Confesiones: Manu, el hetero militar.
Manuel visiblemente excitado se rueda el bóxer dejando al descubierto su herramienta sexual claramente grande, más grande de lo que yo me hubiese imaginado.
ESPERO SE ENCUENTREN BIEN QUERIDOS LECTORES, GRACIAS A QUE UN LECTOR ME COMPARTIÓ SU HISTORIA, QUICE ABRIR UNA SECCIÓN POR ESTE MEDIO lTITULADA "CONFESIONES", PARA PUBLICAR LAS EXPERIENCIAS DE MIS LECTORES QUE NO SE ANIMAN AUN A SER AUTORES, ASÍ ME ES MÁS FACIL A MI SUBIR CONSTANTEMENTE HISTORIAS NUEVAS, SOLO BASTA TENER LAS GANAS Y UNA REDACCION ADECUADA, ASI QUE ANIMENSE Y ESCRIBANME.
EXPERIENCIA DE LUIS
Bueno agradecido por recibir mi relato el cual está basado en experiencias reales, y va uno, no siendo este el primero, pero si el ultimo.
Me llamo Luis, soy de Caracas, Venezuela y actualmente trabajo en un organismo de seguridad, lejos de mi domicilio, teniendo por obligación que hacer vida en el cuartel donde en medio de uniformados yo ejerzo una profesión de civil asimilado.
Discreto, 100% de closet, pero a pesar de no ser galante, ni bonito, considero que tengo buen físico: contextura normal, delgado y blanco,1.75 de estatura, 30 años de edad, aunque todos dicen que aparento mucho menos.
Algo en mi llama la atención entre mujeres y hombres, pero no sé qué es. Tengo como referencia que en más de una oportunidad y en confesión íntima, un amigo me dijo: "Tú inspiras malos y perturbadores pensamientos”.
Bueno, el caso es que de todas maneras aprendí algo que no se comenta mucho, entre el mundo de los hombres heterosexuales, y es que para muchos, "Todo hueco es trinchera", exceptuando los homofóbicos extremos.
Al macho lo único que le importa es meterlo, no importa si la mujer es flaca, gorda, bonita o poco agraciada; lo que les importa es el hueco que tienen entre las piernas.
A pesar de la mente ociosa del hombre y el respeto que se me tiene, nunca falta quien me zumbe discretamente o lance alguna insinuación, sin embargo, discretamente "me hago el loco", salvo que en una oportunidad se dieron las condiciones para que sucediera, bien dicen "la carne es débil"...
Cierta noche, fin de semana y de guardia, a pesar de mi condición de no uniformado, me encontraba en la cuadra de los dormitorios, disfrutando solo del televisor, puesto que todos estaban franco o de servicio, y los pocos de guardia seriamos 4, tres de ellos en los alrededores y yo en receptoría.
Estando ahí, solo en mi litera, luz apagada y viendo una película, logre escuchar que alguien entraba, veo que es Manuel. Debo decir antes, que Manuel o Manu como después me acostumbre a llamarlo, es uno de tantos compañeros de trabajo, quien me había llamado la atención por su porte al caminar.
Alto de contextura gruesa sin llegar a ser gordo, blanco, pelo crespo, rostro y cuerpo muy varoniles, no es galán o bonito, pero si un rostro muy viril y por ende atractivo para el gremio femenino conocedor de que cuando un hombre está "bueno" sin tener cuerpo de gym; y lo mejor era la edad, 36 años, un mero macho pues.
También sabía que esté Manuel, estaba en plan de separación de la esposa, una mujer mayor que él, que según le hacía la vida imposible, razón por la que me expliqué a mí mismo, que hacía él a esas horas tan tarde en el cuartel si no le tocaba servicio.
Se evidenciaba también que llegaba medio bebido, por lo que habría ido a su casa.
Manuel indiferente pasa al cuarto de baño, pero es cuando sale, que me percaté a seguridad, que efectivamente estaba tomado, mas no ebrio.
¿Qué estás viendo? – pregunta con un volumen de voz elevado por el alcohol.
Una película – contesté sin mirarlo.
Comenzó a desvestirse para dormir, pero entre tantas camas literas desocupadas, escoge una contigua a la mía, quedamos los dos en silencio y a oscuras viendo la película.
Una escena fuerte de sexo hizo que me percatara con el rabillo del ojo, que Manuel se estaba sobando el paquete, evidentemente abultado, no me inmuté y seguí viendo la película.
Escuché a Manuel lanzar un suspiro, talvez producto del manoseo a su bulto.
Lo que más me gusta del sexo es que me mamen el Guevo – dijo rompiendo el silencio y la tensión.
¿Verdad? – solo atino a contestar .
SI – insinuoso Manuel sigue la conversación
Después de unos segundos de silencio bastante tensos, veo como Manuel visiblemente excitado se rueda el bóxer dejando al descubierto su herramienta sexual claramente grande, más grande de lo que yo me hubiese imaginado.
Realiza un gesto masturbatorio, se recorre la piel del glande para arriba y para abajo, volteo a verlo discretamente en la penumbra, para luego rápidamente mirar al televisor, aunque mi supuesta discreción no pasó desapercibido por Manu, pues ya se había dado cuenta que le mire la verga.
