Conociendo a Claudia

Soy Dj Damix y esta historia es solo el principio de lo que paso ese verano... No os lo perdais chicas. Todo puede cambiar en esta vida...

PRIMER CONTACTO CON CLAUDIA

La brisa se deslizaba suavemente sobre mi cuerpo semidesnudo. Sentía los latidos de mi corazón en mi piel, después de estar toda la tarde tomando el sol. La gente abandonaba la playa al ritmo que el sol se ocultaba tras los edificios.

Unas personas se marchaban y otras venían... con distintas intenciones y motivos cada unos.

No tenía ningún plan para esa noche, de modo que simplemente me sacudí la arena de mi cuerpo y de la toalla y me subí al coche. Monté sin camiseta, y sólo con las bermudas que utilizaba de bañador, me abroché el cinturón, bajé las ventanas, encendí un cigarrillo, la música techno-house a todo volumen y emprendí el camino de vuelta a casa.

Unos veinte minutos después, ya me encontraba aparcando el coche a las puertas de mi casa. Rápidamente fui al baño y me preparé una ducha con agua fría, a pesar de estar el agua casi congelada, ardía en mi cuerpo a medida que se deslizaba desde mi cabeza hasta mis pies. Era una extraña sensación que a pesar de no ser la primera vez que la sentía, si era la primera vez que tenía curiosidad por ella. Tanto fue así, que sin a penas darme cuenta, mientras lavaba mi cabeza, mi traviesa amiga cobraba vida y comencé a sentir toda la fuerza de cada latido de mi corazón llegando hasta la punta de mi pene, haciendo aumentar su tamaño hasta mis 18 cm.

Me pareció extraño pues esa reacción vino sin pensar en ninguna situación erótica, sin recordar ninguna de mis experiencias sexuales... simplemente, el calor, mi piel y el agua fría...

No me acababa de llamar la idea de masturbarme a pesar de ser un placer que nunca rechazo sea cual sea la situación, si de veras me apetece o hay algo o alguien que me excita lo suficiente como para hacerlo...

Salí de la ducha y comprobé el moreno de mi piel mientras me aplicaba una leche hidratante, había perdido unos quilos y la verdad es que estaba orgulloso de ello. El trabajo duro hacía su labor...

Nunca me han gustado las dietas, pero si el deporte. Por eso, a pesar de no estar completamente definido, si estoy bastante musculoso y fuerte. Mido 1.84, y mi peso rondaba los 85-90 quilos.

Me puse, un fino pantalón de color crema, unos zapatos y me enfrasqué en una camiseta ajustada, mientras mi piel seguía húmeda. Me despeiné el pelo con gel fijador y me perfumé tras repasarme la fina perilla que llevo. Todo listo, para no hacer nada y quedarme en casa.

No había quedado con nadie, todos mis amigos/as tenían planes, pero aun así yo me había arreglado para salir. No consentía tener que quedarme en casa simplemente por que estaba solo. Esa nunca había sido una excusa para mí!

Sonó el teléfono, justo cuando arrancaba el coche. Un mensaje. Decidí leerlo tras haberme puesto en marcha:-"hola wapo!q aces?sta noxe no salgo al final.T aptc ver unas pelis n mi casa?Dime q si porfa!!"

Uff, genial! No iba a quedarme en mi casa encerrado pero tampoco me iba a meter en cualquiera de estas discotecas de verano que siempre están a tope, así que le dije que yo alquilaba las películas si ella me preparaba una buena botella de vino blanco bien fría.

Ella no es la típica mujer que quita el sentido nada más verla pasar por la calle. Es del tipo de chicas que con solo hablar con ella 2 minutos te deja empalmado, por que descubres que tiene mucho más que una cara bonita y cuerpo bastante aceptable...

Alta, morena, pelo rizado, medidas aproximadas a los 95, 65, 92. Según me dijo en una de nuestras conversaciones. Ojos verdes. Unos pechos redonditos y prietos, aunque tal vez un poco caídos debido su propio peso, una cintura apretada gracias al aeróbic, y un culo respingón.

