Conllevar un matrimonio en plena epidemia (1)

Tras comenzar a chupar su vulva que como sus labios estaban de lo más sensibles, retorciéndose de placer con cada cual de las lamidas o chupeteos… uuummm!!. Llegando incluso a saborear los restos de mi propia corrida, mientras le comía el coñito, dejando de apartarme y ahora presionar mi cabeza.

Conllevar un matrimonio en plena epidemia (1)

Antes de nada, agradecer tantos a aquellos que me leéis como los que me ponéis un comentario, ya sea mediamente al mismo portal de www.todorelatos.com como a mí email, pues por vosotros me dais animo a continuar, siguiendo a plasmar mis confidencias. Deseando haceros participe de alguna forma de cada una de ellas, no quedándome otra que plasmarla mediante confidencias, experiencias de mi vida. Un desahogo tan verídico como tantos, no plasmado como realmente sucedió pues los hechos y momentos son difícil de exponerlo con palabras.

Hoy os relataré una experiencia más que me ha ocurrió precisamente en este año de epidemia, año que va a su fin no como deseamos con este virus, cuyo confinamiento obligado, aunque necesario, debemos cumplir. Estamos ahora con el inconveniente del cierre perimetral de municipios, donde yo por suerte como otros, tenemos nuestro pase laboral que nos justifica. Este ‘encierro’ para unos ha venido a tomarse la vida con filosofía, pues bien hemos comprendido que con nada venimos y con nada nos marchamos, pero también nos ha servido para conocer a esa otra persona con la cual convivimos, persona que crees que es la media naranja y que vez, como de medía ha dejado en algún momento, pues nos centramos muchas veces en todo menos lo que tenemos. Precisamente por esto, llevamos unas semanas por no decir meses muy duros de trabajo, cumpliendo en la manera de lo posible con todo, realizando con mucho trabajo que todo esté bien, cumpliendo con las medidas de seguridad adoptada. Tiempo que necesitamos un desahogo, deseando coger unos días de descanso para reponer fuerza, cosa que íbamos a coger todo, ese puente de diciembre que estaba a la vuelta de la esquina. Y raíz de esto, comienza mi nueva experiencia…

Pues como relate tras la sorpresa llevada en este último puente, sorpresa digo por el trato llevado por mi mujer, mujer que como bien decía había que ponerse al día, cuya lujuria me dejo en estupefacto. Pero como bien sabéis, esto comenzó en el momento que dejamos los cri@s en casa de su hermana, pues los pobres querían estar un tiempo con sus primos, y de paso nosotros nos pusimos al día, aprovechando para darnos cariño, después de esta desunión más pactada por ella de los dos últimos años. Pero bueno, tras este sorprendente puente, volvemos a la rutina, cuyo lunes me incorpore a mi rutina laboral, trabajo compañeros, ya sabéis de todo un poco. Llevándome una inesperada sorpresa, cuando tras el desayuno, me detuvo Verónica, para preguntarme…

  • “¿Qué le has hecho a Ana?, viene de lo más cambiada hoy, parece una mujer diferente”.

No contesto, encogiéndome de hombros, ignorando a que se refiere, volviéndome está a decir…

  • “¿Qué ocurrió el miércoles durante el trayecto a su casa?, bueno eso si hubo trayecto, pues vi tu coche aun aparcado donde lo dejaste por la mañana”.

No le respondí, solamente la mire y supongo que ella lo entendió, soltándome…

  • “Claro que sí, ante todo discreción, eso es una de las cosas que me gustan de los caballeros, no digo hombres, pues muchos airean las experiencias a los cuatro vientos”.

Comentario que tras soltarlo nos separamos, cogiendo cada uno dirección a nuestro puesto de trabajo, jornada laboral que, durante la mañana, llegue a cruzarme con Ana hasta en tres ocasiones, veces que en todas ellas fueron con miradas sugerentes y comentarios de doble sentido. Ya después de almorzar, cuando me disponía a continuar mi jornada laboral por la tarde, me disponía a coger el ascensor, cuando escuche la voz de Ana. Tono que me hizo acercarme, pero que me hizo detenerme, quedándome oculto y de paso poder escucharla. Está mantenía una conversación con su marido, conversación que pude escuchar que le decía que iba a tardar un poco por dejar una documentación echa, acabando por hacerle entender que no se preocupara, pues le diría a alguna compañera que le acercara a casa. Cosa que más tarde, no solo no se quedo a acabar esos papeles, sino que me pidió que le acercara a su casa, tras aceptar quedamos en mi coche, continuando por finalizar la jornada.

