Conociendo a mi nuera Asun (4)

Por un giro de la historia, el suegro podra disponer a su gusto de su nuera.

La llamaba cada día o cada dos días, casi siempre por la noche. Si no la llamaba, cruzábamos mensajes. Fui  un par de veces a su casa, una yo solo, la otra con Rafa de nuevo. Pues, como decía ella, que cosa más normal que la familia, que su suegro fuese a verla o a llevarle cualquier cosa que necesitara. Entonces ocurrió algo inusual y excepcional. Mi hijo se quejaba del costado derecho y fueron al médico y el diagnóstico resultó ser una apendicitis aguda. Mi mujer le dijo al médico que tan mayor y aún tenía una apendicitis? Y el médico le contestó que la apendicitis aguda se suele desarrollar durante las 3 primeras décadas de vida de una persona. Lo envió al hospital de urgencia. De hecho, desde el centro de salud, una ambulancia les llevó a los tres, a Asun, Ana y a Luis. Los tres llegaron a “urgencias” y le llamaron enseguida para examinarle. Según me contó Ana, Luis apenas podía andar iba encorvado y cogiéndose con la mano el lado derecho. Cuando yo llegué al hospital eran las 3:15pm. Desde el vestíbulo llamé a Ana, pero no me contestó así que llamé a Asun. Me dijo que ya les habían dado habitación, la 506. Les habían tenido 3 horas esperando, con mi hijo en el box y ellas dos en la sala de espera.

Entré a la habitación y  les di dos besos a cada uno. La habitación era de dos  camas y la otra estaba también ocupada. Para sentarse había un sillón grande para dormir  y un silloncito más pequeño para apoyar los pies. Ahí estaban sentadas las dos. Asun me ofreció sentarme. Le dije que de ninguna manera, que me pasaba la mañana sentado. Y mi hijo me dijo: Eso cuando no vas a hacerte un café o unas cervecitas con tus clientes. Jajajaja reíamos todos. –Veo que conservas el buen humor señal de que ya no te duele tanto. –Sí me duele sí, pero me han dado unos calmantes. - Seguro que has apurado el dolor, eres como tu madre. –No, fue ayer por la tarde cuando ya vino del trabajo con el dolor  -me contaba Asun.- Y hoy por la mañana ha sido cuando ya casi no podía caminar, por eso he llamado a Ana por si quería acompañarnos al médico. –No tenía yo que acompañar a mi niño  jajjajjaja volvimos a reír.

  • Entonces –dije yo- queréis que me quede yo esta noche?

  • Tu? Buen cuidador estas hecho –era mi mujer- Además tú tienes que ir a trabajar.  Ya lo he hablado con Asun y ella está de acuerdo. Bueno me ha costado pelearme con ella… -reían las dos- Me quedo yo por la noche y por el día, mientras este Luis aquí. Cuidando a mi niño. Asún subirá por las mañanas y me subirá ropa y lo que yo necesite y sobre las 12pm se bajará y te hará la comida a ti. Y tú –dirigiéndose a mí- No hace falta que subas todos los días. Bueno el día de la operación que seguramente será mañana, eso nos lo dirán más tarde, te has de coger permiso si es por la mañana. Si lo operan  mañana  estaremos los 3.

-Claro mujer, eso se da por supuesto. Pero yo me puedo hacer la comida. O comer en un bar, sin menospreciarte, Asun -respondí.

-Bueno eso también… –decía mi mujer.

  • De eso nada, Carlos, yo me bajaré un poco antes y te haré la comida y la cena. – Todos pues estuvimos de acuerdo. Diosssssssss!!! Pensaba, esto es una pasada, vamos quitando el hecho de que a mi hijo lo iban a operar, en parte me sentía un cabrón por aprovecharme de esto, pero no dejaba de ser una operación menor, que en 4 ó 5 días mi hijo ya estaría en casa. Miraba a Asun y ella, en un momento en que podía, me guiñó un ojo, podríamos dormir juntos, me acordé de Javi, un cliente que una vez me dijo que si necesitaba viagra que se lo dijera. Pues esta era la ocasión.

Salí a comprarle agua a mi mujer, y para Asun. Habían venido los padres de Asun, Mi hermana y unos amigos de Luis. Yo llevaba ya 4 horas allí y estaba ya que me subía por las paredes. Ella me dijo que venía conmigo. La máquina de las botellas de 1,5 litros estaba justo a la otra parte del hospital.

