Conociendo a Mercedes, estudiante de Educación (3)
Llegó el fin de semana, día domingo, último día, mi hermano y yo íbamos a estar solos en la casa, la ocasión especial de estar juntos, no contábamos con la visita inesperada de Mercedes, que compartió nuestros deseos.
Conociendo a Mercedes, estudiante de Educación – Parte tres
Los días en la Universidad se hacían más amenos, desde que Rosita se ausentó, una antigua y cariñosa amiga; ahora empezaba a llenar este vacío con Merceditas, además que ella compartía mis deseos eróticos con el amor filial. Nos esperábamos siempre y a la salida de la universidad, descansábamos en las bancas de los ambientes exteriores a las aulas, que conducen hacia afuera de la misma pero que se encontraban dentro. Allí se sentaba ella cuando me hacía tarde, allí me sentaba yo a esperarla cuando ella se hacía tarde. Nos endulzábamos en una franca charla sobre nuestras recientes experiencias.
Mercedes me contaba sobre las buenas relaciones que había empezado a tener con Adolfo, su hermano:
- Cada día en mi casa, es una situación inquieta y excitante. Aprovechamos los momentos a solas. Mi hermano no pierde tiempo, a veces cuando estoy en la cocina y mis padres en la sala, se acerca detrás de mí, me toma de la cintura, me acerca a su verga y la siento en mis nalgas, siento como se le va endureciendo y creciendo, me excita toda. En cada encuentro furtivo, aprovechamos para abrazarnos y darnos besos apasionados, pegado su cuerpo al mío y yo entre la pared de la casa y él. Nos hemos hecho muy amigos y confidentes.
- El día de anteayer no soportamos la calentura, me visitó en mi cuarto, de madrugada, cuando mis padres estaban durmiendo; así de costadito, los dos desnudos, nos abrazamos, nos acariciamos, delicadamente me fue introduciendo su verga en mi coño y nos movimos lentamente de atrás hacia adelante, él me sostenía con sus manos en mis nalgas acercándome más hacia él; yo le acariciaba su espalda y de rato en rato su trasero. Sentir como su verga entraba y salía en el silencio de la madrugada, era un placer total. Y después de este momento de sexo desenfrenado, la sacó de mí y regó mi vientre con toda su leche, recostándose unos minutos a mi lado, luego fue al baño se limpió, trajo unas toallitas húmedas y limpió mi vientre en el lugar donde había quedado gran parte de su leche.
Gracias a la buena relación que ahora tenemos mi hermano y yo, hemos decidido no tener pareja, novio o enamorado, al menos por un largo tiempo, el silencio de la noche y los momentos a solas es el mejor testigo de nuestros deseos intensos.
Por ese brillo de tus ojos al hablar presumo que todo marcha bien en tu casa. Quizás hasta dejes de lado a tu nena Angie, que desea cada parte de tu pequeño y delgado cuerpo.
Tú formas parte de mi vida y de mi despertar sexual en la bisexualidad. Tengo dos amores en mi vida, tú y mi hermano. Y así será, porque esto es lo que me hace feliz en mis excitantes momentos.
Mercedes, mi amor (tomándola de la mano), me siento muy atraída hacia a ti. Quiero disfrutar de tus caricias durante muchos momentos porque una parte de mis deseos están contigo.
Bueno, Angie, vamos saliendo de la universidad, para llegar temprano a casa.
Nos levantamos, esbozando una leve sonrisa en nuestros rostros, caminando derecho hacia la puerta de salida de la universidad y al despedirnos con un beso en la mejilla nos prometimos un encuentro tan esperado, como el que tuvimos nuestros hermanos y nosotras, tan cargado de lujuria y deseo. Con ese pensamiento iba camino a casa, recordando aquel delicioso día.
Los siguientes días transcurrieron entre lo cotidiano y la simplicidad de las relaciones amenas. La universidad, los amigos y la familia. Y así llegamos al fin de semana, en la culminación del fin de semana, domingo, estábamos solos en casa, mi hermano y yo. Ese día mi hermano vestía una trucita color negro, con el pecho descubierto, mientras que yo un short plomizo, blusita azul, sin ninguna ropa interior.