Nada más salir, me la encontré esperándome junto a mi coche, estaba preciosa con ese vestido que traía, era cierto lo que bien me decía Verónica en referencia a lo distinta que se le veía. Pero bueno, fue montarnos en el coche, y esta me pidió que cogiera otro camino hacia su casa, camino que, a ser posible fuera de miradas indiscretas, pues deseaba hablar conmigo, no siendo esta conversación otra que lo ocurrido el miércoles. Trayecto que cogí en dirección hacia la carretera nacional en vez de la autovía, dirección que tome porque antes de llegar a esta, debo de cruzar el polígono industrial para acceder. Trayecto que esta llego a girarse en par de veces, donde primero de reojo y luego con descaro miro, observando cómo se le subía la falda en cada vez que se giraba, falda que cuya apertura me mostraba casi la totalidad de su muslo… uuuffff!!. Esta sonreí pícaramente, hablando de todo menos de lo ocurrido el miércoles, mirándola a los ojos y descendiendo la vista a sus senos, pues no dejaba de preguntarme por su vestido, preguntas como…

  • “¿Te gusta mi vestido y como me queda?”.

Lógicamente contesto que sí, sonríe una vez más, ignoro si es porque, está aprovecha por dejarme ver sus muslos tirando del pernil hacia arriba, o por cómo me pregunta al tiempo que toca el escote, soltando…

  • “¿Crees que el escote del vestido es sugerente?”.

Pregunta y mirada mía que casi doy un volantazo, pues fue alejar la vista de la carreta y clavarla en su escote, pues esta no solo me mostraba su escote, sino a cabo por tirar de la tela de este, tirando hacia los lados opuesto a la apertura. Tela que da entender que no llevaba sujetador, pues al tirar no solo lo vez por la amplitud de los senos, sino como se le marcaba los pezones erectos… uuummm!!. Ella sonríe y me suelta…

  • “¿Quizás debiera de parar?, no vaya a ser que tengamos un porrazo”.

Cosa que le debo de dar la razón, pues es lo que hice realmente, cogí y fui decelerando por la calle principal del polígono, mirando más donde detener el coche, acabando por girar hacia un lado, y aparcar en una las bocacalles alejado de miradas. Me volví y con todo descaro y sin esperárselo ella, cogí y posé mi mano derecha sobre uno de sus senos, ella se mostró sorprendida, pero al mismo tiempo su cara era de deseo, como si realmente era lo que pretendía. No dijo nada… solamente me miraba con deseos, mirada que fue encendiéndose a medida que, cogí y tire de su escote hacia un lado y saque uno de sus senos. Seno que acaricie y deslice mi dedo por su pezón, ella soltó un gemido, gemido que repitió al tiempo que soltó un suspiro, cuando hice lo mismo con el otro pecho… uuummm!!. Apartando mi mano de su pecho, continuando ella por acariciárselo para mí, primero sus mamas y después sus duros pezones… uuummm!!. Preguntándole…

  • “No me digas que también vienes sin braguitas”.

No me contesto, simplemente se subió la tela del vestido, enseñándome sus braguitas de encajes blancas, cuya mancha húmeda en su pubis se podía apreciar… uuummm!!. Preguntándome al tiempo que se me acerca, y darme un piquito, soltando…

  • “Te gustan... dime”.

Serio y le suelto…

  • “Que mala que eres, me gusta y sobre todo lo puta que eres”.

Ella sonríe, mira hacia un lado y hacia el otro, cerciorándose que estamos solos, fijándose sobre todo que no haya cámaras de seguridad en las naves adyacentes, mientras me hace saber lo mal que lo ha pasado durante estos días. Asegurándome que estuvo follando con su marido, pero que sintió que no fue igual, suponiendo que podría ser por el morbo o el peligro de ser cogido, o quizás todo junto. Me hace saber que estuvo dándole a la cabeza, no dejando de pensar y decirse a sí misma que no volvería a pasar, pero la realidad es las sensaciones le superan. Continúa hablándome mientras se acaricia sus muslos, diciéndome…

  • “Fue verte entrar en la oficina por la puerta, decidiendo y hacerme entender que debía de evitarte, cosa que hice todo el día, pero las preguntas indiscretas de algunas compañeras o las insinuaciones de otras, me han hecho recordar nuestro episodio, no quedándome otra que ir al servicio y hacerme un dedo de lo caliente y excitada que estaba”.