-Tía, que hoy dormimos en mi casa.

–Valeee  - decía ella intentando contener la emoción. -Nos vienen las cosas así pues hay que aprovecharlo. Como dice la sabiduría popular, no hay mal que por bien no venga.  Jajajaja. Dormimos en tu casa o vamos a la mía?

– En la mía, si lo operan mañana, nos subimos juntos y le traeremos a Ana lo que nos pida, así me ayudas a seleccionar su ropa y la bolsa de aseo… todo eso. Vamos, que el médico tenía que pasar a partir de las 7 y ya son 7:30.

  • Ha pasado el médico? –Pregunto Asun

-Todavía no.

–Quieres que te traiga algo ahora, necesitas algo?  -Le pregunté a Ana.

– No, no hagáis más viajes, ahora cuando venga el médico con lo que nos diga, Asun y tú os vais a casa y mañana ya me subiréis lo que os diga,  ahora os hago una lista.

Por fin vino el médico y nos dijo que no le iban a operar mañana, le iban a dar una cena con una dieta especial y lo tendrían en observación y sólo si era irremediable le operarían en dos días. Nos esperamos hasta que le trajeron la cena y yo bajé al bar a subirle un bocadillo a mi mujer y una coca cola. Mi mujer nos dijo

–Ale. Ya podéis marcharos los dos. - Asun le dijo que subiría pronto, sobre las 8 am –muy bien cariño.

Al subir al coche le apreté la pierna,  - siiiiii – decía ella. Emprendimos el camino de regreso a la ciudad.

  • Estoy cansada y eso que he estado sin hacer nada.

  • Ya, estoy yo agotado, y he estado menos horas que tú. Oye si estas cansada esta noche… nada?

  • Que va, esta noche algo caerá, que igual es la única noche que tenemos. Oye por aquí no se va a tu casa.

  • Es que he quedado con un cliente, será sólo un minuto.

Paré el coche a la puerta del bar, entré y allí estaba Javi, mi cliente, le dije que tenía prisa y me dio el frasco y me dijo como administrarlas. No me las cobró, me dijo que si necesitaba más ya se las pagaría. Se lo agradecí y me largué.  Mientras Asun les había llamado a sus padres para decirles que no operaban a Luis. Cuando ella y yo llegamos a mi casa, la emoción me embargaba. Nada más entrar a casa nos besamos con ganas.  Me dijo que tenía hambre. Llevábamos dos bocadillos, le dije que enchufara la tv y se sentara en el sofá, yo fui a la cocina, saque el frasco, habría unas 25 pastillas  azules. Me tome una, cogí dos cervezas bien frías de la nevera y me fui con ellas al sofá.

Mirándole las piernas mientras cenábamos, se me puso tiesa y la sentía más dura que nunca. Que gozada. Ella estaba comiendo tan a gusto que no quise interrumpirla. Me decía que aunque tuviesen que operarlo, era muy difícil que hubiera alguna complicación. –Me vas a tener dentro toda la noche. –Jajajaja veremos lo que aguanta el soldadito. Sabes qué me gustaría… que me folles aquí en este sofá. Me fui hacia ella y le quité el vestido por la cabeza. Puso su mano sobre mi polla por encima del pantalón y dijo – wowww! El soldadito está preparado para el combate. –Nos acabamos de desnudar los dos -Voy a comerte el coñito, por primera vez. –Adelante caballero…

Se corrió en mi boca. Le gustó cómo se lo hice. Entonces me coloqué encima de ella y se la metí entera. Casi me hacía daño de dura que estaba. Empecé a follármela con rabia, con todo el deseo acumulado, con la emoción de saber que, al menos, aquella noche la iba a pasar entera conmigo.  Se corrió en el sofá por segunda vez. Y nos fuimos al dormitorio, ella pensaba que íbamos a dormir ya, a descansar. Nos acostamos completamente desnudos, sin cubrirnos con la sabana, que quedó a nuestros pies. Hacía mucho calor aún en aquellas fechas.

