¿Conocéis una web que se llama Todorelatos? (2)

Empezó a cabalgarme suavemente y a moverse en círculos y aunque yo tengo bastante aguante, si seguía así ya no iba a durar mucho más, así que paré, me salí de su interior y poniéndome a su espalda se la metí desde atrás. Puse mis manos en sus caderas para poder bombear a mi ritmo, despacio...

  • Los hombres para eso, sois unos inocentones. Mira... una de mis mejores amigas, está hoy en Roma. El pánfilo de su marido se cree que ha ido a ver museos para luego irse a Milán a pasar la semana con su hijo que está allí estudiando, pero en realidad, está con un colega de su trabajo con el que tiene un rollo. Le estará pegando unos polvazos cojonudos para que luego se vaya a Milán tan contenta.

Se me atragantó la cerveza y se me cortó la digestión en un segundo. La sangre que hasta ese momento empezaba a rellenar mi polla de nuevo, se subió de repente a la cabeza y no podía hablar y aún menos escribir. Con una frase, escrita en un chat, mi matrimonio se había ido a tomar por culo.

“cisneros69”, o sea Laura, al ver que no respondía, empezó a preguntar si seguía allí. Físicamente estaba allí sentado, pero mi cabeza estaba en otra parte. Le dije que me disculpara que me estaban llamando al móvil, que seguramente sería mi mujer antes de irse a dormir. Me levanté de la silla sin apagar la cámara ni desconectar el chat. No me di cuenta en ese momento, pero Laura me había visto de espaldas.

Salí en pelotas al salón. Pensé en llamar a Lucía para joderle el polvo que estaría echando y marqué el número pero al segundo me dí cuenta de la locura y colgué. Fui al frigo a coger otra cerveza pero mi cabeza estaba embotada, cogí un vaso y fui a por el whisky de malta que Lucía no me dejaba ni oler porque lo guardaba para las visitas. Me puse medio vaso. Sin hielo. Llamé a Pablo que, afortunadamente no me cogió. Otro que estaría echando un polvo en condiciones, no como su padre. Le pegué un trago al vaso… estaba muy jodido.

¿Por qué me había pasado esto? ¿Por qué mi mujer se estaba tirando a otro tío? ¿Qué coño había estado haciendo mal durante todo ese tiempo? Pero si no me hacía ni puto caso en la cama… ¿Era porque la tenía pequeña? ¿No le daba lo que ella esperaba? JODER!!!!

Me di cuenta de que había dejado la sesión de chat abierta, estaba en bolas y el pantalón dentro del despacho con lo que si entraba a por él, corría el riesgo de que Laura me viese la cara. Fui a mi habitación, me puse un pantalón de pijama y como un imbécil me tape la cara con una toalla, para volver al despacho donde la cámara seguía en marcha aunque del otro lado se había ido a negro. “cisneros69” había dejado un par de mensajes preguntando si yo seguía ahí y luego, hacía unos 15 minutos, se había desconectado.

Me fui a dormir.

Dormí fatal y me desperté temprano. Era sábado por la mañana y no había salido a correr en toda la semana, así que me calcé las zapatillas y salí a hacerme unos kilómetros por el parque. Correr no es el ejercicio más divertido del mundo pero te permite mantener la barriga a raya y además a 140 pulsaciones, el cerebro procesa la información más rápidamente. Tras la carrera y la ducha, me senté tranquilamente a desayunar y aproveché para reflexionar sobre todo lo ocurrido en esas últimas horas.

No le iba a montar ningún pollo a Lucía. Es más, no le iba a preguntar ni a comentar nada. Vivía razonablemente feliz y tranquilo con ella. A pesar de la infidelidad de Lucía, nos respetabamos y a pesar de todo, había cariño entre nosotros. Salíamos a cenar, al teatro... Teníamos un hijo en común. Un divorcio a nuestra edad iba a ser muy desagradable, aparte de caro. Lucía casi seguro que se terminaría olvidando de su amante del que probablemente sólo le interesara el sexo y la novedad. No me iba a hacer mala sangre.

