Conociendo a las vecinas (Cambio de vida 2)

Coninua las historia de David Jorge, que fueron a Colombia a trabajar y acabaron follando entre ellos, ahora la cosa se empieza a desmadrar. La primera parte era mas bien gay, esta es...diferente

David despertó con un terrible dolor de cabeza fruto del alcohol ingerido la noche anterior,tenía le mente bastante enturbiada,tenía unos pensamientos bastante sucios. Creía haber soñado que había tenido una noche de sexo con su compañero hasta que se olió, su cuerpo desprendía un leve aroma a sudor orina resecos. No lo había soñado.

Se giró, Jorge dormía de espaldas a el, tenía el corsé aún puesto, visto así parecía que compartía cama con una fulana. Esta idea lo excitó tanto que la erección de su pene alcanzó una cota considerable.

Se pegó a la espalda de Jorge y empezó a frotarse el rabo con sus nalgas. Jorge se giró soñoliento y abrió los ojos, aún conservaba parte del maquillaje, le daba aspecto de puta barata. Se besaron y decidieron que era hora de un café, porque los dos habían bebido de más, David se levantó desnudo y se dirigió a la cocina. Jorge tardó un poco más, fue a su cuarto y hurgó en la maleta llena de ropa de mujer.

Encontró un batin de satén rojo, se lo puso y se dirigió a la cocina.

Tenía una erección considerable, y al pasar por la sala vio el bote de lubricante, una idea fugaz pasó por su cabeza y lo cogió.

David había puesto la cafetera de goteo, tardaría un rato, pero llenó la cocina de un agradable olor a café recién hecho. Miró a Jorge y lo que tenía en la mano.

  • Veo que te has levantado con ánimo.

  • Me vestiré de puta, pero me sigue gustando meter.

  • Es justo.

David se apoyó en la encimera enseñando el culo, Jorge se apresuró a echar gel en el culo de su amigo, después se echó en la mano y comenzó a masajear el ojete de David, acercó su cara a la de el y comenzó a mordisquear su oreja, cuando David empezó a resoplar, Jorge ya tenía dos dedos en el interior de su culo

  • Metemela.

Jorge se colocó detrás de David y empezó a meter suavemente su polla dentro de él. David nunca había experimentado esa sensación, un dolor dulce que le estaba poniendo la polla durisima.

Jorge puso las manos en las caderas de David mientras iba bombeando. David, que había estado hasta ese momento con los ojos cerrados o mirando a la encimera, alzó la cabeza y vio que tenía la ventana justo delante, vio que desde ahí veía el edificio de enfrente, y de repente se dio cuenta.

Justo delante de él, al otro lado de la calle había una mujer en la ventana, lo miraba fijamente, no perdía detalle. David notó cómo su polla goteaba. Jorge aceleró de una forma bestial sus acometidas, David cerró los ojos y comenzó a gemir, Jorge lanzó un alarido y se corrió.

Los dos se quedaron quietos un rato, David consiguió abrir los ojos y miró de nuevo por la ventana, ya no era una, eran dos mujeres las que miraban y se reían. Notó la polla de Jorge saliendo de su culo, oyó las gotitas de semen cayendo al suelo. Se giró y lo besó recorriendo toda su boca con la lengua. El beso fue largo y baboso, sobandose enteros. Se separaron y Jorge fue al armario a por tazas, David empezó a pajearse suavemente, miró por la ventana, ya no había nadie. Siguió con la paja mientras Jorge servía café, se fue acercando a la mesa mientras seguía con el meneo, Jorge se sentó mientras miraba cómo David se acercaba, suponía que le tocaría mamar, pero se equivocaba, David se quedaba a una distancia prudencial. De repente David, de un salto, se colocó junto a la mesa y se inclinó un poco, con su mano izquierda cogió la taza de Jorge y la puso bajo su capullo, finalmente eyaculó dentro.

  • Hoy el café va con leche condensada de macho.

Jorge miró su taza, en el café negro había una veta blanquecina, el resto se había hundido en el fondo. Removió el azúcar y comenzó a beber, estaba bueno, a parte de que le proporcionaba un plus de morbo. David se tomó su café de pie, no se vio capaz de sentarse. No quería manchar la silla, y a parte le dolía el culo.

Se pasaron buena parte de la mañana duchandose y limpiando el estropicio que habían dejado la noche anterior en la sala. Como no conocían la ciudad miraron en la aplicación de búsqueda y descubrieron que a poca distancia había un centro comercial, era un buen sitio para empezar a comprar cosas necesarias para la casa y para sus cosas. Se vistieron y fueron al coche que habían alquilado el día anterior.

  • Escucha, si no quieres no compramos nada de eso. Fue una pasada, pero lo mismo te da cosa.

  • No te preocupes, me gustó, me gusta, de hecho llevo bragas y medias ahora mismo, q tener más cosas.

David quiso imaginar cómo le quedaba eso bajo el vaquero a su amigo, pero lo único que consiguió fue que su rabo se empalmase y le hiciera daño la bragueta. David condujo siguiendo las instrucciones de su móvil y en pocos minutos llegaron.

Una vez dentro se separaron, Jorge fue a las tiendas de ropa y David a perfumerías, cosméticas y a una tienda de bisuteria.