Estábamos, mi hermano y yo, juntos, sentados en el mueble de la sala. A su lado derecho me encontraba y con una de mis manos le acariciaba el pecho e iba deslizando mi mano hasta el bulto de su verga por encima de su truza; y de pronto se oyó el timbrar de la puerta, en ese momento para nosotros, algo inoportuna. Con desgano, me incorporé, fui hacia la puerta y al abrir, me encontré cara a cara con Mercedes. Se abalanzó sobre mí, me dio un gran beso en los labios, ante la mirada de mi hermano, pues ella sabía que mis padres no se encontraban en casa:
Aquí me tienes amor, dispuesta a que me hagas tuya como la primera vez. Nunca podré apartarte de mi mente. No te imaginas el deseo de sentir tu lengüita golosa en mi coño, sentir como tus dedos juegan en mi chochito, sentir tu lengua en mis pechos, mis pezones.
(mi mano derecha fue directo hacia su coño, tratando de abarcarlo con toda mi mano). Sí amor. Me encantas de los pies a la cabeza y en especial esta parte más excitable amor. Tengo mis dos grandes amantes esta mañana y quiero gozar con ustedes (señalando con la mirada a mi hermano que se hallaba sentado aún en el mueble).
Cerramos la puerta de la casa con seguro, corrimos las cortinas de las ventanas, para evitar las miradas curiosas de los vecinos, pusimos en el equipo de música unas canciones suaves, apagamos el televisor y nos miramos los tres a la vez. Me senté en las piernas de mi hermano y abordamos un tema para ir entrando en el calor del momento:
Y Adolfo, como es que ha dejado que vengas así, sin más ni más, sola. Tienes un cuerpito que es todo deseo, mi amor.
Él sabe que he venido a verte, sabe que tú y yo nos tenemos confianza, por no decir deseo, (frotándose el coño con su mano derecha). Además amor, mi coño te extraña y quiere tenerte. Aunque creo que he interrumpido a los amantes, verdad amor.
Tú eres mi amor y nunca interrumpirás nada. Sabes que siempre te daré gustito y que tú me lo des a mi amorcito, (poniendo mi mano izquierda detrás del hombro de mi hermano, mientras con la otra le acariciaba el pecho), ven aquí amor a nuestro lado.
De inmediato se incorporó desde su lugar y se acercó hacia nosotros, donde estábamos mi hermano y yo, me dio otro beso en los labios, con su mano me tocaba el coño por encima de mi short mientras mi hermano besaba mi cuello y metía sus manos por dentro de mi polo para sobarme las tetas. Casi de inmediato nos quitamos la ropita, mientras nos tocábamos de cuando en cuando, me eché en el mueble con las piernas abiertas; mi hermano metió sus dedos en mi coño, los sacaba y los metía tan rápidamente como podía, con sus labios mordía mis labios del coño, primero el derecho jalándolo hacia afuera como si lo quisiera arrancar de su lugar, luego el otro, dándome un intenso placer. Mercedes me ofreció su coño para lamerlo a mi gusto mientras ella se frotaba el clítoris con dos dedos. La boca de mi hermano y su lengua metida en mi coño y mi lengua jugueteando en el coño de Mercedes mientras ella se ayudaba con sus dedos en su clítoris, me daba tanto placer su lengua y como sus dedos recorrían mis labios vaginales.
Después de esto mi hermano se echó en el mueble con los pies en el piso, yo le cogí la verga, se la empecé a frotar de arriba hacia abajo masturbándolo suavemente, tratando que se ponga más dura, mientras Mercedes y yo nos dábamos besos cargados de deseo, nuestras bocas se encontraron en un beso triple entre mi hermano, Mercedes y yo, mi mano subía y bajaba de su verga lentamente. Él, para lograr excitarme más, me jalaba los pezones delicadamente y nos fundíamos en un gran beso junto a Mercedes, ella acariciaba mi coño con toda la palma de su mano. Luego, me puse en cuatro patas en el mueble, mi hermano me frotaba la verga desde el coño hasta la raja de mi culo haciéndomela desear más y más, metió lentamente la parte inicial de su verga en mi culo, sentí su cabeza dentro de mí y de inmediato sentí que me entraba toda de una manera lenta y provocadora que me encendía mucho, Mercedes me acariciaba el coño y cuando tenía toda la verga dentro de mí, Mercedes se fue hacia delante para ofrecerme su coño, mi hermano se movía lentamente detrás de mí, eso hacía que mi lengua jugara en el coño de la nena hasta su parte más profunda mientras mis labios se posaban en su coño. Las manos de ella acariciaban mis pechos que se bamboleaban en cada arremetida suave de mi hermano, nos tomábamos todo el tiempo. Él me acariciaba las nalgas por el costado, sujetándome de rato en rato en cada embestida, las manos de Mercedes seguía en mis pechos y mi lengua se mojaba en su coño. Por momentos, mi hermano me la sacaba para lamerme el ano con su lengua, dándome un masaje de lengua, lo cual me hacía levantar mis nalgas un poco para luego volverme a penetrar con más ganas una y otra vez, abriéndome las nalgas con sus manos para penetrarme más; él estaba con los pies en el mueble, con sus manos cerca de mis caderas con el cuerpo en el aire, penetrándome más rápidamente. Mercedes frotaba su coño en mi boca, cerca de mi boca, lo refregaba por toda mi cara.
