Confesiones de un dominante

La mayor parte del tiempo pienso en ella en lo que quiero que sienta y que descubra, miro y veo las posibilidades que su cuerpo brinda ¡son tantas las posibilidades! que creo que moriré un día sin terminar de darle todo lo que ella merece sentir.

___Confesiones de un dominante______

No siempre fui así como ahora soy, antes hace tiempo era bastante digamos "normal", aunque ¿quien dispuso lo que es normal y lo que no lo es?, es muy elástico decir lo que esta dentro de la normalidad.

Al decir normal me refiero a eso de encontrar una persona que se adhiera a tus formas y tu sentir, que ambos se reflejen en ese espejo que es la mirada, y que sin palabras sepan que comparten un mismo fin, una química como se suele decir, que este dentro de lo posible, en la interpretación de sentimientos y deseos comunes dentro de un orden, y de la dicha entre personas del sexo opuesto, y digo opuesto porque hasta ahora nunca me atrajo el mismo sexo, me considero heterosexual.

Soy una persona bastante intensa en mi forma de entender la relación hombre- mujer, sexualmente hablando digamos que soy ¡dominante! y como tal ejerzo. No soy ya ningún niño, en mi madurez se lo que quiero, y como desarrollar mi sexualidad dominante.

Es muy difícil encontrar la persona adecuada, que se complemente conmigo y que quiera compartir esa forma de amor y de entrega absoluta.

Tras algunas experiencias creí que tendría que desistir, pues las personas con las que he estado, no han sabido comprender la intensidad de mis sentimientos, y me dejaron atado al dolor, algunas con el corazón roto (ya que me ilusione), con que podría llegar a ser esa entrega absoluta entre los dos, pero más tarde me di cuenta de que no eran lo suficientemente buenas para la tarea que quería dar a mi vida.

La tarea no era otra que encontrar a una persona, con la que compartir todos los sentimientos que desde el corazón me nace, y que se acoplan entre dos personas, pero que yo además sé multiplicarlos al infinito a mi manera, a mi saber, y entender la sexualidad y el amor, con un ímpetu y un vigor que no todas comprenden, y que cuando empiezan a conocer se acobardan y te tachan de degenerado o desviado, sin dar oportunidad si quiera, a probar esas mieles de placer, que desde mis manos se vierten en pos de hacer sentir nuevas sensaciones, y de un conocimiento inimaginable del cuerpo, de la mente y del tiempo.

Aclarada la situación en que me encontraba ni que decir tiene la lucha que mí ser tenía, me sentía tan desdichado por no poder compartir mi corazón con nadie, que me deprimí muchísimo, hasta yo mismo dudaba ya de mi condición, la inseguridad se apodero de mi y me encerré en mi mismo, me aficione a los chats y desde ellos vivía ratos de placer con chicas, compartiendo sensualidad y porque no algunas veces sexo. Pero eso no llenaba el hondo pozo en donde se habían refugiado mis sentimientos, hasta el día que la conocí.

Para nada voy a decir como fue que la conocí, ni como es, ni como la voy dominando, o como por ejemplo se sume a mi persona solo voy a deciros lo que ella infunde a mi alma, a mi corazón, y a mi vida.

Día a día la voy amoldando a mis gustos, a mi forma la enseño a conocer su cuerpo y a disfrutarlo, y ella poco a poco se va entregando en ese placer que le muestro, algo que nunca pudo imaginar.

La miro como disfruta como sumisamente quiere más cada día y como me cuida y me ama ¡porque es amor lo que siente, y se esclaviza en su sentir cotidiano a mi persona!. Solo quiere complacerme en ese latir que desde su corazón, desde su alma se inclina hacía mí persona, para deleitarme con su mirada y sus formas, haciéndome sentir el ser mas dichoso de la tierra.

A veces la castigo o la hago esperar en la agonía de sentirme en su piel, pero se que en esa espera, hago que su deseo crezca y se multiplique. Y en ese gozo de verla pasionalmente entregada, caliente y mojada, sin saber que le haré (que en absoluto será lo que ella espera, sabiendo lo que ella quiere) y trato de transformar su deseo, haciéndole ver que no todo es como espera y que hay más y que en esa búsqueda ella gozará más del placer.

