Confieso el Embarazo que me Regaló Mi Hermano
En el cumpleaños de mi hija, le confieso a mi hermano que espero a su Hijo/Sobrino.
Existen personas con misterios qué se llevaran a la tumba, por miedo a que otras personas, no comprendan el valor del secreto, y luego estoy yo, que me dedico a retroalimentar mis pulsiones mas retorcidas mientras escribo. Hola a todos, mi nombre es María Sofía, soy psicóloga, madre y esposa. Este es mi primer relato con 36 años, y por eso, he decidido compartirlo con ustedes; no sin antes desvestirme para estar mas cómoda, al recordar ciertos detalles. Mido 1.72 cm, tez blanca, cabello castaño, cuerpo robusto pero con abdomen delgado, caderas anchas, poco culo, y unas tetas muy grandes, que hacían juego con mi monte de venus semi depilado que luzco la mayor parte del tiempo; normalmente es común verme sin sostén a menos que la ocasión lo amerite.
Todo sucedió en la fiesta de cumpleaños de mi hija; yo me encontraba en el segundo trimestre de embarazo. Llevaba puesto un vestido recto, con unos tenis blancos tradicionales, comencé a sufrir un poco de estrés cuando llegaron los invitados, mi marido estaba con los niños recibiendo a las personas en lo que me ocupaba de otros detalles. De pronto recordé que la piñata no tenia dulces, entonces fui a moverla. Recuerdo que de pequeños con mi hermano, adorábamos rellenar la piñata de dulces, y como azar del destino mientras cargaba la piñata, encontré a mi hermano Roberto con mis sobrinas, mi cuñada, y mi marido, nos saludamos como una familia común, y después de interactuar un poco me despegue del grupo, de inmediato mi hermano me arrebato la piñata y con sus brazos fornidos me la quito de encima. Roberto era 1 año y meses mas pequeño que yo y siempre tuvo un cuerpo admirable y envidiable desde que entro al ejercito, donde se graduó como ingeniero civil. Nuestros padres hicieron de mi hermano un caballero, asi que preguntó, a donde llevaba la piñata, a lo que respondí con un poco de morbo en mi voz.
-vamos a mi habitación. -aunque la verdad, era donde tenía los dulces guardados.
Entramos a casa y mientras mi corazón palpitaba fuerte, me sentía nerviosa, comenzamos a subir las gradas, y sentía las piernas pesadas; llegamos a la habitación y trate de actuar naturalmente, saque la bolsa de dulces, y comenzamos a rellenar la piñata, separados uno del otro. Por fin mi hermano rompió el silencio haciendo ciertas bromas, y me dio la pauta para pedirle que habláramos de algo muy serio.
-Hermano, ¿recuerdas la última vez que lo hicimos, en casa de mi madre, Un día antes de tu cumpleaños? -Dije, con voz temblorosa.
-claro, como olvidarlo. -Respondió.
-Bien pues le he mentido a todo el mundo. -confesé.
-¿Qué cosa? -pregunto Roberto
-veras, he mentido con la fecha de mi embarazo, porqué la fecha real, coincide cuando mi marido estaba de viaje, cuando nos vimos.
Pasaron alrededor de cinco segundos, para que mi hermano asimilara la noticia, hasta que un grito eufórico salió de su boca y me levanto para cárgame como señal de celebración. Impactada por la reacción de mi hermano, lo tome del cuello y comencé a darle besos cortos, Roberto me bajó, pegamos nuestras frente s mientras no veíamos, y volvimos a darnos besos corto que pronto pasaron a ser mas largos, hasta que nuestras lenguas se rozaron, yo abría mi boca lo mas que podía el mi hermano introducía con gran ímpetu su húmeda lengua, mientras sus manos bajaron a mi cintura, y pasaron por detrás hasta apretar mis nalgas. En ese momento ya estaba encaminada mi excitación, asi que le mordí fuerte el labio a mi hermano, lo que hizo que nos separáramos; Roberto me vio con ganas de devorarme pero yo sabia que el lugar no era seguro, asi que trate de serenar mis apetencias sexuales por un momento. Pero poco tardó mi hermano en acercarse a mi vientre para besar mi preñez, y mientras le acariciaba el cabello a mi propio hermano , comenzaba a sentir como se humedecían mis bragas, a lo qué Roberto con gran descaro levantó mi vestido de modo que sus labios rozaran la piel de mi vientre, y por más que intentara retraerme, sabia que ya había entregado mi cuerpo a la lujuria.
Con mis manos apreté mis senos, y me senté en a orillas de la cama de mi matrimonio, me arremangue el vestido lo mas que pude, y con ayuda de mi hermano, saque mi tanga, quedando asi en manos de mi verdadero potro, mi hermano. Roberto comenzó a bajar de inmediato de mi vientre hasta mi monte de venus, y poco a poco bajo mas, hasta que sentí electricidad en mi espalda al sentir sus labios rozar mi vulva; su lengua comenzó a abrir mis rincones mas escondidos en mi vulva hasta que experimenté unos deliciosos lametones en la entrada de mi vagina que me hicieron recostarme en la cama mientras liberaba mis senos, los cuales ya tenían los pezones muy levantados. Tanto fue el morbo que mientras mi hermano comía de mi sexo, tome la mano de mi hermano, le chupe los dedos y me los pase por los pezones al mismo tiempo que mi hermano comenzó a succionar mi clítoris y en momentos lo azotaba con su lengua, a lo que mi cuerpo no tardo en reaccionar y comencé a sentir mis músculos contraídos y mi respiración se agitó al doble, mi hermano acelero el movimiento de su lengua y a mi solo me dio tiempo de morder la almohada para no hacer ruido y descargue la energía mas deliciosa que he sentido en mi propio sexo.