­- Suegrito, madre mía, cómo estas!   - Tú me la pones así. –ahhhh! Eso es métemela papi, métesela a tu hija papa. Ahhhhh! Te gusta que te llame papá. Me das más duro. Eso es tócame las tetas, que las tenías descuidadas. Espera que voy a cambiarme. Me gusta mirarte a los ojos cuando me la estas metiendo.  –Sí hija mía. –Siiiiii Siiiiiiiii SSiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Oh my god! Cabrón vas a hacer que me corra por tercera vez. –Córrete puta, mueve tu cintura, clávate tú misma. –Voy a correrme cabrónnnnnnn, que dura la tienes cabronazo, ahhhhhh ahhhhhh ahhhhhhhhhh Me voyyyyyyy que buenooooooooooooooo    -Y yo me corro contigo putaaaaa – Joderrrrrrrrrrrrrrrr

Nos quedamos descansando, cogiendo aire. Nos quedamos dormitando media hora. Y mi soldadito fue el que me despertó, con el simple roce de su piel, se había puesto en posición nuevamente.  Ella estaba tumbada de lado, cara a mí, así que hice que se quedara boca arriba. La monté y empecé a darle suavemente al principio. – mmmmmm –susurraba la puta, me abrazaba y abría más las piernas.

–Papá, quieres mucho a tu hija?

–Mucho hija mía, no lo notas…?

  • Lo noto papi, lo noto. Y cuando te llamo papa, papi, te vuelves loco, cómo te gusta cabrón. Dale a tu hija… dale a tu puta. Soy tu hijaaaaa, soy tu hijaaaaaaa

-Siii

–Diossss! cuantas veces vas a hacer que me corra esta noche?

–Voy a hacer que te quedes vacía

– Eso es, vacíame!! Sécame por dentro. Ya llego papi, ya me viene…

-Disfrútalo pequeña, disfrútalo.

–ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Diosssssssssssssssssssss  Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii ahhh ahhh ahhh ahhh que ricooooooooooooooooo!!!

No la deje que se durmiese otra vez. Miré el reloj y eran las 3:10 am. Me la llevé al comedor otra vez. Hice que se pusiera detrás del sofá apoyándose con las manos en el respaldo.

– Me la vas a meter por el culo, a que sí?

– Sí putita, eso quería, pero tú por donde la prefieres? Por donde te dará más gusto?

  • Por donde tú quieras mi amor, métemela por el culo. Aughhhhhhh! -Se quejaba ella, pero cuando ya le metí casi la mitad, ella misma empujaba con su culo hacia atrás para q se la enterrara toda dentro. Ella misma se estimulaba el clítoris y su coñito

–Sólo con tocarme un poco exploto, -me decía mientras yo le bombeaba. – Estoy muy sensible… wowwww No podría ni juntar las piernas, de lo sensible que estoy…

  • Tócate tú misma, mientras yo te estoy abriendo el culo.

-Voy a correrme Carlos, Voy a correrme otra vez…

  • Córrete puta, córrete hija mía.

–Ahhhhhhhhhhhhhhh  ahhhhhhh

-A ti también te gusta que te diga hija, hija mía… cabrona.

– Jajajjajjajjajja me encanta papi.

Después de aquello nos fuimos al dormitorio, eran las 3:51, Yo pasé por la cocina y me tomé la segunda pastilla, cuando apagué la luz y nos dispusimos a dormir, me di media vuelta, dándole la espalda, pero ella se giró de cara a mi espalda y, a pesar del calor que hacía, me abrazó, bajo su mano hacia mi polla, y, tras tocármela unos instantes…

-Joder tío!! Cómo se te ha puesto otra vez!!

– Puta lo que quieres es más verga.

–Jijijiji a mi follar no me quita las ganas de follar. – Se había desvelado y no tenía ganas de dormir.

–Pues vamos allá!

-Eso es papa, viola a tu hijita, párteme en dos… Oh my god!  Ahhhhhh joderrrr!!! Toda la noche con tu polla dentro, toda la noche follando. Esto sólo lo había hecho con tu hijo un par de veces, pero no con su polla dentro toda la noche. Mueve tu polla como me lo sueles hacer. Hacia los lados y en círculo. Gracias papá tratas muy ben a tu nena.

–En tu casa tienes algún juguetito?

– Tengo varios, no te los había enseñado porque los uso únicamente cuando estoy sola.

  • Mañana “dormiremos” en tu casa

–Jajajaja vale.

–Te haré la doble penetración con tu juguetito.