Luego de un rato, mi hermano se sentó en el mueble con las piernas ligeramente abiertas, sosteniéndose la verga, todavía grande y dura, yo me subí al mueble puse una pierna a cada lado de su cuerpo y me fui bajando llegando mi coño a estar cerca de su verga para que con su mano la fuera dirigiendo hasta la entrada de mi coño, me sostenía con mis manos a la cabecera del mueble mientras mi coño se iba llenando de verga, estaba de espaldas a él; de pie, frente a mí, estaba Mercedes, que me acariciaba con sus manos mientras me ofrecía su boca al mismo tiempo que nuestros pezones se rozaban en cada subida y bajada de mi coño en la verga de mi hermano casi como mi boca en la de ella. Me puso de costado, él detrás de mí, con su verga metida en mi coño con una de sus manos acariciando mi pierna izquierda, mientras sostenía la otra en el aire doblada por la rodilla, bien abierta de piernas, con mis dedos alcancé a cogerle el coño a Mercedes para masturbarla mientras nos besábamos deliciosamente.
Estábamos tan deseosos de más, mi hermano se echó en el mueble, me subí en él para cabalgarlo mientras Mercedes estaba en el piso lamiendo las bolas de mi hermano mientras su verga se metía en mi coño al tiempo que él trataba de abrirme más el culo con sus manos. Luego me la sacó del coño para meterla en mi culo y con sus manos en mis nalgas me impulsaba hacia arriba para yo después volverme a bajar y meterme toda su verga de nuevo, Mercedes estaba cerca de mí, se abrió de piernas, con dos de sus dedos se frotaba el clítoris muy cerca de mí. Enseguida mi hermano me puso en el mueble acostada, con sus manos fue doblando mis piernas de modo que apoyó sus manos en la parte trasera de mis muslos y me penetró el coño de una sola vez, a mi costado mi amiga seguía en lo suyo, mi hermano se apoyaba en mis piernas para darme rápido, con fuerza y que me entrara toda esa rica verga. Unos largos minutos después la sacó dentro de mí, se puso de pie en el piso de la sala y empecé a chuparla para sentir en mi boca su rica leche, Mercedes se tocaba frenéticamente su clítoris con sus dedos de arriba hasta a bajo, de lado a lado, cuando de pronto recibí en mi boca la rica leche de mi hermano y así me acerqué a ella, para darnos un gran beso y compartir la lechita salida de la verga de mi hermano y luego del orgasmo de Mercedes descansamos allí en el mueble.
Para relajarnos un poco, nos dimos un reparador baño, los tres juntos, mientras nos tocábamos para lograr encender el deseo entre nosotros con el caer del agua. Nos entretuvimos pocos minutos mientras el agua cubría nuestros cuerpos, mientras nuestras caricias empezaban a encendernos de pasión y deseo desenfrenado. Después de ello nos fuimos a la sala nuevamente, desnudos, mi hermano se sentó al medio del mueble, yo a su costado derecho y Mercedes a su izquierda, me incliné, me arrodillé con una de mis manos le cogí su verga por el tronco y la dirigí hacia mi boca para chuparle su cabecita. Mi hermano le acariciaba los pechos a Mercedes mientras le daba un beso comiéndole los labios con deseo. Mi hermano le lamía sus pechos, besaba sus pezones, yo me metía su verga en la boca hasta la mitad, él empezó a meterle la mano en el coño de ella, para masturbarla. Después me salí y ella se inclinó para chupar la verga de mi hermano que la tenía grande, dura y erecta mientras yo acariciaba su cuerpo. Mercedes se puso de pie en el mueble ofreciéndole el coño a mi hermano para que le de unas buenas lamidas y mordidas, sosteniéndole las nalgas con sus manos, subiendo y bajando su culo, como si bebiera el mejor de los jugos en una delicada vasija sostenida por mi hermano entre sus dos manos; yo, en el piso chupando su rica verga, me la metía hasta la mitad y me la sacaba una y otra vez, luego me la sacaba y me sobaba en mis pechos, con la punta de su verga refregaba mis pezones. Mi hermano movía su boca en el coño de Mercedes de lado a lado como diciendo no dentro del coño de ella, metía uno de mis dedos en mi coño para masturbarme mientras seguía chupando una rica verga, sosteniendo su tronco con la otra mano y lamiendo la cabecita suavemente.
