Confesiones de una infiel... cap 8
Quisiera pasar a relatar paso a paso cómo, cuándo y por qué empecé a serle infiel a mi marido... como intente hacerle cambiar y como finalmente, tras muchas experiencias, unas agradables y otras no tanto, llegue a aceptarme a mí misma tal y como soy... completamente infiel
Capítulo 8
La perfección no existe y menos en una relación… Manu, el pastelero, era cualquier cosa menos previsible y manejable… lo primero me gustaba… lo segundo, no tanto… le gustaba dominar las situaciones hasta tal extremo, que simplemente organizar una cita parecía una misión imposible…
Una noche, casi una semana después del polvazo en el obrador, conseguí que accediera a quedar conmigo para charlar en un tranquilo pub… allí le confesé que estaba casada, que ese y no otro era el motivo real por el que no podíamos quedar donde, cuando y como él quisiera… también le conté que llevaba tiempo siendo infiel a mi marido y que buscaba un amante fijo, que estaba cansada de follarme a tíos que me dejaban tan insatisfecha como mi propio marido…
Manu también se sinceró conmigo… me comento que trabajaba todas las noches, que nunca libraba por que la pastelería le pertenecía y no podía pagarse un ayudante… también me comento que se tiraba a su única empleada, la dependienta de la pastelería y que aunque iniciara una relación conmigo, seguiría tirándose a la dependienta y a todas las tías que pudiera…
Luego comentamos las condiciones de nuestra relación, aunque ciertamente, como me esperaba, para Manu la relación se basaba únicamente en su completo dominio y mi absoluta sumisión… no me costó aceptar, pues ya tenía muy claro por aquel entonces que disfrutaba mucho más cuando me dejaba llevar por alguien más dominante, aunque le puse varias condiciones, todas ellas relativas al nulo placer de las relaciones sadomasoquistas…
La “firma” del acuerdo fue allí mismo… para ello quiso comprobar mi grado de compromiso con nuestro pacto… primero me hizo ir al aseo para quitarme la ropa interior y al regresar, ponerme a mil por hora magreandome mientras me comía la boca… cuando excitada le pedí que me follara, se apartó de mí y sonriendo me pidió que me desnudara los pechos, que me abriera de piernas y me pajeara para el… el reservado donde habíamos charlado estaba en una esquina, pero la iluminación era normal y cualquiera que pasara hacia los aseos podría verme sin ninguna dificultad… aun así, cachonda como estaba, no dude en desnudar mis pechos y separar las piernas mostrándole mi entrepierna… nunca me había masturbado delante de nadie y quizás, junto con la morbosa situación de hacerlo en un local público, acelero en gran medida el desenlace, corriéndome casi en completo silencio acariciándome un pecho mientras me trabajaba el coño con dos dedos de la otra mano…
Cinco minutos más tarde me hacía tocar el cielo con la punta de mis dedos follandome violentamente en el aseo del pub antes de hacerme tragar su pollon hasta los cojones para descargar directamente en mi garganta…
No sé si sería correcto asegurar que en muy poco tiempo me volví adicta tanto a su polla como a el mismo… ciertamente, su pollon, me hacía perder el control en cuanto me penetraba, pero no es menos cierto, que su forma de tratarme y sobre todo, las imprevisibles pero morbosas situaciones que buscaba, eran realmente las que me excitaban…
Tras un mes viéndonos prácticamente a diario llegaron unos días de fiesta… Manu estaba cargado de trabajo y con mi marido librando en casa, era imposible quedar… acostumbrada a tener polla a diario, aquellos días se me hicieron eternos, a todas horas excitada recordando algunas de nuestras citas… de hecho, una noche, a punto de volver a correrme mientras me masturbaba frenéticamente, mi marido toco a mi puerta… seguíamos durmiendo separados pero seguía cumpliendo con mi deber conyugal una o dos veces al mes… como siempre, separe las piernas y deje que me penetrara… como siempre, el polvo no duro más de dos minutos… pero mi sorpresa fue mayúscula cuando por primera vez en todos los años de matrimonio, mi marido me hizo correrme antes de eyacular como siempre sobre mi vientre… sé que no fue gracias a el… sé que fue gracias a quedarme a las puertas del orgasmo antes de que entrara en mi habitación… pero aun así, me hizo ilusión… ya no podía decir nunca más que mi marido era incapaz de satisfacerme sexualmente… ¿O quizás sí?...