Eso sí. Yo necesitaba follar y si ella prefería hacerlo con otro u otros, yo no me iba a seguir matando a pajas. Si Lucía terminaba olvidándose de otros tíos y volvía a hacerlo conmigo, perfecto. Tampoco le iba a exigir, aunque ya vería cómo intentarlo, que fuese un poco más atrevida en la cama, que seguro que con su amante ya lo era. Pero si no, me buscaría la vida por ahí y ya vería cómo manejarlo.

De momento lo que sí que iba a intentar, aunque aún no sabía cómo, era tirarme a su mejor amiga. Y no únicamente por venganza, que también, sino porque estaba muy buena y estaba demostrando tener el doble de apetito sexual que el que Lucía mostraba por mi.

A Laura por cierto, le había dejado ayer colgada en el chat.

Me fui al despacho y arranqué el ordenador. Entre en el chat pero “cisneros69” estaba offline. Así que abrí el correo personal y le puse un mail: “Siento mucho lo de anoche. Mi mujer necesitaba hablar conmigo de un tema importante. A su padre, que ya es muy mayor, le han descubierto una enfermedad terminal y parece que no le queda mucho. Como puedes suponer, ella estaba mal y estuvimos casi una hora al teléfono. De nuevo, disculpas por dejarte así pero si te apetece esta noche podemos chatear de nuevo. A mi me apetece muchísimo ¿A las diez?”

Le di a enviar.

El resto de la mañana, estuve atento al correo por si entraba alguna respuesta de “cisneros69” pero hasta casi las siete de la tarde no llegó: “Siento lo de tu mujer. Esta noche no puedo, yo también tengo mis compromisos. Pero mañana seguro que sí. Mañana te aviso por mail”

Me jodió no poder chatear esa noche con Laura. Le había dicho que mi supuesta mujer volvería el domingo por la tarde, aunque Lucía en realidad no iba a regresar hasta el próximo sábado, con lo que si no quería caer en mi propia mentira, iba a tener que alargar su estancia ficticia.

El domingo, no salí de casa. Me llamó Lucía pero no respondí a la llamada. No quería hablar con ella y no quería que me notase raro. Ya la llamaría yo más tarde o al día siguiente después de prepararme la conversación.

Luego miré el mail. “cisneros69” me había enviado un correo para chatear esa misma mañana sobre la una del mediodía. Me extrañó la hora pero bueno… un pajote antes de comer tampoco estaba mal. Lo que tenía que empezar era a darle vueltas sobre como hacer para poder quedar en persona con Laura pero ahora no tenía tiempo, en media hora tenía que chatear con ella, así que me preparé por si hacíamos video.

A la una me puse on-line en el chat y en cinco minutos apareció “cisneros69”. “Siento lo de la otra noche”, le escribí. Me respondió que no me preocupara. Le propuse encender las cámaras pero ella respondió:

Jose, ya somos mayores para seguir con esto. Tú y yo tenemos que hablar. En persona. Vente a mi casa que te invito a comer.

Me quedé de piedra. Escribí en el chat: “No me llamo Jose pero si me das tu dirección y no me pilla muy lejos, puedo aceptar tu invitación” … era una estupidez. Borré el mensaje y no envié nada. Me puse off-line.

Ahora si que la había cagado. Laura me había pillado. No sabía cómo iba a reaccionar ante el engaño, pero probablemente mal. De todas formas, esconderse no era una opción. Me vestí, cogí el coche y salí hacia su casa que está a escasos 10 minutos de la nuestra.

Al llegar a su puerta, llamé y cuando salió a abrirme no me atreví a mirarle a la cara pero ella parecía estar de buen humor, vestida de forma cómoda para andar por casa y con el pelo recogido en un moño.

Pasa hombre, no te quedes ahí como un pasmarote… si quieres algo de beber, cógelo tú mismo que estás en tu casa.

Entramos a la cocina, donde ella iba a preparar algo de comer así que abrí el frigorífico y me cogí una lata de cerveza.

¿Qué... “madridRelatos”...? Algo tendrás que decirme, ¿no?

