Confesiones de una infiel... cap 1
Quisiera pasar a relatar paso a paso como, cuando y por que empece a serle infiel a mi marido... como intente hacerle cambiar y como finalmente, tras muchas experiencias, unas agradables y otras no tanto, llegue a aceptarme a mi misma tal y como soy... completamente infiel
Capítulo 1
Mi nombre real no es relevante, mi historia si…
Me case muy enamorada con mi novio de toda la vida hace ahora cinco años… por aquel entonces, a mis 25 años, el sexo no era algo que formara parte de mi vida diaria… mi marido era y es una persona muy chapada a la antigua en el terreno sexual y nuestro polvo semanal consistía en hacerlo siempre igual, es decir, me penetraba en la postura del misionero durante dos o tres minutos como mucho, antes de correrse sobre mi vientre… a nivel personal, nunca llegue a disfrutar en las pocas ocasiones que estaba realmente excitada y la mayoría de ocasiones me parecía más un deber conyugal que otra cosa…
Dos años más tarde mi marido consiguió el deseado ascenso que llevaba tanto tiempo esperando… aquello propicio unos ingresos bastante más altos y lógicamente escalar posición en la vida social, es decir, cambio de residencia y de vecindario… por el contrario, mi marido pasaba cada vez menos tiempo en casa y no era extraño que estaría varios días fuera… yo me aburría cada día más y a los tres meses le propuse ponerme a trabajar… como imaginaba, me dijo que no, que si me aburría, que me apuntara a una autoescuela y me sacara de una vez el carnet de conducir o me apuntara al exclusivo gimnasio de la urbanización donde seguro que conocería otras esposas tan aburridas como yo…
Con tanto tiempo libre decidí matricularme tanto en una autoescuela como en el gimnasio de la urbanización, pues pensé ciertamente, que me convenía sociabilizarme un poco con la comunidad, repartiendo ambas actividades entre las mañanas y las tardes…
Aun hoy recuerdo mi primer día en el gimnasio… estaba nerviosa y después de cambiarme, incomoda, no estaba acostumbrada a aquellos pantalones tan ajustados de lycra o al top deportivo que me recomendaron comprarme… por aquel entonces siempre vestía como le gustaba a mi marido con ropa holgada que disimulaban mis curvas… quizás por eso me sorprendió tanto la reacción de los dos chicos que me cruce nada más salir del vestuario, notando como me ponía colorada como un tomate mientras sentía sus miradas recorriendo descaradamente cada cm de mi anatomía… acelerando el paso llegue hasta el gimnasio para acercarme hasta un monitor para que me diera una rutina de mantenimiento y luego me siguiera de maquina en maquina enseñándome su funcionamiento… al principio lo pase muy mal, tenía la sensación de que todo el mundo me miraba, pero después, cuando ya empezaba a darme cuenta de que la mayoría de la gente estaba a lo suyo, me fije en otro monitor que no me quitaba la vista de encima… al principio la situación me desagrado, pero luego empecé a experimentar unas sensaciones que creía pérdidas desde hacía muchos años, cuando sentía en las miradas de los hombres algo llamado deseo…
Aquella noche, sola en mi cama, recordé tiempos pasados, cuando regresaba a mi casa excitada después de estar con mi novio… solo que aquella noche, mientras mis manos recorrían mi cuerpo, mi mente no soñaba como antiguamente con los besos y caricias de mí ya marido, si no con la persistente mirada del desconocido monitor del gimnasio… el largo e intenso orgasmo me cogió tan desprevenida, que minutos más tarde me eche a llorar por sentirme culpable, pensando que había sido infiel a mi marido con el pensamiento… -¡Nunca más!- me dije antes de quedarme dormida…
Dos días más tarde regrese al gimnasio… no estaba nerviosa, más bien, al contrario, estaba mentalizada para permanecer indiferente ante la posible presencia del monitor, aun así, respire aliviada al no encontrarlo en las instalaciones, recogiendo mi rutina para empezar con los aparatos… llevaría más de media rutina cuando repentinamente apareció a mi lado en la máquina de abductores… -¿Qué tal lo llevas?- me pregunto buscando con su mirada la mía, -¡Creo que bien!- le conteste evitando alzar la vista, notando como se inclinaba a mi lado para repentinamente posar una de sus manos en la cara interior de uno de mis muslos mientras comentaba, -¡Tienes que notar como trabajan los músculos de la cara interior!-… aquel simple contacto me descoloco por completo… por supuesto que notaba como mis músculos trabajaban pero ciertamente notaba mucho más la calidez que me transmitía su mano y como aquel calor traspasaba la fina tela de lycra y ascendía con rapidez directamente hacia mi entrepierna… -¿Lo notas?- me pregunto notando con toda claridad cómo me miraba durante apenas un segundo la entrepierna, contestándole sin poder evitar mirarle a los ojos, -¡Si… si lo noto!- mientras sentía como mi sexo literalmente se encharcaba y mis pezones se ponían tan duros que incluso me dolían…
Tengo que ser sincera, cuando finalmente termine con la máquina de abductores estaba deseando que siguiera a mi lado y me acompañara a la siguiente maquina… -¿Qué tienes ahora?- me pregunto, -¡Prensa de piernas!- le conteste mirándole intensamente a los ojos, viendo como sonreía y me preguntaba con cierta sorna, -¿Sabes sola… o te hace falta ayuda profesional?-, contestándole, -¡Nunca está de más la “ayuda”… de un profesional!-… no había terminado de hablar y ya me había arrepentido…¡¡ estaba flirteando con el!!...
