Confesiones de una puta (la polla de papá)

Era virgen pero puta hasta que mi padre me dejo siendo puta pero no virgen.

CONFESIONES DE UNA PUTA

Papa vuelve cansado de patrullar las calles. Es viudo desde que yo era una cría y yo soy puta vocacional, él policía. Me llamo Esther, tengo la piel morena, nací hace 18 años en Sevilla. Soy alta, un poco más de 1,75, ojos marrones, pelo muy largo y rizado y muy delgada aunque con mucho pecho.

Una noche volví de fiesta y entré en casa sin hacer mucho ruido, no quería despertar a papá que aquel día libraba. Al pasar cerca de su habitación oí ruidos, me costaba aceptar que mi padre pudiera estar con otra. Me quite los zapatos de tacón y mire por el agujero de la cerradura. Pude ver a mi padre sentado en la cama, viendo en la tele una película porno y pasando su mano sobre su polla, ya sin ningún tejido que la cubriera. Vi aquella enorme verga, en todo su esplendor excitada ante aquella imagen y comprendí algo que pensaba desde hacia tiempo, mi padre necesitaba una buena mujer. Le vi reclinarse un poco para dejar más espacio para frotar su polla. Se empezaba a frotar muy duro, ahí estaba aquel apetitoso hombre con su polla en las manos, dándose muy fuerte deseoso de sexo, algo que se le negaba desde hacía años. Sin ninguna ropa cubriendo su velludo y musculoso torso. Mi cabeza pensaba en mi pobre padre y mi coño, mi coño de puta que antes no había dejado que la tocase ningún tío (me gusta calentarlos y pensar como se la pelan pensando en mi) mi coño también reaccionaba al ver así a mi padre y notaba como iba mojando la tela del tanga negro que llevaba aquella calurosa noche. No llevaba sujetador para cubrir mis enormes tetas, solo una camisa con tres botones desabrochados. Era la mejor polla que había visto nunca, en aquel momento era virgen y muy guarra, pero como he dicho no me dejaba follar por nadie. Aquella verga era perfecta, larga y gruesa con una bonita forma, daban ganas de comerla. Vi a mi padre correrse sobre su uniforme de policía, lo oí gemir y disfrutar de todo aquello. Cuando llegue a mi cuarto saqué el consolador negro de 19 cm y me lo fui metiendo poco a poco hasta poder follarme pensando en él.

Aquello se convirtió en una obsesión. La de cosas que me habré metido pensando en mi papá. Nunca hasta entonces deje a un tío metérmela, me gustaba chupárselas un poco, apretarles los huevos y decirles que querías verles pajearse mientras me veían las tetas pero que solo me tendrían cuando yo quisiera. Todo aquello me ponía a mil y no faltaba a mis citas con el vibrador. Pero a mi padre no me lo quitaba de la cabeza.

El psicólogo policial lleva años tratando a mi padre. En teoría debe ayudarlo a superar la muerte de mi madre, yo no creo que sirva para nada. Lo qué si creo es que mi padre tendría que meterla en caliente para así estar mejor. Parte de la terapia es que mi padre escriba las cosas que le pasan, como se siente y todo eso, casi como un diario. Un día entre en su cuarto para limpiarlo y vi en la papelera que tenía algunas notas que al final no se las había hecho llegar al doctor. En dichas notas explicaba como añora el sexo y lo mucho que le gustaría follar. Que tiene una preciosa hija y que no le gusta pensar que los chicos se acercan a mi, pero que si el pudiera, sino fuera moralmente insano le gustaría cabalgarme y metérmela sin contemplaciones. Qué entendía las modas de hoy en día pero que no le gustaba que saliera tan ligera de ropa a la calle. Y que le gustaría enseñarme un poco de respeto. Rápidamente fui a mi cuarto y saque de su caja las bolas chinas, me metí las cinco seguidas y luego puse el vibrador, quería sentir como todo aquello se movían dentro de mi. Pasaba la yema de mis dedos por la cara interna de mis muslos y también me gustaba pellizcarme las tetas. ¡deseaba ser follada por papá¡

Al día siguiente le prepare la cena muy ligera de ropa, con una mini falda, una blusa y nada de ropa interior. Al servir la sopa me incline para que pudiera verme el canalillo. Tras eso tire un cubierto al suelo y me agache para que viera mi precioso culo. Al levantar mire el bulto de su pantalón e inocentemente le pregunte que le pasaba. Mi padre me llamo puta, aquello me gusto, me tumbo sobre la mesa y de un golpe dejo todo despejado para pasar a follarme como la zorrita que soy.

  • Eres una puta, te voy a follar pero quiero que me pidas lo contrario, quiero sentir que te violo aunque seguro que estas deseando ser jodida por mí.