– Vale, pero no es lo mismo tener dos buenas pollas dentro, moviéndose.

–Entonces no lo haremos.

–Tonto, sólo digo que se siente mejor, el primer día con Rafa casi me desmayo.

– Ya te vi, ya. Voy a correrme yo ahora

–Uffff si me echas semen dentro soy capaz de llegar yo también

– Y qué quieres q te eche? Cola cao?  Jajajjajjajjja jajjajajjajjaajj jajajjajajja A los pocos minutos nos corrimos los dos, prácticamente a la vez.

Dormimos una hora y media, yo me desperté sobre las 6 am, estaba empalmado. Su piel morena, olía deliciosamente, su olor corporal era afrodisíaco para mí. Se la metí desde atrás – mmmmmm  -fue su respuesta. Ella  separó un poco más las piernas para facilitarme la penetración que le estaba haciendo. – Me encanta follarte medio dormida. –Mmmmmmmm – Estuve dándole un buen rato. Con calma, despacio, en ocasiones sólo le dejaba mi polla dentro, quieta, sin moverla un ápice. Cuando estábamos así en esta fase de follar tranquilamente. La muy puta me pasaba su mano derecha por encima de mi cuerpo, me agarraba las nalgas y me apretaba contra ella. Quería más marcha, de hecho cuando empecé a penetrarla duro quitó su mano y empezaba a respirar más fuerte, más rápido, siguiendo el ritmo de mis embestidas. No llegamos a corrernos.

  • Voy a ducharme -le dije

– Qué hora es?

–las 6:40

– A qué hora te vas a trabajar?

-A las 7:30 pasadas, pero es que antes hemos de desayunar algo y reponer fuerzas.

– Vale, yo me subiré a esa hora al hospital. – Se levantó ella de la cama también.

– Dime dónde guarda tu mujer las cosas de esta lista y dame una bolsa de deporte para ponerlo todo. -Recogimos todas las cosas del encargo y yo me fui a ducharme.

-Te vienes?

–Contigo al fin del mundo

– A la ducha nena.

– Pero Carlos? Que te pasa? Tienes un virus? Jajajajajaj. Ves al médico… o mejor no vayas, que no te cure, ya te curaré yo Jajajajja. Menudo soldado, habrá que ascenderle a capitán.  Jajajaaja – reíamos, comprobé el agua antes de entrar y la puse tibia. Entramos los dos bajo los chorros de agua

– Ven aquí nena – le cogí las dos manos con las mías y le subí los brazos por encima de su cabeza, contra la pared. El agua golpeaba mi espalda y a ella sus pechos y el tórax. La besé dulcemente, y luego con fuerza y luego con furia. Sujeté sus dos manos con una mano. Me libere la otra mano para ir acariciándole las tetas, su vientre, su pubis, su coñito. Flexioné un poco las piernas para poder metérsela tal y como estaba. Lo conseguí no sin algún esfuerzo y con su ayuda. Ella estaba a mil, y, como ella decía estaba muy excitada, tan sólo con acariciarle un poco el clítoris saltaba la chispa. Cuando se corrió sus gritos resonaron en toda la casa. Le vino el orgasmo  y yo le di la vuelta y puse su espalda frente al agua y aquello la acabó de enloquecer. Sentir la presión del agua mientras dejaba salir sus jugos y yo la sujetaba fue lo que le dio el mayor placer que nunca había sentido.

  • Nunca me habían follado así. Lo había hecho en la ducha, pero no así. -Decía esto mientras me miraba fijamente

  • A mí nunca ninguna mujer me ha mirado como me estas mirando tú ahora. –Esta mirada dice que soy tuya, que soy tu perra, que me puedes pedir lo que quieras. Soy tu puta.

Después de aquello nos acabamos de duchar, desayunamos, yo me fui al banco y ella al hospital. Había quedado con ella que nos quedaríamos esta noche en su casa, yo había cogido mi frasco de pastillas azules. Desde el banco, llamé a mi mujer me dijo que no me preocupara, que no había dormido mucho, pero había descansado.  Que luís estaba igual, pero que había dormido casi toda la noche. También me dijo que Asun ya estaba allí y que la pobre tenia mala cara, seguramente por no haber dormido mucho por la preocupación.

  • Seguramente –dije yo- todos estamos preocupados.