a más de a una le habrás llenado la boca de leche bien caliente.

Luis se levantó de golpe de la silla-Tío, esta conversación no deberíamos de tenerla tú y yo…- el muchacho estaba nervioso. Comenzó a recoger las cosas de encima del escritorio. Su tío se puso en pie se acercó por la espaldas y le dio un fuerte abrazo quedando el muchacho inmovilizao. Luis notaba como el paquete de su tío se aprisionaba contra su culo.

-¿Porque… no serás… marica… no?... ¿Luisito…?-preguntaba susurrándole al oído.

Luis se encontraba incómodo, intentaba escapar de los brazos de su tío, pero este tenía una fuerza bestial que lo dominaba.

-Síi… eso va a ser… que a mi sobrinito no le gusta que le coman la polla… ¡a él le gusta comerlas y que le follen bien duro el culo!-le seguía susurrando al oído.

Un escalofrío comenzaba a recorrerle el cuerpo a Luis, su tío lo estaba dominando. Se sentía un enano frente a un gigante. Con esos brazos tan fuertes. Notaba su pecho aplastado contra su espalda. El corazón se le salía por la boca. Notaba como el bulto de entre las piernas de su tío crecía cada vez más. Éste hacía movimientos circulares lentamente rozándose cada vez más con él.

-¡Te equivocas!-se envalentonó Luis-…aquí, al que le gustan las pollas, si no me equivoco, eres tú-dijo Luis con seguridad.

Notaba como los brazos que le estaban amarrando perdían fuerza, su tío le soltó. Luis quedó quieto un instante pensando qué ocurriría, se giró para mirarle a la cara. Le había cambiado por completo, pasó de ser el dominador a un indefenso ser.

-Tienes razón… aquí el marica soy yo-su tío acachó la cabeza- dio un paso atrás y se sentó en la cama.

-Ti... tito… perdóname… de verdad… no quería…-dijo Luis pidiendo disculpas-perdóname, pero es que me estabas incomodando.

-No, no te preocupes. Si tienes razón Luis, pierdo el control. No sé qué demonios me pasa que muchas veces parece que es otro ser el que me domina, no soy yo mismo. Me dejo llevar por él y hago cosas, que luego, me arrepiento.

Luis se sentó a su lado en la cama, le pasaba una mano por la espalda acariciándolo.

-Tranquilo tito, bueno… entonces ¿es cierto no?-preguntó.

-¿El si soy…?-no acabó la pregunta.

Su sobrino afirmó con la cabeza.

-Veo que… nos has escuchado a tu padre y a mí hablar ¿no?-preguntó su tío.

El muchacho volvió a agitar la cabeza en tono de afirmación.

-Pues ya lo sabes… tienes un tio marica. ¡Un puto maricón!-exclamó.

-Eh tito, tito… -le cogió Luis la cara con las dos manos mirándole fijamente a los ojos-… eres lo que eres y punto. Tú no tienes la culpa de nada. Puede que por esa razón hayas cometido errores, pero bueno, aún estás a tiempo para arreglarlos ¿no?

-Eso espero… estar a tiempo para arreglarlos.

-Y si te digo una cosa… ¿me prometes guardar el secreto?-preguntó Luis.

-Dime…

-Luis se acercó a su oído… No es que sea marica, pero, también me gusta disfrutar del buen sexo, con cosas como esta-le dijo mientras le agarraba con fuerza el paquete.

-¡Vaya!... ¿entonces?... ¿tú también…?-preguntó su tío.

-No tito, a ver, me gusta disfrutar del sexo, pero de ahí a sentir algo por un hombre como por ejemplo a ti sí te ocurre, es diferente.

-¡Qué pillín me ha salido mi sobrinito!-le agarró de la cabeza mientras lo despeinaba.

-Bueno… ¿nos acostamos ya no?-dijo su sobrino.

-Yo… es que si no descargo… no duermo…ja, ja-reía Carlos.

-Pues vamos a ello.

Su tío se tumbó en la cama, se bajó los pantalones y dejó ver una polla bien carnosa y bien gorda. No tan larga como la que tenía su querido papá pero sí tenía un buen grosor. Luis se bajó el pijama hasta los tobillos y dejó ver la suya.

-Umm… buena polla sobrinito-exclamó su tío.

-¿Te gusta?-preguntó.

-Tiene muy buena pinta…

-Pues sabe mejor de lo que te crees…-le dijo con una sonrisa picarona.

-Voy a tener que comprobarlo…-y diciendo eso agarró la polla de su sobrino y se la metió en la boca. Notaba como poco a poco iba creciendo hasta estar totalmente dura como el hierro. Se notaba que su tío tenía más experiencia en hacer mamadas que su padre.

-Joder tito…. ¡qué buena!...-gemía Luis.

-¿Te gusta?-preguntó.

-Sí… sigue… no pares…-y siguió mamando alternando el ritmo, de lento a rápido. Con una mano lo pajeaba y con la otra masajeaba sus huevos. Dejaba de mamar la polla para bajar hasta esos huevos gordos y metérselos en la boca.

-Uff… tito… esto es… me voy a correr como sigas así.

Carlos se chupó un dedo, y mientras pajeaba y le mamaba la polla a su sobrino comenzó a acariciarle el ano. Lentamente comenzó a introducir aquel dedo en su interior. Notaba como le ardía el culo. ¡Cómo le gustaría sentirlo! Comenzó a meterlo y a sacarlo a la vez que aumentaba el ritmo de la mamada.

-Tito… me corro…

Siguió mamando aquella delicia de polla hasta notar como explotaba en su interior.

-¡Qué buena leche Luisito!-exclamó Carlos.

Su tío se tumbó en la cama, comenzó a masturbarse rápidamente. Luis pudo comprobar cómo aquella polla se ponía bien dura. ¡Qué tamaño! ¡Qué grosor! ¡Cómo le gustaría probarla! Pero su tío comenzó a correrse soltando una inmensa cantidad de leche llenándose todo el abdomen y el pecho.

-Jo… tito… me hubiera gustado probarla-dijo Luis.

-Otro día… ya no aguantaba más, necesitaba soltarla.

-Ok… bueno ya sí… a dormir… buenas noches tito.

-Buenas noches.

Carlos se desplazó hasta su cama y Luis se quedó en la suya. ¡Menuda noche! Descubre que su tío es gay, y para colmo, le come la polla de maravilla. Joder, increíble. Pero su cuerpo pertenecía a su papi, con él era con el que sentía el verdadero placer. Papá te quiero… pensó.