Los dos decían lo mismo, eran regalos para la novia, si llegasen a ir juntos iba a parecer un poco raro. Al de un rato se juntaron, tenían tantas bolsas que decidieron bajarlas al coche y tomar una cerveza y algo de picar, que, con la tontería, ya eran las dos de la tarde. En el parking David vio a alguien, le sonaba esa cara, no sabía de qué, lo cual era prácticamente imposible, porque llevaban menos de una semana en otro país en el lado opuesto del mundo. Se quitó ideas tontas y fueron a la zona de ocio. Había un bar con raciones, se sentaron y pidieron unas cervezas y unas patatas fritas, era demasiado tópico, pero no conocían los nombres de muchas cosas. Se sentaron y empezaron a charlar de temas triviales hasta que una voz detrás de David le susurró.

  • Vaya vaya, si son los maricones que no saben lo que es una cortina.

A David se le heló la sangre, esa era la cara conocida, la misma que por la mañana veía como su compañero de piso se lo follaba.

Se giró y vio a su vecina y su compañera en la mesa de en frente.

  • ¿De qué las conoces?

  • Esta mañana, mientras trasteabamos en la cocina, la vecina cotilla nos ha estado mirando.

  • Si, y me he tocado viendo maricones para vuestra información.

  • No somos maricones. Respondió Jorge con el orgullo herido.

Las dos se levantaron y se sentaron en la misma mesa, con un nivel de descaro bastante increíble

Eran españolas, como ellos, eran más o menos de la misma edad, la que había hablado era alta, tenía el pelo castaño convertido en trencitas por toda la cabeza, tenía varios piercings en la cara (nariz, ceja, labio), tenía la piel blanca y era bastante delgada, iba vestida con una camiseta de manga larga y vaqueros.

La otra, más callada era unos centímetros más baja, era todo lo contrario, era un poco rellenita, tenía el pelo suelto, una melena castaña lisa y brillante, no tenía ni rastro de piercings ni nada, iba muy bien maquillada, vestía una camiseta de manga corta y pantalón vaquero.

La chica de los piercings se presentó.

  • Yo soy Laura, esta es mi hermana Silvia, somos vuestras vecinas de en frente. No hace mucho que habéis llegado, por lo que veo, ese piso llevaba meses vacío.

No eran desagradables, salvo que se notaba que a Laura le gustaba ser impertinente, les contaron que ellas llegaron de niñas a Colombia porque su padre había conseguido trabajo allí y desde entonces habían vivido allí. Sus padres se volvieron a España al jubilarse su padre, y ellas dos se quedaron allí, puesto que su vida ya estaba hecha allí. Laura tenía un negocio como tatuadora, Silvia, por otra parte, era secretaria en un pequeño despacho de abogados.

La conversación era de lo más normal hasta que Laura dijo

  • Y la afición de follar entre vosotros... ¿Viene de lejos o es nueva? Porque si no sois maricones, ni sois pareja...

  • No, fue una cosa que salió para desfogarnos anoche, y esta mañana.

  • Si vais a repetir, avisa, para comprar unos prismáticos.

  • Seguramente.

Dijo David mirando a Laura a los ojos. Silvia se giró hacia Jorge y le dijo.

  • Si necesitas ayuda con ropa o maquillaje te puedo ayudar.

David y Jorge estaban helados con la naturalidad de la situación.

Finalmente Jorge y Silvia se fueron de tiendas.

David y Laura decidieron dar una vuelta.

  • Así que te excita ver a dos hombres follando.

  • Pues claro, yo soy muy guarra, me encanta todo.

  • Eres muy natural, eso me gusta.

  • Después de cómo me mirabas esta mañana me puedo permitir.

  • ¿Te gustó?

  • Me hubiera gustado ser la locomotora en vuestro tren.

David la miró fijamente. Se acercó ligeramente, ella no se echó hacia atrás, de hecho, avanzó un poco, así que se besaron.

Fue un beso muy cerdo y baboso. David aprovechó el momento para meter la mano por el pantalón de Laura, notó su vello abundante, la raja estaba encharcada, deseosa de polla. Ella separó levemente las piernas para facilitarle la tarea, pero se dieron cuenta de que querían más.

  • ¿Cómo habéis venido?

  • En coche, ¿vosotras?

  • En el de mi hermana. Espera.

Llamó a Silvia y le dijo que volvieran ella y Jorge en el coche de Silvia. David y Laura subieron al coche de David, el condujo velozmente para llegar rápido, Laura aprovechó para sobarle el rabo con una mano, mientras que con la otra se iba tocando el coño por dentro del pantalón.

David metió el coche en el garaje, salieron y fueron corriendo al ascensor, allí directamente le desabrochó el pantalón a Laura y le metió mano bien, con el dedo dentro de su encharcado coño mientras le comía la boca, ella hizo lo mismo con el, y ahí estaban, enseñando sus vergüenzas cuando la puerta del ascensor se abrió al llegar a su planta. Si llegase a haber alguien ni les hubiera importado que les vieran. David buscó sus llaves y abrió la cerradura mientras Laura le dejaba los pantalones por los muslos y le sobaba los huevos.

