Confidencias 09 Follado por otro macho

Machacó mi cuerpo entrando y saliendo con ganas, excitado al escuchar mis gemidos de placer

Besos para el amor de mi vida.

Sí amor mío, Yasin me abrió en canal pero resultó muy placentero, sabe manejar su polla y como debe meterla para causar el menor daño y dar placer a los hombres que le pagan para eso.

No te alarmes, tu verga será suficiente para mí, si sabes manejarla, y de eso estoy seguro, la de mi primo no es tan grande y me la sabe dar muy bien. Me siento contento por ti que te guste lo que me hacen y que al leerme deje secos tus testículos, algún día será mi boca y mi culito los que la saquen mi amor.

Te continúo contando.

Llegamos a casa y papá me pidió que me cambiara de ropa y me pusiera la de niña, él iba a preparar algo de cena para los dos. Toda la tarde había estado muy amable y me había comprado un helado de mandarina, me encantaba el helado pero no me dejaban comer lo que quería.

Volví a la cocina vestido de chica y papá estaba solamente con un bóxer de color salmón, sobresalían sus robustos muslos cubiertos de vello y ese pecho tan imponente que tiene.

Se dio la vuelta para mirarme y me hizo una seña para que me acercara, sin palabras puso los labios arrugaditos para que se los besara y lo hice.

-Eras la dulce nenita de papá mi amor, que guapa y hermosa estás. Me contoneé moviendo mis caderas y me subía provocativo la falda para que viera mi culito desnudo por atrás.

-Ayúdame cariño, pon los cubiertos en la mesa. Rocé mi pierna con la suya como despedida y comencé a ayudarle poniendo la mesa. Cuando terminó de preparar la cena se sentó a mi lado, llevaba un estuche en las manos.

-Este es el regalo que Eduardo me ha entregado para ti. Lo abrí muy nervioso y el contenido se me cayó sobre la mesa.

-¡Ohhh! Papi, qué bonito. Era una gargantilla, como si fuera un aro delgadito, de oro con un colgante a juego con los pendientes. Me quedé un momento mirándolo.

-¿Te gusta cariño?

-Sí papá, es muy bonito y el tío Eduardo es muy generoso. Papá me abrazó emocionado como yo.

-Tú te mereces esto y más amor, ha disfrutado tu culito tierno. ¿Quieres que te lo sujete en el cuello?

Me volví sin responderle para que lo cerrara a mi espalda, fui corriendo al baño de su habitación y me miré en el espejo, sí, me gustaban los regalitos de Eduardo, luego volví.

-Papi es precioso, me gusta más que los pendientes y no creas que me ha disfrutado tanto, solo me la ha metido dos veces por el culo y yo también lo pasé bien, hoy me ha concedido un capricho y ha pedido a un chico con una verga enorme que me la diera, por qué yo lo deseaba papi. Eduardo es bueno.

Sinceramente lo pensaba así.

-Esta joya debe valer un dineral, no la podrás usar normalmente para que no te asalten.

-Pero papi, me gusta mucho es tan bella y a Eduardo le gustará que la use.

-Cariño lo del tío Eduardo se terminará, tú estás destinado para otro fin, tendrás que hacer varios trabajos y luego llegará el momento de afrontar tu destino si todo marcha bien.

En este momento no sabía muy bien si quería que lo de Eduardo terminara, las dos veces que había estado con él habían sido muy placenteras, pero papá quería seguir hablando.

-Tendrás un chico como tú eres aunque algo mayor, los hombres que te codician solo te usarán y te dejaran tirado después de follarte el culo, se cansarán y buscaran sus mujeres.

-Pero papi a mí me gustan así, que sean muy machos y me cojan bien. Mi padre me acariciaba el cuello.

-Ahora vamos a cenar para que no se enfríe lo que he preparado, luego seguiremos hablando.

La cena me supo a gloria, canelonis calentados que mamá tendría preparados y ensalada de berros, me había manchado los dedos y los labios y me relamí.

-Buenísimo todo papi. Le enseñé la lengua y él me acarició la pierna.

-Vamos a recoger y luego, si quieres, veremos la televisión. Antes de sentarme fui a mi baño para lavarme la boca, papá estaba sentado delante de la televisión cuando volví, no me apetecía ver lo que estaban dando y me tumbé a su lado colocando mi cabeza sobre sus muslos desnudos y llenos de pelos.

