Confidencias 08 La verga de Yasin en mi tripita
-Papi te quiero, me gustaría vivir siempre así, los dos solos y me hicieras tu mujercita. Se sonrió creo que orgulloso y no habló.
Adri, delicioso machote mío, Cómo quiero ser tu putita de una vez por todas.
¡Ayy! Maridito, que putos tan poco responsables, se anuncian y luego dejarte esperando cuando tu le darías placer y dinero. Me molesta, y mucho, que te hagan esperar y te dejen con las ganas de que te follen tu culito y sepas lo rico que es sentirse cogido.
No importa, yo seré tu putito que te dará placer, y aprenderé mucho, todo lo que vea hacer y las formas diferentes que me follen, todo será para ti mi príncipe, si tu quieres podrás cogerte a Rubén y Simón, o dejar que te la den Erico o Pablo, todos te harán lo que tú quieras mi amor y así probaras otras vergas y otros anitos bien ricos.
Pero ahora continúo con mi historia que te interesa y te pone caliente.
Al día siguiente nos levantamos y seguíamos desnudos. Papá me envió a vestirme para salir, comeríamos fuera de casa para ahorrar tiempo. Parecía que tenía mucha prisa.
Me vestí unos leggings de tela vaquera, parecía como si fuera de goma, de tiro bajo, y que me llegaban justo hasta la pelvis, muy pegado al cuerpo delineando mis largas y finas piernas y los muslos, una camiseta blanca de cuello baboso y grande con un collar ceñido ajustado al cuello de piedras verdes, una camisa chaqueta con las mangas francesas, botines de tacón y nada más, lucía el sol y la temperatura estaba agradable.
Cuando papá me vio se quedó impresionado, me alboroté el pelo para que cayera descuidado y me pidió que yo lo hiciera a menudo, adoptando con un gesto de coquetería que encandilaría a cualquiera.
-Estás precioso cariño, que bien se te ve vestido así. Se acercó y ciño mi cintura, y me llevó hacía él para besarme en la boca.
Este trato no lo tiene cuando está mamá, me gustaba sentirme así, querido y deseado por un impresionante y varonil macho, papá.
Él estaba para comérselo con pantalones vaqueros que marcaban su culo fuerte, sus pantorrillas y el bulto en medio de sus piernas, con camisa de cuadros de leñador.
-Papi te quiero, me gustaría vivir siempre así, los dos solos y me hicieras tu mujercita. Se sonrió creo que orgulloso y no habló.
Me llevó a un restaurante de campo no muy lejos de la casa, como a una media hora y anduvimos paseando por los merenderos llenos de público, mirando jugar a los niños.
Algunas mujeres y hombres nos miraban, los hombres me dirigían miradas de deseo y cuando papá les miraba a ellos desviaban la suya. En una terraza me invitó y tomé un mosto, él un vino blanco.
El restaurante estaba bajando del parque y habíamos dejado allí el coche, nos habían reservado la mesa en el piso superior, desde él se veía el de abajo que se iba llenando de público.
-No vamos a comer mucho para que no te sientas pesado. Me pidió una ensalada y un filete a la plancha sin postre y él tomó un café en el mostrador del bar. Adri, tengo que traerte a este lugar tan bonito y sé que te va a gustar.
Volvimos a casa y me pidió que me preparara, pero con la misma ropa, le había encantado, que no me pusiera el tanga y fuera desnudo debajo del leggings. Me lavé con esmero el culito y tardé un poco dándome varias duchas, no quería sorpresas y tampoco sabía lo que me esperaba, presentía que me follarían y tenía que ir preparado. Me puse una crema especial en el anito, es divina para aliviar cuando te queda escocido y para prevenir.
Ya estaba preparado para lo que tuviera que venir. El viaje hasta la casa de Eduardo se me hizo breve, ya sin miedo y hecho todo un valiente.
Como la vez anterior nos esperaba en la puerta Tomás el sirviente, ahora me sonreía amistoso, sin que me lo pidiera le entregué a papá el bolso que llevaba para transportar mis cosas, en estos pantalones no podía llevar el móvil. Se despidió diciendo que volvería a por mí.
Tomás me llevó a la sala que ya conocía y entré cuando se apartó de la puerta.
