Conmigo 2, historia de cornudo infidelidad y trios

Me quedé esa noche con ellos, cómo negarme ante la posibilidad de seguir follandome a mi exnovia en las narices de su nuevo novio. segundaparte del relato onmigo 1, historia de cornudo infidelidad y trios.

Me quedé esa noche con ellos, cómo negarme ante la posibilidad de seguir follandome a mi exnovia en las narices de su nuevo novio.

Tras limpiar mi semen de la espalda de su novia, Alfredo me había pedido que me quedara esa noche con ellos dos.

Subimos arriba, donde estaban los dormitorios del chalet. Alfredo no decía ni una palabra, pero en cambio parecía dispuesto a hacer lo que dijera Mónica.

Me tiré en la cama de mi exnovia nada más entrar en el cuarto, una cama pequeña, donde tantas veces me la había follado. Mónica se sentó a mi lado, y no quedaba sitio para el cornudo de Alfredo, que se quedó apoyado en el escritorio del ordenador.

– ¿Aún conservas las fotos de nuestras folladas? - Le pregunté a Mónica.

– Si, están en el ordenador, a veces las veo y me masturbo pensando en lo bien que lo pasábamos – respondió Mónica.

– ¿Te parece bien que el cornudo de Alfredo, les eche un vistazo para que se de cuenta de lo que te gusta el sexo? - le dije en voz baja.

Le pareció una buena idea, y le dijo a Alfredo:

– Aparta, voy a ponerte unas fotos para que te entretengas mientras reanimo la polla de Miguel.

Y entró en la carpeta oculta que contenía tantas y tantas fotos de nuestras folladas. Muchas veces le hacía fotos en las que salía con la cara llena de mi semen, o con el culo bien relleno con mi rabo, gargantas profundas, o sexo de diverso tipo en lugares abiertos, cerrados, en la cama de su madre, en el coche, en los probadores... Le puso las fotos para que fueran pasando automáticamente, y se volvió a la cama donde yo estaba.

– Alfredo, amor, no nos mires a nosotros, entretente viendo las fotos, y aprende de ellas mientras yo me como la polla de Miguel – le dijo con voz mimosa pero autoritaria.

Se aproximó a mi polla inerte, y empezó a lamerla y a metersela en la boca, haciendo todo el ruido que podía, para que su novio Alfredo pudiera escucharlo mientras observaba las decenas de fotos de su novia follando conmigo.

– Espera un momento – me dijo, y se acercó hacia donde estaba Alfredo – sácatela cariño, así, para que yo pueda ver que disfrutas con esta situación tanto como yo – le dijo observando su erección de cornudo.

– No se si esto es buena idea, Mónica, cielo... - dijo sin mucha convicción.

– Veras como si, cariño, después de esta noche, aprenderás como me tienes que follar, y si no pues siempre podemos contar con Miguel para que me de una buena sesión de polla - y diciendo estas palabras, volvió a la cama a comerme la polla.

Estuvimos un rato en esa situación, Alfredo observando las corridas ajenas sobre la cara de su novia, y mi polla sintiendo la deliciosa mamada que me estaba regalando Mónica. La polla del cornudo estaba bien tiesa, pero Alfredo se resistía a pajearse, supongo que aún le quedaba un atisbo de amor propio.

– Mira que dura tiene la polla tu novio, ¿No le vas a aliviar un poco? - Le sugerí a Mónica.

– Mejor que no, que se corre en cinco segundos, y además luego se pone un poco tonto – contestó Mónica sacándose mi polla de la boca únicamente el instante necesario para responderme.

– ¿Qué te parecen las fotos, Alfredo? - Le pregunté en voz alta al cornudo.

– Son interesantes, Mónica es muy guapa – Me respondió temblandole un poco la voz.

– ¿Ya te has corrido alguna vez en su cara? - Aunque ya sabía la respuesta, quería reírme de el.

– Todavía no, no me he atrevido nunca.

– Eres un pelele, tío, mira bien las fotos, tienes que aprender muchas cosas – le dije en un tono un poco condescendiente.

Le pedí a Mónica que dejara de chupármela, que se iba a cansar, y me senté en el borde de la cama, con mi polla dura apuntando al techo.

– ven, sientate aquí, me apetece darte por el culo.

– Mmmm, creía que no me lo ibas a pedir – susurró Mónica.

Mirando a su novio Alfredo, utilizó la mano para colocarse mi polla en la entrada de su apretado culito, y empezó a dejarse caer para ir clavándose lentamente mi polla. Subía y bajaba lentamente, y cada vez, centímetro a centímetro, mi polla iba enterrándose en su culo. Mis manos sostenían sus pechos, guiándola arriba y abajo, hasta que por fin toda mi polla estuvo clavada en las entrañas de Mónica.

– Mira cariño, mira como me follan el culo – le dijo a su novio Alfredo.

– Acercate para verlo mejor – le invité – ponte de rodillas y cómete el coño de tu novia.

Torpemente se arrodilló entre nuestras piernas, y Mónica le agarró la cabeza, apretandole la cara contra su coño depilado. Alfredo, chupaba como podía el sexo de su novia, mientras ella botaba sobre mi polla, clavándose mi rabo una y otra vez. El ritmo era frenético, si seguía así, no duraría ni un minuto más. Yo no quería correrme todavía, así que aparté a Mónica, levantándola y sacándosela del culo. Intenté no correrme, pero ya era demasiado tarde, el orgasmo estaba en camino y me iba a correr. En esos instantes en los que yo estaba tumbado, con los ojos cerrados con fuerza, y sintiendo cómo mis huevos se preparaban para la explosión, noté que una mano me agarraba la polla a punto de estallar en chorros de leche, y una boca me rodeaba la polla.

Empecé a correrme, sentí como los chorros iban saliendo con fuerza desde mi interior, y eran succionados por la boca que acogía mi polla.

– muy bien, putita, lo has hecho muy bien – escuché la voz de Mónica mientras sentía como esa boca seguía recibiendo los últimos chorros de leche.

Al instante, abrí los ojos, y descubrí que Mónica me acariciaba la base de la polla con una mano, y con la otra le sujetaba la cabeza a su novio Alfredo, manteniendosela sobre mi polla.

– ¿Te gusta el sabor a semen, putita? - Le dijo a su novio al oido.

Alfredo se levantó y se fue dando traspiés al lavabo, a escupir la carga de semen que le inundaba la boca.

– joder, eres una sádica, jajaja – me reí mientras caía rendido en el colchón.

– Ya lo sabes, Miguel, soy ardiente y muy imaginativa.

– Creo que deberías pajear a Alfredo, yo creo que se lo merece – le dije a Mónica.

– Déjale que sufra un poco, además así con la polla tiesa, aceptará mejor todo esto.

Al cabo de un par de minutos, volvió Alfredo con la polla blanda colgando. Miró con resentimiento a Mónica, y dijo que se marchaba.

– de eso nada cornudin, cielo, quédate aquí en la cama conmigo y mañana hablamos de todo esto.

– Si, ademas yo me tengo que ir ya – dije – he disfrutado mucho, y tras besar en los labios a Mónica, me levanté.

Me vestí y salí hacia mi coche, sin decir una palabra al cornudo de Alfredo. No tenía ni idea de qué decirle, me acababa de follar a su novia, dos veces, y además ella le había obligado a comerme la polla, todavía con sabor a su culo, y a recoger en su boca mi abundante corrida.

La historia aún continuaría, pero lo más morboso fue este primer día, pues fue en el que el cornudo descubrió su verdadera vocación.

Si alguien quiere comentarme algo, os responderé a la dirección paraquetediviertas arroba gmail punto com.