Estaban proyectando una película que no se si era histórica, de la época napoleónica pero cuando vi a uno de los personajes me quedé embobado, era un chico muy guapo, rubio y no parecía buen actor pero era pecadoramente bello.

Papá pasaba de vez en cuando la mano por mi nuca acariciando mi oreja.

-Papá ese chico me gusta, ¿a ti que te parece?

-Qué tu eres más hermoso.

-Lo dices porque soy tu hijo. Se puso a reír y metió su mano por debajo de la blusa que llevaba para acariciar mis tetillas que enseguida respondieron al estímulo.

-No pequeño, así lo creo sin exagerar. Entonces en ese ambiente de confianza entre los dos me sinceré y se lo conté Adri.

-Papá ya tengo novio. Al principio se quedó rígido, lo notaba en sus muslos que se le pusieron duros debajo de mi mejilla.

-Tendrás que traerle a casa y presentárnoslo. Y le conté quien eras tú, como nos habíamos conocido y nos comunicábamos. No parecía molesto y me fui animando hasta contarle pequeños detalles y como los dos deseábamos amarnos.

-¿Me enseñarás lo que os contáis? Me gustará conocer a mi futuro yerno.

Me giré dejando de mirar la pantalla para verle a él.

-Gracias papá.

Ves como es bueno Adri, te gustará cuando lo conozcas y también será bueno contigo.

Al girarme había avanzado la cabeza y el bulto de sus genitales rozaba mi rostro y su profundo olor a macho me llegaba despertando mi instinto de hembra, me acerqué más y se lo besé a través de la tela. La película y el bello joven intérprete habían quedado olvidados.

-Me dejarás dormir contigo, quiero que durmamos juntos y me cojas el culito. No podía soportar su olor tan rico a hombre Adri querido.

-Esto no puede ser hijito y tenemos que terminarlo, yo te deseo tanto como otro hombre cualquiera, pero soy tu padre y está tu mamá, no está bien cariño.

-No hacemos mal a mamá, no está aquí papi. Solos tú y yo, cuando vuelvan esto se terminará, ahora déjame que goce de mi papi y tú de mí.

-Casi no te conozca pequeño, como estas cambiando en poco tiempo. Llevé la mano al elástico de su bóxer y se lo bajé para que saliera la cabecita de su pene. Estaba roja aprisionada entre la tela, húmeda del precum y con la boquita que se abría para expulsar una gota reluciente que recogí con la lengua y me la extendí por los labios.

-Me gusta papi, tus juegos saben tan bien, vamos a la camita papi, llévame. Pulsó el botón para apagar la tele y me cogió en sus fuertes brazos, como cuando era bebé o un niño pequeño, para él aún lo era aunque hubiera crecido.

Me sujeté a su cuello y le besaba mientras avanzaba por el pasillo, me depositó en la cama, el lecho donde me habían engendrado, donde hacía el amor con mamá dándole la polla que ahora sería mía. La verga que volvería a entrar en el vientre de su hijo.

Nos desnudamos, él solo tenía que quitarse el bóxer y yo la ropita de niña.

-¿Me dejo el tanguita papi?

-Quítatelo mi amor, quiero verte desnudo. Me tumbé sobre él para jugar, para sentir en mi fina piel la suya dura y llena de vellos, ¡que placer sentía amor mío!, abrazado por papá, como si fuera una mujercita, una tierna niña que jugaba con el rudo varón, excitándole hasta la locura escapando de sus manos, haciéndole estremecer de deseo y de lujuria por su lindo bebé.

-Ven mi nenito precioso, déjame ver tu anito. Dejé de jugar y me coloqué de rodillas con la cola levantada, papá me abrió las nalgas para examinarme el culito.

-Lo tienes un poco irritado, ¿qué te han metido mi vida? Pasó las puntas de los dedos por el ano.

-No me duele papi, pero la verga de Yasin es tremenda. Papá se agachó y comenzó a besarme el ano y pasar su lengua por él, antes no me dolía pero ahora el anito me abrasaba deseoso de que me entrara la verga.

-Papi, ¿me la vas a meter ya?

-No mi amor, primero quiero chuparte la pollita y que tú lo hagas con la mía.

Nos colocamos tumbados paralelos para hacer un sesenta y nueve, no pude resistir la tentación de acoger en la boca el capullo rojo y dulce de la verga de papá.