Nada más bajar a alquilar las películas, me di cuenta que había estado repasando su figura mentalmente desde que había salido de mi casa y los pantalones así me delataban... El tanga que me suelo poner con esa clase de pantalones no llegaba a disimular todo cuanto yo hubiese deseado en esos momentos pero ya estaba atravesando la puerta de videoclub y girar o taparme habría resultado demasiado escandaloso... Así que me dispuse a acabar la faena que había ido a realizar lo antes posible.

La elección de las películas poco importaba, algo de acción y humor para la cena, y luego una buena película, altamente premiada en festivales muy poco conocidos, para no prestarle atención y concentrarnos en otra cosa...

Al acercarme al mostrador a pagar la dependienta que había me di cuenta de que ésta era nueva. Estaba ayudando a la señora mayor y bastante agradable que siempre se encontraba ahí.

-"Hola Mari Carmen! Ya te han traído ayuda para que descanses esa espalda?"

-"Hay... sí, pero no se que me cansa más, si trabajar yo o enseñarle a esta jovencita como va todo este jaleo..."-Dijo entre risas y con tono gracioso.

Sonreímos los tres y al girarse a coger, la nueva dependienta, las películas pude apreciar que tenía un culo extremadamente apetecible. Nada bueno para mí, dada la situación en la que me encontraba... Cuando le pagué ella tuvo que buscar cambio en el cajón y al agacharse dejó a la vista una pequeña parte de sus pechos oprimidos por un sujetador aproximadamente 2 tallas más pequeño de lo que debería utilizar... Ella levantó la mirada para comprobar el dinero que iba dejando sobre el mostrador y me cazó de pleno mirándole el escote. Simplemente sonrió, pero al bajar la mirada de nuevo, lo hizo lentamente y de un modo bastante sutil, pude observar como disimuladamente, clavaba su mirada en mi abultado paquete.

Siguió buscando el dinero del cambio y tras recoger ella misma las monedas que había dejado encima me las entregó en mano, rozándome suavemente los dedos y recorriéndolos desde su base hasta la punta. Aprovechando que la vieja Mari Carmen no perdía vista del televisor situado en el otro extremo de la sala, por que estaba cantando David Bisbal.

Ni tan siquiera comprobé el cambio que me había devuelto, solo sé, que salí mucho más cachondo de lo que había entrado...

Volví a concentrarme en mi cita y la desesperación por llegar y ver a mi acompañante hacia que me palpitasen las sienes.

Me recibió, con un fino vestido que no bajaba más que a la mitad de sus muslos, subía ciñéndose a sus caderas, su cintura y la mitad de sus pechos, para justo entonces, convertirse en diminutos tirantes que se entrelazaban tras su cuello. Llevaba, el pelo aun mojado y eso le daba más erotismo del que ella me pretendía transmitir, sin saberlo...

Nada más verme, una infantil sonrisa iluminó su cara y se lanzó a darme un abrazo, dándome los dos besos de rigor, pero con su toque personal, pues siempre que me besaba sus labios alcanzaban a rozar tímidamente la comisura de los míos, haciendo que un tímido escalofrío me recorriera el cuerpo entero...

Tras los iniciales piropos y subidas de autoestima que nos proporcionamos siempre que nos vemos, decidimos pasar a la cena. Me comentó que faltaban 5 minutos para que estuviese lista pero que no tuviese prisa por que valdría la pena, y me sirvió una fría copa de un delicioso vino blanco que refrescó mi garganta, apagó mi sed e hizo desaparecer la sequedad presente en mi boca que me produce siempre un estado de excitación prolongado.

Al marcharse para comprobar el estado de la comida, pasó muy cerca de mí y giró cuando estaba justo delante de mí, para rozar su cuerpo contra el mío y dejarme ver y rozar ese culo que tanto me había hecho delirar y enloquecer...