Según entraron Laura le quitó la camiseta a David y le terminó de bajar el pantalón,éste se separó las zapatillas y pisoteando, se desprendía del pantalón, quedando completamente desnudo. De un tirón dejó el pantalón de Laura en sus tobillos, no llevaba bragas.

  • vamos a aplicar igualdad

La besó mientras le acariciaba la cabeza, la caea y el cuello con las dos manos, agarró el cuello de la camiseta con las dos manos y al separarlas, como no había soltado la prenda, la tela cedió destrozando su camiseta, dejando su cuerpo al descubierto, tampoco llevaba sujetador. Laura se zafó del resto de la camiseta bajo la atenta mirada de David. Su piel era blanca, decorada con varios tatuajes por su figura, también vio un piercing en un pezón y otro en el ombligo. Tenía las tetas pequeñas, podía taparlas tranquilamente con las palmas de sus manos, lo que le llamó la atención a David era que tenía una mata abundante de pelo negro en el coño y bajo las axilas, era una visión diferente a lo habitual y, a la par, excitante.

El cuerpo de Laura desprendía un leve olor a sudor y era embriagador, el aspiró el olor de su cuerpo desde el cuello hasta las tetas.

  • A veces puedo estar algunos días sin ducharme, me gusta oler a hembra

  • Ya veo que eres una guarra.

  • Mucho, ¿Te gusta?

  • De rodillas.

Ella obedeció y empezó a besarle la polla, la cual estaba casi erecta del todo, de repente un chorro de orina impactó en sus dientes, ella sonrió y miró a David a los ojos, abrió la boca y le dio luz verde así. David soltó toda su meada en la cara, boca y tetas de ella, le empapó el pelo, como una ducha, con sus trenzas goteando. Cuando el terminó ella se puso rápidamente en pie y cuando lo besó le pasó toda la meada que guardaba en su boca.

  • Menos mal que el suelo no es de madera. Te toca, de rodillas.

El lo hizo, ella se aproximó, separó las piernas y arqueó su espalda hacia delante, con dos dedos apuntó su coño hacia el.

El primer chorro fue directamente a la cara de el, le entró en un ojo, el esbozó una sonrisa mientras el chorro lo iba empapando entero.

Cuando terminó, el metió la cabeza entre las piernas de ella y comenzó a comerle el coño de una forma bestial, moviendo la lengua como un animal,quitando todas las gotas del resto, saboreó ese coño meado y sudado mientras ella empezaba a gemir.

David pasó la lengua del coño al culo y del culo al coño, toda la entrepierna de la chica era peluda, lo cual le estaba poniendo cerdisimo.

Laura no tardó en correrse soltando más líquido por el coño que David se ocupó de limpiar y esparcir.

Laura hizo a David que se tumbarse boca arriba sobre el suelo mojado, después ella se cacuclilló sobre la polla de el y, con la ayuda de la mano, se introdujo el capullo en su coño. Una vez conseguido se dejó caer sobre la polla empalandose, miró a David a los ojos, sonrió y empezó a dar botes como una loca, arriba y abajo con fuerza.

Laura se inclinó y besó a David mientras seguía cabalgando, cuando se separó de él escupió en el interior de su boca abierta, David tragó mientras disfrutaba de la follada.

Ella notó que la respiración de él se agitaba y aumentó la cabalgada, David abrió los ojos.

  • Me corro.

  • Siiiiii, llename entera.

Obedeció, ella sintió cómo sus entrañas se llenaba de leche caliente a la par que se corría de nuevo. Besó a David y se quedó ahí clavada unos segundos.

  • ¿Un cigarrillo?

  • Si, por favor.

Ella se levantó y fue a por su bolso, David vió cómo su leche caía por los muslos de Laura y empezó a excitarse. Laura encendió un cigarrillo y se lo pasó a David, después se encendió otro y se sentó con el en el suelo a fumar.

Laura miró a su alrededor, la sala era acogedora, un sofá grande y una butaca, un mueble con una tele grande y una mesa de comedor... Había un bote de lubricante sobre ella.

  • Un poco de acción gay por lo que veo.

  • No era para eso cuando la compré.

  • Eso espero, porque me encanta que me den por el culo.

Esa última frase resucitó el rabo de David, empezó a hincharse un poco, se levantó e indicó a Laura que se apoyase en el respaldo del sofá, ella lo hizo mientras el alcanzaba el lubricante. Laura le invitó con un dedo a que se acercase, cuando lo hizo ella le masajeó el rabo mientras lo besaba.

David metió el dedo índice en la boca de Laura y cuando ella le había pasado bien la lengua él se lo metió en el culo, sin miramientos, ella gimió suavemente. David sacó el dedo y aplicó el lubricante dentro del hoyito del culo, una generosa cantidad. Laura separó las nalgas con sus manos para facilitarle la tarea. David volvió a meter el índice en el culo de Laura y empezó el mete saca suave. Al de un rato notó que el culo dilataba bien y probó con dos dedos, con la otra mano se embadurnó la polla de lubricante y pasó a masajearsela. Cuando ya le entraban tres dedos en el culo a Laura, David se colocó detrás de ella y comenzó la penetracion. Primero fue suave, un poco de adaptación a un espacio cerrado y a empezar a apretar el ritmo. Ella soltó sus nalgas y se llevó las manos a la cabeza y se vio reflejada en la pantalla apagada del televisor. David le azotó la nalga con la mano abierta, provocando que a Laura se le escapara una lágrima al recibirla junto a un gemido. David empotraba con fiereza el ano de Laura, la cual gemía y gritaba instandole a que no parase. Laura se corrió a gritos, un leve chorro de orina se escapó de su coño, mojando sus piernas y las de David.