Pasadas las fiestas Manu me hizo desearlo aún más, posponiendo nuestra siguiente cita varios días más, citándome finalmente en su casa pues según me comento, me tenía reservada una muy placentera y nueva experiencia…
Simplemente por sorprenderle, me presente en su casa a la hora convenida vestida únicamente con un atrevido y sexi conjunto de ropa interior debajo del abrigo… zapatos de aguja… medias… liguero… un culotte transparente…un ajustado corpiño… no me dijo nada, pero sé que le gusto cuando me hizo caminar por todo el salón y girar varias veces sobre mi misma…
-¡Ni te imaginas como has acertado con este disfraz de zorra!- me dijo mientras me hacia las dos cosas previas que más me excitaban, esposarme las manos a la espalda y colocarme un opaco antifaz sobre los ojos, pues así nunca sabía que se proponía y tampoco tenía ninguna forma de evitarlo…
-¿Vienes con ganas de polla putita?- me pregunto… en vez de responderle, separe las piernas e incline mi cuerpo hacia adelante levantando el trasero como muda invitación para que lo comprobara, sintiendo como cerraba sus manos con tanta fuerza sobre mis nalgas que me obligo a ponerme casi de puntillas antes de encajarme toda su mano en mi entrepierna para hacerme suspirar abriéndome el coño con dos de sus dedos y seguidamente gemir acariciándome todo el coño con otros dos a través de la fina tela del culotte… -¡Tienes que relajarte putita… estas ya demasiado cachonda!- me dijo hundiendo sus dedos en mi sexo a través del culotte para llevarme en segundos hasta el deseado orgasmo…
Aquello me extraño… hasta aquel día siempre había sido al revés… me excitaba y me mantenía en un perpetuo estado de excitación, tanto para hacerme mucho más manejable como para proporcionarme después orgasmos aún más intensos…
Aun más extraño me resulto cuando tras quitarme el corpiño para desnudar mis pechos, también me quito las esposas, pasándome un brazo alrededor de la cintura para guiarme a ciegas hacia las habitaciones del piso superior… por supuesto que pensé que me llevaba a su habitación, la primera puerta a la izquierda, pero paso de largo y me hizo entrar en otra al fondo del pasillo…
Tras entrar y caminar unos pasos me hizo ponerme a cuatro patas y caminar así lentamente… mis manos tropezaron con algo metálico pero me hizo seguir avanzando un poco más antes de mandar que me detuviera… nerviosa y algo tensa, note como cerraba algo mullido en torno a uno de mis tobillos y después el otro… pero fue al notar como cerraba algo igual en torno a una de mis muñecas cuando no pude evitar preguntarle, -¿Qué… que haces?-… su maliciosa risita mientras cerraba otro igual sobre mi otra muñeca, no me tranquilizo… -¡Es un cepo de BDSM!- me dijo retirándome el opaco antifaz, añadiendo, -¡Por 400 euros y un poco de maña para anclarlo al suelo, tengo acceso libre para tirarme a mis putitas como quiera!-…
El artilugio en cuestión era un armazón de metal en forma de doble T con brazos regulables en cuanto a su extensión, al extremo de cada cual estaban las acolchadas abrazaderas con las que me sujetaba de brazos y piernas de tal manera que era imposible que me soltara a menos que el me lo permitiera… por si fuera poco, tenía otro soporte en sentido vertical con otro acolchado collar que Manu, muy sonriente, cerro sobre mi cuello antes de volver a colocarme el opaco antifaz…
Sin poder evitar estar algo tensa y nerviosa, simplemente con sentirme completamente inmovilizada y sin posibilidad alguna de negarme a nada de lo que se propusiera hacerme, note claramente como me excitaba de puro morbo… -¡Abre la boca putita!- me dijo… por supuesto pensé que quería meterme su polla y follarme a placer la garganta como tanto le gustaba hacerme y a mi tanto me excitaba, pero nuevamente me equivoque… en su lugar me metió algo en la boca que rápidamente me sujeto en la cabeza mediante una correa o algo similar… -¡Es solo un bocado de aro!- me dijo acariciándome el rostro con la mano, añadiendo, -¡No podrás hablar… pero podre hacerte tragar todo lo que quiera!-…
Ya se me habían pasado los nervios… estaba excitada… cada vez más… fue entonces cuando escuche como sonaba su teléfono móvil, como lo cogía y contestaba mientras escuchaba como salía de la habitación, -¡Si, venga… ya podéis subir todos… tengo a mi nueva putita bien empaquetada y dispuesta a todo!-…
Nerviosa es poco… ¿Con quién había hablado?... ¿Qué coño se proponían?... no podía hablar… no podía moverme… intentando en vano soltarme, escuche claramente el ruido del timbre de la puerta… me quede quieta… en completo silencio… el corazón se puso a latirme a mil por hora cuando escuche claramente una voz… luego otra… una carcajada… ruidos de pasos subiendo las escaleras… en el pasillo… la puerta abriéndose