La cena transcurrió sin ninguna complicación y he de decir que estaba delicioso cuanto había preparado, así como el vino, puesto que nos bebimos casi dos botellas entre ambos.

Pasamos al sofá, cuando a la primera película le quedaba algo más de media hora para finalizar. Pasé mi brazo por sus hombros y ella se recostó sobre mi pecho colocando sus piernas sobre el sofá.

Nos fumamos un cigarro entre risas y cosquillas. Y de ese modo la película llegó a su fin.

Nuestros toqueteos inocentes e infantiles cada vez iban adquiriendo mayor intensidad y erotismo. Hasta que ella tuvo la brillante idea de ir a la cocina a traer cubitos de hielo por que yo me había quejado un par de veces del calor que hacía esa noche.

Me quité la camiseta y ella retiró las cortinas al mismo tiempo que traía una vaso lleno de cubitos de hielo.

Se sentó junto a mí y sus juegos comenzaron entre risas al pasarme sus frías manos por mi cuello. Cogí uno y me entretuve deshaciéndolo un poco entre mis dedos. Deslicé mis dedos goteantes por su frente y los baje suavemente por su nariz, salté por encima de sus labios para aterrizar en su barbilla y desde ahí recorrer sus mejillas. Notaba como su respiración se entrecortaba a cada segundo un poco más y sus labios ahora obedecían a su deseo de ser acariciada, excitada, besada... Y fue entonces cuando no me hice de esperar y rocé furtivamente su labios entre gotas de agua fría. Ella entreabrió la boca como queriendo atraparme pero no la dejé. Mientras con una mano, acariciaba sus labios, la otra, todavía fría por el primer hielo comenzó a deslizarse por sus brazos.

Ella se dejaba hacer, le gustaba, estaba deseando todos y cada uno de los movimientos que yo pudiese realizar.

Me arrodillé delante de ella y cogí suavemente sus pies. Ella había cerrado los ojos y estaba totalmente entregada a mis caricias.

Comencé a subir por sus piernas, rozando su recién depilada piel con los restos de hielo que quedaban entre mis dedos. Subía lentamente, rodeando las piernas una a una y ambas juntas despacio, muy despacio. Cogiendo nuevos hielos casi a cada momento pues se derretían con mayor rapidez a medida que estos se iban adentrando en su diminuto vestido.

En ningún momento, llegué a rozar su tanga, y siempre me mantuve a más de 5 cm. de distancia de su sexo para aumentar el erotismo y la sensualidad...

Retiré las manos, aun a pesar mío, de tan calida y confortable morada. La miré fijamente a los ojos, buscando esa conformidad que sin palabras se ofrece para proseguir con su cuerpo y nuestros deseos. Hallé dicha aprobación casi de inmediato y le di un suave beso en la mejilla, otro más próximo a los labios, en el siguiente ya los rocé de pleno... Situé mis manos sobre sus hombros y un escalofrío recorrió su cuerpo. Era mi lengua la que ahora delineaba sus labios y se introducía tímidamente en su boca. Pasé una de mis manos tras su pelo, todavía mojado y el frío del hielo que minutos antes había cogido le hizo dar un pequeño salto que facilitó un beso mucho más profundo y húmedo .

Alargó uno de sus brazos mientras nos abrazábamos y besábamos y sin darme cuenta cogió un hielo que quedaba en el vaso y lo situó repentinamente sobre mi nuca, haciendo que la cogiera en peso la sentara sobre mi regazo sin dejar de besarnos.

Ella fue dejando caer su peso y deslizando las rodillas, mientras se llevaba el pequeño hielo que quedaba a la boca. Primero lo pasó sobre sus labios mientras me miraba fijamente, llena de deseo y erotismo. Luego lo introdujo en su boca, me besó rápidamente y se sentó de golpe, aplastando me erecta polla con su empapado conejito, cubierto con solo un tanga...

Mientras nos besábamos deslicé los tirantes de su vestido y pude comprobar lo que antes dejé en una duda... efectivamente no llevaba sujetador.