David siguió dándole hasta que flojeó, ya le venía, Laura se desacopló, se arrodilló y se metió la polla en la boca. Con dos bajadas de cabeza su boca se llenó de semen, era una cantidad bastante abundante para haberse corrido en su coño hacía un rato.

Laura se levantó y besó a David pasándole parte de la leche, el se relamió y ella bajó a limpiarle el rabo.

  • Que rica.

  • ¿El sabor de mi semen?

  • Y siempre es bueno saborear mi culo de vez en cuando. En otro momento probaré el tuyo por fuera, por dentro y por lo que pueda ocurrir.

David creía saber a qué se refería y la miró

  • No sé si me gusta mucho por dónde vas.

  • Te gustará.

Lo miró con ojos de vicio. Se besaron y se sentaron desnudos en el suelo.

Jorge y Silvia estaban en una zapatería cuando ella recibió una llamada de teléfono. Al colgar se dirigió a Jorge y le dijo.

  • Nos quedamos solos. Era mi hermana, que se van

  • ¿ A dónde coño van?

  • A vuestro piso, supongo.

Jorge la miró.

  • Supongo que van a follar, anda que no se ha tocado mi hermana después de veros.

  • Después de ver a dos tíos...

  • Mi hermana es la más guarra del mundo, si te contara lo que hizo con el perro de la vecina...

  • Mejor no.

  • Tranquilo, te llevo a casa luego.

Jorge sonrió.

Compraron tres pares de zapatos de diferentes longitudes de tacón.

Cambiaron de tienda Jorge no vio nada interesante, pero Silvia si, había unos vestidos de color azul ceruleo muy bonitos, estuvo un rato jugueteando con los percheros, y después de coger algunos fue con Jorge a los probadores.

Estaba vacío, así que nadie vio cómo entraban los dos.

Silvia se desnudó y se probó uno, estaba preciosa, le quedaba perfecto.

  • Te toca.

Jorge se desnudó dándole la espalda, Silvia acarició las bragas que éste llevaba, no dijo nada, pero eso la excitaba bastante. Se probó uno, la verdad es que le remarcaba bastante, le hacía un bonito culo, se giró, el vestido le quedaba algo ceñido, pero no le daba aspecto de otra cosa que no fuera una señorita. Silvia posó la mano en la cadera de Jorge y se acercó a darle un beso tímido en los labios.

  • ¿Te gusta?

  • Siempre me han gustado los rabos con lado femenino.

Jorge la besó con ganas, sobandola entera, notaba la polla apretando sus bragas. Decidieron parar, vestirse y pagar, Silvia alegó que aún había cosas que hacer, así que así lo hicieron. Jorge pagó los vestidos, cosa que Silvia agradeció.

Después de unas cuantas tiendas más hasta que llegaron a una tienda de disfraces.

  • Vamos.

  • ¿Para qué?

  • De momento hasta que te crezca, necesitas una peluca, así que vamos a coger una aquí, que es lo único que se me ocurre ahora mismo.

Jorge asintió y entraron, Silvia eligió una melena lisa morena corta, miraron el diámetro y la compraron. Cuando ella decidió que había de todo se subieron al coche de ella y salieron del parking.

Silvia se alejó de la ciudad, Jorge no conocía la zona pero ese no era el camino a casa, pero no dijo nada.

Llegaron a un descampado y allí, bajo unos árboles paró el coche. Silvia se soltó el cinturón de seguridad y le dió un gran beso a Jorge, tras esto se apeó del coche, Jorge la siguió.

Silvia abrió el maletero, se desnudó completamente y se puso el vestido. Jorge había aprovechado para mirar, estaba rellenita, pero no llegaba a gorda, tenía la piel blanca lechosa y ni un sólo vello, y unas tetas medianas tirando a grandes con las areolas de color rosa chicle.

Una vez se puso el vestido, cogió unos zapatos que se había comprado, ganó 8 centímetros, lo cual la hacía más apetecible aún.

Después mandó a Jorge que se desnudase.

-¿Aquí?

-¿Ves a alguien?

Jorge se quedó completamente desnudo en segundos, ella lo miró, lo acarició y asintió con la cabeza. Después de la inspección le metió un dedo por el culo, el cual entró con facilidad y lo besó.

-¿Cómo te llamas?

  • Clara.

-muy bien, Clara, vamos allá

Le fue pasando y Jorge fue vistiendose, las medias, el tanga y el liguero, le ayudó a poner las tiras de unión a las medias. Le pasó un sujetador con relleno y se lo abrochó.