La mayor parte del tiempo pienso en ella en lo que quiero que sienta y que descubra, miro y veo las posibilidades que su cuerpo brinda ¡son tantas las posibilidades! que creo que moriré un día sin terminar de darle todo lo que ella merece sentir.

Llevarla al éxtasis eso es fácil, desearlo y hacerla sentir que casi llega, y no hacerla llegar y dejarla en ese regusto que la envuelve, y que yo disfruto desde mi mirada, y desde mi ser ¡eso no tiene medida! y hace que yo en ese momento este más atento aún de su goce, de su latir, de su respiración, de cómo se agita su vientre y como se contorsiona entre mis brazos, eso me hace sentir bien ¡la deseo tanto!. Cuando se da, cuando la entrega es total y absoluta (raras veces no lo son), pues ella sabe, que después de hacerla hacer esas cosas que en parte la hace sufrir, la acaricio de la forma mas dulce y tierna "ES SU PREMIO" y ahí es cuando ambos nos damos cuenta de la necesidad de todo lo que recurre en nuestro sentir.

Del porque de cada orden y de cada acatamiento ¡porque todo tiene un porque! Nada queda al azar todo es medido y meditado, desde mi mente a la suya y ella sabe, es receptiva a mis mandatos y se sume, se esclaviza a ellos con el corazón y el alma en vilo, siempre espera algo nuevo, se mortifica pensando con que la sorprenderé, y solo vive para hacerme gozar "NO SABE AÚN QUE MI GOZO ES VERLA GOZAR A ELLA".

Si verla, ver como se retuerce en ese placer descontrolado para ella, pero pensado y meditado desde mi mente, orgasmando una y otra vez sucesivamente sin que llegue a terminar y dejarla extasiada de placer entre mis brazos (o si quiero sola, sin tocarme solo mirándome y deseando que la toque) ver como la pasión la ahoga en un sentir inmenso que desborda todo razonamiento, y llevarla a la locura por un solo roce de mis manos o mi lengua, no hay nada mas satisfactorio para mi que verla gozar, ver como cierra sus ojos, como se pasea provocante, como acata y como se deja llevar, puede que al final ni siquiera entre, entre sus piernas, que ni siquiera la toque y que su deseo la haga llegar a limites insospechados, la marabunta de su mente es ilimitable y yo tengo la suerte de poseerla, de disfrutarla, de amarla y por supuesto de que ella me ame y me acepte en mi condición dominante.

Ha tardado en comprenderlo, pero ahora disfruta inconmensurablemente del sexo, se conoce mucho más y goza como jamás vi a nadie gozar, y yo me deshago por dentro mirándola y me extasió en este su goce que comparte con mi persona y que me hace tan feliz.

Cuando decido entrar dentro de ella y nos compartirnos interiormente, es como estar en el paraíso, como si Dios nos premiara con la felicidad eterna, y en ese acto la unión es perfecta, somos dos mitades que se complementan, que se sostienen, que se aman, y que en su aunamiento alcanzan la felicidad extrema.

Por eso vivo detenidamente cada segundo y la hago vivirlo, a cada milésima de este la enseño a que la espera no es desesperanza, si no un goce divino de parar el tiempo, para después dejarlo correr lleno de sensaciones, y dejar que estas se desparramen sin tapujos, sin costumbre, siempre distintas y a la vez cada vez mas placenteras.

Quizás os extrañéis que una persona dominante como yo, se confiese con estos sentimientos, pero que seria del bien sin el mal, del blanco sin el negro, de la felicidad sin la desdicha, todo tiene su contraste, y en ese contraste hago sublime la diferencia entre todos los sentidos. Porque sé y hago saborear las mieles de estos, la comparto con la persona que amo y que me hace tan dichoso.

Y en esta dicha voy elaborando una nueva meta cada día, la de poder hacerla más feliz, por ello desde que voy tomando conciencia del día no hago mas que inventar nuevas formas de goce para ella, la voy observando y en sus movimientos diarios veo la elasticidad de su cuerpo, sus movimientos y la textura de su piel, la llevo en mi mente y en mi va renaciendo un poderoso deseo que me lleva a pasearla en la agonía del placer.

En ese placer donde morimos y nacemos, cada vez que nuestras almas alcanzan el punto mas álgido, en el matiz claroscuro que existe entre la luz y las sombras de los sentidos.

Evelyn45