Confinados

Una joven debe pasar la cuarentena con un maduro

CONFINADOS

Han pasado muchos meses de aquellas primeras semanas tan complicadas y duras, que se llevaron tantas vidas, pero que por piruetas de la vida me regalaron una de las experiencias más apasionante.

Estaba cenando cuando llamaron a mi puerta. Era Ana mi vecina del 2º. Nos conocíamos desde el Instituto, y después de muchos años coincidimos viviendo en el mismo bloque. El paso del tiempo no  había mella en su atractivo, y seguía teniendo esa mirada pícara de la adolescencia.

-         Hola Raúl. Perdona que te moleste a estas horas, pero la mayor (su hija) ha conseguido billete para salir de Italia, donde está estudiando, y vuelve a casa.

-         Me alegro, la verdad es que la situación allí es muy mala.

-         Sí, por eso,…..no sé cómo pedírtelo….pero….como tú has pasado ya la enfermedad, ……nos da miedo que ella la pueda traer….y ya sabes lo delicado que es el pequeño (el hijo menor).  En fin, que no sé… Perdona, que nada, que según me oigo veo que es un abuso.

-         Espera, pero dime!  ¿Qué ibas a decirme?

-         Que si la podías alojar los 15 días de la cuarentena por si acaso, en casa me da miedo, y donde mis padres, sería ponerlos en riesgo.

-         Por supuesto, ya sabes que tengo 2 habitaciones. No hay problema.

-         Muchas gracias, te pagaremos la manutención y gastos..

-         No, por favor –dije- para eso estamos los vecinos.

-

Nos intercambiamos los teléfonos, y esa misma noche me concretó que Sara (que así se llamaba) llegaría en 2 días.

Un mensaje que me destapo el deseo fue el siguiente:

-         Ah, y estáte tranquilo, toma la pastilla. Jajaja

-         Por Dios, como puedes pensar…que yo..

-         La juventud no es como nosotros, ellos lo ven de otra manera, y Sara tiene 22 años.

-         Ya, ya…pero es tu hija.

-         Pórtate bien… igual hasta te he hecho un regalo.

-

Aquello desató mis fantasías, y empecé a buscarla por las redes.  Nada. Solo conseguí ver fotos de la hija, en el Facebook de la madre, y la visión me dejó cautivado. Hacia 2 años que estaba en Italia, y parecía que sus caderas y pechos habían crecido, tanto como su melena rizada. Intenté no pensar más en ello. No quería que hubiera problemas.

Llegó el día, y sonriente y educada se instaló en la habitación que utilizaba de despacho que tenía una cama plegable. El piso iba tomando su aroma, y los días de encierro nos permitían compartir charlas, momentos.  Cenaba pronto y se encerraba. Pronto supe que para hablar con su novio italiano y tener cibersexo con él.

Una noche silencié la TV  y la escuché jadear y mascullando algunas palabras en lengua extranjera. Supongo que con los cascos no se dio cuenta de que se le oía, y cuando llego al éxtasis, se escuchó un grito y un pequeño lloro como de un cachorro.

Aquello empezaba a ser un castigo. Encima al día siguiente su indumentaria fue mermando y la camiseta que llevaba permitía adivinar la libertad de unos pezones duros y oscuros.  Unos pantalones cortos que en el sofá, encogida casi enseñaban los primeros pliegues de su intimidad.

A la noche, cuando suponía que ella habría terminado de masturbarse y estaría durmiendo, puse en  el salón videos porno para masturbarme, desnudo con lubricante, me la empecé a menear. Cerré los ojos para pensar en ella cuando escuché la puerta y ella apareció desnuda y con una braguita.

-         Tranquilo, sigue. Yo también necesito relajarme –sentandose en el sofá.

-         Es que……-titubee yo-.

-         Uff estás viendo fisting, me pone mucho –acomodándose y acariciando su entrepierna.