Solamente estaban Eduardo y Yasin. Me acerqué donde estaban, Eduardo vestía solamente un pantalón blanco muy ancho y corto de tela fina y Yasin solo tenía, atado a la cintura, una tela que le colgaba cubriendo sus alargadas nalgas, como si fuera una cortina, le di un beso a este en los gruesos y pequeños labios y luego a Eduardo más largo y le pasé la lengua por el duro bigote.
-Me gusta tu bigote, me hace cosquillas. Me apoyé en su pierna y dejé mi cara cerca de su boca para que me besara si quería, y lo hizo sujetando mi nuca y apretando su boca a la mía, girando ligeramente mi cabeza para adaptar nuestras bocas.
-Eres muy delicado y precioso, siempre tienes las palabras preparadas. Sujeté su cuello para acariciar la parte de su cabeza sin pelo y justo ahí lo besé humedeciéndome los labios.
-Digo lo que pienso Eduardo, me calienta verte tan varonil y tan hombre. Soltó una risita que no parecía de él y me abrazó sentándome en sus rodillas.
-Tú eres listo y tu papá te ha educado muy bien, mira a ese que no sabe casi hablar.
Se refería a Yasin que nos miraba como si su mente estuviera en otro lugar, cada vez me confirmaba que algo le pasaba en su cabeza.
-Yasin tiene otras cosas que gustan a los nenes listos como tú, o a mariconas como el amigo don Manuel. Levantó el trapito que llevaba Yasin como si fuera un taparrabos y le agarró la gran polla que pendía junto a la bolsa de los huevos.
-Tu tío Eduardo cumple lo que promete y tendrás lo que el otro día pediste, esta hermosa polla para que te llene bien tu goloso culito, tócala, verás lo suave que resulta.
Yasin se desprendió de la tela y quedó desnudo totalmente, acaricié su pene con la punta de los dedos, con cierto temor ante tamaño instrumento.
-Tendrás que ponérsela dura para usarla bonito, y déjame que te mire. Tocó mis orejas y me besó los lóbulos con los pendientes.
-Sabía que te irían bien, estás encantador. Ve a cambiarte y quédate desnudo como Yasin.
Pidió a Yasin que me acompañara a la otra sala y fuimos los dos. Al entrar me volví para encarar al moreno.
-Yasin tengo miedo de lo que tu pene pueda hacerme, seguro que me dolerá, pero lo quiero tener. El chico me miraba con una amistosa sonrisa en su cara, sería un poco retrasado pero resultaba amable y complaciente.
-No tienes que sentir miedo, con la bebida que tomaremos tendrás ganas de que te la meta, tu culito se abrirá y además yo tendré cuidado. Según iba hablando acariciaba los lóbulos de mis orejas sosteniendo los pendientes.
-Son muy bonitos, me gustan, a mi no me los ha regalado. No dio pena observarle, él deseaba lo que a mí no me importaba poseer. No sé por qué pero sentí la necesidad de besar sus gordos labios, los abrió al tocarlos y noté la calentura de su aliento, un olor delicioso y extraño, como a maderas secándose. Los abrió y bebió los míos lamiéndolos con sus lengua rosa.
-Tenemos que regresar, el señor nos está esperando. Me ayudó a quitarme la ropa hasta quedar desnudo lo mismo que él.
-Antes de volver voy a mirarte tu culito, inclínate. Me sentía confiado en él e hice lo que me pedía, me incliné colocando las manos en el suelo y dejando mis nalgas abiertas.
-Te daré una crema que hará que tu culo se duerma un poco. Tiró de mis nalgas para abrirlas y deposito sus labios en el ano, lo besó repetidamente y comenzó a meterme los dedos, eran largos y finos, empapados en una crema que deslizaba hasta el fondo.
Todo esto me demostraba que podía confiar en él, sabía lo que se hacía. Volvimos donde estaba Eduardo ahora acompañado de Tomás que le servía una bebida. En la mesa, a su lado, estaban sendas copas para nosotros de la bebida azulada de la que ya conocía sus efectos.
Yasin se acercó al asiento y se colocó acuclillado al lado de Eduardo, se apoyó en su pierna para alcanzar uno de los vasos y bebió la mitad del contenido, luego cogió el otro y me lo ofreció.
Bebí como había hecho él y nada más ingerir la bebida sentía un calor que me invadía logrando que mi pene empezara a cobrar vida y que el culito palpitara.
Yasin acariciaba la pierna del hombre hasta llegar a la pernera del pañalón y metía la mano para agarrar el miembro o los huevos de Eduardo y luego empezó a pasarle los labios por la piel del muslo.