Quisiera que me mamaran el Guevo toda la noche – dijo rompiendo el silencio tenso por segunda vez.
Estas últimas palabras desarmaron mi resistencia, mi abstención, mi discreción y mis prejuicios, ya que sin decir nada salí de mi litera y reclinándome en la de Manuel, me fui directamente a su rico miembro grande y me lo metí a la boca.
Sin más preámbulo, apreciando su grosor considerable con mi cavidad oral, comencé a solucionarlo con delicadeza, que sin ser un experto arranque suspiros de placer a Manuel.
Luis quisiera que me lo mamaras toda la noche". ."Lo mamas rico Luis” – decía Manu suspirando.
¿Puro mamar y nada de meterlo? – pregunté deteniéndome un momento.
Yo en verdad no me gusta hacer esto, solamente lo hice hace muchos años cuando tenía 18 años con un carajito que me cogí, pero me dijo que le dolía mucho – contestó mientras yo se la seguía chupando.
Dicho esto, se incorporó y se paró de la cama, colocándose a mis espaldas y recostándome de pie a la litera, se me pega a la espalda y con el guevo busca el orificio de mi culito, notando yo que a pesar del tamaño que tenía, estaba morcillado y no tan duro como para romper la resistencia de mi entrada.
Aquello lo atribuí a su nula costumbre de tener sexo con otro hombre, no lo excitaría al máximo pues todo era producto del Alcohol ingerido, así que tenía que pararlo de otra manera por lo que acto seguido me agache para llevarme su guevo a la boca otra vez ya que así tomaría más consistencia, suspiros de hombre delirando Manuel expulsaba.
Logrado mi cometido, pero aún sentía que le faltaba firmeza, me incorporé y me volví a poner de espaldas a Manu, producto de la excitación comenzó a meterlo.
Aummm, Ahhggg – me quejé un poco aguantando el dolor.
Manuel se dio cuenta y tuvo consideración pues comenzó a meterla un poco más despacio para que no me doliera mucho, y poco a poco mi ano fue cediendo.
El miembro viril de Manuel dentro de mi estaba creciendo aun más, adquiriendo una dimensión tal, que presionaba las paredes del interior de mi culo, y extendiéndomelas hasta el punto de sentir algo muy grande dentro de mí, mentiría si digo que no me causó cierto dolor, pero tenía que estar a la altura de ese macho.
Manuel me tomo por la cintura y jadeando lentamente comenzó a bombear suavemente pues consiente del tamaño de su guevo tenía consideración hacia mi persona,
Así estuvo bombeando dentro de mi culo por bastante tiempo.
Coño Luis tienes el culo virguito, que rico – me decía jadeando .
Yo solo me mordía los labios y jadeaba al mismo ritmo que él.
¿Te Gusta...? – preguntó.
Ayy No sé, Manuel, creo que sí - respondí casi aletargado por la cogida monumental que me estaba dando
Manu de a pocos aumentaba la velocidad, de pronto escuchamos un ruido, alguien se acercaba, nos separamos rápidamente y nos lanzamos cada quien a su cama tapandonos y amparados por la oscuridad de la cuadra, los fluidos que salieron por la repentina separación se sentían en mis nalgas.
Uno de los sargentos de guardia buscaba algo a su escaparate y salió sin percatarse de nosotros o creyéndonos dormidos, otra vez nos quedamos solos otra vez.
¿Seguimos? – pregunta Manuel.
Era evidente que quería acabar y no había podido,
NO sé, Manuel – le contesté yo.
Pero era por lo adolorido que sentía como si me hubieran golpeado las paredes de mi culo.
No me puedes dejar así – dijo Manuel sacudiéndose la verga mientras se acercaba a mí.
Los fluidos de su pene que salieron disparados a mi rostro me excitaron aún más.
Manuel sube a mi litera y se me monta encima estando yo boca arriba y me abre las piernas y apoyándolas en sus hombros procediendo a penetrarme de nuevo y esta vez con el guevo evidentemente más erecto, mucho más duro, y excitado comenzó la penetración primero suave, Manuel no dejaba de tener consideración.
Sentía esta vez un indescriptible placer al sentir como se deslizaba hacia adentro ese tubo de carne y cartílago del hermoso y grande guevo de Manuel, quien encontró para su sorpresa un culo, que le hizo sacar expresiones inimaginables de un hombre hétero.
Tienes un culo sabroso Luis – decía mientras empujaba su pene.
Ay Manuel – decía yo mordiéndome los labios.
Dime, Manu, así me llaman mis hembras cuando me las follo – dijo tratando de meterme hasta los webos por el culo.
Ay, ya Manu – dije yo ahogadamente.
Siguió empujándomelo hasta que entro por completo, frotaba su pelvis en la entrada de mi culo, sintiendo sus vellos púbicos, transmitiéndome más placer.
Fue tal el extasiante placer que me hacía sentir Manu que de pronto comencé a eyacular esperma blanco y lechoso, Manuel me había hecho acabar sin tocar mi pene.
