Confesiones de una putita adolescente - 2

Nuevamente me escapo con mi tio Carlos y esta vez nos encerramos en un motel, dispuesta a que me rompan el culo por vez primera.

Y bueno, después de lo que sucedió con mi tío Carlos en la farmacia las cosas siguieron bien. Aunque sexo ya solo habíamos tenido un par de veces más en su farmacia, nos mandábamos mensajes por WhatsApp y ocasionalmente pasaba por mí a la escuela para llevarme a la casa, no sin antes ir a comer o tomar un helado. Mis amigas de la escuela me hacían burla diciendo que era mi sugar daddy, y en cierta forma sí lo era, pues me consentía y me cumplía mis antojitos, aunque ya ninguno tan caro como el PS4.

Ese primer regalo valía por varias cogidas, me dijo Carlos. Así que tendría que dárselas de a gratis varias veces jajaja. La verdad la estaba pasando bien y me había encariñado con él. Eso sí, todo muy a escondidas de mi familia, y sobre todo de mi mamá.

Un día saliendo de la escuela me habló por cel, platicamos un rato de boberías y luego me dice:

-Amy, quiero este fin de semana que nos veamos, pero no en la farmacia. Vamos a un lugarcito, quiero que te quedes conmigo toda la noche, ¿cómo ves?

  • ¿Toda la noche? Pero ya sabe que es muy raro que mi mamá me deje salir así o quedarme en la casa de mis amigas. ¿Cómo le hacemos?'

-Pues invéntale algo, que vas a quedarte con una amiga, no sé, pero vamos. Ándale, no te acobardes.

-Bueno, ya se me ocurrirá algo. ¿Este fin de semana?

-Sí, te prometo que la vamos a pasar bien, ya verás.

-Oki, pero que conste que me vas a tener que regalar algo como pago por arriesgar mi vida, porque usted sabe que mentirle a mi madre es igual que arriesgar la vida jajaja.

-Vale, ya luego me dices que quieres. Pero entonces yo también quiero ganar algo, porque como quien dice yo también estoy arriesgando mi vida. Vas a tener que darme el de atrás- me dijo mi tío.

-Jajajaja ¡No sea así! Además, dicen que por ahí duele un chingo.

-Pues así me duele cada vez que veo mi cuenta de banco, mija.

-Ay cómo es aprovechado, Carlos.

-La aprovechada eres tu Amy, que me estas dejando pobre. Jajajaja.

-Pero bien que le gusta, no se haga.

-No me gusta, me encanta. ¿A poco a ti no?

-Sí, un chingo. Bueno pues, acepto. Pero si me duele mucho le paramos, ¿ok?

¡Ok mija, ya estas! No te vayas a arrepentir, ya sabes que traigo ganas de romperte el culito desde la primera vez que salimos.

¡En venganza se la voy a cagar para que se le quite lo pinche abusón! Jajaja. Nos reímos de mi puntada, platicamos un ratito más y nos despedimos.

Como era miércoles, llegando a casa empecé a poner en práctica mi plan. Hablé con mi amiga Melissa, le expliqué mis planes y que necesitaba su ayuda. Quedó todo pactado, ahora solo faltaba que mi madre me creyera el cuento. No le dije nada a mi mamá, me esperé hasta el jueves en la noche para no darle mucho tiempo de arrepentirse en caso que dijera que sí. Estábamos en la cocina y fue cuando aproveché la oportunidad. Era ahora o nunca.

-Mami, el viernes se van a juntar mis amigas en la casa de Meli, ¿me dejas ir?

  • ¿Hay fiesta o que van hacer?

-No, queremos ver un maratón de Stranger Things, la serie de los chavalillos que tú dices que no te gusta. Y como ya viene la nueva temporada, queremos ver las anteriores que acaban de pasar otra vez. Vamos a comprar papitas y sodas. ¿Me dejas ir?

-Y luego ¿a qué horas te quieres venir?, para decirle a Karla que vaya por ti

-Pues es que quería… si me dejabas quedarme hasta el sábado por la mañana, porque queremos ver la tv toda la noche.

  • ¿Y qué, no la pueden ver de día?

-Pues sí, pero es más emocionante de noche. Ándale, no seas mala- le dije haciendo puchero.

-Ok, pero que vaya Karla contigo.

-Ay mamiiii, pero solo vamos ir las amigas de mi salón. Karla ni las conoce, además que oso que tenga que llevar a mi hermana mayor de chaperona.

Para no hacerla tan larga, estuve rogando un buen rato y usando todos mis recursos, hasta que finalmente la convencí. Ya durante el viernes me puse de acuerdo con Melissa para que me cubriera bien y no me fueran agarrar en la mentira. Me dijo que ese favor me iba a costar y que ella me iba decir más adelante como pagarlo. No me quedó otra más que aceptar, como sea me estaba jugando el pellejo y prefería pagarle a Meli lo que pidiera, a que mi madre me descubriera. Me imagino que así se sintió Carlos cuando le pedí el PS4 jajaja. Ya luego que tuve tiempo le hablé a Carlos, nos pusimos de acuerdo para que fuera por mí a unas cuadras de mi casa.