Tenía los pezones desafiantemente erectos y rosados.

Lentamente cambié mis labios por mis dedos en su boca mientras bajaba besando su dulce y largo cuello hasta toparme con sus pechos.

Primero los recorrí con la lengua entre besos sin pararme en ningún punto en concreto, luego comencé a rodear sus aureolas con mi calida y mojada lengua, en círculos que cada vez se hacían más diminutos y más se aproximaban a la cumbre. Abrí los labios y succioné introduciéndome parte de su pecho en mi boca y succionando, haciéndola gemir y suspirar más fuerte.

Mientras, ella iba adoptando un cándido movimiento de vaivén sobre mí, empapando mis pantalones con sus jugos.

Me comenzó a besar el cuello y fue bajando por mi pecho, mi tripa, hasta detenerse a la altura del cinturón. Con los dientes y ayudándose con las manos lo abrió y después hizo otro tanto con el botón de mis pantalones y la cremallera...

Con la ayuda de sus dos manos me bajo los pantalones, yo coloqué mis dos manos, entrecruzadas tras mi cabeza y la dejé hacer.

Una sola de sus miradas en esa postura hizo que me palpitara tan fuerte la polla que se me salió del tanga. Ella sonrió y poco después me lo bajó, lanzándolo por los aires, mientras acercaba su boca a mí, primero los muslos, luego el ombligo y luego fue bajando hasta rodear todo mi miembro con la lengua casi sin rozarlo para comenzar a chupar antes que nada mis huevos. Yo estaba gozando de placer y nerviosismo cuando ella ya se decidió a recorrer mi polla como si de un helado se tratase, introduciéndosela a veces casi de golpe hasta donde su garganta le permitía, que era prácticamente toda entera.

Después de todo el día de calentón que me llevaba apenas aguantaba unos segundos más en esa postura cuando la avisé de que me iba a correr y ella me sorprendió recibiendo toda mi leche en su pecho sin parar de masturbarme ni de mirarme sádicamente.

La tumbé en el sofá y cogí varias toallitas de esas que usan los bebes para limpiarla perfectamente, tanto a ella como a mi polla de los restos de semen que no eran pocos...

Tras haberla limpiado, le quite por completo su vestidito, dejándola solamente con el tanga ya empapado. Le acomodé con sumo cuidado su cabeza entre cojines para que viese con todo lujo de detalles todo cuanto le iba a hacer y recogí la botella de vino que todavía se conservaba fría y con algo menos de una copa de blanco.

Acerqué mis labios a la botella y tome un pequeño sorbo que rápidamente trasladé a su boca con un dulce beso, de ese modo el vino sabe tremendamente mejor.

Tapé con mis dedos la boca de la botella y fui dejando caer gota a gota el contenido de esta sobre su cuerpo, viendo como se contorsionaba casi imperceptiblemente a cada gota que le caía.

Una detrás de otra fueron cayendo sobre su cuello y sus pechos y casi todas tomaban el mismo camino para bajar, acabando en su ombligo para después seguir bajando y empapar más aun su tanga...

Había vaciado ya casi todo el contenido de la botella y su tanga estaba completamente chorreando, cuando pasé a la acción mientras ella cerraba los ojos...

Bebía de su cuello y volví a repetir la operación que anteriormente había realizado con sus pechos, pero ahora de un modo más salvaje, como queriendo absorberla por entero. Llegué a su ombligo y ahí la cantidad de vino retenida era considerable, por lo que volví a sorber, hasta introducir en mi boca la cantidad de líquido suficiente como para poder besarla de nuevo.

Retiré su tanga con mucho cuidado y goteaba entre mis manos.

Me recosté sobre ella, y pasé su tanga sobre su boca, para que ella bebiera también de sus propios jugos y del vino. Aquello pareció enloquecerla, pues se contraía con más fuerza a cada gota de vino, la besé y bajé de forma recta y sin pararme hacia su vagina deslizando mis manos tras mis labios, apretando su cuello, su pecho, su vientre...