-¡Qué rica me sabe papi! La metí hasta tocar con ella mi garganta y papá hacía lo mismo con la mía, no podíamos aguantar mucho las mamadas que nos dábamos. Y sin que se lo pidiera papá me colocó para meterme la verga.

Era delicioso Adri, glorioso sentir a papá entrar con fuerza en mi culo, sentir el morbo de ser follado por el hombre que me dio la vida. Abrazaba con mis piernas su cuello y él se dejaba caer para enterrarme la polla en lo más profundo de mi ser.

Agarroté mis piernas atrapándole el cuello, gimiendo y llorando de placer.

-¡Papi!, mi papá me vengo querido papi. ¡Ahhh! Papi, mi amor… Sentía caer el semen sobre mi abdomen a la vez que papá se contraía y me llenaba la tripita con su leche.

-Mi amor, mi nene, toma, toma la leche de papá. No paraba de inyectarme semen, seguro que metió en mi culo más que lo que utilizo para fecundar de mi a mamá.

Había sido una follada breve pero muy intensa y papá quedó tendido sobre mí. Le acariciaba la espalda, los hombros y con mis piernas sus costados. Luego le sujeté de los glúteos y lo apreté para meter más su verga en mi culo. Me encanta sentirla como se mueve dentro de mí ser.

-Te quiero papi, te adoro, eres el mejor papá del mundo.

-¡Ahh! Mi nene querido tienes el mejor culo amor mío.

Adri, el incesto no es malo como dicen, es lo más hermoso, es el amor más auténtico, el que te da el ser que te quiere como padre y que desea entregarte todo lo mejor de la vida.

-¿Nos levantamos para lavarnos papá? Me sentía muy cansado después de los orgasmos que había experimentado con las tres pollas que me habían follado el culo en el día.

-Lo dejamos para mañana mi amor, tienes que descansar para hacer un trabajo del tío Eduardo.

Me abrazó por detrás y con todo el pene mojado lo colocó entre mis nalgas y así me quedé dormido.


Estábamos con nuestros cuerpos pegados, y la leche derramada a la noche seca pegada y tirando de nuestra piel. Papá estaba despierto mirándome con ternura.

Tenía la verga dura por la necesidad de vaciar la vejiga.

-Vamos al baño amor. Me abracé a su cuello para besarle la boca como señal de buenos días.

Nos duchamos, mejor dicho papá me lavó entero y luego yo mismo me cuidé el recto, según sus indicaciones tenía que estar muy limpio, me aplicó cremas en todo el cuerpo y lo vio todo conforme.

-Desayunaremos en una cafetería y luego daremos un paseo, tenemos que ir al centro, veremos escaparates hasta que llegue la hora.

Fue un desayuno inusual, frugal y nada abundante pero delicioso, con chocolate a la taza y churros además de zumo de naranja. Fuimos a una gran superficie, cerca de donde habíamos dejado el coche y nos entretuvimos mirando aparatos electrónicos y los nuevos móviles que habían inundado el mercado.

Salimos a la calle para buscar el edificio donde tenía que entregarme. Pasamos delante de él, era una casa antigua pero renovada, se veía por las modernas ventanas que tenía y el tratamiento de la piedra de la fachada, de unas quince alturas y parecía de apartamentos de lujo por el portero con uniforme de la puerta.

En un parquecito cercano nos sentamos de frente a una antigua iglesia de la que salían los feligreses de alguna ceremonia religiosa.

-Vas a estar solo con ese hombre, se bueno y amable con él para que Eduardo quede satisfecho, será solamente una persona. ¿Me atiendes hijito? Estaba distraído mirando a un grupo de chicos y chicas que había salido de la iglesia y comenzaban a jugar en el parque.

-Sí, papá, no te preocupes lo haré como me has enseñado. No habrá problemas.

Pasó su brazo por mi hombro para abrazarme.

-Lo siento cariño, lamento que tengas que pasar por todo esto pero pronto terminará.

Parecía profundamente apenado.

-No importa papá, tú has hecho lo que debías y yo también tengo que hacer lo que me ordenes. Su brazo me apretó más fuerte y nos levantamos dirigiéndonos al edificio al que teníamos que ir.

El portero uniformado nos detuvo en la puerta y preguntó a papá donde nos dirigíamos, sacó una tarjeta del bolsillo sin hablar y al verla el portero nos acompañó al interior hasta la puerta de un ascensor.