Me bañé, me puse bonita pero no tan exagerada para que mi madre no sospechara y puse algo en mi mochila que esperaba pudiera sorprenderlo. Ya de noche, me despedí de mami, le dije que mañana me iban a dejar a la casa temprano y que no se preocupara. Caminé un par de cuadras hasta donde Carlos ya me estaba esperando. Tremenda sonrisa me dedicó nomas al verme, y al subirme a su carro nos dimos tremendo beso que hasta me mojé. Si no es porque la calle estaba algo transitada, si no ahí mismo me entrego a él.

Me preguntó si íbamos a comer, a lo cual le dije que mejor fuéramos a donde me iba a llevar. Que comiéramos más tarde o mañana temprano. Me dice: Ok, golosa.

Y pues bueno, nos fuimos directo a un motel, y como era ya algo oscuro el encargado de dar las llaves no me vio bien, o como dije anteriormente, doy la impresión de ser de mayor edad por lo desarrollada que estoy, y no parezco la edad que realmente tengo. O simplemente le valió madre al encargado, que sé yo.

Ya en el cuarto le dije que se metiera a bañar y luego lo haría yo, porque quería darle una sorpresa. Me dijo que él se acababa de bañar. Me metí al shower, me enjaboné toda, poniendo especial atención en mi panochita, pues había decidido dejarla bien peluda a petición de Carlos. Me tallé bien, incluso metiéndome un par de dedos, puesto que me estaba ganando la calentura. Igual me pasé el jabón por en medio de las nalgas e incluso traté de meterlo por el ano, por si al loco de Carlos se le ocurría cumplir su antojo de romperme por detrás. Eh de decir que jamás he hecho sexo anal, y la verdad me aterraba la idea del dolor. Aunque no logró entrar el jabón, debo aceptar que sentí rico con los intentos. Salí de la regadera y vacié el contenido que traía en mi mochila dispuesta a darle una sorpresa y la cogida de su vida.

  • ¿Ya está listo, Carlos? - le dije asomándome por la puerta del baño.

-Ya Amy, más que listo. ¿Y tú?

Y vaya que estaba listo. Estaba completamente desnudo. Era la primera vez que lo veía así, puesto que el par de veces que estuvimos en su farmacia solo se bajaba el pantalón. Tenía buen cuerpo, se notaba que se cuidaba mucho y a pesar de andar por los 45 años estaba mejor que muchos de mis amigos de la escuela. Pero lo que más me llamó la atención fue su verga, la tenía totalmente erecta y se miraba enorme.

-¡¡Wooow!! ¡Qué pitote tiene! Parece burro, está bien parada. Jajaja.

-Pues todo esto te vas a comer, chiquita. Te voy a dar por todos lados. Anda, ya ven que estoy que me quemo de ganas. Me tomé la pastillita azul y ya ves, ya me hizo efecto. Ven para darte de vergazos, Amy.

-Pues métase un chingo de pastillitas azules a la boca como si fueran M & M' s, porque lo voy a dejar seco. Si mi mami me llega a regañar, por lo menos que valga la pena.

Y dicho esto, salí del baño y me paré frente a él. Había decidido llevar mi uniforme escolar del año pasado, y tras unos ajustes que le había hecho, la falda me llegaba a media nalga y por enfrente apenas lograba cubrir los pelos de la vagina, pues no traía calzones. La blusa me quedaba apretadísima, haciendo ver mis pechos aún más grandes y marcando mis pezones como queriendo reventar la tela. El uniforme lo completaba con un par de zapatos escolares de tacón y mis calcetas blancas. Carlos abrió los ojos y solo atinó a articular la palabra WOOW, pero sin emitir ningún sonido.

Me acerqué lentamente hacia la cama, y sin decir agua va, me tomó en sus brazos y empezó a besarme con pasión, a la cual le correspondí, bajando mi mano para agarrar el tronco que tenía por pene.

-Así, asíííí... béseme el cuello, me encanta como me besa el cuello.

-Si chiquita, te voy a besar todo... te miras hermosa, jamás pensé que me pudieras calentar tanto. Te ves bien rica, como toda una putita- me decía al tiempo que se llenaba las manos con mis enormes tetas.

-Si papi, deme verga, yaaa... la necesitooo- le decía yo, al tiempo que él me agarraba la panocha, metiéndome un par de dedos, que entraban fácilmente por la enorme cantidad de líquidos que ya me estaban escurriendo.

-Ya, papiiii, yaaa, deme verga, porque si no me voy a venir. Ya no aguanto- le dije ya con tono de desesperación.

