Congreso Farmacoñógico.

Cuando se miró al espejo, supo que era la noche. Y parece que no solo ella iba decidida a seducir. ¿Te gusta jugar?

Por fin había llegado el viernes, lo llevaba esperado toda la semana pero no por el descanso del finde, como de costumbre, sino porque esta vez le esperaba algo diferente: el congreso.

Elena era farmacéutica y cada cierto tiempo las compañeras de su profesión se reunían en grandes eventos organizados por empresas para hacerles llegar información acerca de sus nuevos productos. A pesar de que ésta era algo escéptica sobre los intereses que había detrás de esas reuniones, disfrutaba de volver a encontrarse con sus colegas y de conocer a nueva gente. Los días de congreso siempre eran verdaderamente estimulantes.

Elena cogió el tren rumbo a Valencia, donde se celebraba en esta ocasión. Al llegar al hotel le entregaron su acreditación y le dieron la llave de su habitación individual, todo un lujo. Aprovechó para descansar del viaje, refrescarse y colocar algunas de las cosas de su maleta y después de esto se dispuso a bajar al salón del hotel para reencontrarse con la gente.

Cuando llegó al lugar, estaba lleno de caras conocidas: antiguas amistades de la carrera, ponentes de las conferencias de los próximos días. Elena estaba excitada, y aunque le hacía ilusión ver a todas esas personas, subconscientemente sus ojos buscaban a alguien en concreto: a Ari. Ambas se habían conocido en otro congreso similar, y coincidieron en un par más después. Se habían hecho buenas amigas y aunque no mantenían el contacto entre eventos, siempre habían tenido una conexión especial al encontrare.

Elena estaba algo sumida en sus pensamientos cuando, de pronto, sonó una voz conocida detrás de ella: ¡Elena! ¿Eres tú? ¡Qué alegría! Esperaba verte por aquí. Elena se sobresaltó y se giró para descubrir que era ella. No pudo evitar sonreír al instante: ¡Ari! Pues claro, no me lo iba a perder por nada del mundo

Comenzaron una charla entretenida y casual, hasta que alguien les interrumpió. Los organizadores del evento anunciaron que en breves empezaría la cena, iba a ser tipo cóctel, todo el mundo levantado para poder hablar, eso sí, con sus mejores galas. Las amigas se despidieron y subieron a sus habitaciones a cambiarse de ropa.

Cuando se miró al espejo, sabía que había elegido bien el conjunto de esa noche. Elena se encontraba fabulosa con un vestido negro, largo y pegado a su cuerpo que resaltaba todas sus curvas. La confianza brillaba en sus ojos y algo le decía que era la noche en la que iba a lanzarse a Ari… y estaba convencida de que iba a conseguir seducirla con todas sus dotes.

Bajó al salón de nuevo, donde se encontraba todo el mundo arreglado, vio a un par de amigas más de la carrera con las que estuvo hablando y la cena empezó. Las bandejas no paraban de ir de aquí para allá llenas de sutiles aperitivos y, como no, de bebidas como champagne y vino. No lo reconocería pero estas últimas bandejas eran las favoritas de Elena, que siempre acababa tomando más de la cuenta. La noche avanzaba y seguía de risas con sus amigas, recordando anécdotas… y de pronto le vio. Ari estaba al otro lado de la sala, vestida con un mono rojo espectacular que hizo que Elena tragara saliva. En medio de ese reconocimiento visual, Ari alzó la mirada y ups, pilló a Elena mirándole de manera algo lasciva. Elena se puso roja pero Ari, en vez de molestarse, pareció encantada, le devolvió la sonrisa con los ojos entornados, como sabiendo que tenía el poder… y que tenía ganas de jugar. Una corriente eléctrica recorrió todo el cuerpo de Elena pensando en lo que podría pasar esa noche.

La velada continuó y esas copas de más llegaron. Después de eso, los organizadores del evento anunciaron un juego para conocerse mejor entre todas las personas asistentes. Se trataba de una especie de “citas rápidas” en las que iríamos rotando por las mesas que habían colocado para poder conocer a gente desconocida. Tras 1 minuto sonaría un timbre y tendríamos que cambiar de persona. El juego parecía divertido. Comenzaron: Ariel, Jorge, Pedro, Sara, Andrea, Carlos, algunas personas ya conocidas, otras nuevas e interesantes con las que probablemente volvería a entablar una conversación… y de repente Elena se percató de que la siguiente cita rápida la tenía con Ari. Sonó el timbre, se puso roja.