Eduardo cerró los ojos y se estiró, Yasin me hizo un gesto para que lo acompañara.
Sin pensarlo me bebía el resto de la bebida y me arrodillé a su lado. Busqué con la mano lo que abultaba a la vista, Yasin tenía su verga agarrada y comencé a acarícialo los testículos sintiendo sus pelos en la mano.
Terminó tumbado en el sofá y le retiramos los anchos pantalones blancos, tenía la verga empalmada y Yasin, después de lamerla de abajo arriba, se la tragó entera.
Comencé a besarle los labios, degustando a aquel hombre mayor y aún de apariencia suculenta, dejando la parte inferior del cuerpo a Yasin.
-Así, putitos que bien lo sabéis hacer, besas bien mariconcito. Me sujetó la nuca para apretar con fuerza nuestros labios, besé su duro bigote y le lamía la nariz.
-Eres un macho muy rico Eduardo, me gustas, me encantas, tan fuerte y viril, ummmm! Qué hermoso bigote de hombre. Él se reía mientras rozaba mis tetillas.
-Pillo travieso, chiquillo guapo, que bien te han enseñado, volverás loco al doctorcito. Sentía mi polla totalmente dura y Eduardo la agarró corriéndome el pellejo descapullándola.
-Deja que chupe esta pollita de bebé. Maniobré para aproximarla a sus labios y pasé el glande por el bigote, se lo llené de los juegos que me salían del pene y él se lamió los labios.
-Eso era para mí, hombre goloso. Le hablaba entre risas, me había gustado como lamía con ganas lo que le había dejado. Volví a pasar el glande dejando una gota de brillante líquido y apreté la polla para sacar otra, abría la boca jugando, lamiéndose el labio pero sin llegar al precum que había, lo extendí con mis labios y luego los pasé por los suyos, me los lamía con ganas y no aguantaba, seguía y seguía chupando los pelos del bigote, saboreando mi pre semen.
Entonces coloqué el glande tocando sus labios para que goteara sobre ellos, me dio un lengüetazo en el glande y no contento con ello me sujetó la pija para que no la retirara y se la metió en la boca.
Absorbía muy fuerte y se la metía entera.
-Ahhh! Ahhh! Ahhh! Ahhh! Eduardo, chupa, chupa papi la pollita del bebé. Le sentía como elevaba las caderas, Yasin estaba mamando su verga como él lo hacía con la mía. Una mamada muy rica que lograba que mis huevos engordaran.
-Eduardo mi amor, me voy a correr, ¿quieres la lechita del bebé? No respondía solo chupaba embriagado esperando que le llenara la boca. Empecé a follársela hasta sentir los duros pelos de su bigote pinchando en mi pelado pubis.
-Me voy, me corro, Ayy! Ayy! Ayy! Ayy! Yasin a la vez que chupaba la verga de Eduardo me metía dos dedos por el culito y deliraba de placer, de lo rico que sentía todo.
Eyaculé tres chorros de semen que el hombre mantenía en la boca jugando con mi polla hasta que la saqué, me dolía de lo sensible que la sentía, estaba muy roja como si fuera a sangrar.
Besé su boca y me trasladó parte del semen que tenía en ella, de repente se detuvo con la boca abierta y mi lengua dentro, comenzó a temblar con grandes movimientos, el semen comenzó a escurrirle de la boca y gemía mientras me mordía la lengua.
No me había soltado cuando Yasin se unió a nuestro beso, llevando el semen de Eduardo con él y para compartirlo con nosotros en un beso a tres que duró minutos hasta que todo el esperma desapareció tragado por nosotros.
Ohhhhhh! Amor mío un beso blanco delicioso, los labios de Yasin, de por si negros los tenía blancos y brillantes por el semen de Eduardo.
-Tenemos que descansar y reponernos para lo mejor que va a llegar. Eduardo cogía la verga de Yasin y me la enseñaba con descaro para que viera lo que me iba a meter el morenito en mi tripita.
Nadamos un ratito y jugamos en el agua, Eduardo no aguantó mucho, el moreno y yo seguimos, me abrazaba por detrás colocando la polla en mis nalgas.
-Tengo ganas de follarte el culito y de que sepas como es mi verga en tu ano, me excitas Oriol, más que los otros. Giré la cabeza, abrazado como estaba, para que me comiera los labios con los suyos tan carnosos.
