Confinamiento

El olor de su cuerpo, el tacto de su piel... Ella esta con otra persona, no puede pasar nada, pero la pasión y el deseo en estado puro nunca desaparece...

CONFINAMIENTO

Allí esta, desnuda, tumbada en la cama mirándome y sonriendo, tengo que disimular lo nervioso que estoy e intento hablar con firmeza.

Le digo que voy a hacer unas fotos de prueba para ir ajustando la cámara y la luz. Me acerco a ella, pongo el foco sobre su torso desnudo y tiro la primera foto, sale borrosa y oscura, ¡vamos céntrate, Ricardo! Tiro un par de fotos mas y me acerco, me quedo a unos pocos centímetros de su piel y disimulando comienzo a apreciar los detalles de su cuerpo a través de mi objetivo.

Su cuerpo con esta luz resplandece ante mí, se resaltan sus contornos sus curvas, es una visión maravillosa, se me viene a la cabeza la primera vez que la besé, la luz era parecida y ella se reflejaba en mi ventana, me preguntó sobre las estrellas y yo la respondí con un largo y cálido beso, besarla, besarla es lo que me gustaría ahora, pero no puedo, he hecho una promesa y tengo que intentar cumplirla.

La pregunto si puedo moverla para que ponga la postura que yo quiero, la verdad es que es solo una disculpa para volver a sentir su piel en mis manos, ella me reprocha que eso no voy a poder hacerlo con una modelo de verdad pero accede y yo suavemente la agarro de la cintura y la giro, ahora ya es tarde, me he acercado demasiado y he podido sentir el olor de su piel, huele a vainilla y alegría, con toques de canela y azahar. Su olor me vuelve loco, de nuevo otro recuerdo, la primera vez que pude sentirlo, ese día era mas fuerte, fue en el gimnasio, ella se acerco a corregir mi postura agarrando mis hombros con sus manos, hacía mucho calor y al darse la vuelta pude sentirlo, pensé en preguntarla que colonia usaba pero me quede cortado como tantas otras veces y empecé a balbucear palabras sin sentido en ese corto periodo entre clase y clase en el que a veces me lanzaba a hablarla, no se como pude conseguir su teléfono.

Ricardo contrólate, se lo has prometido, me repito. Comienzo a sentirme cómodo y la cámara empieza a responderme, es una sensación increíble cuando imaginas unas fotos y de repente te ves haciéndolas y encima son mucho mas bonitas que en tu imaginación es una sensación única y si encima la unes a que estás haciéndoselas a la persona que has visto en esa foto y que deseas con locura pues ya es el nirvana fotográfico, ¡¡Céntrate Ricardo!! me repito.

Parece que ella también empieza a sentirse cómoda, siempre hemos tenido una conexión especial y en momentos así sale a relucir.

Ya estoy metido en la situación y después de fotografiar su cadera voy subiendo hacia sus pechos, son unos pechos muy bellos, no son grandes, nunca me han gustado grandes, cuanto tiempo he pasado besando esos pezones, recorriendo con mi lengua esa aureola pardita, esos pechos que con agradecimiento se ponían firmes con mis caricias, y que la hacían arquear la espalda en otro tiempo nada lejano,  ahora estoy a unos pocos centímetros y no puedo hacer nada, aun así la pregunto si puede acariciarlos un poco para que se endurezcan y así alegrar mis fotos. Ella asiente, muy lentamente lo hace, yo con mi objetivo admiro como primero el derecho y luego el izquierdo sus pezones responden, estoy seguro de que ella también está recordando cosas como yo, siento en su mirada picara que va a ponerme al límite para probarme, espero poder aguantar toda la sesión.

La recorro con mi objetivo de la cabeza a los pies, voy fotografiando detalles de su cuerpo, aun tiene la piel de gallina, pero poco a poco se le quita, a su cuerpo le gusta que le fotografié, también le gustan mis caricias, lo noto, me llama, echa de menos mis caricias con aceites esenciales que siempre terminaban en éxtasis y orgasmos, pero hoy no, hoy he dado mi palabra y a mi pesar no voy a poder darle placer.

Ella ahora esta boca arriba yo bajo por su cuerpo, quiero hacerla una fotografía de sus piernas, paso muy cerca de su sexo, siento el impulso de abrir sus piernas y poner mi lengua lo mas profundo que pueda dentro de ella como en tantas otras ocasiones, pero no lo hago.

De nuevo un recuerdo, bueno mas bien muchos, me viene a la cabeza el maravilloso sabor de su coño, de la primera vez que bajé la cabeza poco a poco por su vientre, besé su muslo derecho, pasé muy cerca, lo suficiente para oler su excitación y ver lo húmeda que estaba, besé y me recree en el muslo izquierdo, por fin centre mi cabeza y comencé a comérselo desde la parte inferior a la superior con la lengua bien ancha, recorriendo con ella sus labios y dejando que entrara dentro un poco hasta llegar a la parte superior, su sabor llenó mi boca y esa vez fue la primera vez que la escuche gemir de placer y retorcerse.

Quiero hacer las del chocolate me dice. Bueno venga empecemos de verdad, contesto. Intento disimular que mi polla esta rígida, dura como una piedra, llega a doler, me siento incomodo estoy muy excitado, pero tengo que controlarme, en un despiste me la coloco como puedo para que quede disimulada y continuo.

Ahora saco las vendas de seda, le ato sus muñecas suavemente para que queden por encima de su cabeza, no me corto y recorro su cuerpo como sin intención acariciándoselo con ellas, le tapo los ojos, me dedica una ultima mirada picara y sonríe, se que ella esta muy excitada también, la encanta probar cosas como a mi darla placer, pero hoy no podemos.