Sacó la peluca de la bolsa y se la colocó, después pasó al maquillaje, con una esponja le pasó la base por la cara, después el colorete, pintalabios, brillos, perfilador de párpados, rimmel. Ella le iba explicando lo que iba haciendo mientras le iba aplicando en la cara.

Jorge se sentía raro con eso en la cara, cuando Silvia le pintaba las uñas, el se miró en el espejo del bolso de ella, no se reconocía, realmente parecía una chica, y era guapa, eso hizo que su rabo creciera. Silvia notó lo que pasaba.

-¿Te gusta como te queda?

  • La verdad es que si, ¿qué te parece a ti?

  • Siempre he querido un chico así.

Jorge besó a Silvia, la cual movió el tanga para que la polla saliera por un lateral del triangulo y fue sobandolo, se acuclilló y pasó la lengua por su glande.

  • Habrá que vaciarla para que no se note bajo el vestido.

Comenzó a mamar con fruición, como una adolescente chupa un helado, suave, pero con fuerza, disfrutando, saboreando, pasó la lengua por todas partes, desde el capullo hasta los huevos.

  • Nunca me había comido una polla sin pelo, podría acostumbrarme.

Jorge sonrió, la agarró por los hombros y la hizo echarse hacia atrás, ella entendió, se tumbó sobre la hierba seca y se subió el vestido, dejando su depilado y empapado coño al aire, Jorge se inclinó sobre ella y, mirándola a los ojos, le metió la polla de un solo empujón. Silvia emitió un grito al sentir la embestida en su coño. Lo veía delante de ella, una chica joven y guapa la miraba a los ojos y a la vez sentía una polla entrando y saliendo de su coño.

-¿Sabes? Podría acostumbrarme a esto.

-¿A qué?

  • A tener una novia que me meta la polla.

Jorge la miró a los ojos, los pelos de la peluca la tapaban parcialmente el rostro. Se besaron apasionadamente.

Jorge decidió que quería correrse en su coño, así que aceleró, cosa que a Silvia le provocó un orgasmo y se corrieron al unísono.

Jorge se quedó tumbado sobre ella, recuperando el aliento, mientras su polla se escurría hacia fuera, abriendo la puerta a su semen que se escapaba. Silvia lo miró.

  • Se me va a manchar el vestido.

Jorge se fue yendo para atrás, reculando, hasta que su cabeza se coló entre las piernas de Silvia, pasó la lengua por los muslos de ésta, por sus labios y por dentro, limpió todo el semen y se lo tragó.

  • Además de puta, guarra, que no me has dejado ni un poquito.

Jorge se ruborizó por no haber compartido porque estaba cachondo, la besó con el sabor de su leche y se levantaron.

Silvia acondicionó la peluca, retocó el maquillaje y le ayudó a ponerse el vestido.

Después fue el turno de los zapatos. Tenían tacón, pero no muy alto. Así podía andar con relativa firmeza, Jorge vio si reflejo en la luna del coche, parecía una chica guapa, bien vestida y seductora, estaba buena, se giró y vio que su culo quedaba marcado. Silvia se dio cuenta de lo que estaba haciendo Jorge, le dejó un momento más y después se subió al coche.

  • Vamos puta, sube.

  • ¿Dónde vamos?

  • De compras.

  • Tenemos de todo.

  • Faltan cosas.

Jorge se subió al coche, Silvia le pasó un par de pendientes de aro que se fijaban con imán y le dijo que se los pusiera, después le pintó sus cortas uñas de rojo fuerte, a juego con sus labios. Mientras la laca de uñas se secaba, Silvia se maquilló exactamente como iba Jorge.

Silvia condujo un buen rato por calles estrechas y en un momento dado aparcó, se apearon y fueron paseando. Pasaron por delante de una obra, donde todos los obreros las silbaron y dijeron obscenidades. Silvia se levantó el vestido y les enseñó el coño, después le comió los morros a Jorge, los hombres aplaudieron y empezaron a llamarlas guarras. Se fueron partiéndose de risa.

Llegaron a la entrada de un sex shop. Silvia miró a Jorge y entró. Jorge la siguió.

  • Hola, Lucía.

  • Silvia, cariño, ¿Qué tal estás?

  • Muy bien, venimos de compras.

-¿Tu novia?

  • Más o menos, Lucía, te presento a Clara.

Lucía bordeó el mostrador y dio dos besos a Jorge a modo de saludo.

Lucía era joven, de veinte años, una colombiana de piel muy morena, delgada y con los ojos marrones, era guapa, tenía una coleta sujetando su pelo negro liso y largo, vestía una minifalda de cuero negro y una camiseta escotada blanca.

  • Bueno, quieres mirar, quieres ir pidiendo...

  • Prefiero ir pidiendo, Clara, cariño puedes mirar lo que quieras.

Jorge lanzó una mirada rápida al local, había de todo, pero creía que estaba mejor si no perdía de vista a la compra.

  • No, estoy bien aquí.

  • Quiero un juego de tapones anales, un dilatador anal hinchable, enemas, un arnés de dildos intercambiables, tres de lubricante grandes, una fusta y una jaula de castidad.

  • Vas fuerte, ¿eh?

  • Clara es cañera.

  • Ya veo, esta le gustaría a Mateo.

