Conociendo a mi joven inquilino
Cómo conocí a fondo al amigo de mi primo.
Esto ocurrió hace 15 días, durante mis vacaciones. Me encontraba en la costa argentina, donde además trabajé. Hice sesiones de fotos, hice presencia en paradores, boliches. Un día de esos, llegó a visitarme mi primo postizo (hermano menor de mi mejor amiga de toda la vida, con quien nos criamos y, lógicamente, lo ví nacer) con un amigo suyo. Yo no lo conocía, así que nos presentó y, tímidamente, interactuamos con el paso de las horas y los días. Llegando a caerme muy bien y yo a él, debo decirlo. Bueno, todo empezó esa primera noche. Me acompañaron a mi trabajo, en un parador, tomamos, bailamos, nos reímos, la pasamos brutal.
Una vez acabada mi jornada, nos dirigimos al hotel en dónde estaba parando yo. La habitación era grande, con cuarto y sala. Yo dormiría en el cuarto y ellos dos en la sala. Esa noche continuamos la fiesta. Estábamos entonados, con ganas de seguir celebrando. Encendí las luces de colores que había colocado en mi estadía, música, frigobar lleno de alcohol. Me puse ropa más cómoda, eso sí. Más bien mi ropa de dormir XD remera manga corta y mini shorts de algodón. Durante esa noche pude notar que el amigo de mi primo me miraba mucho mi culo. Es lo que yo notaba... Podía estar equivocada por mi estado. Bailé con ambos, pegados. Incluso mi primo de frente y el amigo detrás mío, al mismo tiempo. Sentía perfectamente el roce de su miembro en mi culo, pero no erecto, y mi primo frente a mi moría por besarme. Es algo que esperaba, pero le puse el límite porque no quería nada raro frente a su amigo. No lo conocía y no sabía cuán confiable era. Esa noche nos fuimos a dormir al finalizar la mini fiesta. A la mañana siguiente me levanté, mi primo seguía durmiendo y su amigo se acababa de despertar. Le sonreí, me ofreció un café y le dije que lo aceptaba, pero después del baño. Me di una ducha y salí con mi bata. El amigo de mi primo me observaba desde la sala. Después de vestirme y producirme, fui a tomar el café con él. Mientras charlamos un poco sobre nuestras ocupaciones y demás, mi primo se despertó. En el momento preciso en que hablábamos sobre algo más íntimo como las relaciones amorosas.
A partir de ahí pasamos unos 4 días más de la misma manera,pero ese cuarto día fue diferente. Yo confirmé que el amigo de mi primo estaba todo el tiempo cerca mío, intentaba rozarme cuando tenía la posibilidad. La mano, el pelo, la cara, la pierna, el culo, lo que pudiera. Esa noche tomamos champagne todo el día. Cenamos juntos y, cuando levanté los platos y fui a la cocina, mi primo me siguió. Me acarició el culo y me besó el cuello. Me di vuelta y le dije que no hiciera eso. Que se comporte porque estaba su amigo y no quería que supiera ni sospechara nada al respecto. Me dió un beso y salió de la cocina. Un rato después decidimos acostarnos. Yo me fui a mi habitación y me saqué la ropa. Como no tenía sueño suficiente, decidí ponerme un conjunto de lencería de encaje negro. Encima me puse una camiseta de fútbol, del Real Madrid. Es algo que hago cuando estoy sola y aburrida o sin sueño. Juego conmigo, me miro al espejo, etc. A la hora salí de la habitación, más borracha que como entré, y me dirigí a la sala. Ahí estaba mi primo durmiendo profundamente como acostumbra, y su amigo en boxer, un boxer azul, recuerdo. Estaba acostado boca arriba. Me acerqué a él y lo desperté con una caricia en el rostro y un susurro a su oído. Se despertó, efectivamente. Se sorprendió al verme, y le hice la oferta. -Me acompañas a seguir la fiesta? No puedo dormir.- no entendía bien, al parecer. Así que tomé su mano, lo levanté del sofá y lo arrastré tras de mi hasta la habitación. Entramos, puse la traba y subí un poco más el volúmen de la música. Le serví un vaso de vodka con jugo de naranja. Brindamos, bebimos y nos pusimos a bailar.