-Es la séptima planta, no tiene pérdida solo tiene una puerta, avisaré de que suben.

Mientras subía el ascensor agarré la mano de papá, no porque tuviera miedo o estuviera asustado, era para consolarle por la cara tan triste que tenía.

Salimos del ascensor a un hall cuadrado con una mesa contra la pared y dos sofás de distinto tamaño de tela beis, las paredes estaban empaneladas en madera clara.

Nos íbamos acercando a la única puerta que había, como dijo el portero, y esta se abrió antes de que llegáramos. Apareció un hombre moreno y alto vestido con un batín de seda gris atado a la cintura, las piernas desnudas y descalzo, lo que se veía de las piernas, de rodillas para abajo, eran muy peludas hasta los pies, tenía bigote y perilla y se mostraba serio.

Sin hablar se apartó para que pasáramos. Nos encontramos un salón muy grande, con enormes ventanales y delante de ellos macetas de cerámica amarilla llenas de distintas plantas.

-Se lo entrego como me pidió Eduardo, ¿cuando quiere que lo recoja? Papá le hablaba al hombre y este me miraba a mí con esos ojos negros y profundos que me intimidaban un poco. No es que tuviera cara de ogro, resultaba agradable y hasta guapo, de menos de cincuenta años, pero me imponía su estatura y anchura de hombros.

-Si quiere puede esperar aquí, ahí tiene la prensa del día y podrá entretenerse, sería mejor que se quedara para que en la portería no saquen conclusiones que no nos convienen. Después de hablar a papá se dirigió a mí.

-Este guapo chiquito y yo lo pasaremos bien un rato, ¿verdad lindo? Pasó su mano, que a pesar de ser grande resultaba suave, por mi cara y acarició mis labios.

-Sí señor. Mi voz sonaba dulce, amable y dócil. Me cogió en sus brazos y me elevó pasando uno por mis nalgas y el otro por la espalda, llevó su cara hacia la mía y me besó en la boca unos segundos.

-Sabes bien rico nenito. Sin prestar más atención a papá y suponiendo que todo se haría como había dicho, se encaminó hacia una puerta del salón, dirigí la última mirada a papá antes de desparecer por la puerta en los brazos de aquel imponente hombre.

Papá permanecía de pie mirándonos y apretando muy fuerte los puños.

Se trataba de un dormitorio muy grande también, con una cama redonda y el techo era de espejos que reflejaban toda la habitación, se dejó caer en la cama, que era bastante alta, conmigo aún en sus brazos, quedó encima de mí y mordió mi barbilla.

-Tú y yo vamos a jugar un ratito y a darnos gusto los dos, me gustas niño, eres un joven muy bello. ¿Sabrás cuál es tu labor? Me besaba los labios mientras me hablaba, su aliento llenaba mi boca y olía dulzón.

-Sí señor, lo sé.

-No me llames señor, llámame papi. ¿De acuerdo?

-Sí papi, como tu desees, papi querido. Emitió una carcajada.

-Sí, así quiero que me digas, que bien enseñado te tienen. Desnúdate y vamos al baño. Me ayudó a quitarme la ropa, aprovechaba para ir besándome todo el cuerpo, parecía gustarle todo lo que iba descubriendo. Cuando me tuvo desnudo se puso de pié y se quitó el batín.

Su cuerpo, aparte de grande, no resultaba extraordinario. El vello de sus piernas se interrumpía a partir de las rodillas y otra vez le creía al llegar a sus partes viriles, su pene pendía un poco endurecido al lado de dos huevos de buen tamaño, con mucho escroto y se movían continuamente.

Tenía un poco de pancita, muy poca con una mancha de vello alrededor del ombligo, buenos y anchos pectorales con grandes pezones y algún pelo los rodeaban, se notaba que hacía ejercicio pero que la comida le gustaba.

Como vio que le observaba se me quedó mirando.

-¿Te gusta lo que ves? Respondí lo que él quería escuchar, aunque también era cierto.

-Me gustas, tienes cuerpo de muy macho papi. Comenzó a reír como antes.

-Eres un chiquillo delicioso, muy rico, sabroso e inteligente. Ven…

El baño resultaba tan escandalosamente hermoso como todo el resto del apartamento que había visto y tenía de todo, me llevó a la ducha, un plató gigantesco con paredes de bloques de cristal blanco y puertas correderas.

-Siéntate. Me dio la mano para que me sentara en el suelo.

