Conociendo a Julia y su cornudo esposo (3)

Continuación de como conocí a Julia y a su cornudo

Resumen: En un cine, un cine no X, conozco a Julia y su marido. Ella me invita a su casa, para acabar el trabajito iniciado en el cine. NO es indispensable leerse los anteriores relatos

  • Capítulo 1: http://www.todorelatos.com/relato/100739/

-Capítulo 2: http://www.todorelatos.com/relato/101253/

El agarrón de Julía en mis huevos me dolió bastante... pero me bajó en calentón como si fuera un cubo de agua fría. Estaba claro que Julía era una mujer que le gustaba llevar los pantalones.

-Tranquilo, soldadito. Aún no ha llegado el momento de disparar tu rifle.-dijo mientras yo ponía una mueca de dolor. Luego me dio unas lamidas suaves, casi una caricia. Recorrió mis huevos, hasta llegar a ese corto tramo que separa la base de los huevos y el orto. Me estaba lenvantado del infierno del dolor al cielo del placer en menos unos instantes. Ya la tenía otra vez dura como una piedra.

-Jordi, trae una manta y alguna sabana. Nosotros vamos a follar en el comedor.- Ella se sentó en el sofá haciendome señas, yo como un niño que persigue un juguete me dirigí a ella.

De mientras Jordi, su cornudo marido, estaba apartando la mesa del comedor y las sillas. Julia me tomó de la nuca llevandome a mi boca uno de sus pezones. Que duros que estaban esos pezones. No os podría decir como disfruté lamiendolos, dando besitos, sorbiendolos, y recorriendo sus pechos con mi lengua. De mientras Julia manuseaba mi polla, no llevaba a pajearmela...solo la acariciaba. Una vez, y sólo una vez, le di un mordisquito en los pechos. Julia me agarró de los huevos, por la parte que se unen los huevos y la polla con fuerza. Menuda forma de dar mensajes que tenía. Os he de decir que me encantan los ombligos. Encuentro que es una parte erotisima de una mujer -y a veces también de un hombre. Mientras Jordi estaba tendiendo una sabada en el comedor yo hice el amago de ir a lamer el ombligo de Julia. Sus manos volvieron a mis huevos, y me lanzó una mirada bien clara. No llegué a lamer ese ombligo, regresé a sus pechos mientras ella cerraba los ojos y seguía disfrutando. Demonios, me comenzaba a sentir como un juguete. Y me estaba gustando.

-Mi señora, la manta y la sabana ya están preparadas.-la voz de Jordi me sacó de mi ensimismamiento. Estaba de pie, frente a él una sabana y una manta ocupaban gran parte del comedor.

Julia se levantó, y fue caminando poco a poco. Movía el culito como si cada paso fuera el último que fuera ha hacer. Me miró, girando levemente su cuelo, sobre su hombre. Se arrodilló primero, separó sus piernas dejándome una vista magnífica de su precioso culito y parte de esa almeja. Se reclinó hasta quedarse a cuatro patas. Y mientras recorría con el dedo índice su rajita me dijo

-Aquí, aquí es donde vas a disparar tu rifle. Que te ponga protección y no me hagas esperar.

Joder... ¡¡los condones!! Ya ni sabía si tenía o no. Jordi me miró levemente tras el comentario de su mujer y comenzó a desnudarse. Cuando estuve totalmente desnudo tomó unos condones de un mueble y se acercó a mi. Os juro que nunca me ha dado tanto miedo ver a un hombre acercarse. No soy homófogo, los gays no me han hecho nada para que los odie. Pero nunca he tenido una experiencia homosexual...y no era algo que quisiera empezar.

Jordi se quedó justo delante mio y se agachó. Una vez de rodillas tomó mi polla suavemente, y me colocó el condón. Lo hizo eterno, al menos para mi. Bajó poco a poco el preservativo con un cuidado exquisito. Creo... creo que un par de veces se humedeció los labios. No hace falta que estaba tan excitado como yo, su polla estaba tan dura como una palanca... ya cuando se desnudó había quedado patente.. Por fin con el condón puesto, me acerqué a Julia. Ella había estado mirando todo el proceso con unos ojos de morbo y vicio que no os puedo describir.

-vamos cabrón...follame bien. Enseña a mi marido como se me hace gritar.