Tomás estaba preparando bebidas y en la mesa había copas planas, como platitos, con fresas y nata. Nos secamos y envolvimos el cuerpo en grandes toallas y Eduardo nos ofreció las fresas, sabían ricas pero aún no estaban maduras del todo.
Yasin cogió un poco de nata y se lo colocó en los labios y se los presentó a Eduardo que se los lamió comiendo la nata, y jugaban a comerla colocándola una y otra vez en la entrada de sus bocas, mientras yo los miraba sus juegos divertido al ver el bigote de Eduardo blanco de nata.
El criado nos sirvió un refresco pero su amo le dijo que era mejor la bebida blanco-azulada porque se hacía tarde, a él le entrego unas pastillas que tomó.
Con la primera copa volví a sentir la sensación de deseos de verga y mi polla comenzaba a ponerse dura, me quité la toalla para verla como creía, sin hacer nada, por si misma se iba inflando y poniendo dura, le quité la toalla a Yasin y le estaba pasando lo mismo, su monstruo comenzaba a crecer como si tuviera vida propia.
Eduardo se levantó y se quitó el albornoz, tenía su pene como un leño y Yasin le extendió una crema por todo el tronco y luego me la dio en mi anito metiendo los dedos.
-Siéntate en mi verga, voy a prepararte el culito para la que estas deseando que te metan. Miré de reojo la polla de Yasin, inmensa, y pensé que era lo mejor, que Eduardo me la metiera para abrirme.
Estaba sentado y me coloqué a horcajadas, para montar a caballito sus muslos hasta que mi anito tomó contacto con el glande de su polla, me sujeté en el cuello y me dejé ir hacia abajo, la polla se le doblaba, no me abría bien del todo y Yasin le cogió la verga por el tallo y la sujetó mientras yo bajaba y me iba empalando.
Cuando mi culito llegó a su mano la retiró y pudo entrar todo el tronco en mi culito.
Resultó una impresión placentera y agradable volver a sentirme lleno, resbalaba muy bien después de la crema con que me preparó Yasin. Comencé a subir y bajar sobre la barra de carne, apretando cuando llegaba abajo para que entrara toda ella, y le besaba la boca acariciando su poco pelo y diciéndole que era muy macho y sabía follarme como nadie, le mordía los labios y tiraba con los míos de su bigote, estaba entregado a mí, al gozo que mi cuerpito le causaba y mordía con suavidad aunque excitado mis tetitas.
-Ahhh! Ahhh! Ahhh! Ahhh! Putito precioso, que bien lo haces, eres todo un gozo puto. Me acariciaba las caderas y sujetaba mi cintra para ayudarme a subir y bajar deslizando mi anito por su verga.
-Mi Eduardo, tu eres el mejor macho que me ha follado, me gusta como tienes tu polla, así de dura y deliciosa. Y volvía a bersarle la boca como todo un puto creíble, era mi trabajo y además me encantaba hacerlo.
No duró mucho más y apretaba mi cintura muy fuerte para descargar sus huevos en mi culito, sentía los latigazos del semen saliendo de su verga muy caliente y rico.
-¡Me corro!, ¡me corro puto!
-Lléname, dame todo el semen, déjalo dentro de tu putito.
Adri, mi amor, se lo hice muy bien y le dejé secos los huevos, me llenó y notaba escurrir la leche de mi culo hasta caer en su pubis y testículos.
Me quedé abrazado a su cuello mientras recuperaba la respiración acariciando al macho que terminaba de cogerme, entonces Yasin me levantó con cuidado sacando la polla de Eduardo, al cabo de unos minutos cuando ya me había disfrutado a su gusto.
Ya te he comentado que el morenito es delgado, pero podía conmigo y me llevó en sus brazos hasta una de las camillas dejándome tumbado y con el culito sobresaliendo del borde, me depositó allí como si yo fuera el ser más delicado del mundo, subió mis pies para dejarlos justo al bode de la camilla, muy abierto enseñándole el culo y estaba muy caliente, con mi verga muy dura, Eduardo me había dejado a medio camino y necesitaba sacarme la leche.
Yasin me trajo otra copa de la que bebí la mitad.
-Agárrate los tobillos y tira de ellos para abrirte todo lo que puedas. Así lo hice tiraba de los tobillos hacia mi pecho y el exterior de mi cuerpo dejando todo mi culito a su vista, seguía manando la leche de Eduardo y me sujetó de la cintura para llevarme un poco fuera del borde de de la camilla.