Yo… Laura… la verdad es que

Laura me soltó un hostión con la mano abierta que me volvió la cara del revés y la dejó roja como un tomate. La lata de cerveza, salió despedida y se cayó al suelo dejándolo todo perdido, Me agaché a recogerla y busqué una bayeta para recoger la cerveza del suelo. No quería mirar a Laura que estaba impávida mirándome desde arriba mientras yo limpiaba el desaguisado.

Déjalo subnormal, me dijo mientras iba a buscar una fregona para limpiar el suelo

Laura, yo lo siento de veras, le dije mirándole a los ojos aunque ella me apartaba la mirada. No pretendía hacerte daño, sólo divertirnos un poco. Todo se ha jodido ya lo sé.

No. No se ha jodido. Lo has jodido tú, imbécil.

Venga… he sido un idiota, le dije. Ya lo sé ¿Y qué quieres que haga? Bastante tengo con aguantar la cornamenta que me está poniendo tu amiguita del alma ¿no?

Ya estaba bien. Yo había abusado de su amistad para gastarle una broma de mal gusto ocultando mi personalidad pero la que estaba buscando información morbosa era ella y joder... ella no tenía la culpa, pero al que le estaba engañando su mujer era a mi.

Ven aquí gilipollas.

Laura sacó unos hielos del congelador y los envolvió en un trapo de cocina que me puso sobre la mejilla que me estaba ardiendo del bofetón que me había soltado.

Cógete otra cerveza en lo que preparo algo de comer, me dijo mientras me dejaba los hielos a mano y se ponía en la encimera a preparar la comida. Y procura no tirarla esta vez, que me quedan pocas.

Lo cierto es que no me apetecía demasiado quedarme a comer allí y lo del bofetón me había parecido humillante pero teníamos que aclarar varias cosas. Y fué lo que hicimos a los postres tras hacer Laura unos cafés y ponernos unos chupitos.

Laura, empezó contando como me había descubierto. Al quedarme yo sin responder después de lo que me contó sobre Lucía y cuando me levanté con la cámara encendida al verme de refilón durante una décima de segundo, empezó a atar cabos. Luego comprobó, con una foto de las vacaciones que le había mandado Lucía y en la que yo salía en bañador, que el vello del pecho, coincidía con el de la foto que le había enviado yo. Aún así, como no estaba segura al cien por cien, en lugar de mandarme un whatsapp o llamarme, esperó a que me volviese a conectar al chat. Si era otra persona, hubiese dicho algo y en cualquier caso, no conocería su dirección. Pero vamos… que no se había equivocado.

Aproveché para intentar sacar más información de lo de Lucía: quien era su amante, cuánto tiempo llevaban y todo eso, pero Laura se negó en redondo. Estaba muy jodida con lo que había pasado y de la forma en la que había traicionado a su mejor amiga, sin saberlo. Eso sí, le dije a Laura que mejor no hablar de traiciones, que el traicionado era yo:

Oye, me preguntó Laura. Ahora que estamos en confianza y no hacen falta mentiras. Lo que me dijiste que nunca le habías sido infiel a Lucía, ¿Es verdad? Es que te juro que vas a ser el primer tío que conozco que le haya sido fiel a su mujer durante … ¿Cuántos años? … Un montón ¿No?

Casi veinticinco, le respondí. Y sí… créetelo. Es verdad. Siempre que lo de masturbarse en un chat con un pibón no cuente.

Me aparté un poco de ella mientras decía esto, no fuera a soltarme otro guantazo pero se echó a reír:

Hombre… eso, para mi al menos, no cuenta. Al final es como si te hicieras una paja viendo porno ¿No?

Bueno… salvo que al otro lado de la pantalla no está una rubia siliconada, sino la mejor amiga de mi mujer.

Pero la mejor amiga de tu mujer, no sabía con quién estaba haciéndolo y al final, como dices, lo que veías era a un pibón. Sin cara.

Se ve que a Laura le había gustado que le piropease. Puso su mano en mi mejilla que a pesar de haber pasado ya un buen rato, seguía ardiendo y doliendo un montón.

Estás ardiendo, me dijo Laura

Empezó a acariciarme la mejilla con su mano derecha mientras ponía la izquierda en mi paquete que con todos los acontecimientos de la mañana, estaba reducido a su mínima expresión.

Pero por aquí abajo, no siento tanto calor, dijo ella.