-Abre la boquita, dulce puto y bebe mi orina. Sabía lo que ahora vendría Adri de mi vida. Hice lo que me pedía y él se sujetó la verga con la mano, la orientó para que apuntara a mi cara y después de unos segundos comenzó a salir de su polla un gran chorro de amarilla meada que se estrelló en mi cara con fuerza.

Tuve que cerrar los ojos para que no me entrara la orina en ellos y tardó un segundo en fijar el chorro en mi boca abierta. Al principio tragué algo de la orina por descuido, no me gustaba tragarla y me llenaba la boca rebosándola y me bajaba por la barbilla y el pecho.

Eso sí que resultaba agradable y erótico, excitante cuando sentía el calor de la meada en la boca y al discurrir por mi piel, tardó casi un minuto en tirar el gran chorro hasta que fue disminuyendo en intensidad y se la sacudió para quitar las gotas que le colgaban, yo saqué lo que tenía en la boca. Me sabía intensamente a orina aunque no resultaba desagradable.

-Ahora mámame la verga mariconcito. Me arrodillé ante mi amo y sujeté la polla en la mano, había perdido dureza y aún goteaba algo de orina, metí el capullo entre mis labios.

-¡Ahhh! Qué rica verga, que bien sabe. Exclamaba mientras el reía satisfecho y la polla empezó a endurecérsele. Así estuve un par de minutos hasta que se le puso muy dura y comenzó a follarme la boca sujetando mi cabeza con las manos.

-Vamos a darnos una ducha, no quiero correrme tan pronto y lo vas a conseguir con tu boquita solamente, quiero probar ese culito suave y duro. Se inclinó para pasar su mano por mis nalgas y me las golpeó con fuerza. El dolor me hizo gritar pero no tenía que quejarme.

-Sí papi, dame más fuerte, me encanta. Dejé de chuparle el pene y elevé el trasero que me ardía, empezó a golpearme una y otra vez, no se había marchado el dolor de una palmada cuando recibía otra. Le decía que sabía golpear muy bien y que merecía su castigo, el macho lo estaba pasando realmente bien, reía y le veía como su verga crecía hasta hacerse tremenda.

Abrió la llave de la ducha y sentí el culo muy dolorido y me picaba la piel al recibir el agua caliente en ella hasta que se fue calmando, me ayudó a levantarme.

-Limpia a tu macho putito, me alargó una esponja de mar muy grande y vertió gel en ella, comencé a pasarla por su espalda que era muy ancha, pasaba la esponja y luego mi manita.

-Qué espalda tan grande tienes, me gusta, eres todo un puro macho. Y así por todo su cuerpo, le decía que todo me gustaba, que era increíble y que ya deseaba que me cogiera y me metiera su hermosa verga, lo era de verdad y tentadoramente larga y dura, nada que ver con la de Yasin pero todos los machos no pueden ser iguales y tener esa dotación prodigiosa.

Me entretuve metiendo mis manitas por sus testículos acariciándoselos y el perineo y su culito que abría para que le pasara los dedos aunque no me atrevía a metérselos. Luego tuvo el detalle de lavarme él a mí y fue gentil hasta para darme crema después de secarnos y besarme las doloridas y rojas nalgas, le estaba llegando la dulzura y el trato amable y cariñoso.

-Te la voy a meter precioso, vamos a la cama para que tu culito se coma la pija de tu macho.

-Sí, sí papi dame tú pija, la quiero para mi, toda ella en el culito de tu putito. De verdad Adri que exageraba mi voz de mariquita pero mucho de lo que decía lo sentía.

Me tumbó mirando el techo de espejos, resultaba alucinante el espectáculo de mi cuerpo desnudo retorciéndose en las sábanas de seda para excitar más al semental que se preparaba para montarme. Colocó mis tobillos sobre sus hombros y me sujeté a la seda cuando empujaba con fuerza y yo mirando lo que pasaba en el techo.

Abrí mi culito y enterró toda la verga de una tirada en mi cuerpo.

-¡Ahhh! Papi, ¿qué me haces? ¡Qué rica verga papi, qué rica! Gozaba de su rico pene, me retorcía lo que me permitía y apretaba su cilindro de carne con mi anito y gritaba, los dos gritábamos gozándonos desesperados. Amo tener una verga en el culo, me deleita Adri de mi corazón, mi culito está hecho para gozar y dar placer a los que me penetran y me saben atender.