Unos segundos después tras una empujada de verga final y un resoplido fuerte de Manuel termino dentro de mi culo con una fuerte y gran presión hacía mi cuerpo
Luego se separó muy lentamente de mí y se fue directo a su cama, donde luego cada posteriormente nos quedamos dormidos.
En la mañana me levanté yo primero y me fui a bañar viendo que él aun dormía.
Esboce una pequeña sonrisa recordando que como todo un hombre hermoso y macho me había penetrado y poseído
Esto no se repitió hasta cinco días después.
Aquella ocasión en que, estando dormido en la cuadra, en la cual cabe recalcar que no estaba solo, alguien me despierta, era Manu, me hizo señas, para ir al baño, yo ni corto ni perezoso me levante rápidamente.
Una vez dentro, se sacó la verga mostrándome la colosal erección que traía, sin pedírmelo me agache a mamárselo por un rato, y enloqueció de placer.
Me detuvo en seco y me sugirió ir a otro lado.
Tengo las llaves del depósito, tómalas, entras y me esperas con las luces apagadas – me lo dijo mientras yo me limpiaba los labios.
Se podía notar que Manuel estaba algo tomado, pero no tanto, solo lo suficiente.
Lo obedecí y esperé a que Manuel, ni bien llego se bajó el cierre del pantalón enseñándome su hermosa herramienta, se la vi con la poca luz que entraban por las dos pequeñas ventanas, y si era bastante grande.
¿Te gusta este Guevo? – pregunta en tono chulesco golpeándose la mano con él.
Si, Manu – respondí sin dudarlo.
Procedimos a desvestirnos sentándose en una hizo que lo cabalgara.
¿Lo sientes rico? – preguntaba mientras me metía su verga seca.
Tal era mi excitación que aguantaba la potencia de su miembro y el dolor que pudiera causar ser penetrado sin previa lubricación pero todo era superado por la sensación de ser cogido por un macho heterosexual que comenzaba a volverse loco por mi mamada y mi culito.
Cambiamos de posición a piernas al hombro
"Me gusta cogerte así para qué veas como te lo meto" – decía muy excitado.
Esta vez duro más tiempo.
"Quiero acabarte bien adentro" - dijo dándome un empujón con el Guevo
Sentí como su verga golpeo bruscamente mi vejiga y me causo dolor, no obstante, así lo recibí diciéndole
Este culo es tuyo Manu
No, ese culo es de mi Guevo" – corrigió él.
Así paso otra noche cogido por Manuel, luego se repitió el sábado en la mañana donde me sorprendió en mi oficina, lo cabalgué como a él le gusta.
¿Lo sientes rico? - preguntaba
Era evidente mi respuesta, me tenía empalado por completo, mejor no podía estar, pocos días después se repitió, me comento que tenía guardia de tercer turno, de 2 am a 6 am y que lo esperé en mi oficina a las 4am, esa madrugada entro por la puerta con una erección que le levantaba el pantalón del uniforme
Mira como se me puso pensando que venía a cogerte – decía frotándose el paquete.
Esa madrugada fue el hombre más considerado metiéndome durante largo rato su guevo, tan grande como sabroso, la manera pausada con que me penetraba me hacía sentir cada centímetro de su guevo, sabía que me volvía loco
Poco a poco y aun sin comprender del todo los motivos, Manuel comenzó a buscarme todos los días, preferiblemente los medios días en que me encontraba solo en mi oficina y cuando estaba él por trabajo, se contentaba con sexo oral, le fascinaba como yo mamaba, y así sin darnos cuenta, sin romance previo, sin protocolo, Manuel se fue haciendo adicto a mi boca y mi culo, no está de más decir, que yo igual a su grande y hermoso guevo, que nos ha mantenido unidos durante cuatro años.
Tenemos sexo cuatro o más veces a la semana cuando se puede o el vea la oportunidad, no me dice que me quiere o cosas así, pero es evidente que hay como una costumbre adictiva, no sé cuánto dure pues como ya mencione lleva cuatro años así, solamente esperar el próximo encuentro me excita y ya el viene armado y súper excitado.
HASTA AQUI ESTA HISTORIA QUE ES REAL, CON LA PANDEMIA HA SIDO MAS INTENSO, PORQUE YO QUEDE ACUARTELADO SIN PODERNOS MOVER MUCHOS A OTRO ESTADO, Y PARA SORPRESA MIA MANUEL TENIA QUINCE DIAS ENTRE LOS QUE QUEDARON FUERA DEL CUARTEL ASIGNADOS A SUS DOMICILIOS, PERO SE PRESENTÓ 15 DIAS DESPUES QUEDANDO IGUAL ACUARTELADO Y COMPARTIENDO LA CUARENTENA CON SUS COMPAÑEROS Y CAZANDO TIEMPO PARA NUESTROS ENCUENTROS, NO PIENSO EN EL FUTURO VIVO MI PRESENTE, NO ESTOY ENAMORADO DE MANU PERO COMO DICE LA CANCION DE ROCIO DURCAL "LA COSTUMBRE ES MAS FUERTE QUE EL AMOR"
GRACIAS POR LEERME.
sexualesr@gmail.com