Como sigas así, terminará ardiendo como mi cara, le respondí asombrado sobre cómo estaba derivando nuestra conversación.

Laura desabotonó el pantalón, bajó la cremallera y metiendo la mano por la abertura de mis calzoncillos, me la sacó. Estaba completamente flácida. No dijo nada, me miró un momento a los ojos y se agachó para metérsela en la boca empezando a jugar con su lengua mientras iba creciendo y poniéndose dura. Cuando tras unos lametones más, tomó ya cierto vigor, se la sacó de la boca y empezó a masturbarme muy despacio pero bajando la piel lo más posible antes de volver a chupármela esta vez ya con más fuerza, subiendo y bajando la cabeza y poniéndomela completamente dura. Paró. Se subió hasta mi cara y empezamos a besarnos. Nuestras lenguas, tímidas al principio, empezaron a luchar entre sí para alcanzar todos los rincones de nuestras bocas.

Subí mis manos para poder tocar esas tetas que me volvían loco. Se las estuve acariciando y apretando un momento, hasta que Laura paró de besarme y se alzó para quitarse la camiseta que llevaba puesta y soltarse el sujetador. Casi me corro allí mismo con la visión de esas tetas magníficas, del tamaño que más me gusta, grandes pero sin ser exageradas con las aureolas marrones y los pezones redonditos. Me lancé como un poseso a chuparlas y a mordisquear sus pezones mientras Laura empezó a gemir y me volvió a coger la polla con su mano masturbándome.

Paró un momento y levantándonos me cogió del rabo y me fue llevando hasta su habitación. Allí, de pie, me quitó la camisa y agachándose delante de mí, me quitó los pantalones, los gayumbos, los zapatos y los calcetines. Aprovechó para chupármela un poco más pero enseguida se puso en pie y se quitó sus pantalones para abrazarse a mi, que estaba completamente desnudo y empalmado. Nos volvimos a besar como locos. Yo le apretaba el culo y la pegaba lo más posible a mi cuerpo. Mi polla se apretaba contra su vientre y haciendo ligeros movimientos empecé a simular que la follaba apretando mi falo enhiesto contra sus bragas.

Caímos encima de su cama. Yo encima de ella continuaba besándola pero empecé a bajar por su cuello de nuevo a esas tetas que no me cansaba de besar y chupar. Continué bajando por su vientre y ombligo mientras con las manos le fui arrastrando la braga hasta quitársela y así poder comenzar a lamerle ese coño que tan bruto me había puesto cuando lo veía a través del chat.

Se lo estuve comiendo un momento pero parecía que ella no disfrutaba mucho. Me empecé a rallar con el tema. Lo cierto es que como Lucía no me dejaba chupárselo nunca, seguro que había perdido mucha práctica y a mi edad ser un inútil con esto, era para matarme. No le dí más vueltas y me subí para seguir besándola, mientras paseaba la verga sin penetrarla por encima de sus labios vaginales.

Ahora sí que Laura empezó a gemir fuerte. Me incorporé quedando sentado sobre mis piernas, la atraje hacia mí, completamente tumbada como estaba y con las piernas abiertas alrededor de mi cuerpo, con la mano incliné mi polla apuntando a su entrada que estaba empapada. Estuve jugando un momento pasando mi capullo por encima de su clítoris, mientras ella gemía hasta que me incliné ligeramente, y presionando sobre su entrada fui penetrándola poco a poco.

Empecé a follármela muy despacito pero metiéndosela lo más posible. Laura cerró sus piernas alrededor de mi espalda para que no me escapase mientras me abrazaba y clavaba sus uñas en mi espalda hasta que empezó a arquearse, buscando clavarse mi polla lo más profundo que podía, jadeando y agarrándose a las sábanas con los puños.

Paró un instante… Pensaba que se había corrido pero mi falta de experiencia con otras mujeres que no fuesen Lucía, tampoco me permitía asegurarlo. Me incliné sobre ella a besarla y se lo pregunté:

¿Tu que te crees? Me respondió. Salte un segundo anda y descansamos un poco

Me salí de su interior y me abracé a ella mientras le acariciaba el culo y las piernas y le besaba suavemente las tetas. Respiraba fuerte mientras se recuperaba. Nos quedamos tumbados boca arriba y apoyó su cabeza en mi pecho.