  • Cierto, ¿No está?

  • Atrás, en la trastienda.

  • Llámalo.

  • ¿Si?

  • Si.

Lucía fue al otro extremo de la tienda y abrió una puerta por la que desapareció.

En unos segundos la puerta se volvió a abrir y apareció Lucía seguida de un hombre de unos treinta años, era enorme, medía más de dos metros y pasaba los cien kilos, era muy musculoso, sus bíceps eran del tamaño de la cabeza de su hermana, tenía la piel morena, ojos muy oscuros y una cara tosca, pero una sonrisa bonita, era calvo como una bombilla, vestía una camiseta de tirantes azul y un vaquero negro.

  • Silvia, querida, que gusto verte.

Se acercó a ella, la abrazó y le dio un pequeño beso en los labios, Silvia sonrió y le señaló a Jorge.

  • Mi novia, Clara.

El se acercó a Jorge, dio dos vueltas alrededor de el, mirando su figura, se detuvo frente a él y, automáticamente, le comió los morros a gusto. Jorge estuvo una décima de segundo en shock, después se dejó llevar, lamiendo esa lengua que invadía su boca. Se separaron y el le dijo.

  • Soy Mateo, encantado.

  • Clara, lo mismo digo.

Jorge era consciente de que su ereccion golpeaba su tanga, seguro que se le empezaba a notar en el vestido.

Mateo acarició la espalda de Silvia y dijo

  • Deja que me la folle.

  • Sabía que te gustaría, dos condiciones, me llevo los juguetes gratis y quiero ver cómo te la follas.

Jorge no daba crédito, Silvia lo había ofrecido como un trozo de carne, pero a la vez, estaba cada vez más excitado.

  • Hecho.

Lucía fue corriendo a la puerta y echó la llave, después puso el cartel de "cerrado", todos la miraron, perplejos.

  • ¿Qué? Yo también quiero mirar.

Mateo se rió, agarró a Jorge del culo y lo encaminó a la trastienda.

En el interior había estanterías llenas de cajas de cartón de tamaños variados, pilas de cajas de DVDs porno y un pequeño baño. En un rincón había un colchón de matrimonio en el suelo, la sábana que lo cubría estaba limpia.

Lucía agarró de la mano a Silvia y se fueron a un sofá que había en la esquina, las dos se sentaron, formales, como quien asiste al teatro.

Jorge fue con Mateo hacia el colchón.

  • No sabía que hubiera esto en las trastiendas, cabinas y pelis si, pero esto...

  • Aquí suelo traer putas como tú, u otras, por ejemplo tu novia y tu cuñada han sudado aquí, si no siempre me queda Lucía.

Jorge miró a las chicas, las cuales asintieron. Estaba cachondisimo, y ahora un desconocido iba a usar su cuerpo y su único pensamiento era que lo estaba deseando. Mateo volvió a besarlo, banosamente, le metía la lengua hasta la garganta, mientras iba sobando todo su culo. Jorge no dudó, le desabrochó el pantalón a Mateo mientras continuaba el morreo y le tironeó hacia abajo, con calzoncillo incluido. Se separaron y Jorge miró hacia abajo, se quedó completamente pasmado, la polla de Mateo apenas estaba erecta y era ya enorme, tenía unos 18 centímetros a media erección, pero le sorprendió el grosor, era casi como una lata de refresco. Una voz por detrás le sacó de su asombro.

  • Cielo, no te dije que a Mateo se le conoce como "el caballo"

  • Eso no me va a entrar.

  • Te entrará. Mateo, Celia perdió su virginidad ayer, así que es todo un caramelo.

Mateo se relamió, vio cómo Jorge se agachaba y besaba su polla, empezó a acariciar su cabeza, sintiendo como la lengua le chupaba los huevos,miró al frente, Silvia se había subido el vestido y comenzaba a acariciarse el coño, Lucía se estaba quitando la minifalda y parecía que iba a hacer lo mismo.

  • Espera.

Mateo se quitó el pantalón y se dio la vuelta

  • Comeme el culo, me apetece un montón.

Jorge se sacó el vestido, así estaba más cómodo, se volvió a arrodillar, con las manos separó las duras nalgas de Mateo y acercó su cara. Nunca había hecho eso, estaba sudado, olía a culo, era de esas cosas que una vez hechas, ya no había vuelta atrás.

Aspiró hondo, no le disgustaba el olor, le daba morbo, cerró los ojos y pasó la lengua por la raja, de arriba a abajo, limpiando el sudor, no era para tanto, la situación le estaba poniendo. Finalmente llegó al ojete y dio un par de vueltas alrededor con la lengua, estaba caliente, emanaba mucho calor, introdujo la lengua, pegando su cara al culo de Mateo y relamió su interior, sabía amargo, pero le gustaba.

Jorge sintió la mano de Mateo agarrando su cabeza y pegándolo contra el con fuerza, Jorge estiró la lengua todo lo que pudo dentro de ese delicioso ano y siguió degustándolo. Mateo gemía contra el estante y con la mano libre se pajeaba. Las chicas observaban la escena desde el sofá, se masturbaban, mientras que, con la otra mano se sobaban las tetas la una a la otra.