Ya estaba en la maquina subiendo el peso con mis piernas cuando regreso a mi lado y sonriendo me pregunto, -¿Sabes la función de esta máquina?-, contestando, -¡Creo que si… es para el “pompis”!-, escuchando como soltaba una carcajada y me decía, -¡Exacto… para el culo y los femorales básicamente!-, añadiendo con voz claramente más baja, -¡En tu caso no es necesario que hagas muchas repeticiones… tienes el culo perfecto… bien prieto y bien duro!-… no sé porque, no me puse colorada y sonriendo le conteste, -¡Gracias… el tuyo tampoco está nada mal!-… fue entonces cuando sucedió… miro a un lado y luego a otro antes de decirme mirándome directamente a los ojos, -¡Espérame esta noche en la parada del autobús sobre las once… nos tienen prohibido salir con nuestras clientas!-… luego se marchó sin esperar mi respuesta…
Dos horas… solo dos horas para decidirme… -¡Qué tontería… está claro que no voy a ir!- pensaba una y otra vez en mi casa… -¡Soy una mujer felizmente casada!- me decía… -¡Esto no me aporta nada!- me decía más tarde… todo en mi cabeza me decía una y otra vez que no acudiera a aquella cita y sin embargo todo mi cuerpo reaccionaba de la misma manera cuando recordaba sus miradas, sus sonrisas y por supuesto, su cuerpazo… llegue a la desierta parada del autobús casi corriendo… mire el reloj, las once y cinco… estaba angustiada de que algún conocido me viera y al mismo tiempo angustiada porque ya habría pasado a buscarme y no me habría encontrado… vi las luces de un coche acercándose… mire el reloj… las once y ocho… el deportivo negro paro a mi lado, -¡Vamos… sube…!- me dijo y con el corazón palpitándome a mil por hora entre en su coche y cerré la puerta…
No andamos mucho… un par de kilómetros… tal vez tres… hasta un oscuro y desierto polígono industrial… para cuando finalmente detuvo su coche frente a un grupo de árboles estaba segura de que no me había traído allí precisamente para hablar… el corazón casi se me sale del pecho cuando se giró hacia mí y sin mediar palabra, poso una de sus manos sobre mi nuca para tirar de mi cabeza al encuentro de la suya… -¡Estoy casada!- le dije… -¡Lo sé!- me dijo sonriente antes de pegar sus labios a los míos y notar como su lengua se abría paso para empezar a jugar con mis encías prácticamente al mismo tiempo que notaba su otra mano deslizándose bajo mi falda hasta alcanzar mis ya inundadas braguitas, dejando escapar un largo y prolongado gemido al sentir como deslizaba dos de sus dedos por encima de la fina tela de mis braguitas siguiendo el surco de mi raja, tardando apenas unos segundos en decirle, -¡Follame… si… follame…!-…
Ni tan siquiera se molestó en bajarme las bragas, sencillamente me las ladeo, antes de penetrarme para empezar a follarme… tres o quizás cuatro pollazos fueron suficientes para que por primera vez en toda mi vida me corriera mientras me follaban… esperaba que el monitor, como mi marido, se corriera enseguida, pero no ocurrió nada de eso, notando como cerraba sus manos con fuerza sobre mis nalgas empezar a darme de pollazos violentamente mientras me decía, -¡Toma polla zorra… toma polla…!-, notando como literalmente me quedaba sin aliento para empezar a gritar de placer segundos antes de volver a correrme, viendo como el monitor me la sacaba con rapidez, se quitaba el preservativo y alzándose se corría sobre mí todavía congestionado rostro y la camiseta que llevaba…