Machacó mi cuerpo entrando y saliendo con ganas, excitado al escuchar mis gemidos de placer, mis gritos de hembra en celo pidiéndole que me preñara, que me llenara ya de su semen y después de un tiempo miserable y corto de gozo nos corrimos casi al mismo tiempo, me llenó de semen y yo llené mi pecho y el vientre.

-Eres increíble putito, quiero volver a gozarte y tenerte, hablaré con Eduardo para que te permita estar conmigo. Eres lo más delicioso que he follado. El gran macho había sido vencido por un joven, y yo lo deseaba pero no tanto como él, no se los putos que pudiera tener, yo tenía un grupo de buenos machos que me lo sabían dar y meter muy bien.

Nos vestimos después de volver a pasar por la ducha, yo con la ropa que había traído puesta, él ahora con un impecable traje gris oscuro y corbata. Papá estaba paseando en el salón donde le dejamos como un león enjaulado mirando su reloj de pulsera.

El hombre cuyo nombre no conozco, se inclinó para sujetarme la barbilla y besarme en los labios como despedida.

-Esto es para el muchacho. Entregó un sobre a papá y emprendimos el camino inverso para salir del edificio. Al bajar el ascensor cogí la mano de papá pero no me la agarró y la dejó como muerta.

Cuando llegamos al parking y entramos en el coche se volvió hacia mí, parecía enfadado, le pasaba lo mismo que a mi primo Erico.

-Te escuchaba los gritos que dabas cuando el hombre te follaba, ¿lo pasabas tan bien? Había sido un error que papá hubiera escuchado lo que sucedía al otro lado de la puerta, estaba claro que no le gustaba. Le mentí por vez primera.

-No me gustaba papi, era mi trabajo y lo que tenía que hacer.

Me llevó a comer a un restaurante muy elegante, en la mesa abrió el sobre que el señor le había entregado, estaba lleno de billetes.

Esa tarde y noche, papá se desquitó de sus celos y me folló varias veces, me rindió. Experimentó todo lo que sabía conmigo y me la metió de todas las maneras posibles. Me pidió que le explicara lo que el señor me hacía y lo que pasaba con el tío Eduardo.

Lo que escuchaba le enardecía y solo pensaba en follar a su hijo o que se la mamara hasta dejarme rendido. Adri, disfruté como un enano todas las veces que me la metió y el sentirme lleno del esperma de sus testículos.

Al día siguiente llegó la familia sin Pablo que volvería en unos días, las vacaciones habían acabado aunque aún quedaba el resto de esa semana sin clases.

Te seguiré contándolo vida mía. Deseo con toda el alma vivir estas aventuras contigo y saboreo desde ahora tus veinte centímetros de carne de tu rica verga. También quiero besarte y quererte, no pienso solo en el sexo aunque para mi sea tan importante.

Respuesta:

Princesa de mis sueños...

¡Besos mi hermosa esposita!

Mi vida, seguro que tu papi solo te quiere a ti, claro que no es malo el incesto, imagínate como de dos personas que se quieren, ahora hay millones de personas, jejeje. Seguro que en el pasado hubo muchas orgias entre hijos-madres, padres-hijas e incluso papá-hijo jijiji.  Pero tu papi si te cuida y sabe cómo tratarte para que no te duela y no sientas más que placer.

¡Ohhh!, ¿tu papi ya sabe que seré su yerno? Vaya,  ¿y como lo tomo?, ¿ya vio mi foto? ¿Si le caí bien?, ¿cree que seré bueno para ti?

Vaya son muchas preguntas, pero me es difícil pensar en mi primer suegro que no sea papa de una niña, jijiji.

¡Mi amor! Ese regalo sí que cuesta un ojo de la cara, pero es maravilloso que te lo diera tu tío Eduardo.

¿Aun sientes la falta de la verga de Yasin?

¡Ohh! Bueno mi verga sabes que es para ti, y que ya está mucho más cuidada, también mi culito está listo para que lo instruyas.

Ese hombre vaya que te deseaba, ¿no te dio asquito la lluvia dorada?

Pero claro yo sé que era actuado todo lo que le decías y seguro que tu papi lo entenderá, no estará enojado, solo sentía que te deja con un extraño y tal vez sufre por entregarte, ¡pero está bien!

¡Besos mi amor, princesa de mi castillo, esposa de mi vida y reina de mis noches!