Conociendo a mi prima

Si no te ha pasado, has soñado con ello... poder liarte con tu prim@. Pero lo que da morbo, es no saber cual de ell@s es.

Hace años, unos 16, mi familia decidió reunirse para celebrar el cumpleaños de los miembros más mayores (mi abuelo y una de sus primas).

Mi familia es de la Galicia profunda, de esos montes que al ir subiendo hacia ellos en verano, huele a pino, a humedad y a esa primavera que se está yendo.

Y hacia allí nos fuimos. Demasiadas horas en coche para un pobre chaval adolescente. La verdad es que en esa época solo pensaba en jugar videojuegos, y poco preparado iba yo para lo que me iba a pasar.

En el camino iba con la ventanilla bajada, ensoñado en mi mundo interior, oliendo ese frescor de la mañana, mientras la temperatura subía poco a poco. Llegamos al pueblo a media mañana, sobre las 10am. Allí ya estaba media familia, todo personas mayores de 40, excepto un par de críos más pequeños que yo jugando al pilla-pilla, tres chicas de mi edad (más o menos) sentadas en un banco, y yo. Mientras iba llegando el resto de la familia a cuenta-gotas. me fui fijando en todos los presentes.

Mi familia es muy religiosa, y varios miembros peternecen al clero, por lo que "había" que hacer una misa, obligada. Los niños fueron adentro, a la capilla del pueblo, pero por falta de espacio, a los jóvenes (las 3 chicas y yo), nos dejaron fuera, que en palabras de una de mis tías-abuelas "no nos íbamos a portar mal, que ya teníamos una edad".

Y ahí la peor situación para un chico de mi edad, introvertido y gamer... Interacción social con desconocid@s, no había cosa más dificil para mi. Pero el tirón de orejas y un susurrado "sé bueno, preséntate y no seas tan cerrado como siempre" me impulsaron a ser educado.

yo: Hola, me llamo Domo, ¿Qué tal?

Fue mejor de lo esperado, ya que las tres sonrieron y se presetaron por orden: Leti, Mía y Vero. Leti era la más niña, rubia, bajita y regordeta, con un vestido azul. Vero era delgada, morena, vestida de chandal flojo y negro Addodas(sí, la marca de la feria, con la O"). Vero tenía ojeras, como si no durmiera bien.

Mía era de pelo castaño, ojos verdes, nariz chata, de mi altura, y llevaba jeans y una camiseta muy de los 2000, de cuello vuelto, sin mangas, superceñida al torso, sin sujetador (se notaban los pezones). Era la más guapa, con diferencia. Y ella lo sabía perfectamente. Se la notaba altiva, y dominante. Subida en un pedestal. Años más tarde vi la película Lolita de Kubrick, y me dio cierto aire a esa chica tomando el sol en el jardín trasero de la casa de su madre: mandona, juguetona, infantil, pero madura....

Todas me dieron dos besos y empezó la conversación:

Vero: Perdona, pero has dicho que te llamas Domo?

Mía: Si, eso...que coño significa Domo?

yo: Es diminutivo de Domovoi, el nombre del antiguo dios del fuego ruso. Mi padre emigró allí hace años y mi madre decidió ponerme ese nombre.

Leti: Pues menudo nombre, es feo.

Mía: Ya estás. Tú sí que eres fea y nadie te ha dicho nada.

Tras esa frase tan poco sutil, pero que a mi me encantó, se notó en seguida que había cierto roce entre Mía y Leti, y esta última se metió en la capilla muy enfadada. Tras eso Vero le dijo a mía que no podía ser tan directa y ella  le dijo que era Leti quien debía ser más educada. Y Vero se fue tras Leti para intentar apaciguarla.

Agradecido con Mía por defenderme, y habiendo quedado solos fuera de la capilla, nos pusimos a hablar:

yo: Muchas gracias por eso, pero no hace falta que me defiendas.

Mía: No te he defendido, Leti es muy ofensiva si algo no le gusta, y tiene que aprender que no se le puede faltar así al respeto a quien no conoces de nada. Es para que que no se le suba a la cabeza. -Tras eso, giró la cabeza y se sonrojó levemente.

Yo estaba encantado pero supernervioso: Mía era una chica, era guapa, tenía caracter, y estábamos solos. Casi no sabía qué decir y ella se dio cuenta enseguida.

Mía: No se te da bien esto de hablar con gente, eh? ¿Has estado encerrado en una cueva o algo?

yo: Nnnno, pero tampoco tengo muchos amigos últimamente.

Mía: Bueno, entonces eres el dios ruso del fuego, ¿no? -mientras, sonrió y a mi casi me da un infarto.

yo: Solo llevo el nombre. Ni fuego, ni Dios.