Dice al tiempo que se baja las braguitas, tirando de ellas hasta sus rodillas, enseñándome su coñito y como de hinchado tiene tanto la vulva como los labios superiores, coñito que me lo demuestra depilado y suelta…

  • “No vez, como lo tengo de hinchado… uuuffff!!, y además estoy empapada”.

Cojo e inclinándome hacia ella, mi primer gesto es tirar de sus braguitas hacia abajo, quedándose estas en sus pies, luego, dirijo mi mano izquierda hacia su entrepierna, posando mi mano y deslizar mis dedos desde abajo hacia arriba, dedos que se me impregnan de sus jugos y que me los llevo a la boca, saboreándolo mientras ella me mira con cara de vicio… uuuffff!!. Soltándome…

  • “Que malo y que pervertido eres… uuummm!!, me gusta… quiero que me enseñes… aaahhh!!”.

Dice al tiempo que comienza a hacerse un dedo, observando con todo detalle, como desliza sus dedos por su vulva, estira de sus labios hacia arriba e incluso se mete un dedito… uuuffff!!. Diciéndole…

  • “¡Estate quieta… hombre, me estas poniendo muy malito… uuummm!!”.

Ella no deja de sonreírme, preguntándome…

  • “A ver como de malito estas… enséñamela hombre”.

Cojo y no me lo pienso dos veces, suelto la hebilla del cinturón, desabotono el botón del pantalón y bajo la cremallera, tirando de la tela de mi pantalón y calzoncillo hasta medio muslo, prendas que al bajar salta como un resorte mi polla fuera. Soltando está un sonido de aprobación al tiempo que dirige una de sus manos hacia mi miembro, mano que comienza a deslizarse por mi tronco, soltando…

  • “Joder como vienes, no comprendo cómo tu mujer te ha dejado salir así, yo me hubiera contentado al menos con un mañanero joder”.

  • “Uuuffff!!... que mal está repartido el mundo”.

Dice y se inclina hasta que sus labios se posan sobre mi glande, comenzando a chupármela sin previo aviso, tragándosela hasta la misma base poco a poco, escuchándose solamente el sonido de sus labios y sobeteo de su saliva, saliva que impregna mi polla… aaahhh!!. Sacándola de su boca y continuar unos minutos con masturbármela, ayudándose con su otra mano en magrear mis genitales… ooohhh!!. Aprovechando la postura para acariciar sus nalgas, ¡e introducir mi mano entre sus muslos hasta su coñito… mmm!!, cosa que ella intenta separar sus muslos a modo de darme permiso, gesto que me ayuda a dedearla… aaahhh!!. Volviendo a inclinarse, recostándose y tras tomar mi miembro, volvérselo a llevar a su boca, chupar y lamer, escupir y con sus propios labios diluirlo por mi tronco… uuuffff!!. Sacándosela y decirme…

  • “Esos deditos son muy malos, no veas como me estas poniendo cabrón, vas a tener que cumplir… eeehhh!!”.

Pensando yo… ‘malo yo’, joder menuda mamada me estaba haciendo la muy puta, no comprendiendo como su marido no la tenía alimentada, pues esta está falta de carne… uuummm!!. Cojo y la aparto, saliendo del coche e irme hacia el otro lado, abriéndole la puerta y esta antes de inclinarse nuevamente, coge y se quita las braguitas. Continuando por girarse hacia mí, conducir una de sus manos hasta coger mi miembro, inclinando su cabeza hasta introducir mi glande en su boca… ooohhh!!. Comenzando a chupármela, sacarse el capullo para lamer este, ¡rodeándolo con su lengua y volver a metérselo… ooohhh!!, elevaba un poco el rostro… lo justo para poder mirarme, observando como yo disfrutaba… uuuffff!!. No deje de mirarla, mientras acariciaba sus cabellos, llevando mi otra mano a sus pechos, ¡magreándoselo con placer… uuummm!!, volviéndosela a sacar al tiempo que la impregnaba de saliva, recogiéndola con su lengua… ooohhh!!. Acabó por soltarle…

  • “Te voy a follar bien duro, ¡no te escapas zorra… ooohhh!!”.