Ari: bueno, bueno, bueno, una cara conocida por fin

Elena: si jaja que te está pareciendo el juego

A: no está mal, aunque cuando ya has tenido la misma conversación con 8 personas, cansa un poco

E: y que lo digas, no sé la de veces que me habrán preguntado que a qué uni fui, que si tengo novio y que si daría alguna ponencia mañana. Un monotema jaja

A: Bueno, podemos hacer nuestro minuto más entretenido…

E: ¿Qué se te ocurre?

A: Vamos a jugar a hacernos preguntas. Una tu-una yo. No vale mentir

E: Mmm hecho

A: Te gusta alguien de este congreso?

E (poniéndose roja): bueno, a ver… supongo jeje

A (sonríe con picardía). Vale, te toca

E: Mmm no se… ya que esto son “citas”, cuéntame una fantasía sexual

A: Acostarme con alguien de este congreso

E: (muy roja a estas alturas de la conversación) ¿Con quién?

A: Eso es otra pregunta y me toca a mí. ¿Te gusta jugar?

E: Claro, ¿por qué?

A: Ya l…

SUENA EL PITIDO. CAMBIO

Elena maldijo en su interior MIERDA,  justo ahora que la cosa se estaba volviendo interesante. Mientras caminaba hacia la siguiente mesa para la próxima cita, no dejaba de pensar en la conversación que acababan de tener… SE LE HABIA INSINUADO??? Ya estaba mojada.

Pasó la noche y la gente se fue retirando. Las citas se habían acabado y Elena siguió con sus amigas bebiendo. Ya quedaban pocas personas (las jóvenes xd) y propusieron salir al centro de la ciudad a tomar algo. En la discoteca, Elena siguió bailando, bebiendo y pasándoselo bien sin pensar en la resaca que tendría que aguantar el día siguiente entre charla y charla… “bueno, problema de mi yo del futuro jeje” pensaba ella.

Mientras bailaba una de sus canciones favoritas Ari se le acerco por detrás y le habló al oído, muy cerca, para que pudiera escucharle entre tanto ruido, mientras lo hacía, Elena notaba su mano rozando su cadera. Eso le ponía a mil. Ari le propuso ir a la barra a tomar un chupito y allá que fueron. Se lo bebieron de un trago y, entonces, Ari le dijo: ¿entonces has dicho que te gusta jugar, no? Lo dijo mirando a Elena a los ojos y puso su mano en la rodilla. Elena tragó saliva y asintió. Ari sonrió con poderío y siguió subiendo la mano. Elena estaba muriéndose de nervios y de lo cachonda que estaba. De pronto, Ari la agarro de la mano y le dijo: sígueme. Atravesaron toda la discoteca cogidas de la mano y llegaron al baño. Elena estaba muy descolocada pero le excitaba la situación. Ambas se metieron a un cubículo y Ari cerró la puerta a sus espaldas mientras clavaba su mirada en Elena. Sonreía de forma maliciosa, sabía que tenía la situación en sus manos y que podía hacer lo que quisiera. Elena no sabía que estaba pasando, si lanzarse, si hablar… pero antes de que pudiera decir nada, Ari dio un paso, se acercó a ella y le cogió de la cintura, acercó su cara y sus labios a su oído y le dijo mientras apartaba un mechón de pelo: Pues vamos a jugar. Ese simple contacto, el aliento en su cuello, hizo que un escalofrío recorriera todo su cuerpo.

Antes de que Elena pudiera recomponerse, Ari estaba buscando algo en su bolso y lo sacó. Una bola. Era un vibrador que ella misma podía controlar a distancia, desde su móvil. Miró a Elena sonriendo y le dijo: sabes lo que tienes que hacer? Elena, algo confusa, negó con su cabeza. Entonces Ari volvió a acercarse a ella, pegando sus cuerpos. Puso su mano sobre el muslo de Elena y mirándole fijamente comenzó a subir. Se detuvo justo antes de tocar sus bragas y volvió a mirarle, como pidiendo permiso para seguir, Elena lo deseaba más que nada pero no podía decir nada, seguía flipando con la situación. Elena cerró los ojos  y echó la cabeza hacia atrás, su respiración agitada. Ari siguió y se acercó a su entrada y comprobó lo mojada que estaba. “Creo que es suficiente. Lo que quiero que hagas ahora es meterte esto. Yo lo podré controlar desde mi móvil durante el resto de la noche” Elena asintió más cachonda que nunca.

Ari sacó sus dedos, los miró y los llevó hacia su boca. Antes de salir dijo “Que empiece el juego”. Abrió la puerta y salió. Dejando a Elena como nunca de excitada, empapada, con las bragas apartadas y con el juguete en la mano. La noche iba a ser más entretenida de lo que pensaba.