  • Sí, follame hijo de puta.

Papá me arranco la blusa rompiendo todos mis botones y liberando mis enormes tetas, las lamía con gusto para luego abrirme la boca y empezar a masturbarse apuntando a mi cara. Al poco de aquella paja su leche cayo en mi boca y pasé la lengua por mi boca para degustar aquella leche.

  • Que puta eres.

  • Sí, soy una puta pero quiero que me pongas tu pollita en la boca, veras que te voy a dar lo que necesitas, cabrón.

  • Chupa so puta, lo estas deseando, eres muy puta y te voy a romper a pollazos tu cuerpo de zorra.

Esto lo decía mientras sacaba las esposas y me encadenada a la cabecera de su dormitorio donde me había llevado arrastrándome del pelo.

  • ¿Sabes qué? Papi, me pones muy cachonda, te la voy a dejar seca y que me ates a tu cama me pone más. Soy virgen, quiero que seas tú quien estrene mi chochito. Meteme un dedo, fíjate lo mojada que me tienes, soy tu puta papá, solo tú puta. De nadie más, ¿no te excita pensar en todos los chicos que se pajean salvajemente pensando en el cuerpo qué tú te vas a tirar?

  • Trágala mi niña. Trágatela toda, muérdeme la puntita. Me gusta verte atada a la cama y ver como se te suben las tetas más aún. Antes de correrme te la voy a meter entre esos dos melones que tienes, mi hija.

Yo, mientras oía a mi padre decir todo eso me calentaba más y más y volvía a notar la humedad de mi sexo corriendo por mis piernas. Mordisqueaba su verga mientras ansiaba ser follada por aquel musculoso hombre al que yo llamaba papa. Se la seguía chupando y mordía un poco la punta, en esto de comerme pollas no era virgen. Me gustaba calentar a los tíos, chuparsela un poco y enseñarles las tetas mientras los veía pajearse.

  • Para puta que me corro en tu boca otra vez. Así me gusta, que abras la boca, mira como te follo tus tetas y que duras las tienes, todo esto te gusta eh, si que eres puta, pero me gusta que seas virgen, que nadie más te haya follado aunque veo nunca hayas estado con un hombre veo que no eres virgen. Ya que no puedo estrenar tu coño lo haré con tu culo cuando acabe de follarme tus tetas.

Todo esto lo decía mientras apretaba mis pechos contra su polla y me cabalgaba de aquella manera. Efectivamente, mi padre notó que no era virgen a pesar de no haber estado con ningún hombre. Yo creo que intuía las cosas que hacia con el consolador o las bolas chinas antes de aquella noche. Sabía que me dolería por el culo, por donde nunca había tomado nada, pero me ponía el ser humillada por mi papá.

  • Mira cerda, so guarra, mira como tienes mi polla entre tus tetazas. Tus tetazas de puta que se ponen duras con tu padre, hija de puta. ¡Que tetas tan duras¡

  • Argggggg, papá, córrete ahora en mi boca, quiero beber tu leche calentita. Dámela toda.

Y así lo hizo. Justo cuando iba a eyacular saco su pollaza de unos 18 cm de mis pechos y la puso junto a mis labios, se pajeo con dureza y me lanzo un potente chorro de semen dentro de mi boca. Mmmmmmmmm, ¡que rica estaba la leche de papa¡

Mi padre se quedó temblando. Estaba a 4 patas con mi cara a la altura de su polla. Mientras seguía en esa postura yo levante un poco la cabeza para pasar mis labios por su polla y limpiarla de todos los restos de su leche. Estaba limpiando a papá.

  • Papi, sé que estas cansado, pero antes de tumbarte a descansar quiero que sepas que nadie me había follado hasta ahora. Lo había hecho yo sola con aparatos y eso. El único orificio de mi cuerpo donde no ha entrado nada nunca es mi culo. Si quieres puedes inagurarlo...

  • ¡Que puta eres! Pero eso me gusta.

Me volteó poniéndome boca abajo, primero me lamió el ano, mi sonrosado ano. Mordio mis glúteos para luego meterme dos dedos. No pude evitar gritar ante aquello. Papá, sin contemplaciones se dedico a follarme el culo muy rápido, sin importarle el que me doliera. De todas formas el dolor solo fue temporal ya que me termino gustando y desde aquel día también uso mi vibrador en mi culo.

Esta historia es totalmente real. Chicos, quiero que me envíes fotos vuestras, lo que os ha parecido y lo que os gustaría hacerme al correo PUTAVARATA@terra.es

PD: quiero ver vuestras pollas y lo que os gustaría hacerme. Ah, las chicas también puede escribirme y mandarme fotos.