¿Qué va a pasar entre Lucía y tu? Me preguntó.

Pensaba que no querías hablar de eso, le respondí.

No te pienso contar nada de lo que Lucía me cuenta a mi. No la voy a traicionar otra vez. Pero tú, sí que me puedes contar qué es lo que piensas hacer. Después de estarme engañando toda esta semana y de haberme follado, creo que es lo mínimo.

Y después se lo contarás a Lucía, obviamente.

No pienso hacerlo, respondió Laura ¿Qué quieres que le diga? ¿Que su marido, después de echarme un polvo cojonudo me ha contado que le va a pedir el divorcio?

¿Así que el polvo te ha parecido cojonudo? Le dije yo sin poder ocultar mi orgullo de machito.

Laura se rió, y me cogió un poco la polla que con la conversación estaba perdiendo fuelle a pesar de que yo no me había corrido.

De todas formas, no hay nada que ocultar, seguí diciéndole. Incluso se lo podrías contar si quieres. No pienso decirle nada, ni reprocharle nada, ni exigirle nada y por supuesto, no quiero divorciarme de ella.

Laura se incorporó con cara de sorpresa, y se quedó mirándome a los ojos como esperando una explicación. Yo le expuse mis razones y claro, yo no tenía ni idea de que tipo de relación tenía Lucía con su amante, si era simplemente sexo o si había algo más y eso estaba fuera de mi alcance pero si fuera por mi, nuestro matrimonio continuaría como hasta ahora. El tiempo todo lo cura. Hasta los cuernos. Y yo no quería perder a mi mujer.

Laura, acercó su cara y me plantó un beso de escándalo, luego se subió a horcajadas sobre mí, volvió a besarme y me dijo:

Jamás reconoceré hacer dicho esto delante de nadie, pero Lucía no te merece.

Entre los comentarios de Laura subiéndome el ego, sus besos y la visión de sus tetazas casi sobre mi cara, se me volvió a poner dura como un garrote. Me incorporé un poco para poder volver a meterme una de sus tetas en la boca mientras ella se iba irguiendo y agarrándomela se la colocó en su entrada y dejándose caer se empaló en mi rabo de nuevo.

Empezó a cabalgarme suavemente y a moverse en círculos y aunque yo tengo bastante aguante, si seguía así ya no iba a durar mucho más, así que paré, me salí de su interior y poniéndome a su espalda se la metí desde atrás. Puse mis manos en sus caderas para poder bombear a mi ritmo, despacio y con embestidas profundas. Sintiendo como su coño húmedo y esponjoso apretaba mi polla. Laura empezó a gemir fuerte, así que aproveché y llevé mi mano derecha hasta su coño para masajearle el clítoris lo que le provocó un nuevo orgasmo y ahora si que no tuve ningún tipo de duda.

Yo estaba también llegando y se lo dije, pero ella entre jadeos me recordó: “Tienes que correrte como en el relato”... así que me salí de su coño quedando arrodillado en la cama, ella se tumbó en la cama con las tetas a mi altura y tras dos o tres sacudidas me empecé a correr sobre ellas.

Nunca he sido muy lechero, y con la edad menos. Lo que contaba en el relato sobre David, era para darle morbo pero mis dos o tres trallazos de semen acabaron en una de sus tetas y en el canalillo. Exprimí bien la polla para que soltase hasta la última gota de leche y me tiré a las tetas de Laura para recoger todo el esperma con la lengua. Cuando la deje bien limpita, me subí hasta su boca y nos dimos un morreo fabuloso, compartiendo mi semen.

Tras tontear un rato más en la cama, nos duchamos juntos. Laura, riéndose, propuso hacer lo que había escrito yo en el relato, cuando la protagonista le recorta el vello a David, pero me negué rotundamente. No quería tener que darle explicaciones a Lucía, llegado el caso.

Laura y yo nos despedimos y quedamos en que hablaríamos algún día entre la semana antes de que mi mujer volviera de Italia el sábado siguiente.

Continuará