Mía: Vaya, qué pena. -lo dijo sacando del bolsillo trasero del jean un par de pitillos- Necesitaba fuego.

yo: ¿Vas a fummmmm...

Mía me puso la mano en la boca, para callarme. Olía a un perfume suave, como de flores. Y tenía la mano muy suave.

Mía: shhh ¿quieres que me maten? Vamos a dar un paseo, bobo.

Mi padre siempre me dijo que llevara navaja y un mechero, que nunca sabría cuando lo iba a necesitar. Tenía razón, pero creo que él pensaba más en supervivencia en el monte. Tras sacar el mechero de un bolsillo, nos fuimos caminando por el pueblo, entre casitas de piedra. Ella encendió su pitillo y me ofreció una calada, pero le dije que no.

Mía: Llevas mechero, pero no tabaco, ni fumas. ¿Para que llevas mechero, diosito del fuego? ¿eres un pirómano?

(Me daba vergüenza decirle "me dijo mi papá que lo llevara", así que le mentí, y me tocó a mi sonrojarme):

yo: Es para ligar en las fiestas.

Mía: ¡Ah! ¿Sí? ¿Y funciona?

yo: Nunca lo había usado, así que no lo sé.

Mía: Pues habrá que comprobarlo.

Y me dio mi primer beso. No lo esperaba. Y mucho menos de ella. Era preciosa, y yo no me consideraba especialemente guapo. Me encantó, aunque me quedé en shock.

Notaba ese sabor a tabaco, pero aún olía a su perfume, y sus labios eran tan suaves como sus manos. Y tras separarse de mi, me di cuenta de que me acababa de empalmar con un solo beso. Y ella también se dio cuenta. Miró, sonrió, y sus pezones se empezaron a notar en aquellla camiseta tan apretada.

Me cogió de la mano y salimos del pueblo, hacia los árboles. Nos pusimos contra el tronco de un castaño grande y me besó más intensamente, y yo la copiaba. Pasaba mis labios por los suyos, su lengua recorría mis dientes, me mordió el labio inferior... y mis manos se movieron solas por su espalda, hasta su jean. Qué culo tan prietito y apretable... fue agarrar las nalgas y a Mía se le escapó un gemidito. Era algo nuevo para mi, hasta me asusté...

Pero sus manos mientras las mías recorrían su espalda había bajado por mi pecho y estómago y su mano derecha estaba en mi entrepierna. Estaba totalmente empalmado, y me dijo:

Mía: Domo, ¿puedo verla? Necesito ver lo que estoy notando bajo el pantalón.

yo: Si, claro. Pero no me muerdas como en el labio, por favor...

Ella se rió:

Mía: ¿Pretendes que te haga una mamada aqui en medio del monte?

Me sonrojé aun más, mientras me desabrochaba el botón del pantalón y metía la mano en mi ropa intererior. Qué gusto, que mano más suave y caliente.

Mía: jajajaja, pero si estás empapado, ¿ya te has corrido?

yo: no, pero cuando me empalmo empieza a salir líquido. Siempre pasa así.

Mía: vaya, pues eso sí que quiero verlo.

Y me bajó el pantalón, junto con los calzones, mientras se agachaba. Fue verla, y mirarme a los ojos... y ya no dijo nada más. Me la cogió con las dos manos, me acarició un poquito, y sin bajar la mirada, le dio un lametón. A medida que su lengua recorría la parte exterior de mi rabo, ese líquido fue saliendo, hasta hacer una gota enorme en el glande... sonrió, y con sus labios, me besó la punta, y lamió la gota, al mismo tiempo que sus labios recorrieron el glande, y fueron hacia abajo.

Poco control me quedaba, y le susurré que me iba a correr, se apartó y al sacar la punta de sus labios, tuve mi primer orgasmo provocado por una mujer. Qué diferente de tantas pajas. Me corrí, cayendo a borbotones en el suelo. Tras acabar, Mía le dio un lametón a la ultima gota:

Mía: qué rico... y qué mono eres cuando te corres... gimes como un gatito recien nacido jejeje.

Y me dio otro beso, dándome a probar mi propio sabor a semen.

Mía: ves? está riquísimo.

Tras eso, nos dimos cuenta de que se escuchaban gritos en el pueblo, me subí la ropa, y nos fuimos corriendo.

Al llegar, estaban todos a la puerta de la capilla. y mi abuelo me dice:

Abuelo: Ah! menos mal, pensaba que os habíais perdido. Veo que ya conoces a tu prima segunda Mía.

Nos miramos y enrojecimos los dos... y mi abuelo me dio un tirón de orejas, sonrió, y no dijo nada más.

Y así conocí a mi prima Mía. He de decir que es mi prima preferida, pese a que solo nos hemos visto unas pocas veces. No sabría decir porqué jejeje.

Intentaré poner como acabó la historia en otro relato futuro.

Domovoi.