Al incorporarme no pude evitar fijarme en su polla… la había notado más grande que la de mi marido y efectivamente lo era, de echo incluso morcillona como estaba, era más grande y bastante más gruesa… -¡Déjame verte las tetas!- me dijo mientras me limpiaba la camiseta con unos kleenex… yo le mire extrañada… mi marido, apenas tardaba dos minutos en quedarse dormido según terminaba… me quite la camiseta y después el sujetador… -¡Menudo par de tetas!- me dijo alzando una de sus manos para empezar a acariciármelas, añadiendo, -¡Me imaginaba que estabas muy buena… pero no tanto…!-… ya fuera su mano, su mirada o sus palabras, lo cierto es que mis pezones no tardaron en estar de nuevo duros como piedras entre sus dedos… un incontrolable jadeo mío le hizo sonreír… -¡Estas muy mal follada para estar tan buena!- me dijo… sus palabras no me molestaron… -¡Acércate… cuanto antes empieces a comérmela, antes volveré a metértela…!- me dijo acariciándose la polla… me acerque y me incline hacia ella… nunca me había comido una polla y menos con claros restos de semen… la empuñe y lamí su glande… esperaba un sabor y un olor desagradables… ni uno ni otro… me pareció que no sabía a nada en particular y abriendo la boca empecé a comérsela… -¡Esta claro que no te has comido muchas pollas!- me dijo al poco rato… quise contestarle pero poniéndome la mano en la nuca no me dejo apartarme mientras me decía, -¡El secreto de una buena mamada es tragársela entera cada vez… o el máximo posible…!-, para seguidamente añadir mientras me tragaba toda su polla una y otra vez, -¡Así putita así… ya verás que rápido la sientes crecer y endurecerse!-… no mentía… cada vez me costaba más metérmela entera, pero contra mas polla tragaba, curiosamente, más me excitaba… de hecho, casi sin darme cuenta, deslice una de mis manos hasta mi entrepierna para acariciarme la raja por encima de las braguitas, empezando casi de inmediato a babear sobre su polla…
Cuando finalmente me aparto, me dijo mientras recostaba mi asiento, -¡Desnúdate del todo y ponte a cuatro patas!-… excitada, ni tan siquiera sentí un poco de vergüenza al colocarme a cuatro patas con toda mi entrepierna expuesta a su mirada, empezando a gemir completamente descontrolada nada más notar como me acercaba su polla para empezar a restregármela por todo el coño… me penetro repentinamente, sin previo aviso, hundiéndome toda su polla hasta los cojones, provocándome inmediatamente el orgasmo, notando como alargaba sus manos hasta mis pechos para acariciármelos con rudeza mientras empezaba a follarme… en aquella postura notaba mucho más su polla entrando y saliendo de mi encharcado coño, provocándome un placer hasta entonces desconocido, llevándome así con rapidez hasta el segundo orgasmo… todavía me retorcía de placer cuando se paró unos segundos, llevando sus manos desde mis pechos hasta mis nalgas para acariciármelas voluptuosamente mientras me decía, -¡Tienes un culito realmente increíble!- para seguidamente añadir, -¿Te han roto alguna vez el culo putita?-, -¡No… no… nunca…!- le conteste, notando mientras comenzaba a follarme de nuevo como posaba una de sus manos sobre mi trasero para repentinamente meterme un dedo profundamente por el culo y empezar a moverlo al mismo ritmo que su polla… nunca se me había ocurrido pensar en mi culo como en una zona erógena de mi cuerpo, quizás por ese motivo aquel extraño placer me cogió tan desprevenida que apenas tarde unos pocos segundos en anunciar mi siguiente orgasmo… según termine de correrme, el monitor me la saco, se quitó el preservativo y me acerco su polla a la cara… me imagine que quería correrse sobre mi rostro, pero me equivoque, pues empuñándola con una mano y sujetándome de la nuca con la otra, me la hizo tragar, cerrando sus manos como cepos sobre mi cabeza para empezar literalmente a follarme la garganta mientras decía excitado, -¡Así puta… toda… trágatela toda…!-, metiéndomela prácticamente hasta los cojones una y otra vez hasta terminar eyaculando directamente en mi garganta, obligándome a tragarme hasta la última gota… pensé que me desagradaría… pensé que quizás vomitaría… pero nunca me imaginé que podría gustarme tanto como para seguir comiéndome su polla hasta que perdió todo su vigor…
Más tarde, sola en mi casa, ningún remordimiento vino a mi mente… solo podía pensar que como había dejado pasar todos aquellos años sin experimentar todas aquellas placenteras sensaciones… me venció el sueño pensando que tenía que intentar convencer a mi marido para hacer cosas nuevas y experimentar nuevas sensaciones y placeres…