Esta vez sí no tuve miramientos y fui yo quien buscó el roce de mi culo con su paquete. Los chocamos una vez, dos veces, la tercera fue más larga, la cuarta un poco más. Seguimos bebiendo y, el quinto acercamiento, fue donde quedamos pegados. Él apoyaba su paquete en mi culo, sin disimulo, y yo tiraba el culo hacia atrás, frotándolo en su paquete. Ya podía sentirlo más duro, no como unas horas atrás. Ante esto reaccionó, quiso seguir el juego, y puso su mano izquierda en mi cintura y la derecha en mi muslo. Subía y bajaba por mi muslo desnudo. Yo quería gemir. Estaba en llamas. El alcohol me enciende mucho más. Yo tiré mi brazo hacia atrás y lo tomé de la nuca. Él buscó mi cuello y me dió un beso. Notaba que seguía jugando, reía mientras lo hacía. Así que decidí mostrarle que esto, no era un juego adolescente, como él acostumbraba. Me dí vuelta, lo miré, bailé de frente a él. Agarrando su rostro con mis dos manos, tomando sus hombros, por momentos. Él agarraba mi cadera, mi cintura, me acariciaba. Sentía cómo acariciaba mi culo con poco disimulo, pero sin pensar que podía llegar a más. Nos servimos otro vaso de vodka y seguimos bailando. Bien pegados, frotando nuestros cuerpos. Y lo besé. Besé sus labios y quedó como paralizado. Realmente no lo esperaba. Lo tiré en la cama y le dije..
-vos no dejas de mirarme el culo desde q llegaste y me conociste. Me miras las tetas, me sonreís, me tocaste cada que vez que pudiste. Y ahora mismo la tenés re dura. Si querés jugar con fuego, quemate, porque sos chico todavía.-
me saqué la camiseta y quedé con mi conjunto de lencería. Los ojos los abrió como platos. Instintivamente, su mano fue al paquete. Me puse a bailarle sexy. Luego subí a la cama, con una pierna a cada lado de su cuerpo, y bailé. Continué mi baile sexy, de frente a él, y de espaldas. Para que tuviera la perspectiva de mis tetas grandes en su cara, y lo mismo con mi culo aún más grande. Me acerqué a su cara y lo besé. Besé su cuello a cada centímetro. No dejé ningún espacio de piel en su cuello, sin besar o lamer. Subí por su cara y la besé toda. Comí su boca con pasión. Bajé por su pecho, besándolo. Lamiendo ese torso marcado. Jugué un poco con sus pectorales. Lamí sus tetillas, las llené de saliva. Las mordí, arrastrando con mis dientes su piel. Las succioné. Él jadeaba. Bajé su boxer y dejé su miembro en libertad. Hermoso pene de unos 20cm. Me miró, sonreí, y me acomodé en 4 patas entre sus piernas y lo metí en mi boca. Qué rico sabor! Comencé el sexo oral lento, suave. Mirándolo a los ojos. Pasaba mi lengua lentamente por su tronco. Desde la base hasta la cabeza. Por abajo, por arriba, por sus laterales, y bajaba hasta sus huevos y los metía en mi boca sin aviso. Los succionaba y lamía sin soltarlos. Podía ver cómo él se aferraba a las sábanas y cerraba los ojos, al mismo tiempo que soltaba un quejido, un gemido.
Repetía la secuencia una y otra vez, hasta que aumenté el ritmo. Sin avisarle, metí su pija hasta el fondo de mi boca. Chocaba mi garganta. En ese momento él pegó un leve salto y jadeó. Comencé a chuparselo con velocidad, fuerte, con agresividad. El pibe no dejaba de jadear y gemir. Yo estaba volando de excitación, y como prefiero dar sexo oral, más que recibirlo, estaba gozando tanto como él. Yo seguí chupando y ví que él estaba cada vez más extasiado, así que lo masturbé mientras chupaba sus bolas y aproveché para seguir bajando, disimuladamente, y pasé mi lengua por su culo. Pegó un saltito, pero volví a pasar mi lengua, y esta vez más adentro. Sentí el contacto de la punta de mi lengua con su ano. No me detuve. Continué lamiendo ese ano, mientras mi amante ocasional gemía con los ojos cerrados. Mientras continuaba con mi beso negro, sin oposición, sentí cómo puso su mano en mi cabeza y, apretando un poco sus dedos en mi nuca, entre mis pelos, comenzaba a empujar hacia abajo. Para meter más mi cara entre sus nalgas. Levantó levemente su cadera, dejando más espacio para mi tarea. En ese instante, metí mi cara entre sus nalgas y mi lengua entró en su ano, decididamente. Mi invitado gimió fuerte y yo comencé a jugar con mi lengua en su interior. Con la punta de mi lengua hacía circulos en la entrada de su ano. Cada vez tenía más saliva, que se pegaba alrededor de mis labios al hacer el Vaivén. Metí casi media lengua en su culo. Comencé con movimientos circulares, lentos. Aceleraba y volvía a bajar la velocidad. Alterné con penetración, como si fuera un pene. Entraba y salía mi lengua, haciendo gemir a mi amiguito. Llegó un momento en q me tomó de los pelos y me subió hasta su cara. Yo gateando entre sus piernas hasta poder poner una a cada lado de su cuerpo. Me dió un beso increíble y, mientras nos besabamos, me penetró la concha. Con fuerza. Me hizo jadear. Entendí la orden al sentir el chirlo en mi culo. Así que empecé a montar. Movía mi cintura en círculos, con la pelvis bien pegada a la suya.