Comenzó jugando con su impresionante polla golpeando en mi ano, no muy fuerte pero escuchaba los chasquidos que hacía su verga al pegar en mi culo encharcado de semen. Se agacho para comenzarme a comer el culo lamiendo el semen de Eduardo, y a follarme el abierto ano con la lengua, grité de placer y gusto.
-Te la voy a meter despacio, no te haré daño y si es así me avisas. Entonces sentí que Eduardo estaba a mi lado y se inclinó para besarme en los labios.
-Tranquilo Yasin sabe lo que se hace. Sí, yo confiaba en él pero su verga producía miedo además de deseos irrefrenables de tenerla.
-Empuja tu culo para que se abra. Hice fuerza y el semen no dejaba de salir, y de repente, algún viento que tenia dentro explotó en un pedo que hizo vibrar el anito.
Sentí mucha vergüenza y me puse rojo, mi cara estaba muy caliente, hasta mi pecho lo estaba, ellos se reían y Eduardo comenzó a besarme las tetitas y el pecho.
Me abría todo lo que podía y Yasin colocó la punta de su herramienta en el anito, empujó agarrándose a la camilla pero movía mi cuerpo hacía atrás, y se sujetó a mis piernas tirando de ellas, comenzó a penetrarme. La entrada de mi anito se estiraba y lo sentía como si crujiera, lo hacía muy despacio, todo para que la piel se estirara poco a poco sin romperse.
Yasin era extraordinario, un desvirga culos increíble.
No sentía dolores, solo una gran presión en mi culito que se trasladó al interior según iba penetrando en mi cuerpo. Habían pasado varios minutos y las gotas de sudor caían de mi frente, más por los nervios que por otro motivo, sentía como avanzaba llenándome de su verga.
Mi amor Adri, estaba lleno de carne, sentía mi vientre hinchado como si estuviera preñado y con un niño dentro.
-Ya lo tienes todo, te ha ido todo para dentro. Tomé aire y abrí los ojos, Yasin me miraba victorioso enseñando sus dientes blancos enmarcados por sus oscuros labios.
-Estoy lleno Yasin, no cabe más en mi culo. Se inclinó para besarme el ombligo y Eduardo le dio un beso en la boca, coloqué mi mano en mi vientre y créeme que sentía como su verga latía dentro de mí.
Poco a poco iba haciendo presión con el ano, sintiendo la enormidad de la barra de carne que me perforaba, y Yasin, en el momento preciso, comenzó a moverse.
Adri, mi Adri, era muy hermoso sentir deslizarse la culebra fuera de mi anito, arrastrando el recto con ella y luego la volvía a meter, perdóname pero lo gozaba tanto que comencé a gritar pidiéndole que la metiera y no la sacara, que se moviera pero con la verga dentro.
Era todo tan rico, tan exquisito maridito mío. Amaba en ese momento a Yasin y lo que me hacía sentir.
Tiraba más y más de mis tobillos para abrirme y dejarle todo el espacio posible, abierto como la hembra entregada al macho potente y dotado de la verga más larga, la que preña mejor a las hembras.
Lloraba de felicidad y sentía los espasmos de mi culo excitado al rozar su pene en la próstata, no quería que aquello terminara, deseaba que fuera eterno, tener a Yasin empujando hasta que me partiera, pero todo tiene un fin y el placer no podía ser eterno.
Yasin me la clavó hasta el fondo y sentía los estertores de su verga vaciando los testículos en el fondo de mi ser, y entonces eyaculé dando gritos, auténticos grititos de puta bien cogida.
¡Qué rico era todo Adri!, que hermosa follada la que me daban y yo la recibía con mucho gozo, que placer tan grande y sublime.
Me estaba vistiendo ayudado por Yasin, papá había llegado a buscarme. El morenito buscó en su pantalón y me entregó un papelito.
-Es el número de mi móvil por si alguna vez me quieres llamar, que no te lo vean, guárdalo bien. Se lo cogí y lo metí en un bolsillo pequeño y escondido de mis leggings.
-¿Tú no te preparas para marchar?
-Aún tengo trabajo que hacer, va a venir don Manuel y le tengo que dar rabo, espero que traiga algún chico para divertirnos.
-Yasin, gracias, me ha encantado tu polla, gracias por hacérmelo tan bien. Le abracé y mordí sus labios gruesos.