Sacándosela de su boca, me respondió…

  • “Me gusta que me follen duro, y sobre todo que me llames zorra, pues quiero que me trates así”.

Fue decirlo y recostarse hacia atrás al tiempo que tiraba de su vestido hacia arriba, mostrándome la amplitud de sus muslos y ese coñito ‘pidiendo guerra’, cuyos labios vaginales se le apreciaba hinchados, eso y el brillo que delataba lo empapada que estaba… uuuffff!!. Mirandome con malicia y riéndose pícaramente, me pregunto…

  • “¿Cómo me las vas a meter?”.

Siendo ella la que sin dejarme decirle, cogió y se salió del coche, girándose y quedando de espalda a mí e inclinándose, dejándome ver ese tremendo pandero que posee… uuuffff!!. Lleve mi mano a sus nalgas, magreando a conciencia sus glúteos, acabando por colocar mi mano entre estos y deslizar mis dedos hasta su orificio, soltando Ana un sonoro gemido… ooohhh!!. ¡Dedos que deslice hasta su vulva, acabando por introducir uno de mis dedos en su orificio… uuummm!!, sacándolo y llevármelo a la boca, chupándolo y tras saborearlo, volví a dirigirlo al mismo lugar, metiéndole en esta ocasión dos en vez de uno… aaahhh!!.

Acabando en minutos por sustituir esos dos dedos por mi polla, ¡soltando ella… ooohhh!!, comenzando a penetrarla, embistiéndole con un ritmo normal, no siendo ni muy rápido y menos lento, deseando que ella disfrute y satisfacerla… aaahhh!!. Comenzando a acelerar al ritmo de sus jadeos e incesante gemidos, cuyo ruidos aparte de sus síntomas de placer, ya sea gemidos, jadeos, era por el choque de mi pelvis contra sus nalgas… aaahhh!!. Cuyas peticiones primero y suplicas después, me hizo entender que su orgasmo estaba al caer, penetrándola con fuerza al tiempo que la insultaba, tomándola por la cadera con una de mis manos, mientras con la tiraba de sus pelos hacia mí. Soltando…

  • “Si… aaahhh!!, si… si… uuuffff!!, no pares… no pares… aaahhh!!”.

Acabando está en un sonoro gemido, gritos que me hizo entender que había tenido su primero orgasmo, orgasmo que me dio por mirarme el reloj y saber cuánto ha tardado, pero que no aminore el ritmo y continúe penetrándola, obteniendo su segundo orgasmo en apenas cinco minutos después… aaahhh!!. Soltándome…

  • “Si… si… ya… ya… yaaaahhhhh!!”.

Y sintiendo como si me estuviera meando, soltó…

  • “Córrete… aaahhh!!, córrete… uuuffff!!, préñame cabrón… uuummm!!”.

Penetrándole con fuerza, tomándola por las caderas con ambas manos, embistiéndola como potencia, no dejando de gemir y jadear, comenzando a insultarme a modo de ponerme más. Sintiendo mi polla endurecerse y como una sensación de lograr algo, acabar por descargar dentro de ella, no precisando que cantidad eche, pero cuando la saque, cayo un chorreón de su orificio. Chorreo de esperma mezclado con sus fluidos correspondientes a sus orgasmos, orgasmos que ella me sorprende al hacerme saber…

  • “Que cabrón que eres, me has hecho que me vuelva a venir… uuummm!!, me gusta… mmmm!!”.