Ato sus piernas también por los tobillos, y de nuevo recorro su cuerpo haciéndole el amor con mi cámara, me paro en todos los detalles que puedo, muevo el foco de un lado a otro frenéticamente para no dejarme ni un solo centímetro de su cuerpo sin fotografiar, ahora ya no me corto, hace mucho calor y me he quitado la camiseta y estoy con los pantalones cortos.

Me muevo por encima de ella y muevo su cuerpo para ponerlo en la posición que quiero, las fotos que estoy haciendo son brutales, los dos estamos disfrutando como críos jugando a su juego favorito con su mejor amigo un día sin colegio.

Hemos entrado en nuestro buble creativo, lo noto, es éxtasis puro, pequeña, voy a echarte el chocolate como hablamos, ella asiente.

Lujuria, pasión, amor, odio, éxtasis en estado puro, sentí cuando el primer chorrito de chocolate callo sobre su pezón, ella arqueo el cuerpo y su piel se estremeció, ahí me sentí Picasso, pintando sobre el lienzo mas bonito del mundo un cuadro perfecto.

La tensión sexual es máxima, esa excitación y deseo es casi imposible de controlar y después de unas cuantas fotografías rompo el confinamiento al que nos habíamos sometido, no puedo aguantarme y beso sus labios que me correspondieron pasionalmente como tiempo atrás.

Ella aun atada solo puede arquear su cuerpo y retorcerse, comienzo a comerme el chocolate de sus pezones y voy bajando por el ombligo, Valentina con chocolate, mi postre favorito. Por fin bajo la cabeza despacio entre sus piernas, su excitación ha mojado las sabanas y esta temblorosa esperando mi agradecida boca, mi lengua recorre su coño varias veces, primero los lengüetazos son pequeños y rápidos, luego anchos y largos. Al fondo solo la oigo balbucear, así Ricardo cómeme el coño como me gusta.

Podría estar allí todo el día, disfruto abriendo la boca y metiendo mi lengua profundamente dentro de ella, así puedo ver como arquea su cuerpo y se retuerce de placer, con mi boca se lo abarco entero, con mis labios siento como su clítoris empieza a asomar y me pide mas atenciones que al resto, accedo sin rechistar y cerrando casi completamente mi boca lo abarco con mis labios y comienzo a succionar ligeramente, de nuevo ella gime y se arquea, toda su humedad sale para llenarme la boca.

Con mis dedos le acaricio los labios mientras me como su clítoris despacio, pero sin pausa y mientras aprieto fuerte la parte superior que sé que le gusta. Con mi dedo que esta empapada en ella busco el otro roto de su piel, esto la vuelve loca, lo sé, lo noto, su cuerpo me habla.

Muy despacio muevo mi dedo dentro de ella, mientras mi boca no para, pero ahora le doy un poco de descanso a la parte superior y empiezo a bajar con la lengua por sus labios hasta llegar a mi dedo que no dejo de mover, no paro de acariciar con mi lengua toda su piel y me explayo en el medio para volver a su clítoris de nuevo.

Los jadeos no tardan en ser mas fuertes y noto que se acerca al clímax, quiero sentirlo en mi boca y así es, me llena la boca de su néctar de nuevo agarrando mi cabeza tan fuerte contra ella que apenas puedo respirar.

Ahora me toca a mí la digo, me la agarro y la muevo de arriba debajo, mi glande pasa por sus labios abriéndolos y humedeciéndose, ella esta empapada, es maravilloso cuando empiezo a entrar dentro de ella, agarro sus piernas y la siento profundo, la quito las vendas de los ojos y bombeando contra sus caderas con movimientos firmes y profundos la beso apasionadamente.

Me levanto y la levanto a ella, pero tiro de su pelo para arquear su espalda y comer sus pechos de chocolate, ella responde a mis movimientos con los suyos arriba y abajo, no tarda en correrse de nuevo empapando mis caderas.

Ahora tenemos un asunto pendiente pequeña, la saco y me abalanzo con mi boca de nuevo sobre su coño, al levantar las piernas así me queda hacia arriba y puedo comérmelo como quien se come una pierna de cordero agarrándola por los dos extremos, no me corto y me lo como todo, su piel es mi pasión y no puedo dejarme nada sin comerme.

Jugueteo con mi legua en su culo, ella sabe como yo lo que teníamos pendiente y lo desea también, he preparado la zona a conciencia y es el momento, levanto sus caderas y la acomodo con unos cojines para que este más alta que yo.

Me la agarro de nuevo, está muy dura y late no la abarco con la mano y está muy sensible, estoy deseando correrme dentro de ella y ella que lo haga, le pongo la punta y muy despacio empieza a entrar, ella se retuerce de una mezcla de dolor y placer, ya esta dentro, comienzo a moverme muy despacio y la pido que se acaricie como lo hace en las noches solitarias, ella lo hace mientras gime y me mira fijamente, yo la miro fijamente y entramos en éxtasis en unos pocos movimientos.

Me voy a correr me dice, yo también preciosa, por fin me voy a correr dentro de ti y nos vamos a correr a la vez, esto ultimo lo balbuceo por que los dos experimentamos el clímax al unísono, como en el crecentó de una orquesta, es un orgasmo increíble.

Nos quedamos quietos un momento y salgo de ella con mucho cuidado, la beso y nos abrazamos, no decimos nada, no hay nada que decir, nos hemos saltado el confinamiento.