-

Ya no tenía que imaginarla la tenía allí, pajeándose a mi lado….así que empecé a mover mi mano, mientras ella me miraba de reojo…y comentaba….”todo el puño….joder”…..y apartando su braguita para meterse el dedo.  Habían pasado unos minutos cuando me levanté y me puse delante de ella. Sonrió  y dijo: “primer plano”. Se tocaba sus tetas, era estar delante de una princesa, yo un otoñal, viendo cómo se masturbaba una joven preciosa. Aquello me turbaba.

De repente ella, descarada y suelta, me espetó:

-         ¿Qué pasa tío, esa polla de viejo no suelta leche?

-         ¿O sea que la niña quiere leche?

-         Esos huevos ya no tienen……

-

De repente un chorretón como hacía años que no veía broto de mi verga, como esos que salen en los videos que te pasan,  un chorretón que le  cubrió las tetas de lefa, pero fue la segunda sacudida, más larga todavía la que le empapó desde la frente hasta la barbilla.  La corrida había sido histórica, y estaba completamente cubierta de mi semen. Inmediatamente fui a la cocina a por un trapo para limpiarla. Ella no hacía nada más que decir, “ostia tío, ostia tío”. Pensaba que sería mi final, como vecino de la comunidad. Pero cuando me acerque con el trapo y las servilletas,  ella me dijo:

-         Tráeme el móvil, hazme fotos así, es una pasada.

-

Entré en su cuarto, y lo busqué, abriendo el cajón de la mesilla, además del teléfono me encontré un consolador negro y gordo. Todo parecía de película.

Empecé a hacerle fotos…ella se tumbó en el sofá. Se movía como un animal salvaje, chupaba los goterones, movía sus pechos, las manos mojadas con mi fluido. La situación era tan caliente, que me  volvía a empalmar.

-         Así me gusta vecinito…. Ahora la voy a probar. Porque tu leche me encanta, que sabor tan dulce…a ver tu polla.

Aquella escena en el salón, la peli porno de fondo donde una chica abierta empujaba dentro de ella un dildo gigantesco, Sara de rodillas, chupándome los huevos, la polla como una ansiosa, no me atrevía no a tocarle.

-         Oye, no sabes agarrarme la cabeza???  Soy tu putita, mi viejito…aprovecha.

-

Le agarre de la melena y le empujé hasta que tragase todo mi miembro, sin dejarla casi respirar.

-         Así, Sara, así te gusta golfa??  ¿Te gusta atragantarte??

-         Sigg..  –y una arcada le apartó unos segundos, pero otra vez empezó a chupar y tragarse toda mi polla, dándose ella misma contra la campanilla.

-         Vas a mamar bien, esta niña es una mamadora.

-         Dame biberón papi, dame.

Empezó a brotar lefa de mi y ella mamaba como un cachorro, haciendo un sonido que era cautivador.

Cuando todavía estaba dura, ella se puso de rodillas en el sofá, ofreciendo su trasero.

-         Dame duro. Tú te has quedado a gusto, pero yo….

-         No tengo 20 años, no voy a poder.

-         Seguro que sí, métela porfi. Lo necesito

-

Así lo hice….

-         Dame duro!!! –gritaba ella empujando su culo contra mi.

-         Callete loca! ¡te van a oirr tus padres.

-         No quieres que se enteren que estás follándote a su hijita, eh cabrón.

-         Ufff te voy a partir en dos –aceleré la velocidad de las embestidas-

-         Yaaa aaaya, aiii yaa –corriéndose con ganas-

-         Dame tu boca

Al verla así en mis manos, preciosa agarrándola por detrás.

Besándola, yo también terminé….notando en mi miembro las últimas contracciones  de su vulva.

Nos tumbamos en el sofá, desnudos, como dos amantes. Ella me acarició, y me besó con dulzura. Sonriendo dijo:

-descansa papi, por la mañana querré un bibe.

Así empezaron 15 días inolvidables.

Espero que os haya gustado, escucharé vuestras opiniones. edenport@hotmail.com