Dirigí mi falo a su entrada y comencé a empujar. Estaba mojadísima. Parte de sus piernas relucían por la humedad que fluía de su coño. Entraba con facilidad... hasta el fondo. Hasta que sus nalgas chocaron contra mi cintura. Comencé el tan deseado mete saca. Con mis manos acariciaba su cintura, recorriendo desde su cintura hasta sus pechos. Mientras que sacaba mi polla de su interior hasta que casi salía mi grande... y volvía a metersela a la par que mis palmas recorrían su piel hasta los pechos. Julía primero soltó un largo "siiiiiiiiiiiiii" para luego comenzar a gemir. Sólo conseguía soltar de ven un encuando un "más cabrón", "follame bien".  Pensé en darles algunas nalgadas... pero luego recordé el dolor en los huevos de sus apretones. Por lo que seguí follándola dejando sus nalgas tranquilas. Jordi estaba de pie, haciendose una paja con la derecha. Sin llegar a pisar la sabana (que a su vez cubría la manta). Tenía la mano totalmente húmeda. Su mano izquierda estaba agarrando sus huevos... y creo que bastante fuerte. Que quereis que os diga, no me fijé mucho.

-Cornudo... mi clítoris.-dijo Julia entre gemido.

Jordi se acercó a nosotros, y comenzó a deslizarse bajo Julia. Lo hizo poco a poco, como si temiese tocarla. En estos segudos (o fueron minutos) dejé de bombear. Me paré estando totalmente dentro de Julia. Seguramente nis huevos  parecían salir de su pubis de lo conectados que estabamos. Me incliné, hasta que su espalda estaba piel con piel con mi pelo. bufff, menusa piel más suave que tenían. Y mientras Jordi se deslizaba bajo ella, yo empecé a lamerle la nuca. La oreja, el borde de ella. Y tras ella también... es una parte que me parece muy sensual.

Cuando Jordi se situó bajo ella, comenzó a lamerle el clitoris. Podía notar su nariz rozándose contra mis huevos. Debía de tener una vista de primera de mis huevos. Volví a recuperar mi ritmo. Que os puedo decir. Era todo un gustazo. El coñito de Julía parecía una piscina, y mi polla estaba haciendo submarinismo. Menudo gustazo. Podía notar al cornudo entre las piernas de Julia, lamía su clítoris, y en parte también su almeja. De vez en cuando algún lametón iba a parar a mi polla mientras entraba y salía de el coño de su mujer. Yo tenía que hacer grandes esfuerzos para no correrme, creo que Julía se había corrido poco después de que su marido comenzase a lamerle el coño... pero estaba decidido a arrancarle otro orgasmo. Deseaba que lo disfrutase... Comenzaba a notar esa sensación... los hombres ya la conoceís. Me acercaba al punto sin retorno. Tenía que parar un momento o me correría sin remedio.

Saqué la polla del coño de Julia. El condón estaba brillante por sus flujos. Podía ver mis venas gruesas bajo el latex. Rápidamente sustituí mi polla por dos dedos, que no tardaron en ser tres. Abría y cerraba los dedos dentro de Julia. Más de una vez lo he hecho. Paro la follada, pero mantendo a la hembra con el coñito ocupado. Así me puedo enfríar sin que se detenga su placer.

Pero el plan me falló. De una forma muy ágil, ¿fruto de la práctica?, Jordi capturó mi polla en el aire... con su boca. No lo llamaría mamada, más bien masajeaba mi glande con sus labios y  la lengua. Joder, del fuego había ido a parar a las brasas. !!Que yo aún no me quiero correr¡¡. Tenía mi mazo izquierda sobre la espalda de Julia, mi mano derecha entrerrada en su coño, jugando con su interior con mis dedos. Julia seguía gritando, no parecía haberle importado el cambiazo. Y al cornudo de Jordi con mi polla en sus labios. No se que era peor, si el placer que me estaba dando Jordi y la mirada de ¿placer?¿servidumbre? o simplemente ¿morbo? que me lanzaba desde abajo. Si me he de correr mejor que sea dentro de Julia.

Empujando la cara de Jordi, el cornudo no soltaba mi polla, volví a dirigir mi polla al coño de Julia. Solo cuando ya no le quedó más remedio soltó mi glande... pero recorrió con la lengua cada centímetro mientras penetraba a su mujer. Su lengua recorrío todo el tramo desde mi glande  hasta el inicio de las bolas. Y volvió a por el clítoris de su mujer, o eso creo, ya que al menos me dejó de prestar atención su lengua.

Estaba a punto de correrme. Dejé de recorrer la piel de Julia para sencillamente tomarla por la cintura. Para pder darle fuerte, bien fuerte. El sonido de PLASH!, PLASH! se intensificó ocupando la habitación. El sonido rítmico competía con los gemidos de Julia... se estaba corriendo por segunda vez. Podía notar a su marido recorriendo los restos que salían con su lengua. Yo no tardé más que unos segundos en explotar dentor de Julia. Pude notar como el condón iba acumulando lo que soltaba

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