Así disfrutamos varios minutos, después me subí en mi hermano para ofrecerle mis pechos y pueda besarlos, lamerlos y morderlos como a mí me gusta. Me bajé hasta sentir que mi coño era penetrado por su verga con mi mano izquierda sostenida a una de sus piernas y la otra asida a su cuello, levantándome y bajando con rapidez impulsada por la mano en su pierna. Mercedes nos dejaba gozar, tocándose su coñito para no dejar de excitarse. De vez en cuando soltaba la mano que estaba en su hombro para poner una mano en cada pierna y así darme más impulso para subir y bajar de su verga rica. Mientras Mercedes se tocaba me acariciaba mi espalda con la otra mano que sudaba en cada impulsada, subida y bajada de la verga de mi hermano. Luego y otra vez me salí de él, me puse de espaldas, me volví a subir en mi hermano para meterla en mi coño, con los pies en el piso para impulsarme en mis subidas y bajadas de su verga, con las manos de Mercedes tocando mi cuerpo donde podía, esta vez eran mis pechos, tenía mis manos hacia atrás, apoyadas al mueble, entre la cabeza de mi hermano. Me movía de arriba hacia abajo y de lado a lado, las manos de mi hermano me sujetaban de las caderas y Mercedes me estrujaba los pechos. Mi hermano me cogió cargando todo mi cuerpo, me puso de costado, sosteniendo mis piernas, una de mis piernas estaba doblada hacia sus nalgas, levantada y abierta y la otra apoyada en el mueble y algo estirada, estaba al filo del mueble con mi hermano detrás q me empujaba hacia adelante con su verga en mi coño, yo puse mi brazo hacia atrás para tomar su cabeza y sujetarme de ahí, sin moverme, Mercedes me acariciaba por delante, me tenían sujeta entre los dos, mis dos amantes.
En otro momento mi hermano me puso en cuatro patas en el mueble, con su verga me golpeaba las nalgas y me sobaba por el coño, me la golpeaba también el coño para volvérmela a meter, mi hermano tenía su pierna izquierda subida al mueble y la otra en el piso de la sala para darse más impulso. Mercedes se acercó por el costado para tocarme los pechos. Mi hermano subió la otra pierna al mueble, ahora tenía sus dos piernas subidas al mueble con sus manos en mi cuerpo para mantenerse en el aire y así darme más duro y más rápido. Mi hermano no quería terminar en mí, me la sacó, puso a Mercedes en el mueble echada medio cuerpo en él, con las piernas abiertas, su pierna izquierda estaba en el hombro derecho de mi hermano y la otra en el mueble con el pie en el piso, me subí delicadamente para poner mi coño en su boca, casi en el aire apoyada con mis manos en el mueble. De vez en cuando mi hermano se la sacaba para golpearle el coño con su verga y volvérsela a meter para hacerla gozar. Después nos salimos todos, Mercedes se puso en cuatro patas, mi hermano con un pie en el mueble y el otro en el piso le penetró el culo mientras le acariciaba el coño para darle doble placer. Luego de unos minutos mi hermano se sentó en el mueble, Mercedes le dio la espalda y retrocedió hasta que su verga estuviera cerca de su coño y su culo, puso cada uno de sus pies en las piernas de mi hermano, sus manos apoyadas en el mueble, y se penetró el culo, con sus pies en las piernas de mi hermano se daba impulso sostenida al mueble. Mi hermano le apretaba los pechos, yo contemplando excitada la escena, queriendo tocarlo para darme placer. Y finalmente nos sentamos juntas con nuestras bocas cerca una a la otra, masturbándolo con la mano para recibir juntas la lechita de la verga de mi hermano.
Después de probar esta rica leche, descansamos unos minutos en el mueble los tres tocándonos torpemente para marchar luego al baño y terminar de relajar nuestros cuerpos. Allí con el caer del agua sobre nuestros cuerpos, mi hermano nos acariciaba el coño, yo acariciaba las nalgas de Mercedes, ella tocaba mis pechos. Un delicioso juego de manos que no hacían más que admirar y encantar nuestros cuerpos como el símbolo del agradecimiento de estos tres amantes en que nos habíamos convertido.