Eran movimientos suaves, y de repente, le daba duro. Movimientos secos. Sin aviso empecé a saltar sobre su pija. Saltaba sin parar. Frenética. Mis tetas rebotaban como loco. El suertudo las quería tomar con sus manos y apretarlas. Por momentos lo conseguía, otras veces le era imposible, por mi ritmo que lo abocaba a gemir y tratar de tomar aire. Yo me sentía en el cielo. La fricción de los cuerpos y mi cabeza repasando al instante lo que sucedía, me llevaron a estar 1000% metida en ese acto íntimo. Luego de un rato cabalgando como la mejor vaquera, me acerqué a su cara y nos besamos con pasión. Mientras tanto, sentía sus caricias en todo mi cuerpo. Sentía sus manos recorriendo mi espalda, hasta mi culo. En ese momento lo apretaba con ambas manos, fuerte. Parecía que me iba a arrancar un pedazo de nalga. Tiene manos suaves, algo que me excitaba más. Nos perdimos varios minutos entre besos y caricias, sirviendole para recuperar aliento y energía. Buena estrategia. Luego activé la situación y me puse en 4 patas sobre la cama, dejando el mensaje claro. De inmediato se paró detrás de mi y hundió su cara entre mis nalgas. Su lengua pasaba por mis labios vaginales, hiper húmedos, y jugaba con mi clítoris. Sentía esa lengua caliente babeando toda mi feminidad. Sentía una energía desbordante y un placer increíble,a esta altura. Sin aviso, sentí su miembro entrando en mi vagina. Se abrió paso, suavemente, entre mis labios. Me penetró una y otra y otra vez. Golpes secos. Duros.
Sentía el rebote de su cuerpo contra mis nalgas duras. Me tiraba del pelo y cada tanto, me daba un cachetazo en mi culo. Aceleró el ritmo, algo que me hizo pensar que llegaba el momento especial. Me bombeaba cada vez mas rapido y duro. Yo gemía y gemía. Mi respiración estaba acelerada. Su respiración también. Cada segundo iba más rápido el vaiven. Mas mas mas hasta q sentí cómo un liquido espeso inundaba mi interior. Estuvo varios segundos pegado a mi, hasta que la última gota fue depositada. Salió de mi interior y se recostó. Yo me acomodé entre sus piernas, tomé con mi mano derecha su miembro, y lo metí en mi boca. Lo chupé hasta succionar la última gota que podía quedar guardada. Siempre sucede. Después de chuparlo 2 minutos, aproximadamente, me acomodé a su lado y nos besamos unos minutos mas. Tomamos un trago cada uno, nos vestimos, y nos despedimos. Él volvió al living y yo me quedé en mi cama, acostada pensando en lo sucedido. Mientras, frotaba mi clítoris. Pasaba mis dedos por mi concha y caían sobre los dedos, restos de semen. Espeso, caliente. Un poco iba a mi boca y el resto a mi clítoris. Saboreaba, mientras frotaba el resto por mi clítoris y sentía cómo cierto calor volvía a mi cuerpo. Una noche inolvidable. Pudo ser una más. Una noche casual de tantas otras que tuve y tendré. Solo que me sentí muy a gusto y no voy a olvidar lo que sentí.