Y en verdad sí, las ganas de mear ya empezaban a vencerme y no quería venirme en otro lado que no fuera su enorme reata. No bien terminé de decirlo, cuando me puso en 4 patas, me abrió la panocha con sus dedos y poniéndome su sabrosa verga en la entrada, ¡me arremetió con fuerzas, entrando de un solo golpe hasta mi útero! O por lo menos así lo sentí yo. Sin duda la puta pastilla azul estaba haciendo maravillas en su pene y por consecuencia en mi hinchada vagina.

-AAAAGGHHHHHH, ASÍÍÍÍ, assssí, ¡assssííí! Que rica verga tiene, ¡¡qué ricaaaaa!! ¡DEME MÁS!, ¡DEME MÁÁÁS, SIGALE ASÍ, ¡SIGA, SIGA!, ¡POR FAVOR! - Exclamaba yo a punto del éxtasis. Me estaba tomando tan fuerte que sentía como si me estuvieran dando de nalgadas. Pero no, ¡realmente me estaba dando nalgadas! El muy cabrón me daba cada vez más fuerte. Y aunque sentía dolor, también sentía un cosquilleo bien rico en mi pucha.

  • ¡SÍÍ, SSSÍ! ¡DEME MAS FUERTE! ¡CHÍNGUEME RICO!, ¡ASÍ COMO SOLO USTED SABE HACERLO! DEME CABRON, ¡DEME! APROVECHEME QUE SOY SU PUTA ESTA NOCHE!

  • ¡SI CHIQUITA, SI! MUEVE TU CULITO, AMOR. MUÉVETE, APRIETAME, SACAME LA LECHE BABY- Atinaba a decirme Carlos, con la voz entrecortada por el placer.

Me movía como endemoniada, sintiendo su verga llegar tan profundo como nunca antes me había llegado. Sentía que me abría las mismas puertas del cielo con cada estocada.

-SI PAPI, SÍÍÍ. ÉCHAME LOS MECOS ADENTRO, EMBARÁZEME, ¡PRÉÑEME! QUIERO TENER UN BABY SUYOOOOO. ANDELE, POR FAVOR! ¡POR FAVOR! QUIERO SER SUYA SIEMPRE, NO ME DEJE NUNCA. HAGAME UN HIJO, QUÉDESE CONMIGO, YAA POR FAVOOOOOOOOOR- Alcancé a gritar al tiempo que me llegaba el primer orgasmo de la noche. Sentí mis piernas doblarse, y gracias a que me tenía atrapada por la cintura, que si no me voy de hocico contra la cama. Sentí mis líquidos escapar a chorros de mi vagina y correr por mis piernas. Carlos al sentir mi venida empezó a cogerme más duro, dándome pompeadas cada vez más fuertes y mandándome al cielo y al infierno al mismo tiempo.

Sentía mi panocha abrirse violentamente a causa de sus vergazos y del rico orgasmo que acababa de gozar. Me la sacó de mi vagina y volteando hacia él, me ofreció su verga, la cual ni tarda ni perezosa me metí en mi boca, llenándome por completo. Me daba estocadas, metiéndola hasta el fondo, tocando mi campanilla. No tardé en sentir las primeras arcadas, así como las lágrimas correr en mis mejillas. Estaba prácticamente violando mi boca. Cerraba mis ojos y abría la boca lo más que podía, no quería perder la oportunidad de tragarme semejante miembro.

-Si putita, asííí. Chúpamela toda, llénamela de saliva. Quiero que me la dejes llena de babas, amor. Para que resbale bien por tu culito, porque esta noche lo vamos a estrenar, mi vida. Abre bien el hocico, bebé, cómetela toda-

Yo abría la boca lo más que podía, pero me era imposible abarcar tan enorme tronco en mi pequeña boca. Cuando abrí los ojos, vi que me grababa con su celular. Con mi boca llena de babas, los ojos abiertos como platos y lágrimas y mocos corriendo por mi cara, no sé qué clase de espectáculo era el que estaba grabando. Pero como sea, saber que lo estaba haciendo me excitó, me prendió en demasía y empecé a tragarme su verga como endemoniada. Me metía el pedazo de carne hasta el fondo, yo lo sacaba para tomar aire ¡y me lo volvía a tragar! Al mismo tiempo que me orinaba en la cama en un nuevo orgasmo, que al tener su vergota en mi boca, me impidió gritar y solo atinaba a balbucear sonidos inteligibles.

Cuando el decidió que ya era suficiente, me separó y empezó a ponerme de nuevo en posición de perrito. Levantó mi falda para descubrir mi culo, el cual me escupió y empezó a pasarme su saliva por toda mi raja trasera, poniendo especial énfasis en mi ano, metiéndome un dedo, luego dos, los cuales, metía y sacaba lubricando y mi ano los recibió alegremente.

-Ahora sí, mami, a lo que venimos. Voy a romperte ese rico culito que tienes, bebé-me dijo, al tiempo que me empezaba a pasar su enorme reata por la raja de mis nalgas. Me daba terror lo que venía a continuación, pero al mismo tiempo temblaba de excitación al saberme sometida.

Continuará.