Poco a poco se fueron abriendo mis ojos y con dificultad me volví a sentar, levante a mi hermano y vi su boca llena de mis fluidos, a lo que no dude en besarlo tan solo para saborear la calidez de mis jugos. Eso sin duda me volvió a calentar asi que me pare mi hermano se saco el pantalón, mientras yo me asomaba por la ventana y pude ver a mi cuñada entretenida y mi marido de igual forma. Asi que me levanté÷ el vestido y me apoye en la ventana, mi hermano se acerco a mi y me mordió una nalga a lo que salte nerviosa mientras me reía; como acto seguido sentí su gran verga rozar mi desnudo culo, y yo comencé a deslizarme en el agachándome para que mis nalgas sintieran la masculinidad de mi propio hermano. Roberto me beso el cuello y apretó con su brazo desde atrás, como si quisiera ahorcarme. Rápidamente mi libido creció, y mientras trataba de voltear para besarlo, mi hermano me escupió en la boca, yo abrí paso agachándome y sin pensarlo mucho mi hermano ensarto su deliciosa verga en mi vagina, hasta sacarme un suspiro tan profundo que aguado mis ojos mientras disfrutaba.
Mi queridísimo hermano me estaba embistiendo, y pronto caí en la cama, donde me puse en cuatro, levante mis nalgas y Roberto dejó caer una densa baba en mi ano que se fue corriendo hasta tocar mi almeja, y cuando eso sucedió, mi hermano me dio tres fuertes nalgadas que estoy segura que dejo marca de su mano en mi culo blanco de perra preñada. Me tomo del pelo y en cada envestida me halaba fuerte llegando su pene hasta mi útero donde estaba formando al hijo de mi hermano, y el solo hecho de pensarlo me hizo llegar a un nuevo éxtasis delicioso que me hizo apretar mas sabanas para no gritar.
Mientras me recuperaba y tomaba aire, escuchamos ruido dentro de la casa, de inmediato pegamos un brinco por el susto, yo me asome a la puerta de la habitación y vi que solamente había sido un niño que había entrado al baño. Lo que me hizo arriesgarme una vez mas, como cuando de pequeños veíamos porno. Moví la puerta del clóset para que el espejo enfocara nuestro incesto, acosté a mi hermano en la cama, y me pare sobre Roberto, y poco a poco me fui agachando de cuclillas hasta que sentí la punta del glande de mi hermano rozar mi vulva, la piel se me volvió a erizar; mis rodillas tocaron la cama, acomode su falo para que me penetrara sin problema, y me deje deslizar hacia abajo, dejando caer todo mi cuerpo en su verga que tantas veces me regalo placer.
Los ojos se me cerraron de inmediato, mientras yo trataba de sostener el vestido para no ensuciarlo; comencé a botar sobre la verga de mi hermano, mi vagina comenzó a secretar fluidos por lo alto de mi excitación, y aumentaba cuando me veía como una verdadera cerda sudorosa en el espejo y veía como botaba mi vientre de embarazada. Adoraba y disfrutaba la sensación de ser penetrada por mi propio hermano, y me encantaba ver por medio de ese espejo como su verga inflada llena de venas que sobresalían en su troco, entraba hasta mi útero y salía dentro mi. Mi respiración se acelero, mi pupilas se comenzaron a dilatar, y senti la necesidad da apretar y mis senos con mis manos, y chupar mis pezones, mientras Roberto con su mano me masajeaba el clítoris con sus mano desde atrás. No tarde tanto hasta que mis jadeos se convirtieron en gemidos cada vez mas fuertes, senti esa electricidad deliciosa subiendo por mi cuerpo, yo me desconecte de mis sentidos para disfrutar el sabor del pecado, mi boca se entreabrió y dejo escapar una serie de gemidos escandalosos, al mismo tiempo que me venia en un derrame de fluidos, que pronto se prolongo en una seguidilla de orgasmos, gracias a la explosión del esperma caliente de mi hermano, chocando mis paredes uterinas, goce que absorbió mi energía, hasta sentirme morir, mientras llegaba al clímax. Mi cuerpo cayó a la cama desbordado.
Estoy segura de que si en ese momento hubiera llegado alguien, no me hubiera importado para nada que descubrieran mi relación de incesto con mi hermano, debido a que mis cinco sentidos estaban cerrados por el maravilloso orgasmo múltiple que mi cuerpo disfrutaba. Mientras mi vista se fue aclarando, recordé que se nos había hecho tarde, con gran pesadez pegue un brinco, mi hermano se levanto, fuimos directo al baño a limpiarnos, me senté a orinar y expulse un poco de semen que goteaba mi vagina, trate de quedar lo mas limpia posible y comencé a alinear mi vestido para poder bajar, no encontré mis bragas, asi que me quede sin ropa interior, mientras mi hermano regresó a la habitación para colocarse el pantalón yo termine de colocar los dulces de la piñata. Mi hermano me regalo un nuevo beso con mucha lengua, beso mi panza inflada y bajo la piñata y yo retoque el maquillaje que se me había corrido; mis mejillas estaban tan ruborizadas que no necesite tanto maquillaje. Mientras bajaba pensaba en mis gemidos que había emitido, y por unos segundos tuve miedo que alguien me hubiera escuchado, pero cuando Salí me di cuenta que por el bullicio nadie se imaginaba la retorcida aventura que había alimentado mi sexualidad, mis hijos me interceptaron von mi marido al que bese de inmediato y comenzamos la fiesta del cumpleaños de mi hija.