Conociendo a mi corneador
Después de hablarlo mucho, decidimos dar el paso y conocer al corneador de mi esposa.
CONOCIENDO AL CORNEADOR.
Antes de llevar al cabo el trio con su esposa y un tercero por primera vez, decidieron quedar con el que sería su corneador para conocerlo mejor.
Quedaron los tres en una terraza de un bar para tomar algo.
Ella dudaba con la ropa q iba a llevar. Al final, optó por una minifalda q siempre la ponía en aprietos al sentarse. Eso seguro q les gustaría a los dos. Solo con pensarlo ya se ponía cachonda. No se podía creer lo vicioso q estaba siendo su marido con todo aquello.
Llegaron ellos dos primero y se sentaron en un lugar algo apartado. Allí esperaron a Toni, el joven q tendría q cornearla delante de su marido.
Él llegó en moto. Llevaba una camisa azul cielo desabrochada dejando su torso al descubierto. Iba totalmente depilado. Con unos pantalones de lino algo ajustados q le marcaban un slip blanco para no destacar demasiado. Aparcó la moto y se dirigió hacia ellos con una sonrisa. Toni era moreno, llevaba el pelo muy corto, estilo militar. Con un cuerpo claramente atlético que seguramente había trabajado con horas de gimnasio. Saludó primero al marido dándole la mano y dos besos rápidos y algo torpes a ella en las mejillas al tiempo q la sujetó discretamente por la cintura. A ella le pinchó un poco la barba de pocos días q llevaba pero no le importó. Le pareció varonil. Tampoco el sudor q empapaba sus axilas. Era normal, hacía mucha calor y además lo hacía más sexy.
No sabiendo muy bien qué decir, fue el marido quien rompió el hielo:
-¿te ves preparado?
-Si. No estaba muy seguro. Pero no quiero dejar pasar una historia así. Además ella me gusta muchísimo-dijo.
-Bien.Pues tendremos q dejar atados unos últimos detalles antes de escoger el lugar para vernos.
-Me parece bien. Lo q vosotros decidáis.
-Muy bien. Acércate más no estés tan lejos.
Mirándola a ella , arrimó su silla hasta tocar la pierna de la mujer. Con aquel corto e inocente contacto ella empezó a sentir calor. Lo tenía tan cerca q podía oler su colonia. Era una fragancia fresca q no había olido antes pero q ya solo por llevarla él, le encantaba. Cada vez le gustaba más la idea de ser follada por aquel joven en presencia de su marido.
El joven hablaba nervioso y no paraba de gesticular. En un momento dado, el marido le dijo:
-Relájate, esto no es un examen. Baja las manos. Y pon la mano izquierda sobre el muslo de ella.
El chico abrió los ojos de par en par pero ante la determinación de la palabras del marido, obedeció. Colocó tímidamente su mano sobre el muslo de ella q tenía las piernas cruzadas para q no se le vieran las braguitas. Ella lo miró y sonrió. Y puso su mano sobre la de él apretándola para q no la retirara. Casi de inmediato su polla empezó a crecer dentro del pantalón de lino y se sintió incómodo por si ellos lo notaban. Ella no perdió detalle de lo q estaba pasando y se puso más cachonda aún . El marido no podía verlo pero por los movimientos q hacía en la silla, se imaginó q se estaría calentando.
-Entonces, ¿me dices q te gusta mi hembra?
-Siii. Claro q si.-dijo él.
-Te la vas a follar el día q yo te diga. ¿Lo dejarás todo, incluso a tu novia y vendrás a follártela como nunca se la han follado? ¿Es eso?
-Sí, el día q me diga.
- Muy bien. Veo q lo vas entendiendo. Y tranquilo, puedes tutearme.
Ella notó enseguida q su marido quería ponerlo nervioso y para tranquilizarlo acercó su mano un poco más hacia sus braguitas consiguiendo el efecto contrario. El joven empezó sudar. Incluso sus manos. Cosa q a ella no le importó. Al contrario, le gustó tenerlo cogido y notar la humedad caliente de aquella mano sobándole el muslo delante de su marido. Se sentía zorra perdida y sabiendo que no sería ese el día, ya tenía ganas de follar. De pronto sonó un móvil. Era el de Toni. Miró la llamada entrante y pidiendo disculpas se levantó para atenderla. En ese instante , ella pudo apreciar el enorme bulto q se le había puesto. Su coño dió un salto pidiendo polla. Instintivamente ella le agarró la mano como si no quisiera dejarle ir. Finalmente tuvo q soltarle para q pudiera hablar a solas.
El marido le preguntó:
-¿qué? ¿Más convencida ahora?
-Sí. Me has puesto muy perra. ¡Yo a este me lo follo!
-Eso precisamente es lo q quiero! ¡Que se lo saques todo!
- Qué cabrón estás hecho. ¿Por qué no me has avisado de lo cabrón que eres?
Él sonrió. Y perdió su mano por la minifalda de ella hasta tocarle las bragas. Ella se abrió para dejar su mano caliente pasar y le ofreció su boca. Se fundieron en un beso.
Después de aquella primera cita sabía q pasarían toda la tarde follando como perros por lo cachonda que se había puesto.