Mateo retiró la cabeza de Jorge y se giró, sujetó de nuevo la cabeza de éste y le metió la polla en la boca.

Jorge apenas podía manejar ese pollón le cabía justo en la boca, de largo había ganado unos centímetros en la erección, medía, tranquilamente, veintiseis centímetros, agarró la base del rabo con una mano y lo lamió como quien se come un helado.

Iba alternando, lo lamió, lo pajeó mientras le comía los huevos y después se la metió en la boca para mamar.

A media mamada, Mateo sujetó de nuevo su cabeza, esta vez con las dos manos, Jorge sabía lo que venía, Mateo embistió contra la boca de Jorge, quien sintió cómo le penetraba la garganta, se ahogaba, no podía respirar y además sentía unas ganas terribles de vomitar. Ahogó una arcada y tosió cuando el rabo salió por fin de su boca. Mateo se plantó delante de Jorge y siguió meneandose la polla, Jorge abrió la boca todo lo que pudo y sacó la lengua,mientras se toqueteaba el cuerpo como un loco.

Mateo aproximó el capullo a la boca de Jorge, que fue donde cayó el primer chorro de semen, entró a presión hasta la garganta de éste, el resto los disparó por su cara, que finalmente acabó hecha un cuadro, goterones de semen blanco espeso sobre un maquillaje ya deteriorado, el rimmel y el delineador de párpados se le había corrido entre el sudor y los lagrimones de sus ojos rojos, el pintalabios, lo que le quedaba, llegaba hasta la barbilla. Por lo demás estaba perfecto, seguía pareciendo una mujer, aunque bastante puta.

Jorge fue pasando el dedo por su cara y chupandolo. Mateo también le dio un par de lametones antes de besar sus labios pegajosos.

Después ambos se sentaron el el colchón y miraron a las chicas, se comían los morros mientras se masturbaban mutuamente. Mateo encendió un cigarrillo y se lo pasó a Jorge, después se encendió uno para sí.

-¿De verdad te follas a Lucía?

  • Desde hace tiempo, esta bien buena.

  • Es tu hermana.

  • ¿Y? No me digas que no te excita pensarlo.

Le acarició el rabo a Jorge, que lo tenía como una piedra y goteando. Mateo dio otra calada y dijo.

  • Ahora te voy a partir el culo.

  • Lo sé.

  • Lo haré suave porque lo tienes recién estrenado. Pero lo vas a disfrutar.

Jorge aplastó el cigarrillo en el cenicero y se puso a cuatro patas en el colchón de cara a las chicas, observó cómo Lucía se arrodillaba en el suelo para comerle el coño a Silvia, la cual le miraba a los ojos, a la par que se relamía y se pellizcaba los pezones.

Mateo se acuclilló, hizo a un lado la tira del tanga y comenzó a lamer el ojete de Jorge, sin ni un pelito, olía a jabón, metía suavemente la lengua y le daba lametones.

  • Clarita, ¿Te ha gustado comerme el culo? El tuyo está suave y limpito.

  • Mucho, la verdad.

  • Y eso que acababa de cagar, que si no...

Esa información, lejos de asquear a Jorge, lo excitó más aún.

  • Que putita, se te ha puesto la pollita más dura.

Mateo agarró el tanga por un lateral de la goma y lo rompió, dejando libre el rabo de Jorge, después lo cogió, lo hizo una bola, escupió en el y se lo lanzó a Silvia, la cual se lo llevó a la boca y comenzó a lamerlo.

Después volvió al culo de Jorge, que le aceptó dos dedos dentro. Se giró y cogió un bote de litro de lubricante anal, sacó los dedos y le insertó la cánula del dosificador, apretó tres veces, Jorge sintió cómo el gel frío inundaba su esfinter.

Después Mateo se echó más lubricante en los dedos y le metió tres sin problema, al ver lo bien que dilataba movió los dedos en el culo de Jorge en un metesaca suave, al de un rato arriesgó y metió un cuarto, continuó con la tarea hasta que le pareció el momento adecuado.

Echó gel por todo su rabo y después lo extendió bien. Sacó los dedos y colocó su gran glande justo en la entrada del culo de Jorge, que estaba muy abierto. Empujó suavemente, iba entrando poco a poco, Jorge sintió dolor, pero no quería que parase. Poco a poco, la polla de Mateo se enterró en su culo.

Jorge seguía apretando los dientes, con los ojos cerrados y con alguna lágrima cayendole. Miró a Silvia, la cual le devolvía una mirada llena de orgullo y satisfacción, mientras Lucía alternaba lametones entre su coño y su culo.

La polla de Mateo entró entera y empezó a sacarla con suavidad, para volver a entrar, volvió hacia fuera y hacia dentro. Cuando percibió que el movimiento ya era más fluido agarró firmemente las caderas de Jorge y comenzó a follarlo con más fuerza. Jorge gemía y gritaba, bajó la cabeza, dejando que la peluca le tapase la cara y se le pegara con el sudor, le estaba rompiendo por dentro, pero era un dolor excesivamente placentero, notaba cómo su próstata era golpeada por la tranca de Mateo. Finalmente Jorge se corrió sobre la sábana, mientras Mateo seguía con su follada cada vez más fuerte.