Le separé las piernas y pude ver un conejito, perfectamente depilado, acerqué mis manos, y lentamente separé sus labios para dejar a la vista el pequeño botón de placer que ellos esconden. Estaba completamente sonrosado y mojado, por lo que no tardé en acercarle mi lengua para sorber el vino y los jugos entre los que se sumergía haciendo gritar de placer a mi pareja.

El juego iba subiendo de intensidad y ahora introducía uno de mis dedos en su vagina mientras seguía chupando el clítoris y la otra mano estaba acariciando sus pechos mientras ella se introducía uno o dos de mis dedos entre sus dientes para jugar con ellos y la lengua...

Pronto volvía a sentir la presencia de mi amigo que palpitando, me reclamaba más juerga, lo acerque a su cara y casi la obligué a que me lo chupara, a los pocos segundos, estaba bajando su cuerpo rozando sus pechos y su vientre con mi polla hasta llegar a su calido agujerito.

Volví a abrir los labios mayores, dejando ya no sólo al descubierto su clítoris, si no también la entrada a su vagina.

Apoyé la punta de mi pene en su entrada y el simple contacto le hizo llegar a un segundo o tercer orgasmo... Lentamente fui introduciéndolo, centímetro a centímetro, deteniéndome tras el glande para que sintiese lo que comenzaba a meterle y antes de seguir volver a sacarlo para comenzar de cero.

Pronto se adapté perfectamente a su tamaño y comencé un mete-saca casi frenético, sin pausa y con mayor fuerza e intensidad a cada sacudida...

A pesar de ser mi segundo, sus efectos poco tardaron en aparecer y cuando estaba a unas escasas embestidas de eyacular la avisé de que parara. Es un cambio de ritmo muy fuerte que ya se que molesta pero resulta bastante erótico. Le expliqué cual era la situación y cambiamos de postura.

Ella se sentó sobre mí, y cambiamos el mete-saca por el movimiento pélvico de ella... Algo realmente bastante erótico y excitante pero si se realiza bien, la máxima beneficiaria suele ser ella.

En ningún momento la polla debe salir ni lo más mínimo del coño, y el ritmo lo impuso ella. Ella se sentía en la gloria y alcanzaba un orgasmo tras otro, sobre todo cuando comencé a acariciar su ano con una de mis dedos...

En ningún momento le introduje más de medio dedo, pero fue suficiente para ella cambiara el ritmo y el modo y comenzara a cabalgarme casi sacando toda mi polla de su interior para así sentirla más fuerte al caer, comencé a preguntarle cosas como:

-"Te gusta guarra?"

-"Quiero que te corras!"

-"Vamos córrete putita MIA!"

-"Sigue, no pares! Qué me corro!!!"

-"Vamos, OH si! Nena! Vamos!!"

Y en apenas unos segundos ella estaba temblando entre mis brazos y yo había caído exhausto sobre su cuerpo. Besé sus labios mientras mi polla todavía estaba expulsando semen y retiraba lentamente mi dedo de su ano.

Nos besamos, la limpie entera desde arriba hasta abajo y se durmió en el sofá mientras recogía mi ropa.

No la quise molestar, y salí por la puerta sin hacer ruido.

La noche había acabado pronto, pero bien. Mientras bajaba en el ascensor, comprobé que no me faltase nada, introduje mi mano en el bolsillo derecho del pantalón buscando mis llaves y saqué todo lo que ahí había. Unas monedas, un billete de 5 euros, otro de 10, las llaves del coche y un papel con el sello del videoclub por la parte trasera y con un nombre y número de móvil en la delantera.

Claudia: XXXXXXXXX

De veras pensáis que la noche acabó ahí? Escribidme, dándome vuestras opiniones a Frandamix@hotmail.com y os contaré como acabó la noche y muchas más historias. Prometo responder a todo el mundo, chicas si me enviáis foto, prometo mandar una yo, cuanto mas morbosa la vuestra, más morbosa la mía... jejeje... un beso

Dj Damix