Confesiones de una perra salida, por Sylvia

Historias de Sylvia la putona.

Confesiones de una perra salida, por Sylvia

e-mail: sylviap69@yahoo.com

Me llamo Sylvia y vivo en Oviedo. Soy morena delgada de buen tipo ojos oscuros y grandes, piernas largas y culito redondito que a los hombres les encanta cuando me visto minifaldas. Suelo vestir bastante recatada ya que mi marido es muy celoso. Lo que os voy a contar sucedió un dia llendo a la oficina que cogi el autobús. Me sente cerca de la ventanilla y a mi lado se puso un caballero de unos 55 años. Era atractivo con sus sienes blancas. Yo llevaba puesto mi traje chaqueta de color marron parduzco, de minifalda plizada corta y de vuelo, al estar sentada la minifalda se subia hasta dejar ver muy arriba de mis perfectos muslos. El caballero no dejaba de mirármelos, yo lo notaba pero me hacia la distraida mirando por la ventana. De todas formas me resultaba excitante el saber que atraia a los hombres y que les ponia cachondos.

Al poco tiempo, y con algo mas de gente en el autobús, note su mano sobre mi muslo izquierdo. Me sobresalte y le mire, me sonreia, me dijo: tranuila preciosa, solo queria comprobar que estas piernas son d everdad no te enfades, y yo me quede callada y dejándole hacer. Volvi a mirar a la ventana mientras el volvia a poner su mano en el medio de mis muslos, acariciando por la parte interior de estos que es la mas sensible, la escitacion era terrible, por un lado me parecia una indecendia que un deconocoido me tocara y por otro empece a mojarme como una perra salida. Era como si el saber que el tio pensara que era un puta me pusiera caliente delante de la gáñete. Estaba mas caliente que en las folladas de mi marido.

Y en estos pensamientos, su boca empezo a susurrarme y a gemir junto a mi cuello y mi nuca, me moje muchísimo, sentia su respiración cachonda y sensual, su mano ya estaba dentro de la minifalda acariciando la tela del tanga y urgando por los bordes hasta rozar los pelitos de mi chocho. Yo estaba ya tan caliente y salidorra que fui abriendo las piernas cada vez más para facilitarle el manejo. Estaba completamente abierta de piernas, con sus dedos urgando en los pliegues demi coño, lo tenia super mojado, me bajo el tanga hasta las rodillas delante de la gente que no se percataba de nada, me subio la minifalda hasta la cintura quedando todos los pelos del coño a la vista y con sus dedos me pajeaba el chocho encharcado. Me decia, abrete bonita, goza mi dedo putita, ya veras como te gusta, disfruta mi paja y asi lo hice.

Me estuvo acariciando suavemente los labios del coño, metiendo un par de dedos en mi cueva y me pajeo suavemente, lo que me hizo tener un par de orgasmos que mi marisdo nunca habia conseguido lograr. Me ponia cachonda saber que un sdeconodico me estaba pajeando en un autobús de camino al trabajo. Me hizo levantar el culo y me consiguió pajear en los dos agujeros, un dedo delante y otro en el culo, lo que me puso aun mas caliente, ..., termine corriéndome y del orgasmo me mee en el asiento del autobús. Me dio vergüenza, me vesti, mientras el se levantaba y tras limpiarse en mis bragas se marcho. Yo sali detrás con las mejillas coloradas de la vergüenza y la calentura. Al llegar a casa por la noche, estaba tan caliente todavía, que le hice una mamada a mi marido hasta que se corrio en mi cara.