Al de unos instantes mateo también gemía, empapó el interior de Jorge con su semen, el cual rezumó hacia fuera cuando la polla enorme de Mateo se escapó después de cumplir su labor.

Jorge cayó exhausto en el colchón, Mateo se dejó caer sobre el. Le besó la mejilla y le dijo.

  • Eres una buena putilla, si algún día te cansas de ser una travesti maricona y quieres ser una tía de verdad, con tus tetitas, tengo un primo en una clínica con quien puedes hablar.

Jorge giró la cara y besó tiernamente los labios de Mateo.

Las chicas se acercaron al colchón, desnudas y besaron a los chicos, primero a uno y después al otro.

Lucía limpió con la boca la polla de Jorge y Silvia la de Mateo.

Cuando la polla de Jorge estuvo vacía y flácida Silvia se acercó y le colocó un artilugio extraño,era como una jaula que le cogía los huevos y la polla, le oprimía el rabo, la cerró y colocó un pequeño candado en ella.

-Ahora vas a usar la polla cuando yo quiera, yo tengo la llave.

Jorge asintió, mientras Mateo se reía.

Se vistieron y cuando Silvia fue a coger las bolsas con la compra, Mateo se apresuró.

  • Tienes que pagar los lubricantes.

  • No, el acuerdo era...

  • El acuerdo era que yo me follaba a tu puta y yo te regalaba los juguetes, no los lubricantes, si los quieres tienes que abrir las piernas para mi.

  • Vale, vamos a la trastienda.

  • Qué puta eres mami.

  • Lo sé.

Silvia se quitó el vestido, lo dejó sobre el mostrador y, desnuda, se dio una vuelta por la tienda y se fue a la trastienda, una vez allí fue directa al colchón y se arrodilló en el. Lucía se desnudó entera y fue al sofá con Jorge, que se había quitado el vestido, pero que notaba su polla atrapada.

Mateo se quitó la ropa y se plantó frente a Silvia, ella abrió la boca y se metió la polla hasta la garganta, una vez llegó a la arcada, mamó con gusto, saboreandola, degustando el culo de jorge. Después de un rato se tumbó boca arriba y separó sus piernas, Mateo aceptó la invitación y bajó a comerle el coño, pasando la lengua a lo bestia por toda la raja, haciendo gemir a Silvia, el coño estaba ya empapado antes de que lo babease Mateo, pero el contribuyó.

Silvia se encontraba gimiendo con los ojos cerrados y no vió cómo Lucía se había colocado sobre su cara y empezaba a bajar, cuando olió coño, abrió los ojos y se dio cuenta, echó la cabeza hacia atrás para que su boca llegase al coño de la joven, a la que empezó a masturbar con la lengua.

Mateo maravillado por lo que estaba viendo siguió la comida de coño mirando a su hermana a los ojos, no se dio cuenta de que Jorge estaba detrás de él y también se había unido a la fiesta, lo sintió con la primera lametada a su ojete.

Mateo se incorporó un poco y besó a su hermana de forma apasionada, dejando que sus salivas y sus lenguas se unieran. Al ver eso Jorge se excitó, pero notó el dolor de su polla que no tenía permitida la erección dentro de su jaula.

Mateo se tumbó de nuevo sobre Silvia y la penetró el coño con todas sus ganas, hasta hacerla gritar y la fue follando con suavidad, mientras la cara de Jorge, que seguía con su comida de culo seguía al compás.

Estuvieron así un buen rato. La primera en correrse fue Lucía en la boca de Silvia, después Jorge sintió el semen salir por los barrotes de su jaula. Mateo y Silvia se corrieron a la par, Mateo se esplayó bien dentro del coño de su clienta, rellenandola como un pavo. Lucía agarró a Jorge y lo besó con pasión, después lo tumbó en el suelo y orinó sobre su pecho, Silvia se levantó e hizo lo mismo. Finalmente Mateo decidió plantar su polla en la cara de Jorge y también meó sobre el.

Jorge estaba empapado, toda su lencería, su peluca, su cuerpo, goteaban, Silvia lo abrazó y lo besó.

Una vez vestidos, Silvia y Jorge fueron hacia el coche oyendo a Lucía y Mateo cómo les gritaban que volvieran pronto.

Una vez en el coche, Silvia besó a Jorge y le dijo.

  • David te puede follar siempre y cuando quiera, pero tu polla es mía, yo tengo la llave, y así seguirá siendo, hasta que yo misma decida con quién y cuándo follas.

  • Vale.

Viajaron en silencio, algunas veces, algún coche frenaba la marcha para ver sus pintas.

Llegaron al piso de Jorge y al abrir la puerta se encontraron a Laura y David desnudos en el suelo besándose.

Jorge y Silvia se miraron, luego miraron a David y a Laura, Laura miró a su hermana la cual llevaba un vestido de puta, un zapato y enseñaba su coño por debajo.

David miró a su amigo, que ahora era una chica con una melena revuelta, maquillaje corrido, tacones y un vestido de zorra con marcas de humedad, y llevaba algo metálico en la polla.

Silvia se fue sacando el vestido al ver que el día no había terminado...