-También a mi me ha gustado dártela, tienes un culito muy bueno y rico, mucho mejor que el de don Manuel, bueno, pero mucho más apetecible.
Tomás vino a buscarme y me llevó a la entrada, me dijo que esperara, me dejó allí solo, no veía a papá a pesar de que me habían dicho que me esperaba.
Entonces escuché unas voces que llegaban de una puerta entornada, eran las de Eduardo y papá, me acerqué para oír lo que decían y no podía entenderles todo lo que hablaban.
-Eso no era lo convenido Eduardo… No, no es eso así, tú puedes usarlo… Sí, si el “doc” lo quiere así, que sea, pero es mi hijo…
-¿No estas contento?... He entrado en tu negocio y ahora no tendrás más problemas.
-También te convenía y he tenido que dejarte a mi hijo.
-Sabes que no será para mí, tenías que sentirte satisfecho al saber el destino que se le reserva. Eduardo le hablaba enfadado.
-Por cierto, a él le gusta, disfruta que lo follen, es un auténtico putito al que le gusta la verga y muy hermoso, hará las delicias del líder.
-Pero eso no, no voy a llevarle a las casas de tus amigos para que se lo cojan, el trato es el trato.
-Ya te he dicho que será por esta vez y porque el “doc” lo ordena para tener a todos contentos.
-Cuando el trato termine quiero que el chico sea libre, si algo saliera mal y el líder no lo quisiera volverá a depender de mi.
-Lo será, ya verás como todo va a ir bien, está todo muy medido, ahora haz lo que te pido. Ten es un regalo para el chico, se lo merece.
Se acercaban a la puerta y me alejé para que no me vieran escuchando.
Todo lo que había oído no tenía sentido alguno para mi, ese “doc” que oía nombrar varias veces, o el “líder” al que se referían con devoción y respeto, no significaban nada y me quedaba sin saber y lleno de curiosidad.
Nos despedimos de Eduardo que estaba muy atento y amable, me dio un beso de boca interminable delante de papá y yo se lo devolvía emocionado y con deseo.
A la tarde papá me llevó a pasear y estuvimos todo el tiempo fuera de casa hasta que llegó la noche.
Quiero enviarte lo que ha sucedido hasta ese momento, aunque te puedo relatar más, imagino que deseas tener noticias mías como yo espero las tuyas siempre impaciente, deseando leerte ya que no puedo estar contigo.
Adri, maridito, cuanto te amo
Respuesta:
Preciosa Golosa...
Mi vida, ya se, esos putos no son confiables, lastima le iba a pagar y disfrutar pero allá él.
Mi amor ya tuviste tu pedazote de carne dentro de ti!
Ese Yasin te partió en dos con esa polla que te ha de llegar hasta los intestinos y mas allá, te perforó tan duro?
Bueno con esas cremas seguro que tu culito no sintió dolor sino solo placer, que bueno que Eduardo te abrió primero, imagínate que solo te la hubiera dado de golpe el Yasin, te hubiera desgarrado, pero lo bueno fue que todo resulto bien y que disfrutaste como dices tú "como una verdadera puta".
Mi amor me encantaría estar contigo ahora viendo ese culito, como te dio tan profundo, aunque ahora creo que aparte de mi polla voy a necesitar un dildo para complacerte al 100%, porque me imagino que estarás mejor preparado para algo más grande jajaja.
Crees que tu papi te llevara con más hombres para que te cojan como parte del trato entre Eduardo y él?
Ohh! mi vida, claro que Simón y Rubén, si tu quieres, serán parte de nuestras aventuras en todo el sexo, lo de Pablo y Erico aun no sé, pero lo más seguro es que si.
Mi princesa te sientas forzada a contarme todo porque de solo leer cada letra de lo que te ha pasado me dejas seco los testículos, haces que me vacíe solo pensando en ti y como te ves cuando te cogen así de duro, me haces las mañanas mas placenteras de todas, siiiii!
Jajaja! Con lo que me he deslechado leyéndote casi lleno una botella de 500 ml. De coca cola jajaja!, y creo que al final la donare a los que no pueden tener hijos jijiji.
O también vendérsela a una amiga que dice ella que se hacen cremas con el semen para cuidar la piel, eso dice ella que es modelo pero es medio pervertida jijiji!
Besos amor mío, dueña de mis noches y de mi polla jajaja!