Pidiéndome que le ayudara a salir del coche, ayuda que le preste y se sentó en el asiento del coche, observando esa carita de vicio que tenía, bajando la vista hacia sus enormes pechos, finalizando en su entrepierna, donde mostraba su enrojecido coñito, labios hinchados como su vulva, tentadora visión que acabe por arrodillarme. Está viendo mis intenciones quiso detenerme, ¡pero tras comenzar a chupar su vulva… uuummm!!, vulva que como sus labios estaban de lo más sensibles, comencé a lamer… uuummm!!. Saboreando mis propia corrida mientras le comía el coñito, dejándome de apartar para ahora presionar mi cabeza, ayudándome con mis dedos, acabando esta un en nuevo orgasmo… aaahhh!!. Orgasmo que significo el final, pues tras descansar un rato, ayude a vestirla y ella a mí, aprovechando para calentar una vez más la situación, montándonos en el coche, dirigiéndome hacia su casa, viaje que no dejo de magrear mi entrepierna. Acabando por soltarme…

  • “Uuuffff!!... que malita me has puesto cabrón, eso de comerme el coñito con tu semen dentro, me ha puesto muy cachonda… uuummm!!”.

Dice al tiempo que me muestra como desaparece hasta tres de sus dedos dentro de su orificio vaginal, volviendo a sugerirme…

  • “Detén el coche cuando puedas, déjame comerte la polla otra vez, ¡quiero que ahora te corras ahora en mi boca… uuummm!!, y que te comas mi boca después… uuuffff!!”.

Pero no me detuve, menos aún en la nacional, viendo ella que no iba a ceder y comenzar a hablarme, conversación que fue entorno a nuestra ‘desapareciendo’ del jueves pasado. Pues, aunque dijimos que nos íbamos a nuestras casas, lo cierto es que algunas de ellas vieron tu coche aparcado, pequeño detalle que nos delato. No dejando las chicas de sacarme cómo eres en realidad, teniendo que salir al paso cuando me dijeron, si eras un mariposón o no. Confesándole…

  • “De eso no tengo constancia, pero si os puedo asegurar que sí lo es… os puedo asegurar que para nada es un obstáculo, sino todo lo contrario, no digo que tenga un pollón entre las piernas, pero sí que sabe tratar a una mujer, nuestras necesidades, y sobre todo satisfacerla”.

Dice y con rasgo de culpa, acaba…

  • “Lo siento… no me pude contener, no quería que se metieran contigo, sé que he metido la pata al contarlo, pero creo al hacérselo saber, vas a tener tu posiblemente más que demostrar que yo”.

Detuve el coche frente a su piso, compañera que antes de bajar del coche, cogió y se quitó las braguitas, dándomela al tiempo que me daba un piquito, abriendo la puerta y marchándose, observado como de bien se le marcaba ese tremendo trasero, aun mas cuando iba sin ropa interior… uuummm!!. Arranque no sin antes guardarme esa prueba de nuestro encuentro, poniéndome en marcha hacia casa, llegando y descubrir que la vida ha vuelto a la normalidad. Saludando a mi mujer, la cual está en la cama con su móvil en mano, móvil que según parece está de nuevo con su video conferencia, cuya persona del otro lado no me puede ni ver a pesar de no conocerme, pero bueno. Fue las cosas de mi dormitorio, llegando a escuchar a mi mujer decirme…

  • “Anda coge tus cosas y márchate, no ves que estas molestando”.

Fue coger el pijama y algunas cosas más, dirigiéndome hacia la puerta y está soltar…

  • “Cuando salgas cierra la puerta bien, y ¡ojo!, no te quedes escuchando detrás”.

Cosas como estas son las que te dan fuerza para continuar con mis amistades, fuerza fue con la cual cerré la puerta del dormitorio y la del baño, digo baño en el momento que entre para ducharme. Pero no me dio tiempo ni desnudarme, cuando sonó el móvil, número que me era desconocido, pero aun así conteste, descubriendo que el dueño de ese número era en verdad dueña. Llevándome la sorpresa de que era Verónica, compañera de recursos humanos, compañera que para nada deseaba hablar de trabajo y sí más de lo mío con Ana. Cosa que tras hacerle saber que era muy tarde, pudiéndolo hablar mañana si deseaba antes de entrar en la oficina, acabando ella por sugerirme pasar por su casa y recogerla, pues sabia de sobra lo buen ‘chofer’ que soy, sonándome eso a segunda. Bueno y dicho esto, no deseando alargar mucho más, me tengo que despedir. No sin antes daros las gracias por vuestros comentarios, ya que vuestras criticas u objeciones, me ayudan en la medida de lo posible a mejorar. Dicho esto, os dejo y espero que os haya gustado, deseando recibir vuestros comentarios, ya sea a este portal como a mi correo. Claro está, mi email es: Jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto… jhosua1974@gmail.com).