-¡Hostia puta… menudo par de tetas que tiene tu putita!- fue la primera frase que escuche de una voz completamente desconocida… más pasos apresurados… más voces… una, dos, tres… tal vez cuatro… -¡No sé qué decirte… no parece que este por la labor!- escuche una voz por encima del resto… aun sin poder hablar y apenas moverme, era evidente que estaba intentando desesperadamente soltarme… -¡Es normal… no sabía nada de vosotros… pensaba que como siempre, me la tiraría yo solo!- escuche decir a Manu, para añadir, -¡Mirar… yo no obligo a nadie… la hacemos lo que os comente abajo… y si en diez minutos sigue con la misma actitud… cada uno para su casa!-… no tenía ni idea de que se proponían, pero todas las voces estuvieron de acuerdo…
-¿Mejor sin ropa, no, Manu?- pregunto alguien… -¡Quitarla las bragas… pero dejarla las medias y los zapatos!- contesto otra voz… alguien, creo que Manu, literalmente me arranco y destrozo las braguitas a tirones… -¿Empezamos o qué?- pregunto alguien… -¡Espera… creo que Fran está en el baño!- contesto otro… -¡Ya estoy aquí!- exclamo un minuto más tarde otra voz…
Un grito broto imparable de mi garganta al sentir como repentinamente derramaban algún tipo de líquido desde varios puntos sobre mi cuerpo… -¡Aceite!- pensé al sentir su dulzón olor… y seguidamente las manos… todas aquellas manos al mismo tiempo sobre mi cuerpo… esparciendo el aceite en todas direcciones… manos que se deslizaban lentamente sobre cada cm de mi piel con extremada suavidad… acariciándome… ninguno de aquellos extraños hablaba… solo se escuchaban sus agitadas respiraciones… y de vez en cuando el chapoteo del aceite en algunas zonas de mi cuerpo… manos acariciándome al mismo tiempo los hombros, la espalda, el vientre, los pechos, las nalgas y por supuesto toda la entrepierna… únicamente no sentía todas aquellas manos en la mayor parte de mis piernas y mis muslos, cubiertos por las medias... irremediablemente, a cada segundo más excitada, no tarde en empezar a desear que me las quitaran… mis pezones se endurecieron tanto que llegaron a dolerme… mi sexo empezó a inundarse y a chorrear mezclándose con el aceite… un dedo deslizándose dentro de mi culo… dos dedos más entrando y saliendo de mi sexo…
Imagino que fue Manu quien me quito repentinamente el bocado que amordazaba mi boca… solo entonces pude escucharme a mí misma gemir sin ningún control… desde luego, ellos también me escucharon… -¡Menuda zorra!- dijo alguien… estaba claro que ya no estaba nerviosa y que tampoco me negaba a nada, pero aun así Manu quiso asegurarse de que sus amigos entendieran que yo estaba allí por mi propia voluntad, preguntándome, -¡Tu dirás zorra… lo dejamos así… o prefieres seguir hasta el final!-… quise contestar pero solo surgieron de mi garganta inconexas palabras hasta que los dedos que me penetraban insistentemente por el culo y por el coño desaparecieron… -¡Follarme!- dije finalmente, añadiendo excitada como una perra, -¡Venga maricones… follarme… follarme de una puta vez!-…
Como me imaginaba, esperaba y deseaba, el primero en penetrarme fue Manu… me ensarto por el culo con su tremendo pollon antes de cerrar sus manos sobre mis caderas para empezar a darme de pollazos mientras varias manos seguían acariciando mis pechos y mi entrepierna… el primer orgasmo me hizo aullar y babear de placer delante de todos aquellos desconocidos, pero el segundo, mucho más intenso, me dejo como muchas otras veces al borde del ko, siendo el mismo Manu el encargado de reanimarme, pellizcándome con extremada rudeza mis erectos pezones mientras me hacía tragar su polla para follarme a placer la garganta antes de correrse sobre mi congestionado rostro, humillándome aún más delante de sus amigos al recoger con su polla los chorretones de lefa antes de hacérmelos tragar…
Sus amigos en cambio me decepcionaron bastante como amantes, aunque tengo que reconocer que el morbo de la situación de estar follando con varios tíos a la vez fue suficiente como para correrme dos o tres veces más, todas ellas mientras uno me follaba o sodomizaba y otro, al mismo tiempo, me follaba a placer la garganta… al final, todos me hicieron tragar sus pollas y sus corridas antes de que finalmente se marcharan, dejándome babeando de placer con la polla de Manu encajada entre mis nalgas…
No lo puedo asegurar, pero creo que todo aquello fue simplemente una prueba más a la que Manu me sometió para comprobar hasta donde estaba dispuesta a llegar y pese a los lógicos nervios iniciales, creo que pase la prueba con buena nota…